La Falsa Muerte de Muhammad al-Dura

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El caso que se ha convertido en el ejemplo más representativo de la manipulación de imágenes.

Es el caso que parece nunca acabar.

Doce años después del “asesinato de Muhammad al-Dura”, ocurrido en el segundo día de la Intifada de Gaza, el gobierno israelí ha concluido que el disparo del FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) no mató a Muhammad al-Dura y que no hay evidencia alguna de que aquel niño de 12 años hubiese sido siquiera herido. En el video – grabado por un camarógrafo palestino – al-Dura es visto moviendo su brazo y su pierna, sin manchas de sangre visibles.

El canal de televisión France-2 fue el que publicó la noticia, en la que el reportero Charles Enderlin describía cómo los israelíes le habían disparado y habían asesinado al pequeño al-Dura. El video se transformó en la noticia principal de los noticieros a lo largo de todo el mundo, y la emblemática imagen del niño – que se acurrucaba detrás de un barril de cemento junto a su padre – fue impresa en la portada de todos los periódicos. Los medios de comunicación aceptaron como un “hecho” que al-Dura había sido, en las palabras de 60 minutos Australia, “asesinado por soldados israelíes”, y la revista Time conjeturó el escalofriante escenario de que "las peticiones a los soldados israelíes para que cesaran el fuego [fueron] respondidas con una lluvia de balas”.

Dado que el comienzo de la Intifada era un momento estratégico sumamente importante, esto fue un gran beneficio para las relaciones públicas de los palestinos en su campaña por ganarse la simpatía mundial. En las palabras de 60 minutos, fue “uno de los contratiempos más desastrosos que ha sufrido Israel en décadas”.

Y para agregar leña al fuego, la Autoridad Palestina produjo un magistral fotomontaje de un soldado israelí apuntando su arma y disparando a al-Dura desde cerca – un acto de “expresión artística” que fue desarrollado, según el Ministerio de Información de la Autoridad Palestina, para “revelar la verdad… y nada más que la verdad” (ARD Televisión Alemana, 18 de Marzo de 2002).

De la noche a la mañana, al-Dura se transformó en el niño símbolo palestino, y llevó la violencia de la naciente Intifada más allá de lo límites. Unos días más tarde, cuando un grupo de palestinos lincharon a dos israelíes en Ramala, la ensangrentada multitud gritó: “¡Venganza por la sangre de Muhammad al-Dura!”. El pequeño fue inmortalizado en poemas épicos, en estampillas de correo y calles fueron nombradas en su honor. Tan sólo en Irán, más de 150 escuelas fueron rebautizadas en honor a al-Dura.

Había sólo un problema. Enderlin, el corresponsal francés que había narrado el video de al-Dura como si lo estuviese relatando como testigo ocular, no estaba en las cercanías del cruce de Netzarim ese día. Tanto la veracidad del video como la veracidad de la narración estaban basadas sólo en el testimonio del camarógrafo palestino, sin que hubiese ningún tipo de verificación externa. Era cien por ciento una producción palestina – a la que se le había agregado una voz en off de France-2.

Quienes monitorean los medios de comunicación sospecharon inmediatamente de un fraude. Dado el ángulo de la posición Israelí – en la esquina opuesta del cruce – la única forma en la que una bala israelí podría haber alcanzado a al-Dura era por medio de rebote. El video, sin embargo, mostraba agujeros de bala simétricos que penetraban la muralla que estaba detrás de él – lo cual indicaba un disparo directo.

Era cien por ciento una producción palestina – a la que se le había agregado una voz en off de France-2.

Entonces, ¿quién disparo las balas? Una forma obvia de resolver el misterio era examinar las balas que estaban atrapadas en la muralla: ¿eran de una M-16 israelí o de una Kalashnikov palestina? Inexplicablemente, no se encontró ninguna bala. En una entrevista, Abu Rahma, el camarógrafo, admitió haber removido las balas de la muralla. Cuando se le preguntó qué es lo que había descubierto – y por qué un camarógrafo estaba involucrado en actividades balísticas – Abu Rahma esbozo una siniestra sonrisa y respondió: “Algunos secretos son sólo para nosotros mismos”.

