La mujer judía que inventó la enfermería de salud pública

17/03/2025

7 min de lectura

Lillian Wald revolucionó el campo de la medicina y fue una feroz defensora de los derechos de las mujeres, el voto femenino y la igualdad de derechos para los negros estadounidenses.

La enfermería de salud pública beneficia hoy a millones de personas en todo el mundo, permitiendo que los pacientes sean atendidos en sus propios hogares en vez de en hospitales o consultorios médicos. El término fue acuñado por Lillian D. Wald, una enfermera judía poco recordada, que dedicó su vida a hacer del mundo un lugar mucho mejor.

Nació en una afectuosa familia judía

Cuando Lillian nació en 1867, su familia disfrutaba de una vida cómoda en Cincinnati. Las familias de su padre Max y de su madre Minnie habían llegado recientemente de Europa a los Estados Unidos. Lillian era la tercera de sus cuatro hijos. Más adelante se recordaría a sí misma como una niña “consentida”, mimada por sus abuelos.

La familia Wald se mudó a Rochester, Nueva York, donde participaron activamente en la comunidad judía. Lillian asistió a una prestigioso internado donde las clases se dictaban tanto en francés como en inglés. Ella era una alumna brillante. Cuando tenía 16 años quiso entrar a Vassar College, pero la rechazaron por ser muy joven. Aunque no lo sabía, Lillian estaba por vivir una experiencia que alteraría para siempre el curso de su vida.

Cómo descubrió la medicina

Lillian estuvo presente cuando su hermana Julia tuvo un bebé y decidió que la enfermería era la vocación de su vida. Estudió enfermería en la Escuela de Formación del Hospital de Nueva York, y luego se embarcó en otra carrera en la Escuela de Médica para Mujeres en Nueva York. Mientras estudiaba, Lillian trabajó en un orfanato y ayudó a dar una clase sobre salud para inmigrantes en el Lower East Side de Nueva York.

El contraste con su propia vida familiar no podría haber sido más extremo. Años después, en una visita a Rochester, Lillian comentó: “Al regresar a Rochester, inevitablemente comparo las ventajas físicas de los niños que son llegan a la adultez en este ambiente comparados con los niños (en los distritos pobres de la ciudad de Nueva York) con quien me ha tocado vivir todos estos años”. Al ver la extrema pobreza de los judíos del Lower East Side en la década de 1880, Lilian entendió que tenía que hacer algo, creando más recursos de salud pública para ayudar a sus hermanos judíos.

El Lower East Side

En la segunda mitad del siglo XIX, los inmigrantes (muchos de ellos judíos) llegaban en masa al Lower East Side de Nueva York. Para el 1900, el Lower East Side era el barrio más poblado del mundo, con más de 700 residentes cada media hectárea. Muchos inmigrantes trabajaban en talleres mal ventilados e inseguros; otros trabajaban las 24 horas del día cosiendo a destajo en departamentos superpoblados. Proliferaban las enfermedades y la mala nutrición.

El reformador social Jacob Riis describió las condiciones en un edificio viejo de departamentos ocupado por familias judías: “He encontrado en tres habitaciones a padre, madre, doce niños y seis pensionistas. Ellos duermen sobre la ropa como si fueran camas. Encontré que varias personas dormían en un sótano de uno por dos metros, sobre una pila de ropa que estaba en proceso de costura”.

Para Lillian Wald, un momento clave fue un día cuando visitó a una mujer joven en un edificio de departamentos. Luego describió la experiencia como “un bautismo de fuego”. “Abandoné el laboratorio y el trabajo académico de la universidad. Nunca regresé a ellos… Me alegré de tener una formación en el cuidado de los enfermos, lo que en sí mismo me daría una relación orgánica con el barrio en el cual se produjo este despertar” (The House on Henry Street por Lillian D. Ward. H. Holt, Nueva York: 1915).

Al ver estado harapiento y la mala salud de la familia, Lillian decidió que brindar un nuevo modelo de asistencia médica a esos inmigrantes pobres debía ser el trabajo de su vida. Abandonó la escuela de medicina. En esa época, las jóvenes idealistas estaban creando "casas de asentamiento universitario” en muchas ciudades de los Estados Unidos, donde mujeres educadas podían proveer educación y asistencia social para los pobres. Lillian se mudó a una casa de asentamiento universitario en el Lower East Side de Nueva York, en donde encontró una comunidad de mujeres visionarias con ideas afines y un foro en el que podía trabajar para ayudar a los demás.

La invención de la enfermería de salud pública

En su casa de asentamiento –conocida como la casa de la calle Henry (Henry Street Settlement)- que sigue existiendo, proveyendo servicios a residentes del Lower East Side, Lillian desarrolló una nueva filosofía de la enfermería. Como describe la Escuela de Enfermería de la Universidad de Pensilvania, “la práctica de Wald con los enfermos pobres la convenció rápidamente de que sus enfermedades por lo general se debían a causas que estaban fuera del control del individuo… Al considerar la práctica de la enfermería desde el punto de vista del paciente, fomentando la responsabilidad personal y pública y proporcionando una estructura unificadora para la prestación de una asistencia médica integral e igualitaria, Wald conceptualizó un nuevo paradigma para la enfermería”.

