La campaña soviética para eliminar Pésaj

3 min de lectura

En la década de 1920 publicaron "Hagadot Rojas" con el objetivo explícito de reemplazar la creencia en Dios con la fe en la Rusia comunista.

Uno de los episodios más inusuales en la larga historia de persecución antisemita es la campaña antijudía soviética de la década de 1920. Utilizando a judíos conversos al nuevo mesianismo secular conocido como el comunismo, y bajo el liderazgo de un ex rabino, Shimon Dimanshteyn, los soviéticos se embarcaron en una extraña pero creativa campaña de propaganda antijudía.

Cubierta de la edición de otoño de "Der Apikoyres", Kiev 1923

Parte de esta campaña tuvo expresión a través de los medios tradicionales; por ejemplo, la versión judía de la revista en ruso Bezbozhnik (literalmente: "El ateo"), publicada en ídish bajo el apropiado título talmúdico Der Apikoyres ("El hereje"). La juventud comunista fue alentada a organizar bailes de Iom Kipur con elegantes comidas y a poner en escena obras antijudías. Reconociendo la fuerza que tenía la religión sobre los judíos soviéticos, la sección judía del partido comunista (yevsektsiia) también intentó convencer a la población capturando y transformando las tradiciones y los textos judíos, incluyendo la Hagadá de Pésaj. Las llamadas "Hagadot Rojas" fueron publicadas en la década de 1920 con el objetivo explícito de reemplazar la creencia en Dios con la fe en la Unión Soviética, y ellas son el objeto de un estudio publicado por la Dra. Anna Shternsis de la Universidad de Toronto.

"Este año, tenemos una revolución en esta tierra. ¡El próximo año tendremos una revolución mundial!"

El texto tradicional que se leyó en las mesas del Séder generación tras generación, dice: "Fuimos esclavos del Faraón en Egipto, pero Hashem nuestro Dios nos sacó con mano fuerte y brazo extendido. Si el Santo, Bendito sea, no hubiera sacado a nuestros ancestros de Egipto, nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos seguiríamos siendo esclavos del Faraón en Egipto".

Ilustración de la cubierta de una Hagadá Roja, por Alexander Tyshler, Moscú 1927

La Unión Soviética, oficialmente atea, no podía tolerar ese párrafo, por lo que en cambio el texto de la Hagadá Roja decía: "Fuimos esclavos del capitalismo hasta que Octubre (la forma abreviada en que los rusos se referían a la Revolución Comunista de 1917) nos sacó de la tierra de explotación con mano fuerte. Si no fuera por Octubre, nosotros y nuestros hijos seguiríamos siendo esclavos". En vez de describir cómo Dios destruyó al ejército egipcio, la Hagadá soviética describe el éxito del Ejército Rojo; en vez de lavarse las manos por pureza ritual, el texto comunista elimina "costumbres y leyes rabínicas, ieshivot y escuelas que oscurecen y esclavizan al pueblo".

Al concluir el Séder, los judíos proclaman: "Este año estamos aquí, ¡el próximo año en Jerusalem!". Siguiendo la Hagadá Roja, los participantes del Séder deben pronunciar: "Este año, tenemos una revolución en esta tierra. ¡El próximo año tendremos una revolución mundial!".

Para 1930, Joseph Stalin, el líder soviético claramente antisemita, perdió la paciencia con los esfuerzos de propaganda quijotescos y típicamente infructuosos de la yevsektsiia. Bajo su influencia, los ataques contra los judíos y el judaísmo se volveiron mucho más despiadados y mortales. Incluso celebrar un Séder de Pésaj sovietizado era peligroso. De esta forma comenzó una fase de persecución que lamentablemente es conocida por quienes estudian la historia judía.

El movimiento juvenil comunista organizó la distribución del jametz prohibido en el primer día de Pésaj.

Sin embargo, las Hagadot Rojas de la década del 20 dan testimonio de un período inusual cuando la discriminación abierta del gobierno era un poco más templada. En su investigación, la Dra. Shternsis transcribe los recuerdos de infancia de Samuil Gil, quien recordó cómo el Komsomol (el movimiento de la juventud comunista) organizó la distribución del jametz prohibido el primer día de Pésaj. "Nos dieron la tarea de ir a los hogares judíos y arrojar un pedazo (de pan) por la ventana de diez casas diferentes. El que lo hiciera más rápido recibiría un premio. Nosotros disfrutamos mucho del juego, especialmente cuando las mujeres ancianas salían corriendo furiosas de sus casas y nos perseguían gritando '¡apikorsim!' (herejes). Nos sentíamos como héroes de la Revolución, y estábamos muy orgullosos. Sin embargo, por la noche todos regresábamos a nuestros hogares y celebrábamos el Séder tradicional con todos sus rituales".

La experiencia de Gil, específica a las inusuales condiciones de Ucrania en los años 20, también ilustra el patrón eterno de la historia judía: "En cada generación alguien se levanta para destruirnos, pero Dios nos rescata de sus manos". Tal como esto se ha confirmado, que también la conclusión de la Hagadá se transforme en nuestra realidad colectiva: ¡el próximo año en Jerusalem!

Haz clic aquí para comentar sobre este artículo
guest
0 Comments
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
EXPLORA
ESTUDIA
MÁS
Explora
Estudia
Más
Contacto
Lenguajes
Menu
Donar
Únete a nuestro newsletter
Redes sociales
.