Cuando esta información salió a la luz pública, las personas inteligente que no son propensas a creer en teorías conspirativas comenzaron a estar cada vez más convencidas de que al-Dura había sido asesinado realmente por los mismos palestinos. La balas de las M-16 israelíes son más chicas (calibre 5,56) que las balas de las Kalashnikov palestinas (calibre 7,62); en una recreación reciente, las balas de M-16 que fueron disparadas desde la posición israelí fueron incapaces de replicar los agujeros de bala que aparecían en el video; éstas sólo rebotaron en la superficie. Cuando France-2 permitió que el aclamado productor Daniel Leconte y otros destacados periodistas franceses viesen los 27 minutos del material en bruto, Leconte concluyó: “Desde su posición, las únicas [balas] que podrían haber impactado al pequeño eran las palestinas. Si hubiesen sido balas israelíes, habrían sido balas muy extrañas, ya que habrían necesitado dar la vuelta a la esquina”.

La Bulliciosa Escena Filmada al Aire Libre

Y entonces el dique se rompió:

El profesor Richard Landes, de la Universidad de Boston, descubrió “tomas descartadas” – muchas horas de grabación adicional que habían sido tomadas ese mismo día en el cruce de Netzarim. Estos videos – producidos por más de una docena de camarógrafos palestinos que trabajaban para Reuters, Associated Press y otras agencias de noticias - mostraban un sinnúmero de escenas de batalla montadas. Uno de los videos muestra un grupo de hombres palestinos corriendo con rifles y disparando a través de un arco, al estilo de Rambo. Uno asumiría que los palestinos estaban en medio de la batalla, disparando a los israelíes. Sin embargo, las escenas no editadas muestran que tras el arco no había más que una muralla de concreto. No había israelíes, no había batalla. Tan sólo era una producción artificial y dramática, a la que Landes llama “una bulliciosa escena filmada al aire libre”. (seconddraft.org)

Aunque parezca increíble, al día siguiente Enderlin y France-2 transmitieron esta escena de los hombres disparando a la muralla de concreto como si fuera una escena de batalla real.

Los “equipos de emergencia” aparecen riéndose y bromeando en los alrededores

Otro video de aquel día en el cruce muestra a los actores palestinos en múltiples roles: combatientes palestinos son subidos a una ambulancia, a pesar de no mostrar ninguna señal de estar heridos. Otros hombres caen en aparente agonía, y luego se levantan, se quitan el polvo y vuelven a entrar en acción. Los “equipos de emergencia” aparecen riéndose y bromeando en los alrededores, mientras las pequeñas escolares palestinas pasean alegremente por la escena.

Dado que sospechaba de un fiasco, el profesor Landes rastreó a Enderlin y, juntos, revisaron algunas de las tomas. Durante la obviamente fraudulenta escena de la evacuación de la ambulancia, Enderlin se encogió de hombros, como si se tratase de una cosa rutinaria. Los árabes “lo hacen todo el tiempo”, dijo. “Es su cultura. Son exagerados”.

El fraude era claro ahora. Aquel día en el cruce proveía la combinación perfecta de factores dramáticos: un pequeño aterrado, aferrándose a su desesperado padre, había sido aparentemente asesinado a sangre fría – la mejor imagen posible para describir al “agresor israelí y a la víctima palestina”. Y lo mejor de todo era que, dado que no había presencia occidental en el cruce ese día, montar la escena requería sólo de la cooperación de los camarógrafos palestinos. Enderlin – seducido por la posibilidad de obtener una primicia internacional – ignoró las deficiencias obvias que había en la credibilidad del camarógrafo palestino Abu Rahma, quien alguna vez había declarado que “entré en el rubro del periodismo para luchar por mi pueblo”.

Al ver las escenas sin editar, Luc Rosenzweig, antiguo editor en jefe del periódico francés Le Monde, dijo que se trataba de un “crimen mediático casi perfecto”.

