De la Iglesia del Séptimo Día a Israel: La historia de Jezliah Villareal

02/06/2022

5 min de lectura

Como una niña criada en una iglesia que cuidaba el Shabat, Jezliah Villareal soñaba con convertirse en una "gran líder religiosa. Hoy es una mujer judía, esposa, madre, y olá en Israel.

Crédito fotografía principal: Rivka Rischall

Como una niña criada en una iglesia que cuidaba el Shabat, Jezliah Villareal soñaba con convertirse en una "gran líder religiosa. Quería hacer tours y estudiar en una universidad cristiana de arte escénico. Ese era mi sueño: estudiar arte escénico cristiano".

Hoy es una mujer judía, esposa, madre, olá, una de las dueñas de la Academia de Música y Danza de Ramat Beit Shemesh en Israel.

Cómo llegó de la Iglesia del Séptimo Día a Ramat Beit Shemesh es una historia muy inspiradora. Es la historia de una joven mujer que "siemrpe quiso hacer algo para llevar el mensaje de Dios al mundo, para ser un instrumento de Dios e inspirar a otras personas".

Desde que era muy pequeña, le enseñaron que Israel era importante. "Cuando estaba en la iglesia, estábamos muy conectados con lo que ocurría en Israel. Nos enseñaron a rezar pidiendo paz para Israel". A pesar de ese nexo espiritual, la primera vez que pisó Israel fue cuando hizo aliá en el año 2010.

Al pertenecer a una iglesia que cuidaba el Shabat en Texas, la familia no celebraba la navidad ni la pascua.

Jezliah explica que a pesar de que su padre era un pastor, su madre "se sentía aburrida como cristiana y comenzó a interesarse más por las festividades judías".

"Eso llevó a nuestra familia al movimiento mesiánico cuando yo tenía 17 años. Después (mi madre) decidió buscar otros sitios web judíos y más recursos judíos. Ella encontró Arutz Sheva durante la evacuación de Gush Katif. Eso fue un factor muy importante. Ella empezó a escuchar a todos los rabinos que hablaban, y se preguntó por qué el pueblo judío no creía en Jesús como el mesías".

Un día, la madre de Jezliah estaba escuchando una transmisión con Rav Jeremy Gimpel, ahora de la red "The Land of Israel". Llamó una persona cristiana, y comentando sobre un momento difícil en Israel, dijo: "¿Saben por qué les está pasando esto? Porque no creen en Jesús". Jezliah cuenta que entonces "¡Jeremy se puso furioso!".

Esa discusión inspiró a la madre de Jezliah a tomarse un año sabático de su trabajo. "Ella se encerró en su habitación e investigó día y noche. Encontró muchas discrepancias en la Biblia cristiana.

"Yo estaba en mi último año de escuela cuando todo esto ocurrió. Estábamos sumamente involucrados en el movimiento mesiánico, tanto que mi madre decidió que debíamos irnos a vivir a Israel, porque allí era donde todo estaba ocurriendo. Era el año 2005. Nos movía la fe. Dios quería que nos fuéramos a Israel y toda la familia estuvo de acuerdo. Vendimos todo.

"Un día, mi madre llamó a mi hermano a su habitación y hablaron un rato. Después llamó a mi hermana y hablaron un rato. Pensé que nos estaba informando que mis padres se iban a divorciar".

Cuando llegó el turno de Jezliah, su madre le dijo que todo lo que creían no era cierto y que, de hecho, habían estado cometiendo idolatría con Jesús. Le dijo que la iglesia "había inventado un manojo de mentiras". "Yo no sabía qué pensar, pero sabía que mi madre me estaba diciendo la verdad. Lo entendía, pero estaba en shock. Le pregunté: 'Pero mamá, ¿qué va a pasar con mi alma?'. Porque nos enseñaban que sin Jesús estamos condenados". Su madre la tranquilizó.

Las implicancias prácticas de esta nueva conciencia fueron especialmente dramáticas para Jezliah. Cumpliendo con sus aspiraciones profesionales, ella estaba a cargo del departamento de música de la iglesia de 200 miembros que tenía su padre en Austin, Texas. Su esposo Iosef, entonces conocido como José, también estaba involucrado con la música del ministerio y acompañó a la familia a lo largo de la transición.

"Mi padre me dijo que por el bien de la iglesia no debíamos decir nada. Como músicos, continuamos dirigiendo la plegaria y el servicio, y cantando sobre Jesús como si todo estuviera en orden. Lo hicimos durante algunos meses".

