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Una visión general sobre la comunidad judía más antigua de Europa, desde el año 161 AEC hasta la actualidad.
Roma cuenta con la comunidad judía más antigua de Europa. Los judíos han vivido allí durante más de 2.000 años, a menudo sufriendo terribles decretos y opresión. Roma se menciona decenas de veces en el Talmud y el Midrash, en los antiguos comentarios y en textos judíos.
La comunidad judía en Roma se remonta por lo menos al año 161 AEC cuando Jasón ben Eleazar y Eupolemus ben Iojanán llegaron como emisarios de los macabeos para unirse en una alianza con los griegos seléucidas. Esto ocurrió sólo cuatro años después de que tuviera lugar la historia de Janucá. Los romanos aceptaron con entusiasmo la alianza debido a su ambición de dominar al imperio griego y capturar sus tierras para Roma. Algunos líderes de la comunidad judía se trasladaron a Roma para continuar con esta alianza y fundaron allí la comunidad judía. El Talmud también registra varias ocasiones en las que líderes y eruditos de la comunidad judía viajaron a Roma y apelaron a los emperadores en nombre de la comunidad en la Tierra de Israel.
En general, los primeros emperadores romanos trataron con tolerancia a los judíos en Roma. Julio César (100-44 AEC) otorgó privilegios a los judíos romanos, les permitió poseer propiedades y administrar sus asuntos comunitarios. Él los exceptuó del servicio militar debido a sus requerimientos para observar las leyes de la dieta judía y el Shabat. Está registrado que cuando Julio César fue asesinado, los judíos lloraron mucho.
Julio César
Augusto (27 AEC-14 EC) también trato a los judíos con respeto. Además de seguir reconociendo sus derechos, él aprobó la colecta de un impuesto anual de los judíos de Roma para el Templo en Jerusalem. Incluso dispuso, con su esposa la emperatriz Livia, enviar constantes regalos de un toro y dos ovejas para ser ofrendados en el Templo.
Pero el antisemitismo apareció durante este período, a menudo en respuesta a la preocupación romana de que los judíos trataran de alentar la conversión al judaísmo, lo cual era severamente castigado. Como los judíos no hacemos proselitismo, es posible que este resentimiento estuviera dirigido a los primeros cristianos, quienes sí promovían la conversión entre los romanos y quienes en esa época, todavía eran vistos como judíos.
En respuesta a esta preocupación, dos veces durante este período, en el año 19 EC y 49-50 EC, los judíos fueron exiliados de Roma. Las observancias religiosas judías se convirtieron en el blanco de críticas durante los siglos I y II EC por conocidas figuras literarias tales como Plinio el Viejo, Séneca y Tácito. Al defender a una persona acusada de estafar a los judíos, el famoso orador y abogado Cicerón se quejó diciendo que había demasiados judíos presentes en la sala del tribunal.
Durante las guerras romano-judías antes y después de la destrucción del Segundo Templo, decenas de miles de judíos tomados prisioneros en la Tierra de Israel fueron llevados a Roma como esclavos. Muchos prisioneros judíos se convirtieron en trabajadores/esclavos de la construcción y construyeron el anfiteatro Flavio, más popularmente conocido como el Coliseo. La construcción del Coliseo fue financiada con el dinero que Roma adquirió con la destrucción del Segundo Templo. Es una dolorosa ironía que fuera construido con fondos destinados al Templo, un lugar de paz, y que en cambio se utilizara para un lugar de asesinatos. En los años siguientes, miles de personas (entre ellas muchos judíos) morirían en el Coliseo como un "entretenimiento" para la población romana.
El sitio y la destrucción de Jerusalem por los romanos. Pintado alrededor del año 1504
Los judíos que sobrevivieron o por quienes se pagó rescate pasaron a formar parte de la creciente comunidad judía. Está documentado que había cuatro familias distinguidas entre los judíos que llevó Tito después de la destrucción el Segundo Templo. Ellas eran conocidas en Roma como las familias delMansi, dePommes, delVecchio y deRossi. Muchos destacados líderes y eruditos judíos italianos trazaron su linaje hasta estas familias.
