La comunidad judía de Gibraltar – pasado y presente

29/08/2022

10 min de lectura

La historia y la comida de esta singular comunidad judía.

La comunidad judía de Gibraltar

¿Sabías que durante muchos siglos existió una próspera comunidad judía en Gibraltar, el territorio británico en la punta de la Península Ibérica? Incluso cuando los judíos fueron expulsados de España, la pequeña Gibraltar siguió albergando una próspera comunidad sefaradí que vivía en armonía con sus vecinos no judíos. Hoy, esa comunidad combina influencias de la España previa a la inquisición, de Marruecos e incluso de Gran Bretaña, creando un singular estilo de vida y, obviamente, una cultura culinaria única.

Cuando pensamos en la historia de los judíos en la Península Ibérica, nuestros primeros pensamientos probablemente sean respecto a la persecución de la inquisición española que culminó en 1492 con la expulsión de los judíos de España. Pero hay otra historia más feliz de una comunidad judía en Iberia a la que le permitieron vivir y seguir su religión durante siglos en armonía con sus vecinos cristianos y musulmanes: la historia de los judíos de Gibraltar. Incluso en la actualidad, hay en Gibraltar una comunidad pequeña pero bien establecida, y entre sus miembros cuentan con algunos de los ciudadanos más prominentes del territorio.

Vista desde la cima del peñón.

Una estrecha península en la punta de Iberia, Gibraltar guarda la única entrada al Mar Mediterráneo desde el Océano Atlántico. Como tal, el territorio tiene gran importancia estratégica desde la antigüedad. De hecho, en la mitología griega, esta área es el sitio de las Columnas de Hércules, es decir, por donde el héroe griego pasó por el Monte Atlas para crear el estrecho que separa a Europa de África.

Probablemente Gibraltar hoy es más conocida por una de esas columnas mitológicas, el Peñón de Gibraltar. El peñón es una masiva formación de piedra caliza de más de 400 metros de altura que se eleva sobre el estrecho de Gibraltar y donde se albergan los traviesos monos Berbería, los únicos monos salvajes que viven en Europa. Alrededor del peñón hay una comunidad de unas 30.000 personas, entre ellas aproximadamente 850 judíos, que habitan en esta curiosa y pequeña península.

Gibraltar es uno de los pocos puntos que quedan de lo que una vez fue el gran imperio británico. España cedió Gibraltar a Gran Bretaña en 1713 con el Tratado de Utrecht, y desde entonces fue un foco de discordia entre las dos naciones. Hoy, Gibraltar se designa oficialmente como territorio británico de ultramar con un parlamento y un gobierno local que se encarga de todos los asuntos internos. España puede desear que sea de otra manera, pero el pueblo de Gibraltar reafirmó en muchas ocasiones su deseo de seguir siendo británico.

Como pueden imaginar, a lo largo de los siglos, la suerte de los judíos de Gibraltar dependió de qué nación, España o Gran Bretaña, controlara el territorio. Después de la Expulsión de 1492, los judíos no tuvieron permitido vivir en ninguna parte de la Península Ibérica. Mientras Gibraltar fue español, esa prohibición permaneció en rigor. La hostilidad española hacia los judíos fue tal que incluso cuando cedieron el control de Gibraltar a los británicos, la Corona española especificó como condición del tratado que no se permitiría a ningún judío vivir en Gibraltar.

Los británicos pueden haber tenido la intención de cumplir con esa condición, pero la necesidad intervino. Obligados a depender de las fuentes locales para tener suministros, y ante la imposibilidad de comerciar con su enemigo (España), las fuerzas de ocupación británica en Gibraltar se dirigieron a Marruecos, al otro lado del Estrecho. Los mercaderes y comerciantes judíos del norte de Marruecos, descendientes de los judíos ibéricos que huyeron siglos antes de la inquisición, y que estuvieron más que felices de abastecer al ejército británico. Lentamente, a medida que se desarrolló esta relación comercial, los judíos comenzaron a establecerse en Gibraltar, lo que en cierta forma era como volver a casa, a pesar de la prohibición oficial.