Durante esos meses turbulentos, la madre de Jezliah le dio a su esposo, el pastor, "un enorme paquete con toda la investigación que había realizado. Ella le dijo: 'Pruébame que estoy equivocada. Realmente quiero estar equivocada'". Al día siguiente, él regresó con más datos que había encontrado. Llamó a sus maestros y le dijeron que se quedara callado y cuidara su trabajo.

Mientras la familia decidía cuál sería su próximo movimiento, se acercaron a un Rabino local de Jabad y los invitaron a pasar Shabat. Como consecuencia de su experiencia en la iglesia, Jezliah recuerda que le impresionó la falta de música durante el servicio de plegarias.

"La Rebetzin (de Jabad) se sentó con nosotras. Ella me ofreció un trabajo en su escuela hebrea. De inmediato comencé a trabajar allí como maestra asistente. Así fue como mantuvimos una fuerte conexión con la comunidad judía.

"Seguíamos en la iglesia. La iglesia era mi vida. Pensamos que podríamos convencer a la iglesia para que nos acompañaran en ese camino. En marzo del 2006, el comité y los congregantes de la iglesia tuvieron un encuentro para hablar en contra de lo que estaba ocurriendo con mi familia. Esa noche, mi padre renunció y esa fue la última vez que estuvimos involucrados con la iglesia".

Aunque sus padres comenzaron a estudiar para convertirse casi de inmediato, Jezliah estaba comprometida y en medio de los planes para su boda. Ella y su esposo Iosef decidieron que no querían hacer nada precipitadamente. Ellos compartieron cenas de Shabat con sus padres, pero sólo comenzaron el proceso de conversión cuando Jezliah quedó embarazada de su primer hijo. "Yo siempre fui muy espiritual y estaba muy cerca de todo lo que iba ocurriendo con mis padres", contó.

Completaron sus conversiones y en el 2010, seis meses más tarde, la joven familia Villareal hizo aliá. "Fue muy repentino, Dios nos empujó a hacer aliá".

A pesar de su profundo compromiso con la música y la danza desde que era muy pequeña, ella dejó de lado su interés y sus aspiraciones musicales. "Cuando llegué al judaísmo, olvidé ese sueño. Me casé, tenía un hijo y estaba ocupada con el tema de la conversión".

"En ese punto, me parece que caí en una especie de depresión emocional. Había perdido la manera en que me conectaba con Dios. Es algo que no entendí que había perdido hasta que lo volví a encontrar al vivir en Israel. Me costó mucho identificar lo que me estaba pasando. Estaba en una especie de pozo.

"Se suponía que el proceso de conversión debía ser un nuevo despertar. Yo era una persona que se conectaba con Hashem a través de las artes escénicas. Cuando llegué a Israel comprendí que estaba deprimida y triste. Mi carácter había cambiado".

Su esposo la alentó a encontrar una forma de expresarse, y comenzó a ir a un estudio de danza en Jerusalem tres veces por semana. "Recuerdo la primera vez que entré en la pista de danza. Fue el momento de mi despertar. Me quebré, y entonces supe que había suprimido gran parte de lo que sentía".

Cuando se mudaron de Jerusalem a Beit Shemesh, viajar a Jerusalem tres veces por semana era demasiado complicado. En cambio, Jezliah y su socia, Shaked Sebag, abrieron clases de danza en Ramat Beit Shemesh.

En el 2011 había cinco clases por semana y 30 alumnas. Hoy tienen 200 alumnas que asisten a las 25 clases que hay cada semana. Además, Villareal y Sebag tienen un grupo de danza de alto nivel que a menudo es invitado a presentarse fuera de la ciudad. Asimismo, ella educa a su primogénito y a otros tres niños que tuvo en Israel. Jezliah escribe e interpreta su propia música y está en medio de la grabación de su primer álbum.

Respecto a la nueva tendencia de mujeres artistas en la comunidad ortodoxa, Jezliah dijo: "Este año hubo un gran crecimiento en este sentido. Espero poder ser una de esas personas que pueden marcar un camino para las generaciones jóvenes. Espero crear oportunidades de alta calidad. Ellas necesitan ver que hay un lugar para las mujeres en el arte escénico y que a la vez pueden mantenerse dentro de los parámetros del judaísmo.

"Literalmente, Dios me sacó de un lugar en el cual era algo dentro del mundo cristiano, me llevó a ser nada y luego me lo devolvió en el mundo judío. Siento que Hashem tiene una misión para mí, esta vez con un mensaje más claro".

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The Jewish Press

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