Cabe destacar que, en general, las guerras entre Roma y los judíos en la Tierra de Israel no afectaron la forma en que los romanos veían a los judíos en Roma. Tampoco está claro si los decretos antisemitas en la Tierra de Israel (por ejemplo, bajo el reinado de Adriano) y en las Provincias Orientales se aplicaban también a los judíos de Roma.
La comunidad judía de Roma estaba firmemente establecida y era influyente en la segunda mitad del siglo I EC. Aunque en los escritos de la época se mencionan muchas sinagogas, ninguna de ellas se ha conservado.
Con el auge del cristianismo, la situación de los judíos en Roma comenzó a deteriorar rápidamente y la legislación antijudía se volvió habitual. Desde fines del siglo VI en adelante, los Papas fueron los gobernantes de Roma y la situación de los judíos y de toda la zona dependía de qué Papa gobernaba y de lo que él sentía respecto a los judíos.
Al estudiar la historia romana, es asombroso descubrir las leyes antisemitas instituidas, y a menudo innovadas, en Roma. Estas "innovaciones" serían imitadas por los antisemitas durante siglos. Por ejemplo, en Roma se promulgó una ley estableciendo que los judíos debían llevar un atuendo distintivo, a menudo una insignia amarilla o un estrafalario sombrero amarillo. Fue en Roma donde se limitó el lugar donde podían vivir los judíos, un gueto, que no disponía de espacio suficiente para la cantidad de personas que vivían allí.
Códice Manesse, Biblioteca Palatina de Heidelberg
Los judíos también fueron perseguidos con impuestos adicionales, límites a las profesiones que podían ejercer, obligándolos a participar en desfiles degradantes y exigiéndoles que rindieran homenaje a un Papa recién nombrado en una ceremonia que a menudo resultaba humillante para los dirigentes judíos. Les limitaban la posibilidad de construir nuevas sinagogas, aunque las necesidades de la comunidad lo justificaran.
Los judíos también eran perseguidos respecto al trato a los muertos y les prohibían escribir cualquier identificación en las lápidas o recitar Salmos durante un funeral. Como parte de su deseo de convertir a la comunidad, también obligaban a los judíos a escuchar sermones semanales predicando el cristianismo en algunas de las muchas iglesias que rodeaban al gueto. Cómo y cuándo se aplicaron cada uno de estos decretos, fue variando. Como veremos más adelante, muchos de estos decretos antisemitas fueron especialmente severos durante la Reforma.
La siguiente cronología describe acontecimientos notables para los judíos de Roma desde Constantino hasta el Renacimiento, e ilustra los graves problemas a los que se enfrentaron los judíos de Roma. (Nota: las fechas señaladas para los gobernantes se refieren a las fechas en las que estuvieron en el poder)
Bonifacio VIII, fresco de Giotto en la Basílica de San Juan Letrán
La quema del Talmud
A pesar de la constante persecución y de las dificultades de vivir en Roma, el estudio de Torá y la vida religiosa continuaban. La humillación y la persecución de los cristianos no tentaba a los judíos a convertirse, sino que continuaban viviendo con orgullo y lealtad a su herencia. Las tradiciones judías romanas (minhaguim) seguían a los que se practicaban en la Tierra de Israel, y su liturgia era algo singular conocido como nusaj italkí.
Objetos rituales judíos representados en vidrio dorado, siglo II, Roma
El estudio de Torá en Roma giraba en torno a la ieshivá local, Mesivta de Masa Romi.