Enfurecidos por muchas violaciones al tratado, los españoles intentaron recuperar el control de Gibraltar en 1727, pero su sitio a la península no tuvo éxito. Envalentonados, en 1729 los británicos llegaron a un acuerdo con el sultán de Marruecos permitiendo que los súbditos judíos el sultán pudieran residir legalmente en Gibraltar, pero no contaron a los judíos en el censo oficial. En 1749, los británicos dieron oficialmente a los judíos el derecho de establecerse en la isla de forma permanente y llegó a la colonia un Rabino de Londres para establecer una congregación y construir la primera casa de culto judía. En ese momento vivían en la colonia aproximadamente 600 judíos, en su mayoría de ascendencia hispano-marroquí. En muchos casos, los descendientes de esas familias siguen residiendo en Gibraltar hasta la actualidad.

Así comenzó una era de estabilidad y prosperidad casi ininterrumpida para los judíos de Gibraltar. Los judíos españoles que se asentaron en Gibraltar durante esa época habían permanecido en cierta medida insulares durante sus siglos de exilio en Marruecos, conservando su idioma, sus costumbres y, por supuesto, sus comidas. Así que en muchos aspectos la comunidad judía de Gibraltar de los siglos XVII y XVIII era casi una recreación de la judería española previa a la inquisición.

Una de las características de esta antigua comunidad sefaradí era su disposición a interactuar con los no judíos, mientras en privado seguían manteniendo sus observancias. "El judaísmo [en Gibraltar], al igual que en la Antigua España, y tal como en Marruecos antes de la década de 1960, era una forma de comportarse en lugar de ser un conjunto de leyes", explica Rajel Benaim-Abudarham, periodista norteamericana de origen marroquí-gibraltareño, que vivió y trabajó en la península. (Benaim-Abudarham está casada con un gibraltareño de una prominente familia judía que al igual que la suya estuvo en Gibraltar durante siglos, por lo que sus lazos con Gibraltar son muy profundos).

A lo largo de los siglos XVIII y XIX, la comunidad judía de Gibraltar continuó creciendo y los líderes de la comunidad construyeron otras tres sinagogas. A mediados del siglo XIX, la población judía alcanzo su punto máximo de entre 1.500 y 2.000 personas, un porcentaje sustancial de la población total. Con judíos, cristianos y musulmanes viviendo en relativa armonía, el Gibraltar de los siglos XVIII y XIX era una sociedad tolerante y multicultural, y los judíos ocupaban muchos puestos prominentes en la política y el comercio. Los judíos de Gibraltar llevaron con ellos desde Marruecos "una convivencia, o una armonía intercultural e interreligiosa, donde las personas vivían juntas, conectadas y trabajando juntas, pero manteniendo sus propias identidades independientes", explico Benaim-Abudarham.

A pesar de este largo período de calma y prosperidad, la comunidad judía de Gibraltar no pudio escapar de los sacudones del siglo XX. Como la mayoría de los civiles, los judíos de Gibraltar fueron evacuados durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el territorio fue un importante punto estratégico para los Aliados. La mayoría de los evacuados se reubicaron en Gran Bretaña. Después de que terminara la guerra, algunos gibraltareños, entre ellos muchos de los judíos, decidieron quedarse en Inglaterra o emigrar a los Estados Unidos debido a las pobres condiciones de la península, lo que llevó a un declive de la población judía desde sus días de oro apenas un siglo antes.

A pesar de la disminución numérica, la comunidad judía de Gibraltar siguió teniendo prominencia en los asuntos del territorio durante el siglo XX. Sir Joshua Hassan, el más conocido político de Gibraltar, el arquitecto del movimiento hacia una mayor autodeterminación dentro de Gibraltar, y su primer Primer Ministro, fue judío. Salomón "Mami" Levy, fue otro destacado líder cívico judío. Levy no sólo fue el director de la Asociación de la Comunidad Judía durante muchos años, sino que también ocupó el puesto (en gran medida sólo ceremonial) de alcalde en el 2007 y antes de su fallecimiento en el 2008.

