La arqueología y la Biblia

15/06/2022

14 min de lectura

¿Existe evidencia arqueológica que apoye a la Biblia?

"Los eruditos buenos y honestos continuarán difiriendo sobre las interpretaciones de los restos arqueológicos, simplemente porque la arqueología no es una ciencia, sino un arte. Y, en ocasiones, ni siquiera es un buen arte". William Dever, profesor de Arqueología y Antropología del Cercano Oriente, Universidad de Arizona.

Un artista manipula ciertos materiales, determinando cómo se verá el producto final. Dever, una de las voces más respetadas en el campo, no se refiere a la forma en que los restos arqueológicos son recuperados, sino a la forma en que uno interpreta el significado de esos restos.

Cuando se trata de interpretar los hallazgos de la era y de los lugares de la Biblia, las "diferencias" radicales en el estilo de interpretación se parecen más al arte de la guerra que al de la cultura. Por ejemplo, estas son las infames palabras que dieron lugar a una de las tantas batallas sobre la arqueología y la Biblia:

"Esto es lo que los arqueólogos han aprendido de sus excavaciones en la Tierra de Israel: Los israelitas nunca estuvieron en Egipto, no conquistaron la tierra en una campaña militar y no la dividieron entre las 12 tribus de Israel".

Zeev Herzog, profesor de arqueología y estudios del Cercano Oriente Antiguo, Universidad de Tel Aviv.

Herzog, así como otros arqueólogos considerados minimalistas bíblicos (o revisionistas, como los llama Dever), consideran que la Biblia tiene muy poco valor histórico. Los revisionistas, como Herzog y el Profesor Israel Finkelstein, intentaron hablar de forma grandilocuente a favor de toda la escuela de arqueología bíblica. Están tan convencidos de su postura que ignoran cualquier otro enfoque que no concuerde con el propio.

Si hay algo que hace hervir la sangre de Dever es cuando los revisionistas distorsionan la arqueología, disminuyendo su valor y burlándose de la integridad de todo su campo académico.

Los revisionistas descartan la mayoría de los aspectos históricos de la Biblia porque los consideran ficticios. Para ellos, el período patriarcal (Abraham, Itzjak y Iaakov) es pura imaginación, la historia de Iosef y el viaje a Egipto es un invento al igual que el Éxodo y las peregrinaciones por el desierto. La conquista, el asentamiento y la monarquía unida (Saúl, David y Salomón) son mera "propaganda", como expresó Philip Davies. Marit Skjeggestad, una revisionista escandinava, dijo que sobre la historia bíblica "el registro arqueológico es mudo".

Pero Dever considera que "en realidad el registro arqueológico no es para nada mudo. El problema es que algunos historiadores son sordos".

Entonces, volvamos a la evidencia.

El período patriarcal

Una de las asunciones del criticismo a la Biblia es que la Biblia fue escrita mucho tiempo después del período que describe. Específicamente, el argumento es que la Biblia fue escrita por lo menos 1.000 años después del Éxodo. Como resultado, los supuestos escritores de la Biblia, a quienes les resultó imposible conocer en detalle las normas culturales de 1.000 años antes, inevitablemente incluyeron muchos detalles anacrónicos. Esto sería como ver una película sobre la vida de los años 50 en la que los actores usan relojes digitales porque los escritores no hicieron una investigación adecuada.

Todo esto cambió con una paleada.

Muchos creyeron que una de las indicaciones principales de un anacronismo en la Biblia fue el camello. El Libro de Génesis informa que los camellos eran los animales de carga y transporte más comunes ya en el tiempo de Abraham, en el siglo XVIII AEC. Sin embargo, originalmente pensaban que los camellos no comenzaron a ser domesticados en Medio Oriente antes del siglo XII AEC. Este anacronismo era un claro indicio de que la Biblia había sido escrita posteriormente. O eso pensaban.