Entre los eruditos de Torá más conocidos de Roma de la Edad Media están:
Los judíos de Roma fueron participantes activos y beneficiarios de los cambios que el Renacimiento trajo a la educación y la economía. Los judíos se convirtieron en artesanos, banqueros y comerciantes. Sobre todo, en la época del Renacimiento, disminuyó la persecución a los judíos debido a que disminuyó el nivel de observancia religiosa de los líderes y la población. Sin embargo, esto llevaría a un cambio drástico con la llegada de la Reforma.
Bajo la Reforma, todas las ganancias que había logrado la comunidad judía durante el Renacimiento desaparecieron. En respuesta a la Reforma protestante, el Papa actuó duramente contra cualquiera que no fuera católico, y la comunidad judía romana sufrió las consecuencias de este enfoque.
El aspecto más flagrante de esta dureza probablemente fue la institución del gueto. El gueto estaba situado en una zona indeseable de Roma que el Tíber inundaba con frecuencia. Tenía una superficie de un kilómetro cuadrado y vivían allí más de 10.000 personas. Para crear más espacio, los judíos construyeron casas más altas, bloqueando la luz del sol. Aunque la comunidad invertía mucho para mantener limpio el gueto, no era tan fácil lograrlo, y las enfermedades se propagaban rápidamente.
Un patio en el gueto judío de Roma (revealedrome.com)
Además, los judíos debían presentar una petición anual para que les permitieran seguir viviendo en el gueto. En el arco de Tiro se celebraba una humillante ceremonia en la que el Rabino debía rendir homenaje al Caparione (el alcalde de la ciudad), que respondía golpeando al rabino, lo que indicaba que los judíos podían seguir viviendo en el gueto. Para desmoralizar todavía más a la comunidad judía, erigieron una cruz muy alta justo enfrente de las puertas del gueto y allí grabaron las palabras hebreas "He extendido mis manos todo el día hacia un pueblo rebelde" (Isaías 65:2). El gueto también estaba rodeado de iglesias.
Durante la Reforma, los judíos vieron muy limitadas sus opciones laborales. La literatura talmúdica estaba prohibida en Roma y las redadas eran habituales en el gueto para garantizar el cumplimiento de esta norma. Los judíos eran obligados a escuchar discursos de sacerdotes como parte del intento del Papa de convertirlos.
Al popularizarse las perspectivas liberales, la comunidad judía de Roma se benefició de la disminución de la persecución y el incremento de privilegios. Sin embargo, el proceso de apertura de los muros del gueto puede describirse como "un paso adelante y dos hacia atrás".
En 1870 Italia se unió como nación bajo el rey Victor Emanuel. El gueto finalmente fue abolido de forma permanente y los judíos recibieron ciudadanía completa. Sin embargo, los judíos continuaron viviendo alrededor del gueto que durante tantos años había sido su hogar.
Los judíos se integraron rápida y completamente a la sociedad italiana que los había despreciado durante siglos, pero que ahora los recibía con satisfacción. Los judíos llegaron a tener influencia en la educación, el ejército y el gobierno. Un judío, Ernesto Nathan, fue alcalde de Roma entre 1907 y 1913. Otro político judío, Luigi Luzzatti, ocupó brevemente el cargo de primer ministro de Italia entre 1910 y 1911.
Varios judíos estaban entre los asesores más cercanos del primer ministro Benito Mussolini (1883-1945) y había judíos activos en todas las ramas del gobierno fascista.
En un giro inesperado de la historia, Roma fue un lugar relativamente positivo para los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque Mussolini era aliado de Hitler, ni él ni su gobierno trataron de aplicar las políticas antisemitas nazis, a pesar de la presión de Alemania.
