La importancia del silencio: el secreto judío para comer con conciencia

02/01/2023

4 min de lectura

Cómo los momentos de silencio pueden tener un impacto en toda tu alimentación.

La importancia fundamental de comer no radica en el sabor que sientes en tu boca. Tampoco en los colores ni los olores, ni siquiera en las personas con las que compartes la comida. Radica en ti.

Recuerdo las cenas de los días de semana de mi infancia, que siempre eran en familia y a las 6 en punto. Nos sentábamos a la mesa con la televisión a todo volumen. En ocasiones, si mi padre tenía algo importante para decir, silenciaba el televisor. De no ser así, quien deseara conversar debía gritar con fuerza en un intento por superar el nivel del volumen de las noticias vespertinas.

En la mayoría de las familias la situación no es mucho mejor. Cada miembro de la familia se sienta a la mesa con el teléfono en una mano y un tenedor en la otra. En ocasiones, el teléfono se deja sobre la mesa para cortar la comida en el plato, pero se vuelve a levantar de inmediato, como si la comida en la boca sólo pudiera ser disfrutada mientras se mira la pantalla.

Los estudios nos dicen que estar distraídos mientras comemos causa que se consuma mucha más comida que si uno estuviera concentrado en la comida. Tiene sentido. Si mientras comes te enfocas en el teléfono o en algo que lees, ¿cómo sabrás si estás comiendo una segunda, tercera o incluso una cuarta porción?

Mindfulness: comer con conciencia

El término mindfulness o ‘conciencia’ fue definido por Jon Kabat-Zinn como "poner atención de una forma o con un objetivo particular en el momento presente y sin prejuicios". Comer conscientemente es hacer lo mismo: prestar atención a lo que piensas mientras comes, y estar presente en el momento de forma no prejuiciosa.

Maimónides nos enseña, en Leyes de conducta 3:2, que una persona debería, en todas sus acciones, tener la intención de que su cuerpo esté fuerte y saludable. Dice que hacerlo tiene el objetivo de que el alma interior sea honrada para poder servir a Dios. Según sus palabras, es imposible entender y conocer a Dios estando hambriento o enfermo, o sintiendo dolor físico.

Continúa tratando específicamente la importancia de tener el cuerpo y la mente en forma. La salud física y mental se consideran dos mitades de un todo y no pueden divorciarse una de la otra. Construir una relación espiritual con Dios involucra el cuidado del cuerpo y el alma, "Porque mantener un cuerpo y un alma saludables es parte de los caminos de Dios, ya que no se puede entender o conocer al Creador si se está enfermo, por lo que se debe evitar todo lo que dañe el cuerpo y en vez, uno debe acostumbrarse a lo que es saludable y a lo que hace que el cuerpo esté más fuerte".

Comer es mucho más que sólo mantenerse con vida

Entonces, comer es mucho más que sólo mantenerse con vida, y mucho más que el placer que la comida y la bebida nos dan mientras están en la boca. La comida tiene la capacidad para conectarte con Dios, con las personas con las que comes y, por supuesto, contigo mismo.

Todos tenemos la capacidad para comer conscientemente. La cena de shabat es una comida que no sólo nos permite estar en contacto con quienes comen con nosotros, sino también con nosotros mismos, con nuestra mente y nuestro ser.

Los judíos tradicionales, antes de sentarnos a comer, nos lavamos las manos. Este lavado nos prepara para comenzar a comer pan juntos. Este no es un lavado de limpieza, eso debería hacerse antes. Este es un lavado ritual. Llenamos una vasija y vertemos agua dos o tres veces sobre cada mano. Este era el procedimiento que se realizaba en el Templo de Jerusalem antes de los servicios.

La bendición que decimos después del lavado es "Bendito eres Tú, Dios, Rey del Universo, que nos santificó con sus mitzvot y nos ordenó la elevación de nuestras manos".

Una bendición bastante inusual. ¿Por qué habla la bendición sobre la elevación de las manos, en lugar de sobre el lavado de manos?

La respuesta es que, cuando comemos, las manos son las herramientas que usamos para partir el pan y comer la comida. La elevación de las manos antes de comer es la forma para concientizarnos de la naturaleza espiritual de la comida. Antes de que la comida llegue a nuestros labios ya ponemos atención en el alimento que vamos a ingerir.

La importancia del silencio

Una de las leyes relacionadas con la bendición por la elevación de las manos prohíbe hablar desde la bendición hasta que se prueba el pan. En ocasiones, esos pocos momentos pueden ser una molestia irritante, ya que no podemos comer la deliciosa jalá hasta que todos los comensales se hayan sentado a la mesa. Sin embargo, para quien quiera comer a conciencia, esos momentos de silencio pueden tener un poder increíble.

Nos sentamos en absoluto silencio; lo único que podemos hacer es concentrarnos en nuestros pensamientos y objetivos, que se convertirán en parte de la comida que estamos a punto de comer. Para muchas personas, esos momentos son sumamente incómodos porque no pueden llenar el silencio con ruido, conversaciones vanas u otras distracciones. En cambio, sólo pueden quedarse solas digiriendo los momentos de silencio que las rodean.

No hablar entre el lavado de manos y comer el pan es un requisito de toda comida en la que se coma pan, tanto si comemos solos como con otros. Comer a conciencia eleva tanto al momento de la cena como a nosotros mismos.

De esta forma, comer no se convierte en un acto animal. No puedes abalanzarte sobre la comida, como haría un perro. Los animales comen para sobrevivir, por lo que, para ellos, comer es una acción importante pero básica. En nosotros, los humanos, que tenemos un alma Divina, la comida sustenta tanto nuestro cuerpo como nuestro espíritu. Por ello nos lavamos las manos, las elevamos, bendecimos y tenemos unos momentos de silencio.

Para comer a conciencia necesitamos unos cuantos momentos de preparación. No demasiados, porque tenemos hambre y queremos comer, pero lo suficiente como para tener un momento de contemplación. ¿Qué vas a hacer con la energía que estás a punto de recibir de la comida? ¿Hay personas que no tienen la fortuna de comer alimentos saludables, o que ni siquiera tienen lo que comer? ¿Estoy viviendo para comer o comiendo para vivir?

Hay muchas más preguntas que puedes pensar cuando comienzas una comida. A veces lo harás, mientras que otras olvidarás todo y morderás directamente esa jugosa hamburguesa. Pero, como sea, recibiste una herramienta para comer a conciencia, y puedes elegir usarla.

Comer a conciencia puede alterar la forma en que te relacionas con la comida, con tu mente y con tu cuerpo. Tan solo hacen falta unos cuantos momentos de contemplación, antes o durante la comida, para cambiar por completo la dinámica del cuerpo y de la mente.

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