La Antigua Cisterna

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Ahora exploraremos tres viaductos que suministraban agua al Templo.

Desarrollar un sistema apropiado para el abastecimiento de agua siempre ha sido un desafío para Jerusalem.

A través de los siglos han sido construidos diferentes acueductos, piletas y cisternas para desviar, canalizar y conservar el agua para la ciudad y para el Templo. Ahora exploraremos tres acueductos que trajeron y conservaron el agua para la gente, para el Templo y para sus necesidades.

Primero, hay una antigua cisterna de agua Hasmonea. A continuación, un acueducto Hasmoneo que le llevaba agua a la cisterna que está cerca y por debajo del Templo. Y finalmente está la ‘Pileta Struthion’, que data del tiempo de Herodes.

A medida que seguimos a lo largo del ‘Túnel’ nos vamos acercando a la colina noroeste, en donde las calles comienzan a tener una pendiente ascendente. Aquí, al final del período del Primer Templo, fue construida una fortaleza llamada la ‘Baris’ o la ‘Torre de Jananel’, la cual es mencionada en el libro de Nejemías. La ‘Baris’ fue utilizada por los Hasmoneos como palacio. Las obras hidráulicas por debajo de la fortaleza fueron alabadas en el siglo tres AEC.

Bajo la fortaleza había cisternas que eran utilizadas por la gente de la fortaleza. Cuando Herodes agrandó el Monte del Templo hacia el norte, niveló la ‘Baris’ y excavó en los cimientos, nivelándola con el resto del Monte. Lo único que quedó de la ‘Baris’ fueron las cisternas de agua de abajo, las cuales Herodes continuó utilizando. Obviamente, el agua es una prioridad para hacer posible la vida en cualquier área, y mantener un abastecimiento constante de agua en Jerusalem siempre ha sido desafiante.

Herodes mantuvo parte de la cisterna como un depósito de aguas lluvia, pero cubrió el resto con la calle que corría paralela al muro. Para asegurar que la gente no se cayera a la cisterna, instaló una gran baranda. Aquí, a nuestra izquierda, están la cisterna y la baranda, y a nuestra derecha está la escalera original que conduce hacia el interior de la cisterna.

Mi mano se arrastra a lo largo de esta antigua baranda de piedra, cuyo borde se ha vuelto liso por las miles de manos que han pasado sobre él a lo largo de los siglos. La piedra fresca brinda un placentero contraste al calor del aire. El túnel se ensancha adelante nuestro y de repente nos detenemos asombrados. Nuestros ojos contemplan una calle completa, conservada perfectamente, con columnas, antiguo pavimento de piedras y canales de agua…

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