Hester Street Fair, 1898

Lilian entendió que para asegurarse de que sus pacientes estuvieran sanos, tenía que ayudarlos de muchas maneras, desde abogar por mejores sueldos e infraestructura, a educar a la gente sobre salud pública, además de proporcionar los cuidados de enfermería tradicional. Ella también trataba a los pacientes pobres como iguales, escuchando sus preocupaciones y alentaba a otras enfermeras a hacer lo mismo. En la época victoriana, esta actitud de investir a los pobres de dignidad era revolucionaria.

Lillian describió más tarde en sus memorias el génesis de su idea: “Nos propusimos crear un servicio en términos que respetaran al máximo la dignidad y la independencia de los pacientes. Sentíamos que cuidar a los enfermos en sus hogares debía hacerse de forma seria y adecuada… que la enfermera debía estar tan dispuesta a para responder a las llamadas de la gente como de los médicos…” (The House on Henry Street por Lillian D. Ward. H. Holt, Nueva York: 1915).

La Casa de asentamiento de la calle Henry 

En 1885, Lillian, junto con su buena amiga Mary Brewster, que también era enfermera, se pusieron a trabajar. Contrataron a otras seis enfermeras, y también a activistas sociales, incluyendo abogados y organizadores de sindicato. Ellas convirtieron el patio trasero de la casa de la calle Henry en un parque infantil, el más grande de todo el Lower East Side. Lillian y sus colegas también organizaron una plantilla completa de eventos sociales. Los inmigrantes del barrio podían inscribirse en la casa para clases vocacionales, asistir a picnics y otros paseos de la casa de la calle Henry, ir a visitar el campo y experimentar el mundo más amplio de la ciudad de Nueva York y más allá.

Sin duda una pionera social, Lillian contrató a una enfermera de color por primera vez en 1906, en una época en que era extremadamente raro que las organizaciones tuvieran a la vez empleados de color y blancos. Ella siguió contratando más enfermeras de color y prestó la casa de la calle Henry para reuniones de la organización pionera de derechos civiles, la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color.

Lillian Wald con Jane Addams en Washington D.C, 1916; colección fotográfica de la Biblioteca del Congreso

Con el tiempo, Lillian abrió otras nueve sucursales de la casa de la calle Henry. Cuando se jubiló en 1933, la organización que ella lideraba empleaba a 265 enfermeras que atendían a 100.000 pacientes.

Educar a otros

Las enfermeras de salud pública comenzaron a tener un efecto real. Los pacientes pagaban lo que podían. Para seguir funcionando, la casa de la calle Henry de Lillian dependía de donaciones. Lillian comenzó a dar clases en la Escuela de Maestros de la Universidad de Columbia y ayudó a establecer el departamento de enfermería y salud de la Universidad de Columbia en 1910. Lillian abogó por una organización independiente para establecer estándares de enfermería en los Estados Unidos y sirvió como la primera presidenta de la resultante Organización Nacional de Enfermeras de Salud Pública.

Un legado de entrega

Lillian nunca dejó de trabajar para hacer del mundo un lugar mejor. Ella ayudó a fundar la Agencia Infantil de los Estados Unidos, el Comité Nacional de trabajo infantil y la Liga Nacional de Sindicatos Femeninos. En 1918, lideró los esfuerzos de la Cruz Roja para erradicar la pandemia de gripe española. A lo largo de su vida, Lillian abogó por los derechos de las mujeres, el sufragio femenino, la igualdad de derechos para los negros estadounidenses y normas de seguridad laboral. Ayudó a crear el concepto de clases de educación especial en las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York y ayudó a inventar la institución de enfermeras escolares. En 1922, el New York Times nombró a Lillian una de las 12 mujeres vivas más importantes de los Estados Unidos.

La casa de la calle Henry

Cuando falleció en 1940, Lilian tuvo un funeral judío, y luego un servicio conmemorativo masivo en Carnegie Hall. Más de 2.000 personas asistieron a este servicio, incluyendo al alcalde de la Ciudad de Nueva York y al gobernador del estado de Nueva York.

En sus memorias, The House on Henry Street (1915), Lillian recordó su trabajo y comentó que: “Nunca en todos los años en la casa de la calle Henry dudamos de la validez de nuestra creencia en la dignidad esencial del hombre y las obligaciones de cada generación para mejorar las cosas para la siguiente generación”. Incansable incluso ante la apatía y los contratiempos, Lillian nunca perdió su ardiente creencia de que ella podía ayudar a que el mundo fuera un lugar más amable y justo.

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