La panza de posparto de Kate Middleton

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Deberíamos avergonzarnos incluso por haberla notado.

El alboroto por el bebé de Kate Middleton (tercero en línea para el trono de Inglaterra ¡por si vives en una cueva y te perdiste las noticias!) aún no termina. Es difícil creer que en el año 2013 esto sea una gran noticia, mucho después de los gloriosos días de la monarquía, pero la prensa sensacionalista e incluso la prensa convencional y la blogosfera, parecen llenarse de constantes actualizaciones...

¡Y constantes comentarios! Algunas personas sienten tristeza por la duquesa, que se vio forzada a aparecer en público, maquillada y compuesta el día después de dar a luz. Yo sé que muchas de nosotras simples mortales, no nos preocupamos por la ropa (¡hay una razón por la cual Dios creó las batas!), mucho menos por el maquillaje durante semanas o incluso meses después del parto. Otros sienten menos compasión. "Ella sabía en qué se estaba metiendo, se casó con un príncipe", murmuraban ellos. "Si disfruta de las ventajas, también debe pagar el precio".

Pero una cosa en particular sobre la que todos comentaron, los benévolos y los menos benévolos, fue su panza. Sin excepción, todos los que conozco que vieron la fotografía notaron el tamaño de su panza (¡quizás debería reexaminar los círculos en los que me muevo!). Todos aludieron al hecho de que ella aún se veía embarazada, no sólo que no había regresado a su peso anterior, sino que apenas había perdido algo de peso. A pesar de que, como sabemos, ella había dado a luz menos de 24 horas antes.

Hay varios problemas con nuestra actitud.

En primer lugar, no es asunto nuestro. A pesar de que, como fue mencionado antes, ella escogió ser una figura pública, sus acciones deberían contar y no su peso posterior al embarazo. El hecho de que su peso sea nuestra preocupación, habla de una cierta superficialidad en nuestra sociedad.

Claramente hemos perdido el foco (¡el bebé!). Los embarazos tienen consecuencias inevitables: subimos de peso, sentimos nauseas y cansancio, sufrimos de ciática y acidez y un montón de otros males. Pero lo hacemos porque sabemos que tener un hijo vale la pena. Debemos mantener nuestro foco en el final del juego.

¿Por qué la obsesión por el peso? ¿Qué diferencia hace si su panza (o la nuestra) regresa alguna vez a como estaba antes? ¿Eso nos convertirá en mejores madres? ¿Esposas más devotas y atentas? ¿Por qué nos importa (ella o nosotras)? ¿Acaso todas las mujeres que luchan contra la infertilidad no estarían felices de recibir un poquito de panza a cambio de su desesperadamente deseado hijo? ¿No nos desagrada a todos cuando la revista People presenta actrices que no planean tener hijos porque no quieren arruinar sus figuras?

Deberíamos avergonzarnos incluso por haber notado la panza de Kate Middleton. Deberíamos avergonzarnos por nuestros comentarios.

Quizás el hecho de que una glamorosa y bien vestida integrante de la Familia Real no se ve perfecta, sino que se ve más como el resto de nosotras (dejando el peinado y el maquillaje de lado), hace que todas nosotras las mamas regordetas y "regulares" nos sintamos mejor sobre nosotras mismas. Pero no debería importarnos.

Debemos sentirnos bien con nuestras elecciones, tanto física como espiritualmente. Debemos valorar la paternidad por sobre una panza plana perfecta. Debemos tener confianza en nuestras prioridades. Aquí es donde podríamos realmente aprender de la Duquesa de Cambridge. Quizás ella también se sintió incomoda saludando al público en ese estado. Pero no se escondió en una esquina. Las obligaciones de su rol tuvieron precedencia. Su placer por su nuevo infante fue más importante, su relación con su esposo y su familia fueron el valor mayor.

Dado que la mayoría de nosotras no somos famosas, nadie está mirando nuestras panzas de posparto u otras fallas (¿cuánto tiempo después puede considerarse posparto? ¿¡Son 17 años demasiado!?). Pero es Elul. Rosh HaShaná se acerca. Debemos organizar nuestras prioridades y realizar el trabajo espiritual que nos atañe. Podríamos comenzar por ignorar lo superficial y reenfocarnos en lo que realmente importa... aunque no me importaría tener a la modista de Kate…

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