En 1943, cuando el Reichsfuhrer nazi Heinrich Himmler fue enviado a Italia para ocuparse del "problema judío", los 12.000 judíos de Roma estuvieron en peligro mortal. Este es un claro ejemplo de la diferencia que la población de un país tuvo respecto a la situación judía en el Holocausto. En lugares como Polonia, Ucrania y Hungría, la población en general se mantuvo apática o apoyó y asistió a los nazis en el asesinato de los judíos. En Italia, muchos vecinos no judíos y oficiales del gobierno protegieron a los judíos de los nazis. Dicen que por cada judío que atraparon los nazis, diez pudieron escapar con ayuda de la población que los rodeaba. Por esta razón, aproximadamente 10.00 judíos romanos se escondieron y sobrevivieron la guerra.
Miembros de la brigada judía, Italia, marzo de 1945
Los nazis exigieron un rescate de 110 libras de oro a cambio de la seguridad de los judíos, y los judíos lo entregaron en setiembre de 1943. Sin embargo, en octubre de 1943, los nazis detuvieron a 1.259 judíos y los subieron a trenes con destino a Auschwitz. De los deportados, sólo 16 sobrevivieron la guerra. En el año 2.000 se descubrió una placa de piedra en la estación de trenes de Tiburtina, el sitio de las deportaciones, en memoria de estos judíos de Roma asesinados por los nazis.
El Papa dio refugio a algunos judíos en el Vaticano, considerado como un estado soberano neutral durante la Segunda Guerra Mundial. De hecho, la única vez que el Papa Pío XII protestó contra las acciones de los nazis fue cuando llegaron a Roma y existía el riesgo de que se llevaran a "sus judíos". El concepto de los "judíos del Papa" se basaba en el dogma cristiano que exige que los judíos sigan existiendo como "pueblo testigo" de la "Segunda Venida", como una explicación de por qué los judíos siguen existiendo.
Las fuerzas estadounidenses liberaron la ciudad el 4 de junio de 1944. Los judíos que estaban escondidos salieron y pudieron participar en la ceremonia de la liberación celebrada en la sinagoga principal de Roma.
Hoy viven en Roma aproximadamente 15.000 judíos, con decenas de sinagogas sefaradíes y ashkenazíes ortodoxas. La sinagoga más bella es el Templo Maggiore di Roma, la Gran Sinagoga de Roma. El antiguo nusaj italkí, la liturgia distintiva de los judíos italianos desde la época romana, continúa utilizándose. El Gran Rabino de Italia oficia en la Gran Sinagoga de Roma y dirige el concilio rabínico del país.
La comunidad experimentó un devastador ataque terrorista en 1982, en la festividad de Sheminí Atzeret. Terroristas de la OLP abrieron fuego contra miembros de la comunidad después del servicio, asesinando a un niño de dos años e hiriendo a otras 37 personas. Desde entonces, la seguridad en las instituciones judías de Italia es muy estricta.
Sin embargo, en general, los judíos de Roma disfrutan de igualdad con sus conciudadanos italianos.
El Arco de Tito se encuentra en el centro de Roma, a pocos pasos del Coliseo. Tito lo construyó para celebrar la victoria de los romanos sobre los judíos de Israel. Con dolorosa claridad, el arco representa a los judíos que eran llevados como esclavos y se ve la Menorá y otros utensilios robados del Templo que fueron transportados como botín a Roma.
El renombrado líder de Torá, Rav Iosef Shlomo Kahaneman, conocido como el Rav de Ponevitz, viajó a Roma con su leal compañero, el Dr. Moshé Rothschild, y enseñó Torá en la ieshivá Shearit Hapleitá. Un día, Rav Kahaneman pidió que lo llevaran al famoso Arco de Tito.
Cuando llegaron al Arco, se acercó, lo miró despectivamente y lo escupió. Levantó la voz y gritó: "¡Tito, Tito! Creíste que destruirías el Templo y derrotarías al pueblo judío. ¿Qué queda de ti, Tito? ¡Nada! ¿Y qué queda de nosotros? Se nos puede encontrar por todas partes, sentados y estudiando Torá en todo el mundo. Nosotros somos los victoriosos. ¡El pueblo judío sigue vivo! ¡Tito, Tito, nosotros hemos ganado!"·
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