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La Dra. Josephine Janina Mehlberg asumió el titulo falso de “condesa” para rescatar a miles de las garras de la S.S.
El 1 de septiembre de 1939, Hitler invadió Polonia. Los polacos intentaron defenderse, pero en sólo tres semanas los nazis los superaron.
Los nazis comenzaron a asesinar sistemáticamente a miles de judíos y de polacos no judíos. Encerraron a algunos judíos en guetos (incluyendo el gueto de Varsovia, que albergaba medio millón de judíos), y enviaron a otros, juntos con polacos no judíos, a campos de concentración. Hitler creía que ambas poblaciones eran inferiores al pueblo alemán y quería erradicarlos.
La Dra. Josephine Janina Mehlberg nació en una familia judía el 1 de mayo de 1915 en Galicia, Polonia. Galicia contaba con una gran comunidad judía. Para 1910, había 872.000 judíos y conformaban el 10,9% de la población total de la región.
Josephine, quien usaba el nombre Janina Mehlberg, recibió un doctorado en 1938. Ella se casó con un compañero de estudios de la universidad y se instalaron en Lwow, que más adelante cambió a Lvov, convirtiéndose en una destacada matemática.
Cuando los nazis invadieron Polonia, Janina y su esposo tuvieron que pensar rápidamente. Después de evadir milagrosamente varias capturas a los campos de la muerte, escaparon a Lublin, donde un amigo de la familia, el conde Andrzej Skrzynski, les otorgó nuevas identidades: el conde y la condesa Suchodolska. Con documentos falsificados, se convirtieron en aristócratas católicos.
Incluso con sus identidades falsas, el “conde” y la “condesa” no pudieron evitar a los nazis por mucho tiempo. La SS alemana pronto conquistó Lublin y Skrzynski reclutó a Janina para proveer servicios de beneficencia como alimentos y medicinas para aquellos que estaban prisioneros en el campo de concentración Majdanek, establecido en octubre de 1941. Ese era el cuartel general de Aktion Reinhard, la operación de la SS que asesinó a más de 1,7 millones de personas.
Los prisioneros judíos ayudaron a construir Majdanek y en diciembre de 1941, los nazis arrestaron a más de 300 judíos en las calles de Lublin. 150 fueron enviados al campo, convirtiéndose en los primeros prisioneros judíos del lugar. En definitiva, por lo menos 63.000 judíos fueron asesinados en las fosas de disparos y en las cámaras de gas de Majdanek.
Campo de concentración Majdanek
Mientras estaba en el campo de concentración Majdanek, Janina se unió a la resistencia polaca en contra de los nazis y se convirtió en un oficial. Allí fue testigo de los horrores del Holocausto, incluyendo “el olor a pelo quemado y carne asada”.
En Majdanek, ella presionó repetidamente a la SS para que dieran permiso de ofrecer cantidades mayores de comida para los polacos que estaban presos, hasta que finalmente pudo entregar sopa y pan cinco días a la semana a miles de prisioneros. Janina agregó 1.200 calorías a su dieta diaria. Por lo general, ella misma llevaba las entregas al campo y luego las utilizaba como cubierta para contrabandear mensajes y suministros para los miembros de la resistencia polaca que estaban prisioneros allí.
También ayudó a los prisioneros durante una epidemia de tifus y negoció hábilmente con los oficiales de la SS para la liberación de más de 10.000 prisioneros que enfrentaban la muerte.
Aunque Janina era una talentosa matemática, no calculó el riesgo involucrado en salvar personas. Simplemente lo hizo, viviendo para contar su historia en su memoria y emigrando a los Estados Unidos, en donde vivió pacíficamente el resto de su vida. Sin embargo, no muchas personas escucharon hablar de ella.
Las autoras Elizabeth B. White y Joanna Sliwa han cambiado eso, capturando la fascinante historia de vida de Janina Mehlberg en su libro: “The Counterfeit Countess” (La falsa condesa).
Elizabeth escuchó por primera vez sobre la historia de Janina en 1989. Después de haber entregado un reporte sobre el campo de concentración Majdanek, una historiadora que ella no conocía le dio la memoria no publicada de Janina Mehlberg, una mujer judía que decía haber ayudado a prisioneros en Majdanek mientras pretendía ser la condesa polaca Suchodolska.
“Mehlberg había fallecido 20 años antes en Chicago, en donde había sido profesora titular de tiempo completo en el Instituto de tecnología de Illinois. La historiadora recibió la memoria del esposo de Mehlberg poco antes de su fallecimiento, una década después”, dijo Elizabeth. “La historiadora esperaba que yo encontrara una forma de publicar la memoria”.
Las declaraciones de la memoria sorprendieron a Elizabeth, que nunca había escuchado hablar de Mehlberg.
“¿Acaso realmente era posible que esa pequeña mujer judía negociara con algunos de los oficiales involucrados en ese asesinato en masa? ¿Realmente podía haberse atrevido a entrar repetidamente a un lugar en donde sabía que los judíos estaban siendo asesinados, y contrabandear suministros para la resistencia bajo las narices de los SS?”
