Perfiles
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Caído en Gaza en la flor de su vida, Jen Airley abre su corazón y habla sobre su notable hijo.
La mañana del sábado 18 de noviembre, Binyamin Airley, de 21 años, y sus compañeros soldados se levantaron temprano para rezar. Estaban alojados en Gaza, en una casa cerca de la playa. Estaban desayunando cuando a las 7:30 a.m., fueron llamados para unirse a una batalla. Un grupo de terroristas había herido a siete soldados, uno de ellos de gravedad. Dos terroristas se metieron en una casa y disparaban sin cesar. Solo se detenían brevemente para comenzar el ciclo vicioso una y otra vez.
Jamal Abas, un comandante druso de otro batallón, había tenido suficiente y decidió entrar con su mano derecha, Shachar Friedman.
"Binyamin no los conocía", dijo Jen Airley, madre de Binyamin, en una entrevista con AishLatino. "Él simplemente se abrió paso hacia adelante y dijo, 'No pueden entrar sin mí. Yo tengo un arma Negev [ametralladora pesada]'. Los tres entraron, inspeccionando diferentes habitaciones de la casa. Vieron a un terrorista tirado en el suelo y asumieron que estaba solo, pero otro terrorista estaba escondido detrás del sofá y los sorprendió, matando a los tres".
Jen estaba agradecida de que Binyamin muriera instantáneamente y no sufriera por sus heridas.
"Él valoraba la tierra de Israel y al pueblo judío y siempre decía, 'Si tengo que morir por Eretz Israel, eso es lo que tengo que hacer'. Consideraba un privilegio luchar por su país".
Jen tuvo una premonición esa mañana y se encontró llorando incontrolablemente. Estaba en la sinagoga el sábado por la mañana cuando empezó a ahogarse y tuvo que irse a casa. Sentada en su mesa, comenzó a llorar nuevamente sin explicación. Su hija de diez años intentó consolarla y la abrazó fuertemente.
Jen se recompuso y explicó: "Solo deseo que todos pudiéramos estar juntos al menos en Shabat".
Ella y su hija rezaron y lloraron juntas. Jen incluso recibió invitados a almorzar. A las 4:00 p.m., escucharon un golpe en la puerta. Soldados llegaron para informarle de la muerte de Binyamin. Jen ya lo sabía en el fondo de su corazón, pero preguntó a qué hora había ocurrido.
Respondieron: "La batalla tuvo lugar entre las 9:30 y las 10:30 a.m."
Había sido exactamente el momento en que ella lloró y rezó.
Jen siente confianza en que sus oraciones no quedaron sin respuesta. Tal vez evitaron que su hijo sufriera o salvaron a otro soldado. Ella cree que sus palabras lograron algo, aunque no sepa con certeza qué exactamente.
Jen y su esposo, Robert, han canalizado su dolor en la creación de una organización llamada Beit Binyamin, la 'Casa de Binyamin'. Tomaron la casa en Tzfat que compraron hace dos años con la esperanza de alquilarla para generar ingresos y usarla para vacaciones, y la convirtieron en un centro de retiro para cualquiera que necesite sanar del trauma de la guerra.
"La gente puede venir y ser mimada. Es hermoso. Tiene una vista panorámica increíble de las montañas de Merón y está justo al lado de galerías de artistas. Es todo lo que alguien necesitaría para relajarse y sanar. Este proyecto es parte de cómo elegimos seguir viviendo. Queremos que nuestros otros hijos vean nuestra resiliencia. Claro, me ven llorar. Lloramos juntos. Pero también bailamos y reímos y también vivimos la vida. En lugar de preguntar ¿lama? 'por qué', estamos preguntando ¿le ma? 'para qué?'. ¿Qué podemos hacer con esto? ¿Qué podemos hacer de esto? ¿Cómo podemos hacer del mundo un lugar mejor? ¿Cómo podemos hacer que la luz de Binyamin siga brillando?".
Binyamin era conocido en el ejército como el chico que podía hacer reír a todos, incluso en los momentos más difíciles. Tenía un amor feroz por la vida.
Jen reflexionó: "Incluso cuando su cuerpo fue identificado, me dijeron que tenía una sonrisa en su rostro. Entró a la guerra con una sonrisa y dejó la guerra con una sonrisa". Jen ha decidido seguir sonriendo porque, "eso es lo que él querría. Quiero emular su entusiasmo por la vida".