Opciones Inquietantes

A medida que la historia se desarrollaba, otros periodistas realizaron sus propias investigaciones y descubrieron que las inconsistencias entre la realidad y la ficción eran demasiado grandes como para ser descartadas. Esther Schapira, una productora de televisión alemana, viajo a Israel convencida de la culpabilidad del IDF – y se fue con la conclusión de que el niño había sido asesinado por los palestinos. James Fallows, uno de los periodistas estadounidenses más respetados, documentó en la revista “The Atlantic”, cómo él había llegado a esa misma conclusión. Y Jean-Claude Schlinger, quien había sido consejero de las cortes francesas en asuntos de balística y evidencia forense por más de 20 años, recreó la escena y concluyó que al-Dura no podía haber sido asesinado por un disparo israelí.

¿Había sido engañado France-2? Enderlin, en su reunión con el profesor Landes, dibujó un mapa del cruce de Netzarim, en el cual situó a la posición israelí en el lado incorrecto de la calle. Landes dijo: “Esto indicaba una de dos opciones, y ambas eran igualmente inquietantes”. O bien Enderlin “entendía tan poco de lo que había ocurrido aquel día que no conocía ni siquiera los elementos básicos de la composición de la escena”, o alternativamente estaba mintiendo abiertamente – y había asumido que Landes estaba “tan poco informado que podría salirse con la suya de todas maneras”.

Por este trabajo de propaganda, Abu Rahma fue nominado para el premio de “La Foto del Año”.

El periodista francés Claude Weill Raynal defendió a Enderlin con la siguiente lógica: “[La gente] está sumamente consternada por el hecho de que imágenes falsas hubiesen sido utilizadas y editadas en Gaza, pero esto ocurre todo el tiempo en el mundo de la televisión, y no hay ningún periodista en el campo o editor de videos que se consternaría por un hecho semejante”. En otras palabras, el fraude fotográfico palestino era tan común que no había razón para sobresaltarse.

Por esta excepcional pieza de propaganda que había sido disfrazada de trabajo de cámara, Abu Rahma fue nominado para el premio de “La Foto del Año”, y recibió varios premios de “Reportero del Año”, incluyendo el codiciado premio “Rory Peck”, otorgado por Sony. Alcanzó un estatus legendario en los círculos sociales árabes y comenzó a dar charlas alrededor del mundo.

[Mientras tanto, el padre del niño, Jamal al-Dura, estaba obteniendo su propia dosis de manipulación mediática. Dio una conferencia de prensa en la cual levantó su camisa para mostrar a los reporteros las cicatrices que había en su pecho como una “prueba” de que los soldados israelíes le habían disparado. En realidad, estas cicatrices eran resultado de una cirugía de transplante de tendón que se había realizado años atrás en un hospital israelí, luego de haber sido gravemente herido por un matón palestino. El doctor David Yehuda, que es el cirujano que operó a Jamal, reconoció las cicatrices: “Sus heridas no son heridas de bala, sino que fueron producidas por dos cosas – primero, por el cuchillo del palestino que lo hirió, y segundo, por mi cuchillo que lo curó. Él está inventando el caso”. Jamal había mostrado cuán lejos puede llegar la ingratitud: Después de haber sido salvado por un doctor israelí, estaba utilizando ese mismo hecho para calumniar a los judíos.]

Pallywood

El beneficio a las relaciones públicas de la Autoridad Palestina que se generó a partir de Muhammad al-Dura dio nacimiento a Pallywood, una industria artesanal que estaba dedicada a producir videos de propaganda palestina. Cuando los oficiales palestinos reclamaron que Israel estaba utilizando uranio radioactivo y gas nervioso contra civiles, el noticiero oficial de la Autoridad Palestina transmitió una serie de imágenes falsas que mostraban “víctimas” vomitando y convulsionando. Otro video de la televisión palestina utilizó actores para representar a los soldados israelíes “violando y asesinando” a una niña palestina frente a sus horrorizados padres.

