La prueba original del marshmallow

20/09/2022

2 min de lectura

Bereshit (Génesis 1:1-6:8 )

Imagina que te ofrecen un marshmallow (malvavisco) fragante y esponjoso. Te dicen que tienes la opción de comerlo en ese mismo momento o que si tienes autocontrol y esperas un poco, eventualmente obtendrás uno más. ¿Qué harías? ¿Comer uno ahora o controlarte para obtener una recompensa doble?

El psicólogo social Walter Mischel efectuó por primera vez este famoso estudio del mashmallow en los años 60 con niños de edad preescolar. Luego siguió a esos niños durante años. Los niños que demostraron tener autocontrol y lograron esperar hasta que regresó el investigador a la habitación, obtuvieron resultados más altos en las pruebas de rendimiento, tuvieron índices de masa corporal más bajos, menos abuso de sustancias y tasas más bajas de divorcio en momentos más tardíos de sus vidas, en comparación a aquellos que cedieron a la tentación. Aquellos que tienen autocontrol por lo general son más exitosos, más sanos y tienen mejores relaciones que aquellos que no tienen autocontrol.

Rav Dr. Tzvi Hersh Weinreb señala que podemos resumir la historia de Adam y Javá en el Jardín del Edén en términos psicológicos contemporáneos, diciendo que fracasaron en la prueba del marshmallow. Dios le dijo a Adam que no comieran del Árbol del Conocimiento. Sin embargo, la provocación de la serpiente y el atractivo del fruto, llevaron a que Javá y luego Adam fracasaran en su autocontrol.

Esta lectura es atractiva desde el sentido básico de los versículos y tiene base en los comentarios. Por ejemplo, cuando el versículo nos informa que Javá tomó la fruta y la comió, Rav Naftali Tzvi Iehudá Berlin explica que "ella no pudo mantenerse fuerte y superar el deseo". Sin embargo, considerar este episodio sólo como una prueba de autocontrol implica ignorar otro elemento esencial y un personaje muy importante en la historia: a Dios.

En una versión actualizada del estudio del Dr. Mischel publicado en una edición reciente de la revista "Psychological Science", los investigadores exploraron otras variables que pueden contribuir al éxito de un niño en la prueba del marshmallow, fuera del mero autocontrol. Ellos estaban particularmente interesados en revelar a qué grado la capacidad del niño para posponer la gratificación dependía del control de la reputación (la preocupación por lo que otras personas pensarían de ellos). Los investigadores descubrieron que cuando les decían a los niños que sus maestros sabrían si fueron o no capaces de esperar, era más probable que lograran hacerlo en comparación con aquellos niños a quienes les dijeron que sus pares lo sabrían, y todavía más que aquellos a quienes no les dijeron nada respecto a divulgar los resultados.

La historia de Adam y Javá no es sólo un fracaso de autocontrol. Sino también una falla en el manejo de la reputación. Ellos fracasaron al no preocuparse por no cumplir con lo que Dios las había ordenado. Ignoraron que Él sabría los resultados del experimento.

Si buscamos estrategias de autocontrol que puedan ayudarnos en nuestros propios emprendimientos y luchas para postergar la gratificación, sería bueno tener en mente el manejo de la reputación. En la medida en que nos importe lo que Dios piensa de nosotros y que creamos que Él va a saber los resultados finales de la prueba, tal vez eso pueda ayudarnos a no comer cualquier cosa que, metafóricamente, constituya nuestro propio marshmallow.

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