Hoy, la comunidad judía de Gibraltar sigue siendo pequeña (menos de 1.000 personas), pero va creciendo gracias a la emigración, en especial desde Gran Bretaña, y también por la tasa de nacimientos. En un lugar tan pequeño, una comunidad de ese tamaño representa un 2% de la población general de Gibraltar. A pesar de su modesto tamaño, la comunidad judía de Gibraltar cuenta con una impresionante infraestructura, con cuatro sinagogas activas (todas ortodoxas), escuelas judías, una mikve y negocios y restaurantes kasher.

La vitalidad y prominencia de la comunidad judía de Gibraltar es evidente para los visitantes. El Rabino Max Weiss del Templo de Oak Park en Illinois visitó Gibraltar en el 2015 como parte de un viaje de la congregación a España y se impresionó por la visible presencia judía en el lugar. "Cuando llegas… y caminas hacia las tiendas que bordean la plaza, una de las primeras cosas que notas es que muchas tienen mezuzot en las puertas", señaló Rav Weiss. "Es una comunidad judía muy vibrante y activa". Todavía más, los judíos de Gibraltar no hacen ningún esfuerzo para ocultar su fe. "Allí los judíos no ocultan quiénes son. No llevan gorras de béisbol. Llevan cosas que los identifican culturalmente" aseguró Rav Weiss. Dada la historia de tolerancia y aceptación en Gibraltar, este nivel de seguridad no es sorprendente, pero contrasta con lo que ocurre en otras partes de Europa continental, donde muchos judíos evitan las manifestaciones externas de su fe.

Hoy, los judíos de Gibraltar no sólo viven en una famosa encrucijada de civilizaciones, sino que la comunidad misma se encuentra en una encrucijada. Hasta la década de 1990, la comunidad judía de Gibraltar era relativamente homogénea: casi todos eran sefardíes y marroquíes. Eso ya no es así. “En los años 90”, explica Benaim-Abudarham, “hubo una integración con la comunidad judía británica, concretamente de Manchester y luego con Londres”. Los judíos gibraltareños comenzaron a asistir a escuelas ortodoxas ashkenazíes en Inglaterra y los líderes judíos de Gibraltar empezaron a traer maestros ashkenazíes de Inglaterra. Según Benaim-Abudarham, estas influencias “han hecho que la comunidad no sea más observante, sino más observante de la halajá de la manera con la que están familiarizados los ashkenazíes”.

Estos cambios recientes en la comunidad judía han generado cierta tensión respecto a cómo se educa a los niños y cómo acomodar al creciente número de ashkenazíes en Gibraltar. “Gibraltar es probablemente la única comunidad de mayoría sefardí que queda en el mundo”, declaró Benaim-Abudarham. “Es el único lugar donde la gente puede ser sefardí sin tener que conformarse de alguna manera con los dictámenes de los ashkenazíes”.

Quienes han vivido en Gibraltar durante generaciones, obviamente se muestran reacios a cambiar su preciada forma de vida, lo cual en cierto modo es el último vestigio de la judería española previa a la inquisición. Pero al mismo tiempo, los judíos de Gibraltar quieren ser parte de la judería global y mantener sus conexiones con la gran comunidad judía británica, que es ashkenazí. Un número cada vez mayor de familias de Gibraltar incluye miembros ashkenazíes y sefaradíes. Esta tensión ha llevado a una especie de "crisis de identidad", según Benaim-Abudarham. "Todos se llevan bien y todos son amigos, porque este lugar realmente es muy pequeño. Pero ahora constantemente se habla sobre el futuro y cómo será aquí la vida judía".

