La honestidad es la mejor política

18/05/2025

3 min de lectura

Behar-Bejukotai (Levítico 25-27 )

La porción de la Torá de esta semana comienza con las leyes de shmitá, el año sabático que requiere que la tierra repose cada siete años, y va seguida inmediatamente por la prohibición de onaat mamon, leyes de protección al consumidor que protegen al comprador de ser engañado o que le cobren en exceso. Los comentaristas analizan la yuxtaposición entre estas dos mitzvot aparentemente no relacionadas.

Rav Isasjar Frand explica que la idea fundamental detrás de shmitá es que Dios provee a la persona con su sustento, por lo tanto, uno no pierde al abstenerse de trabajar. Por el contrario: gana al observar la shmitá. Hay muchas historias de personas que salieron beneficiadas económicamente o que no sufrieron pérdidas al cumplir con la shmitá.

Rav Frand explica que el mismo principio se aplica a las leyes de honestidad en los tratos financieros. A nivel natural, uno podría pensar que quien hace trampa tiene más posibilidades de ganar que alguien completamente honesto. Sin embargo, al yuxtaponer la shmitá con las leyes de precios y consumo, la Torá insinúa que así como quien cumple con las leyes de shmitá sólo gana, también quien observa las leyes de honestidad en sus asuntos financieros al final obtendrá ganancias.

La siguiente historia sobre el Rav Iaakov Kamenetsky, relatada por Rav Frand, demuestra que la honestidad puede tener beneficios aún mayores que el éxito económico. Es bien sabido que Rav Iaakov ejemplificó y personificó lo que significa ser una persona honesta.

Uno de los hijos de Rav Iaakov fue Rav Natan Kamenetsky. Rav Natan quiso rastrear las raíces de su familia y fue a visitar el pequeño pueblo europeo donde su padre había sido rabino. Mientras estuvo allí, descubrió algo muy interesante: aunque gran parte de los judíos lituanos fueron aniquilados durante la Shoá, sorprendentemente, muchos de los judíos de esa ciudad en particular sobrevivieron a la guerra y escaparon del Holocausto nazi.

En palabras de Rav Frand: “Rav Natan Kamenetsky fue al alcalde del pueblo y le preguntó si podía explicarle cómo los judíos de ese lugar lograron salvar sus vidas. El alcalde le dijo: ‘Puedo decirle exactamente por qué escaparon los judíos’. Le comentó que antes de la guerra, él (quien con el tiempo se convirtió en alcalde) era el encargado del correo del pueblo. Él tenía una prueba a la que sometía a los miembros del clero del lugar, tanto judíos como no judíos. La prueba consistía en que cuando iban a comprar sellos postales, él les daba deliberadamente más cambio del que correspondía, y observaba si devolvían o no el dinero. Esa era su prueba de fuego para saber qué clase de personas eran.

Él hizo esto tres veces con Rav Iaakov Kamenetsky. Cada vez que le dio más cambio del debido, el Rabino siempre le devolvió el dinero. Este encargado de correos quedó tan impresionado con el Rabino, que era el líder de la comunidad judía, que años después, cuando se convirtió en alcalde del pueblo, cada vez que se enteraba de una acción alemana que habría aniquilado a los judíos, les avisaba y ellos se escondían en el bosque o donde podían. Así fue como se salvaron los judíos de la ciudad.

Cuando Rav Natan Kamenetsky regresó a los Estados Unidos tras su viaje a Europa, le preguntó a su padre si recordaba la oficina postal, al encargado, y esos incidentes. Rav Iaakov dijo que no recordaba la historia particular de haber sido puesto a prueba, pero sí recordaba que el encargado de correos no sabía contar”.

Está claro que el comportamiento honesto de Rav Kamenetsky dejó una impresión enorme en el encargado de correos, hasta tal punto que años después, cuando fue alcalde, nunca olvidó las acciones del rabino, y esto se reflejó en toda la comunidad judía. La consecuencia notable de estos hechos fue que se salvaron muchas vidas judías.

Por supuesto, uno no siempre recibe recompensas tan evidentes por ser honesto, y puede haber ocasiones en que actuar con honestidad no lleve inmediatamente a una ganancia económica. Sin embargo, la Torá mediante su yuxtaposición, el Talmud en Bava Metzia, y la historia de Rav Frand, enseñan que, además del mérito en el Mundo Venidero, una persona honesta tiene garantizado el éxito también en este mundo.

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