Todo esto cambió con una paleada. Descubrimientos arqueológicos recientes demostraron con claridad que el camello ya era un animal domesticado en el siglo XVIII AEC. Lo que se creía previamente que era una prueba contundente en contra de la Biblia, ahora es evidencia que la apoya.

El profesor Kenneth Kitchen, un egiptólogo (retirado) de la Universidad de Liverpool, señala que la venta de Iosef a una caravana de midianitas (a cambio de 20 piezas de plata) pudo haber sido un anacronismo de la Biblia, ya que 1.000 años después el precio de un esclavo era mucho más alto (inflación antigua). Sin embargo, el precio reportado en la Biblia coincide con precisión con el precio de mercado de los esclavos de la región en la época de Iosef. Esto es sólo un ejemplo que demuestra, de acuerdo con Kitchen, que "es más razonable asumir que la información de la Biblia refleja la realidad".

Más aún, encontramos que las descripciones detalladas de la corte del faraón y sus protocolos, como se describen en Génesis, son extremadamente fieles a ese período de tiempo. El nombre egipcio de Iosef, la ropa y las órdenes de la corte son afines a lo que entendemos en la actualidad que era la norma en ese momento y lugar.

La estadía en Egipto

¿Qué evidencia hay de la esclavitud judía?

El egiptólogo Sir Alan Gardiner dijo sobre la arqueología egipcia: "Nunca se debe olvidar que se trata de una civilización de hace miles de años, de la que sólo sobrevivieron unos pocos restos. Lo que se expone

orgullosamente como historia egipcia es meramente una colección de trapos y harapos".

Este registro arqueológico incompleto hace que un documento preservado del período de la esclavitud israelita sea aún más sorprendente. Conocido como el Papiro de Brooklyn (porque se encuentra en el Museo de Brooklyn), este documento describe nombres israelitas de la Biblia como esclavos domésticos: Asher, Isajar y Shifra. El documento también incluye el término "apiru", que muchos eruditos concuerdan que tiene una clara afinidad con el término bíblico "ivrim", que significa "hebreos".

La Biblia registra que los judíos construyeron las ciudades de almacenamiento Pitom y Ramsés. El arqueólogo austríaco Manfred Bietak logró identificar positivamente la ciudad de Pi-Ramese. La ciudad que él descubrió, data exactamente de la misma época de la estadía en Egipto, e incluso contiene muchos restos asiáticos (de origen canaanita) en el área de las residencias de los esclavos.

Los registros egipcios también cuentan que el faraón Ramsés II construyó una nueva capital llamada Pi-Ramese (la Casa de Ramsés) al este del delta del Nilo, cerca del área antiguamente conocida como Goshen, exactamente el lugar donde la Biblia ubica a los israelitas.

Además, el Papiro Leiden (otro documento egipcio de esa era) reporta que un oficial de la construcción de Ramsés II ordenó "distribuir raciones de granos a los soldados y a los apiru que transportaban piedras para la gran torre de Ramsés" (apiru, como dijimos, tiene relación con los hebreos).

El profesor Abraham Malamat de la Universidad Hebrea infiere de esto que los hebreos se vieron forzados a construir la ciudad de Ramsés. "Esta evidencia, en el mejor de los casos, es circunstancial, pero es todo lo que un historiador puede argumentar", señala Malamat.

El Éxodo y los viajes por el desierto

"Cuando el faraón dejó salir al pueblo, Dios no los llevó por la tierra de los filisteos, a pesar de que estaba más cerca, porque Dios dijo: 'No sea que el pueblo se arrepienta al ver guerra y retorne a Egipto'" (Éxodo 13:17).

El profesor Malamat explica la razón de este desvío: en ese momento de la historia egipcia, y por unos 200 años, hubo una red masiva y casi impenetrable de fortalezas situadas a lo largo de la ruta costera al norte del Sinaí camino a Canaán. Sin embargo, esas defensas no existían cerca del acceso a Egipto desde el sur del Sinaí, porque los egipcios consideraban que la ruta sur implicaba una muerte segura en el desierto.