Creciendo, Binyamin era un "niño salvaje y revoltoso". Binyamin tenía TDA y nunca encajó en una estructura de aprendizaje típica. Volvía locos a sus maestros y regularmente era expulsado de clases o se negaba a asistir.
Aunque Binyamin siempre fue respetuoso con sus padres, la autoridad fue un desafío para él. Le encantaba divertirse y tenía una curiosidad profunda por el mundo que lo rodeaba.
En séptimo grado, Binyamin tomó una bola de papel de aluminio y la colocó dentro del nuevo microondas de la escuela. Lo encendió durante veinte minutos y salió de la habitación. El microondas se incendió.
Sin embargo, Jen explicó: "Binyamin apareció al día siguiente en la escuela con un microondas nuevo para reemplazar el que había destruido. Asumió la responsabilidad de lo que hizo".
Binyamin había pasado por varias escuelas diferentes, y Jen había experimentado muchas noches de insomnio. Llegaba a casa a todas horas de la noche, incluso cuando tenía 13 años.
El primer día de noveno grado, Binyamin llegó y le pidieron que pusiera su iPhone en una caja antes de entrar a la escuela. Mientras todos los demás cumplían, Binyamin se negó.
El profesor le informó que tendría que irse si no entregaba su teléfono. Simplemente dijo "está bien" y abandonó el campus.
Jen estaba enojada y no sabía cómo manejar la situación. El rabino Brezak, su mentor en la crianza, le dijo: "Esto es entre él y la escuela. Tiene que asumir responsabilidad".
Jen siguió este consejo y actuó de manera neutral cuando llegó a casa. "Al tercer día, se despertó y dijo, 'Voy a la escuela'. Entregó su teléfono, y ese fue el final del asunto. Habíamos intentado incentivos y otros programas, pero tenía que aprender a hacerlo por sí mismo. No por nosotros o por los incentivos, sino por él".
El undécimo grado fue un punto de inflexión.
"Binyamin fue atrapado fumando algo. No sé exactamente qué".
El esposo de Jen, Robert, miró a Binyamin y dijo: "Mira, puedes seguir por este camino. Puedes seguir metiéndote en problemas, pero solo vas a bajar, hasta que llegues al fondo. O puedes tomar la decisión de subir. La elección es tuya. No vamos a decirte qué hacer más".
Reflexionando sobre ese momento en la vida de Binyamin, Jen dijo: "Ese parece haber sido el momento pivotal. Cuando Binyamin decidió que iba a hacer ese giro, literalmente voló. Darle esa elección le dio alas para volar".
Binyamin comenzó una nueva escuela, se conectó con diferentes profesores y tomó varias decisiones que lo pusieron en un camino diferente.
Después de que fue asesinado, Jen encontró en su habitación una lista de 55 ítems que él quería lograr en su vida y que escribió cuando tenía 16 años. Su impresionante lista captura el tipo de hombre en el que Binyamin estaba trabajando en convertirse. La lista incluía lo siguiente:
Quiero…
comer saludablemente
hacer ejercicio al estilo "kraví"
tener buenos amigos que me influencien de manera positiva
aprobar mis exámenes
estar en una unidad de élite en el ejército
tener buenas relaciones con toda mi familia y mi familia extendida
aprender Torá
rezar con sentimiento
tener suficiente dinero, no demasiado, pero suficiente para vivir
tener y montar caballos
que venga el Mesías y se reconstruya el beit hamikdash (templo)
poder vivir sin un smartphone
ser humilde
entender por qué vine a este mundo
En el momento en que escribió esta lista, Binyamin aún estaba sembrando sus semillas, pero tenía una visión y sabía adónde quería ir. En el fondo, quería mucho más para sí mismo.
Jen dijo: "Tenemos estos mantras que siempre les decimos a nuestros hijos: 'no te rindas' y 'tú puedes hacerlo'. Asumimos que caen en oídos sordos, pero están ahí, en algún lugar, muy dentro de ellos. Solo tienen que sacarlo".
Binyamin también señaló que no quería desperdiciar sus habilidades. "Creo que esa es la grandeza de Binyamin. Usó todas sus fuerzas para el bien. El hecho de que hiciera una lista de 55 cosas es increíble. El hecho de que haya logrado casi todas es aún más increíble... Se propuso hacerlo y lo hizo. Todo antes de cumplir 21 años. Espero que su lista inspire a otros a escribir su propia lista".