Pasaron décadas y Elizabeth no pudo confirmar la historia de Mehlberg. La historiadora con quien se había conectado originalmente había fallecido y no sabía qué hacer. La historia aún la obsesionaba. Entonces, hace unos años, envió la memoria de Mehlberg a Joanna Silwa, una experta del Holocausto en Polonia.
“Después de leerla, Joanna me ofreció ser socias en el esfuerzo de verificar la memoria”, dijo Elizabeth.
Lo que las dos autoras descubrieron fue que Mehlberg llevó una vida extraordinaria como matemática antes y después de la guerra y que lo que hizo durante la guerra merecía ser contado. Trabajaron para sacar a la luz el libro y compartir la historia con el mundo. Después del 7 de octubre, el libro es especialmente importante.
“Hay un atemorizante crecimiento del antisemitismo en el mundo”, dijo Joanna. “Y esto viene acompañando de otro fenómeno preocupante: la distorsión del Holocausto, lo cual, entre otras cosas, apunta a hacer que el antisemitismo sea aceptable”.
El libro disipa la negación del Holocausto, la que se ha diseminado cada vez más, especialmente en las redes sociales.
Las autoras Elizabeth B. White y Joanna Sliwa
“La historia de Janina Mehlberg contada en nuestro libro muestra cuán infundadas son las ideas antisemitas sobre los judíos”, dijo Joanna. “Mehlberg era una comprometida patriota polaca que trabajó en secreto con un despliegue de individuos de varias líneas ideológicas para alcanzar sus propias metas y las de la resistencia y el gobierno polaco en el exilio. Ya que este libro es sobre el Holocausto y la estrategia de supervivencia de una mujer, expone los peligros del lenguaje e imágenes antisemitas que terminaron en una ideología racista, llevando a la persecución y el asesinato sistemático de millones de judíos”.
Aunque las cosas puedan parecer desalentadoras debido al crecimiento del antisemitismo y la guerra en Israel, la historia de Janina les da a los lectores esperanza y los inspira a ser valientes, siempre levantándose por lo que es correcto.
No fue falta de miedo sino más bien una determinación bastante obstinada lo que le permitió negociar exitosamente con los alemanes.
“Una lección es que una persona puede marcar una diferencia, especialmente cuando actúa en el contexto de una red”, dijo Joanna. “Janina tomó decisiones independientemente para realizar trabajos altamente visibles y peligrosos, pero ella no podría haber hecho lo que hizo sin el apoyo y la participación de todo el grupo, compuesto principalmente de otras mujeres. Estas fueron mujeres polacas que idearon métodos para contrabandear comida y medicina a los prisioneros y establecer líneas de comunicación. Ellas preparaban comida, juntaban fondos, procuraban artículos médicos, viajaban como mensajeras, llevaban a cabo operaciones de rescate”.
Janina tampoco discriminaba cuando se trataba de ayudar a las personas. Ella quería esparcir la bondad y el amor, y ayudar a quien pudiera.
“Janina creía en la justicia, que las personas deben ser responsables por sus acciones. Pero para sí misma decidió no juzgar a otros, dándose cuenta de que ninguno está completamente definido ya sea por lo mejor o lo peor que hace”, dijo Elizabeth. “Janina escribió que ella fue sólo una persona en la ´vasta familia humana en sufrimiento’, y veía a todos los otros humanos como miembros de esa familia. Si estaban sufriendo, entonces quería ayudarlos. Si estaban desesperados, ella trataba de darles esperanza”.
Aunque los superhéroes no existen, al igual que Janina, todos tenemos la habilidad de hacer lo que es justo y marcar una diferencia en el mundo. Esa es la lección profunda que los lectores pueden aprender de “The Counterfeit Countess”.
“Janina admitió que ella no era valiente, lo cual pienso que hace lo que hizo mucho más heroico”, dijo Elizabeth. “No fue la falta de miedo sino una determinación bastante obstinada lo que le permitió negociar exitosamente con los alemanes. Ella no aceptaba un ‘no’ como respuesta final, simplemente buscaba formas de recibir una respuesta distinta, a menudo pasando por encima de las cabezas de los oficiales que la rechazaban. Ella tenía un truco para formular sus peticiones como medidas de sentido común que eran convenientes para los intereses de los alemanes. Y cuando le decían ‘sí’, lo consideraba una invitación para pedir más”.
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Hermoso
!Bendita sea su memoria!. Lo que ésta señora hizo tiene doble mérito, porque no lo hizo para figurar en la Historia, sino por que era lo correcto. Aunque con ello ponía en riesgo su vida. Ciertamente fueron tiempos muy difíciles y peligrosos.
Fascinante historia de una mujer judia y su inteligencia,dinamismo y humanidad que consiguio ayudar a miled de judios y podiblemente no judios en salvar vidas