Por lo tanto, Moshé les dijo a los israelitas que acamparan en un lugar que confundiría al faraón, para que los egipcios llegaran a la conclusión de que los israelitas "quedaron atrapados en la tierra, que el desierto se cerró ante ellos" (Éxodo 14:3). Esto, de acuerdo con Malamat, "refleja un punto de vista distintivamente egipcio que debe haber sido común en la época: en vistas de las fortalezas de la costa norte, cualquiera buscando huir de Egipto se vería obligado a desviarse hacia el sur, adentrándose en el desierto, donde muy probablemente moriría".

Más evidencia llega del monumento de una antigua victoria llamada "La estela del hambre". Aquí se registra una rebelión en la que una facción egipcia renegada sobornó a los asiáticos que vivían en Egipto para que los ayudaran. Aunque finalmente la rebelión fracasó, esto confirma que en el mismo período de tiempo, cuando los israelitas estaban en Egipto, era muy probable que los egipcios dijeran: "Vengan, seamos astutos contra él, no sea que se multiplique y suceda que si hay guerra, también él se una a nuestros enemigos y nos haga la guerra y suba de esta tierra" (Éxodo 1:10). "Eso es precisamente lo que ocurrió en el episodio registrado en La Estela del Hambre", afirma Malamat.

El criticismo bíblico viene del fallecido arqueólogo Gosta Ahlstrom. Él declaró: "Es muy claro que los escritores de la Biblia no sabían nada sobre los eventos en Palestina previos al siglo X AEC, y con certeza no sabían nada de la geografía de Palestina a fines de la Era de Bronce", la época que deambularon por el desierto y la subsiguiente conquista de la tierra de Canaán. ¿Cuál es la prueba de Ahlstrom? Él cita la lista bíblica de ciudades en la supuesta ruta que transitaron los israelitas inmediatamente antes de llegar al Río Jordán: Iyim, Divón, Almón-divlataim, Nevó y Avel Shitim (Números 33:45-50), y dice que la mayoría de esas ciudades no fueron encontradas, y aquellas que fueron excavadas no existían en la época que dice la Biblia.

Rutas geográficas inscriptas en el Templo de Amón, en Karnak, Egipto.

Sin embargo, las inscripciones de las paredes de templos egipcios dicen otra cosa. Es sabido que Egipto tenía muchos motivos para viajar a Canaán en esos días: comercio, explotación, conquista militar. Esas rutas están registradas en tres templos egipcios, enumeradas en el mismo orden que brinda la Biblia, y datan exactamente del mismo período de tiempo de la conquista israelita de Canaán.

Otro elemento de verificación externa es una inscripción antigua albergada en el Museo de Amán. Data por lo menos del siglo VIII AEC y fue encontrada en la aldea jordana Deir Alá, que en la época bíblica era territorio moabita. Esta inscripción cuenta sobre una persona llamada Bilam ben Beor, conocido por los locales como un profeta que recibía sus profecías durante la noche. Estas descripciones coinciden precisamente con el Bilam descrito en la Biblia (Números 21): su nombre completo, su ocupación y las profecías nocturnas. Y, por supuesto, Bilam era moabita.

¿Desde qué perspectiva?

La historia bíblica del Éxodo está llena de intervención divina en forma de impresionantes milagros: la partición del mar, la revelación en el Monte Sinaí, el pan que caía del cielo, etc. De acuerdo con la opinión de los críticos de la Biblia, la historia no es realista porque hay pocos registros de campamentos masivos de esa época, y es absurdo considerar que los israelitas tuvieran provisiones en el desierto para una población tan grande y durante tanto tiempo.

No encajar siempre en la visión académica, no es una impugnación a la Biblia.

Sin embargo, esta opinión debe ser vista desde su propia perspectiva. Los arqueólogos no están imputando a la Biblia, sino que encuentran inconsistencias con su propia versión reconstruida. La Biblia declara claramente que la comida, la vestimenta y la protección de los israelitas fueron provistas por Dios de forma directa. Que la Biblia no siempre encaje en la visión reconstituida de los académicos no constituye una impugnación a la Biblia.