Jen y su esposo tuvieron que enfrentar la elección: ¿Voy a caer en una depresión o voy a elegir sonreír y seguir viviendo por él?
Jen ha decidido enfocarse en el lado positivo de este escenario inimaginable de perder a su hijo y concentrarse en lo bueno.
"Miles de personas han sido inspiradas por Binyamin. Justo ayer, estaba en la tumba de mi abuelo. Él fue un sobreviviente del Holocausto. Perdió a sus padres y a sus hermanos después de la guerra. Obviamente, sufrió un trauma. Tenía pesadillas. Sin embargo, a pesar de todo, su único deseo era continuar y vivir y traer más vidas al mundo. Perdió a la mitad de su familia. Yo perdí uno, él perdió mucho más. Estos son nuestros genes. No solo son mis genes. Son nuestros genes. Si él pudo hacerlo, yo también puedo".
Jen también obtiene fuerza de uno de sus recuerdos favoritos de Binyamin.
Hace dos años, Jen corrió la Media Maratón de Jerusalén con Binyamin. Estaban subiendo una colina cuando Binyamin puso su mano en su espalda para empujarla hacia adelante.
"Yo estaba como, '¡Eh! ¡Deja de empujar mi espalda! ¿Quieres adelantarte? ¡Adelante! Yo soy lenta y constante'". Más tarde, él comenzó a empujar su espalda nuevamente, y nuevamente ella le instó a que se adelantara sin ella.
"No, quiero quedarme contigo", respondió simplemente.
Jen explicó: "A veces, subiendo la colina, siento su mano aún en mi espalda, empujándome hacia adelante. Él sigue ahí. Todavía me está empujando".
Jen también compartió que durante la carrera, Binyamin quería comenzar a correr rápido cuando se acercaban al final. "En el kilómetro 19, el quería correr rápido y nuevamente en el kilómetro 20. Le dije, 'Yo no puedo correr rápido, tú ve adelante'.
"Le dije, 'Cuando giremos y veas la línea de meta, ahí es cuando debes comenzar a correr rápido'".
Jen explicó que esto es una metáfora de la vida. "Si puedes ver la línea de meta, puedes correr rápido. Pero a veces no sabemos cuándo va a llegar la línea de meta. No sabemos cuánto va a durar. Definitivamente estamos en el proceso. ¿Estamos lo suficientemente cerca como para empujar con todo lo que tenemos? No lo sé. Siento que sí".
Este año, Iom Hazikarón, el Día del Recuerdo de Israel, tiene un significado completamente nuevo para la familia Airley.
"Iom Hazikarón es ahora todos los días para nosotros. Nuestro plan es ir a la granja de Binyamin y plantar y construir. Estoy segura de que el sonido de la sirena (para recordar a los caídos) será diferentes para todos este año. Estaremos allí el uno para el otro. Estaremos juntos y nos sostendremos unos a otros".
Iom Haatzmaut también será diferente este año.
"No es el momento de celebrar y festejar, pero al mismo tiempo, hay una razón para celebrar. Tenemos la tierra de Israel, estamos viviendo el sueño de vivir en nuestra patria. Podemos caminar por las calles, recorrer nuestros senderos, podemos ir al Muro de los Lamentos o ir a la Tumba de Rajel. Tengo tanta gratitud. Somos bendecidos de vivir aquí".
Los Airley planean ir al Kotel en Iom Haatzmaut para celebrar que su hijo menor se ponga los tefilín por primera vez.
"Está a punto de cumplir 13 años, así que usará los tefilín de Binyamin. Así es como celebraremos, continuando y siendo agradecidos".
A través de sus luchas, Jen quiere transmitir un mensaje simple al mundo. "Estamos en tiempos tan inestables. Más que nunca antes, tenemos que seguir aferrándonos a nuestro judaísmo. Sí, es difícil, pero nosotros siempre hemos podido hacer cosas difíciles. Para Binyamin, esta guerra era sobre la santidad. Nosotros, como judíos, somos diferentes del resto del mundo. Somos diferentes de nuestros enemigos. Binyamin luchaba por la tierra y por el pueblo judío. No le importaba cómo lucieran las personas. Si parecían un super judío o si estaban rapados con tatuajes por todas partes. Tenía esta relación con la gente y podía conectarse con cualquiera. Un judío es un judío y seguirá siendo un judío. Protege y ama a cada judío. Son tus hermanos y hermanas. Esa era su santidad. Ese era Binyamin".
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