La recompensa de los perros

26/01/2025

4 min de lectura

Bo (Éxodo 10:1-13:16 )

Shemot 11:6-7: "Habrá un gran clamor en toda la tierra de Egipto, tal como no hubo antes ni habrá después. Pero ningún perro afilará su lengua contra ninguno de los Hijos de Israel desde varón hasta bestia; para que sepan que Hashem distinguirá entre Egipto e Israel".

Shemot 22:30: "Un pueblo santo serán para Mí; carne de animal lesionado en el campo no comerán, al perro la echarán".

Shemot Rabá 31:9: "…no tienen permiso de comer una trefá (carne no kasher), como está escrito: 'y carne en el campo que es trefá no comerán, [más bien] arrójenla a los perros. ¿Por qué a los perros? El Santo, Bendito sea, dice: 'estás obligado con el perro porque en el momento en que Yo maté a los primogénitos de Egipto y los egipcios se sentaron toda la noche enterrando a sus muertos, los perros les ladraron a ellos, pero a Israel no le ladraron, como está escrito: "ningún perro afiló su lengua'. Por lo tanto están obligados con los perros, como dice: 'la echarán a los perros'".(1)

La Torá relata que durante la plaga del primogénito, los perros que estaban cerca de los judíos no ladraron. Los comentaristas explican que esto es algo que se considera milagroso, porque en general los perros ladran salvajemente cuando está presente el Ángel de la Muerte. Además, los perros que estaban entre los egipcios ladraron constantemente. El Midrash enseña que como una recompensa por su silencio, para toda la historia, si un judío tiene una porción de carne no kasher, se la debe dar a un perro y no a cualquier otro.

Esta no es la única recompensa que recibieron los perros por su silencio. En Perek Shirá (una serie de cánticos de alabanza a Dios pronunciados por los animales), en donde todos los animales elevan alabanzas a Dios, la canción que ofrece el perro es: "Ven. Nos postremos y prosternemos ante Dios nuestro creador".(2) El Midrash dice que Rav Ieshaia, el alumno de Rav Janina ben Dosa, ayunó ochenta y cinco días porque no podía entender cómo los perros tuvieron el mérito de entonar alabanzas a Dios. Su sorpresa se basó en el hecho de que los perros son considerados descarados(3) y el descaro es la antítesis de la sumisión a Dios. El Midrash continúa diciendo que se le acercó un ángel y le dijo que lo habían enviado desde el Cielo para informarle que los perros tuvieron el mérito de entonar cánticos de alabanza en virtud de su comportamiento meritorio en el momento de la plaga a los primogénitos.

El Midrash agrega otra recompensa que recibieron los perros por su silencio: el excremento de los perros se usa para curtir las pieles de los animales al prepararlas para fabricar el pergamino donde se escriben los rollos de la Torá, las mezuzot y los tefilín. Rav Isasjar Frand señala que vio en el libro "Darash Mordejai" que el autor preguntó a los escribas modernos si esto sigue siendo así, y le confirmaron que la esencia de los productos químicos que se utilizan para preparar las pieles de los animales para el pergamino de las sagradas escrituras proviene efectivamente de excremento de perro.

Hay varias preguntas respecto a esta idea. En primer lugar: ¿cuál fue exactamente el gran beneficio de que los perros no ladraran? Si hubieran ladrado, ¿cuál habría sido el gran problema? En segundo lugar, ¿por qué los perros recibieron una recompensa tan grande por su silencio y cuál fue la naturaleza de las recompensas específicas que les dio Dios?

La respuesta a la segunda pregunta es que la grandeza de lo que hicieron los perros es que actuaron de una forma totalmente contraria a su naturaleza; ellos quebraron su naturaleza.(4) En palabras de Rav Frand:(5)

La explicación es que nada es más valioso para el Amo del Universo que una persona, un animal o una criatura que quiebra su naturaleza. En eso consiste el Servicio Divino. Una persona que supera sus instintos naturales y sus rasgos innatos de personalidad, es más querida y apreciada por el Todopoderoso que cualquier otra cosa. ¡Los perros ladran! La Guemará dice en Brajot que cuando los perros sienten al Malaj HaMavet (el Ángel de la Muerte) ciertamente ladran. Es un logro asombroso a los Ojos de Hashem que los perros en Egipto conquistaran sus inclinaciones y no cedieran a sus tendencias naturales.

Debido a que los perros fueron en contra de su naturaleza, recibieron una serie de recompensas. La primera fue que recibirán carne no kasher por toda la eternidad. Ellos fueron en contra de su deseo natural de ladrar, y como recompensa, su lujuria por la carne será saciada cuando el pueblo judío vaya en contra de su naturaleza y no coma carne sabrosa porque no es kasher.

Los perros también tuvieron el mérito de cantar alabanzas a Dios porque guardaron silencio cuando fue necesario. Como recompensa, tienen la oportunidad de hablar cuando esa es la forma correcta de comportarse: alabando al Creador. Por último, también merecen participar en la creación de escribas, porque el control de uno mismo y la superación de la propia naturaleza es la cima de la santidad y, en consecuencia, participan en la redacción de escritos sagrados.

Ahora también podemos comprender el significado del silencio de los perros. En un nivel simple, los comentarios explican que el ladrido de los perros habría asustado al pueblo judío, y su silencio permitió a los judíos vivir aquella noche con serenidad.(6) Sin embargo, en un nivel más profundo, el silencio de los perros fue un acontecimiento tan inusual, que contribuyó al carácter sobrenatural de aquella fatídica noche y demostró al pueblo judío cómo Dios controlaba la naturaleza.

De más está decir que las enseñanzas de Nuestros Sabios sobre los perros no son una mera lectura interesante, sino que sirven para enseñarnos lecciones de vida. La lección obvia que podemos extraer de estas ideas es la grandeza de superar nuestros deseos naturales en general y, en particular, de controlar nuestro deseo de hablar cuando no es apropiado. Como enseña el Gaón de Vilna, la recompensa que una persona recibe por controlarse de hablar lashón hará está más allá del alcance de los ángeles. Que todos merezcamos superar nuestras tendencias naturales y controlarnos en todos los ámbitos.


  1. Shemot 22:30
  2. Tehilim 95:6
  3. Ieshaiá 56:11
  4. No es necesario decir que los perros no tienen libre albedrío, pero como suele ocurrir, nuestros Sabios usan animales para enseñarnos lecciones sobre las cualidades de carácter
  5. Con traducciones al inglés
  6. Ven Ibn Ezra, Shemot 11:7
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