En lo que respecta a los campamentos, en el desierto del Sinaí es prácticamente imposible encontrar rastros de grandes campamentos beduinos de hace 200-300 años. Entonces, ¿cómo se puede esperar encontrar restos de grandes campamentos de hace 3.000 años?

La conquista de Canaán

Durante la década del 80 era muy común la opinión que sostenía que las excavaciones en Jericó no habían logrado descubrir en el lugar una ciudad de la época de Iehoshúa.

Sin embargo, a principio de los 90, el Dr. Bryant G. Woods, en ese entonces de la Universidad de Toronto, reportó el hallazgo de sorprendentes restos de Jericó de la época de Iehoshúa. Él declaró que el error de las excavaciones anteriores fue que los arqueólogos estaban excavando en la sección equivocada del monte de la antigua Jericó.

Woods reportó el hallazgo de una capa de cenizas de un metro cubriendo toda el área excavada, clara evidencia de destrucción por fuego. Él descubrió también grandes depósitos secretos de trigo que apenas habían sido usados. Esto significa que la ciudad no cayó como resultado de la hambruna por un bloqueo, como se esperaría de una ciudad amurallada, sino después de un bloqueo muy breve. Todo esto concuerda con el relato en el libro de Iehoshúa. Además, el trigo era de la cosecha de la primavera; Iehoshúa conquistó Jericó inmediatamente después de Pésaj, la festividad de la primavera.

Respecto a la obra de Wood en Jericó, el Dr. Lawrence Stager, respetado profesor de arqueología en Israel de la Universidad de Harvard, dijo: "En general, la estimación arqueológica no es descabellada. Hay evidencia de destrucción y la fecha no es demasiado inexacta".

Es muy extraño que un arqueólogo afirme que "este es el mismo ítem del que habló la Biblia". Sin embargo, el Dr. Adam Zartal, presidente del Departamento de Arqueología de la Universidad de Haifa, quizás lo hizo. Iehoshúa 8:30-35 cuenta sobre el cumplimiento de la orden de Moshé de construir un altar en el Monte Eval (Deuteronomio 27). Zartal reporta que su equipo de excavación encontró ese altar. El lugar es correcto, la época es correcta y los huesos de animales son consistentes con las ofrendas bíblicas. Incluso el estilo del altar es correcto y con tanto detalle, afirma Zartal, que es casi idéntico a la descripción del altar del Templo descrita en el Talmud, un diseño exclusivamente israelita que ningún templo canaanita usó antes ni después.

"El silencio descendió sobre el mundo académico".

Zartal lamenta la respuesta de la comunidad arqueológica revisionista. "¿Qué ocurrió con la nueva acumulación de hechos que cité? Casi nada. Desde la aparición del informe detallado y de todos los artículos que publiqué sobre la excavación… el silencio descendió sobre el mundo académico".

Respecto al hallazgo de Zartal, el Dr. Lawrence Stager dijo: "Si hubo un altar de sacrificios en el Monte Eval, su impacto sobre nuestra investigación es revolucionario. Todos nosotros (los arqueólogos de la Biblia) tenemos que volver al jardín de infantes".

Aún inflexible

"Israel está devastada, su semilla ya no existe" la proclamación de victoria del faraón Mernepta inscripta en 1210 AEC.

Los revisionistas insisten en que no existió una entidad "Israel" por lo menos el siglo IX AEC. Sin embargo, una conocida inscripción egipcia de 1210 AEC identifica claramente un Israel en la tierra de Canaán como un pueblo que debe ser tenido en cuenta. La inscripción, que describe las victorias del faraón Mernepta en Canaán, dice: "Israel está devastada, su semilla ya no existe".