Así que esto es lo que Israel está enfrentando: Los palestinos generan videos de las “atrocidades Israelíes”, y luego ocultan la evidencia para asegurarse de que los “testigos oculares” palestinos sean la única fuente de información. Después de eso, los medios internacionales declaran a Israel culpable hasta que se pruebe su inocencia. Para cuando Israel es capaz de recopilar la evidencia, la fiesta ya ha terminado.

Estas imágenes emblemáticas crean un “registro de eventos” que formará parte de la narrativa histórica de las próximas generaciones. Considera por ejemplo los cuatro rollos de material fotográfico del gueto de Varsovia que fueron descubiertos después de la Segunda Guerra Mundial, los cuales por décadas sirvieron como el único recurso auténtico para los estudiosos del Holocausto. Al menos hasta 1998, cuando un quinto rollo apareció – y mostró nuevas escenas del gueto – probando así que el registro anterior era una autentica farsa.

Una vez que una imagen se graba en la conciencia colectiva, es casi imposible sacarla. De acuerdo a Hany Farid, profesor de la Universidad de Dartmouth y experto en fotografía digital, en un nivel neurológico, el cerebro tiende a reducir cualquier época histórica a una única imagen que encapsule la compleja historia: Alzando la bandera en Iwo Jima, la niña vietnamita herida con Napalm, el hombre frente al tanque en Tiananmen, los cables de electrocución en la prisión de Abu Ghraib – y Muhammad al-Dura.

La extensa investigación del gobierno israelí ha concluido que al-Dura no fue asesinado.

Esto es más que una simple estrategia de afectar la memoria. Al igual que las calumnias medievales causaron pogromos a lo largo de toda Europa, la leyenda de al-Dura se ha convertido en el grito de guerra de los violentos extremistas musulmanes que cometen los más atroces crímenes. En un video de Al-Qaeda, Osama bin Laden utilizó la memoria de al-Dura como un llamado a la guerra. En Ramala, la multitud que destripó a dos reservistas israelíes declararon que era una “venganza por la sangre de Muhammad al-Dura”. Y en el video de la decapitación de Daniel Pearl, los asesinos entremezclaron escenas de al-Dura con el horripilante corte que fue hecho en la garganta de Pearl.

Y ahora, la extensa investigación del gobierno israelí ha concluido que todo el caso de al-Dura fue un fiasco.

Es más, el mismo Enderlin escribió en el periódico francés Le Figaro que su reporte “quizás fue apresurado”, pero justificado porque “tantos niños estaban siendo asesinados”. En otras palabras, inventar una cobertura noticiosa es aceptable – cuando es utilizada para algún reclamo mayor – y no probado – en contra de Israel.

Sin embargo, cuando una leyenda urbana comienza es prácticamente imposible de detener. Todos saben que antes de que Cristóbal Colón partiese rumbo al nuevo mundo, los científicos de la época creían que la tierra era plana. Pero eso no es verdad. Fue recién en 1828 que el escritor Washington Irving popularizó la fábula de la tierra plana en su famosa biografía de Colón. Los escritores de historia tomaron posteriormente esta fábula, y dado que los libros de historia tienden a ser copias unos de otros, el pequeño engaño de Irving persiste hasta hoy en día.

Asimismo, “el asesinato de Muhammad al-Dura” se ha convertido en una componente permanente del léxico – una versión moderna de la historia de la tierra plana. Tal como dijo Mark Twain, “una mentira bien dicha es inmortal”.

Lamentablemente, estas mentiras son más que sólo imprecisiones en los hechos o que un asunto de relaciones públicas. Estos mitos quedan firmemente grabados en el saber popular palestino, fomentando una atmósfera de recelo que durará por décadas y que finalmente mermará la posibilidad de una coexistencia pacífica. Tal como dijo una mujer palestina frente a las cámaras con respecto a otra farsa (la “masacre” de Jenin): “Nunca olvidaremos esta masacre. Es similar al Holocausto. Le enseñaremos a nuestra descendencia a no olvidar esto”.

¡Viva Pallywood!

(Extraído del libro “David & Goliath: The Explosive Inside Story of Media Bias in the Israeli-Palestinian Conflict”. Ver allí para más información sobre la bibliografía).

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