Sin embargo, en términos culinarios, la comida judía de Gibraltar es principalmente sefaradí, o para ponerlo de forma más específica: español-marroquí con un buen toque británico. Toda la cocina gibraltareña naturalmente se vio influenciada por la historia de aislamiento y penurias del territorio. Justin Bautista, un bloguero culinario de Gibraltar, señala que "Gibraltar se vio afectada por asedios, hambrunas y evacuaciones que afectaron en gran medida la forma en que las familias compartían las comidas y obtenían los ingredientes. Las comidas tradicionales incluyen muchos guisos baratos y alegres". La comunidad judía de Gibraltar cuenta con su propia versión del cholent, conocida como adafina, que combina garbanzos, carne de res, arroz, huevos, papas y especias en una gran cacerola que se cocina a fuego lento durante la noche del viernes para que este lista para el almuerzo del Shabat.

La cocina judía de Gibraltar no es picante, pero contiene muchas especias típicas de la comida hispano-marroquí, como pimentón, cúrcuma, jengibre y comino. El cuscús es otra comida típica marroquí tradicional entre los judíos de Gibraltar, especialmente cuando se lo combina con carne de res o cordero. Según Benaim-Abudarham, en Shavuot a menudo comen cuscús.

También es bastante tradicional el pescado frito, lo cual no es sorprendente teniendo en cuenta que el amor británico por el pescado y las papas fritas tiene origen judío.

Pero cuando los judíos de Gibraltar hacen pescado frito, le agregan sus especias para crear una fusión única española-marroquí-británica. De hecho, Benaim-Abudarham señala que lo que quizás sea más distintivo de la cocina judía gibraltareña es cómo toman un plato típico británico, como el Pastel de carne, y le agregan especias marroquíes.

Los postres y pasteles que disfruta la comunidad judía de Gibraltar, "son de naturaleza muy marroquí", afirma Benaim-Abudarham, incluyendo muchas clases diferentes de rosquillas fritas. La panadería Amar, uno de los restaurantes kasher de Gibraltar, es famoso por sus "japonesas" , que son rosquillas fritas rellenas de natilla, algo que se disfruta durante todo el año pero en especial en Janucá. De acuerdo con Bautista, si bien la panadería Amar tiene dueños judíos y es kasher, es una institución querida por todos los gibraltareños por sus panes recién horneados, lo que demuestra cuánto influyó la comunidad judía en la vida en "el Peñón".

El plato nacional de Gibraltar es un simple pan chato conocido como "calentita". Preparado con harina de garbanzo, aceite, agua y no mucho más, solían venderlo en las calles de Gibraltar, tal como un plato similar a base de garbanzos del sur de Francia: Socca. Bautista cree que la "calentita" tiene una conexión judía, pero el origen del plato en verdad es fuente de debate. Benaim-Abudarham informa que su suegra, Estrella Abudarham, asegura que la "calentita" es originaria de Marruecos, mientras que los gibraltareños aseguran que es nativa de su patria. Pero lo que es seguro es que se trata de un plato que los judíos de Gibraltar y sus vecinos han comido durante generaciones.

Sin embargo, el futuro de la cocina judía de Gibraltar se encuentra en una encrucijada o en un punto de cambio. La generación joven "no se dedica tanto a la comida como las generaciones previas, porque están ocupados con sus carreras y sus obligaciones familiares", señala Benaim-Abudarham. Por esa razón, los eruditos culinarios judíos, tales como Helene Jawhara Piñer, pasaron algún tiempo con figuras honradas como Estrella Abudaharam, una experta sobre la cocina judía de Gibraltar, aprendiendo recetas e historias de esta singular comunidad con raíces en la España previa a la inquisición.

Si deseas visitar el lugar, puedes hacer un tour judío de Gibraltar con JewishGibraltar Tours, y aprender más sobre su singular historia judía.

Puedes llevar un poco del sabor de Gibraltar a tu hogar con mi receta de "Calentita".

Crédito de la imagen principal: MHCooperPhotogaphy

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