¿Cómo reaccionan los revisionistas a esta inscripción? La descartan, dice Dever: "La denigran como si fuese nuestra única referencia. Pero en la corte un testigo irrefutable es suficiente. En Canaán existía un pueblo que se autodenominaba Israel, por lo que los egipcios también lo llamaron Israel. Hay que tener en cuenta que los egipcios no fueron influenciados por la Biblia y no pudieron haber inventado un pueblo tan específico y único para su propia propaganda".

Todavía más: en el libro de Samuel leemos que los filisteos son expertos metalúrgicos, y en el libro de Jeremías dice que ellos se originaron en Creta. Ambos detalles respecto a los filisteos, que estaban fuera del mapa político del siglo IX AEC, fueron corroborados a través de la arqueología.

Más aún: Samuel I 13:19-21 registra que los israelitas se apoyaron en los herreros de los filisteos, y un "pim" que usaban en el proceso de afilado de las herramientas. Sin embargo, qué es un "pim"' era un misterio. Excavaciones recientes descubrieron un antiguo peso de moneda llamado "pim", que fue usado exclusivamente durante el período del asentamiento israelita y, aparentemente, era el pago por el servicio de afilado. Dever propone: "¿Es posible que un escritor en el siglo II AEC supiera de la existencia de esas pesas "pim" que… supuestamente desaparecieron cinco siglos antes de su época? Eso no es posible".

Además, en las regiones montañosas de Judea y Samaria (el centro de la antigua Israel) se encontraron aproximadamente 300 pequeñas aldeas agrícolas construidas entre los siglos XIII y XI AEC, el período en que los israelitas conquistaron la tierra. De acuerdo con Dever, esto representó un gran incremento en la población que no surgió de la población nativa. Él escribe: "Un aumento poblacional tan dramático no puede ocurrir de forma natural, mucho menos posicionando pequeños grupos de nómades que se asientan en diferentes lugares. Una gran cantidad de personas debe haber migrado de otro lugar, con una fuerte motivación para colonizar una franja poco poblada de la región urbana de Canaán, en declive a finales de la Edad de Bronce tardía". A eso hay que sumarle que la estructura de las casas era especial y coincidía con las descripciones en los libros de Jueces y Samuel, así como la ausencia de restos de cerdos entre los huesos de animales encontrados en el área, ya que sólo los judíos tenían una dieta libre de cerdos.

David y Salomón

Algunos revisionistas arqueológicos creyeron haberle asestado un duro golpe al ego del nacionalismo israelí y al orgullo judío cuando declararon que la monarquía unida de David y Salomón era "propaganda ficticia de los antiguos escritores de la Biblia".

Veamos la evidencia.

Vista aérea de las ruinas de la montaña de la antigua Meguido en el Valle de Jezreel.

La Biblia relata que el Rey Salomón renovó tres ciudades: Jatzor, Meguido y Guézer, para que sirvieran como cuarteles para su caballería. Los arqueólogos descubrieron puertas con un diseño idéntico a las de esas ciudades que datan de la época de Salomón. El prestigioso arqueólogo israelí Amijai Mazar escribió: "Las puertas de la ciudad de Meguido, Jatzor y Guézer eran… una viva ilustración de una operación centralizada de construcción por parte del reino que, en base a argumentos arqueológicos y a referencias bíblicas, puede atribuírsele a Salomón".

El profesor Israel Finkelstein, un revisionista, teorizó un sistema de fechado diferente de acuerdo al cual la construcción de las puertas ocurrió 100 años después de la época de Salomón. Sin embargo, dice Dever, este nuevo sistema de fechado "no está aprobado oficialmente por ningún otro arqueólogo reconocido".

Tel Dan contiene la primera referencia a la "Casa de David" fuera de la Torá.

Existe más evidencia de David y Salomón, conocidos bíblicamente como los "fundadores de la casa de David" (refiriéndose a la dinastía de reyes que comenzó con David). En el norte de Israel, en la antigua Tel Dan, el arqueólogo Abraham Biran descubrió una inscripción de victoria que data del siglo IX AEC. Un rey vecino, al describir sus victorias sobre Israel, escribe con términos inequívocos las frases "Rey de Israel" y "Beit David" (Casa de David).

Además, otra inscripción de una victoria foránea sobre Israel es la Mesha o Piedra Moabita, que data del siglo IX AEC y se encuentra albergada en el Museo del Louvre en Francia. El erudito francés Andre Lemair estudió la inscripción y concluyó que la frase "Casa de David" también aparece allí.

El ferviente revisionista Dr. Philip Davies se esforzó valientemente para afirmar que las lecturas son ambiguas. Sin embargo, en las palabras de Anson Rainey:

"Como alguien que estudia inscripciones antiguas en el original, tengo la responsabilidad de advertir al público no especializado que la nueva moda (el revisionismo) representada por Philip Davies y sus seguidores es meramente un círculo de aficionados. Su opinión respecto a que ninguna parte de la tradición bíblica es anterior al período persa, especialmente su negación de la existencia de la monarquía unida, es producto de su vana imaginación. El nombre 'Casa de David' en las inscripciones de Tel Dan y Mesha son una sentencia de muerte a su presunción engañosa. La erudición e instrucción bíblicas debe ignorar por completo la escuela (revisionista). Ellos no tienen nada que puedan enseñarnos".

La maniobra evasiva de Davies también fue demasiado para Dever, quien dijo que "es un ejemplo de lo lejos que están dispuestos a ir los eruditos para evitar lo obvio cuando eso no les complace". Debemos señalar que la inscripción en Tel Dan fue encontrada poco después de que Davies publicara su principal obra revisionista sobre la no existencia del Rey David y la monarquía unida.

Los revisionistas también argumentaron en contra de la conquista del Rey David de la ciudad de Jerusalem y del importante edificio de Salomón en la ciudad, debido a la carencia de restos arqueológicos de ese período de tiempo.

Decididos a desenmascarar la ideología de los demás, ellos mismos se volvieron ideólogos.

La arqueóloga Jane Cahill explica la ausencia de estructuras. En la antigua Jerusalén, debido a sus cumbres angostas y empinadas colinas, no se podía construir sobre los restos de estructuras preexistentes como se haría en tierra llana. En cambio, era necesario desmontar por completo la estructura de piedra hasta la roca madre, con el fin de obtener un cimiento firme y comenzar de nuevo. Jerusalem también fue intensamente explotada como cantera por los romanos y los bizantinos. Esto "sólo implica que el registro arqueológico no fue suficientemente preservado", afirma Cahill.

Mientras tanto, los arqueólogos Rony Reich y Eli Shukrón desenterraron los restos de un muro de defensa en Jerusalem previo a la época del Rey David. Ellos también encontraron una pequeña cantidad de torres que protegían el manantial Guijón, cuya construcción data de la época de Abraham.

Conclusión

Dever resume la actitud de los eruditos objetivos:

"En mi opinión, la mayoría de los revisionistas ya no son eruditos honestos que sopesan toda la evidencia, tratando de ser historiadores objetivos y rectos, buscando la verdad. Decididos a desenmascarar la ideología de otros, ellos mismos se convirtieron en ideólogos. Los revisionistas y los posmodernos son peligrosos porque crearon una suerte de relativismo (una actitud de todo vale) que hace que la investigación seria y crítica sea difícil, si no imposible".

Entonces, ¿en qué quedamos?

El profesor Adam Zartal, director del Departamento de Arqueología de la Universidad de Haifa, dice sobre la arqueología y la Biblia:

Después de años de investigación, creo que es imposible explorar el origen de Israel sin la Biblia. Al mismo tiempo, la investigación debería ser lo más objetiva posible. La Biblia debería usarse con cuidado y criticismo. Pero una y otra vez hemos visto el valor histórico de la Biblia. Una y otra vez vimos que en sus narrativas se conservó una memoria precisa, esperando ser desenterrada y expuestas por los trabajos del campo arqueológico y las mentes críticas.

Deja que mi pueblo sepa.

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