La verdad sobre la religión: Usar la evidencia para decidir en qué creer

07/07/2025

13 min de lectura

Las religiones cuentan historias sobre el mundo. Queremos saber si hay verdad en esas historias. ¿Cómo podemos averiguarlo?

Entre las cosas que nos importan a todos está la verdad. Nadie es indiferente a la verdad. Una razón para esto es que no podemos conseguir lo que queremos sin ella. Esto lo aprendemos cuando somos niños pequeños. Si quieres agua caliente, necesitas saber cuál es el grifo correcto. Para sacar un libro de la biblioteca, necesitas saber dónde está tu tarjeta de la biblioteca. Para detener las lágrimas de tu amigo, necesitas saber por qué está llorando. La información precisa —la verdad— es crucial para navegar los desafíos de la vida.

A medida que crecemos, esta misma lección se repite sin cesar. Para obtener un título universitario, necesitamos saber las respuestas correctas en los exámenes. Para tomar un avión, necesitamos conocer el horario del vuelo. Para ganarnos la vida como médicos, necesitamos saber de medicina. Para que alguien nos diga que sí, necesitamos conocer las palabras y acciones correctas.

Otra forma de ver la importancia de la verdad es esta. Imagina un nuevo invento: una máquina de sueños. Cuando te conectas a esta máquina, te da sueños. El dueño la ofrece a cualquiera para usarla, sin costo alguno. Tú le dices qué sueños quieres tener y él programará la máquina para proporcionarlos. Sólo hay una condición: una vez que te conectas a la máquina, te ponen en un sistema de soporte vital y permaneces conectado por el resto de tu vida. Puedes recibir cualquier sueño que desees, tan emocionante, placentero y lleno de logros como puedas imaginar. Pero nunca volverás al mundo real.

¿Lo aceptarías? Después de todo, tu vida real nunca será tan emocionante, placentera o satisfactoria como el sueño. Aun así, me atrevo a decir que, en el fondo, sabes que no te sentirías bien conectándote a la máquina. En lo más profundo, la mayoría sentimos que queremos hacer una diferencia en el mundo real. No vivimos sólo por lo que experimentamos. También vivimos por lo que queremos hacer. Lo que la mayoría de la gente quiere hacer es tener un impacto real en la vida de personas reales. La máquina de sueños hace que eso sea imposible.

Y si aceptaras la oferta, creo que aún podría demostrarte que te importa actuar en el mundo real. Imagina que tienes la capacidad de curar el cáncer y estás dispuesto a hacer el esfuerzo para lograrlo. Ahora el dueño de la máquina de sueños te ofrece un sueño en el que harás exactamente lo mismo: en el sueño, curarás el cáncer. En ese caso, nadie elegiría la máquina de sueños, porque en realidad nadie se curaría. Así que, en algún grado, a todos nos importa afectar el mundo real.

La única forma de saber cómo marcar una diferencia en el mundo real es conocer la verdad. Sin la verdad, vivimos en un sueño (parcial). Sin la verdad, sólo “suponemos” que nuestras acciones afectan a las personas de cierta manera. En realidad, el efecto podría ser muy diferente. Por ejemplo, los médicos solían hacer sangrar a las personas cuando tenían fiebre. Creían que eso los ayudaría. En realidad, no ayuda e incluso puede causar daño. Imagina un médico, en su lecho de muerte, descubriendo que ese tratamiento que usó toda su vida, en realidad dañó a las personas. ¿Cómo se sentiría? No conocía la verdad y, por lo tanto, no pudo haber tomado decisiones correctas en su vida para ayudar a otros.

Hemos visto que conocer la verdad y usarla para guiar nuestras acciones es importante para todos. Es importante porque necesitamos la verdad para obtener las otras cosas que queremos, y una de esas cosas es hacer una diferencia en el mundo real.

Aun así, la verdad no es lo único que cuenta. También hay otras cosas importantes. Debemos agregar la verdad a la lista que ya teníamos: salud, educación y todo lo demás. Y una vez que la agregamos, nos enfrentamos a una pregunta crucial: ¿qué sucede si la verdad entra en conflicto con algunas de las otras cosas que nos importan? ¿Qué hacemos entonces?

Esto puede ocurrir de muchas maneras diferentes. Aquí hay algunos ejemplos:

  • Algunas personas se engañan a sí mismas creyendo que otros son sus amigos porque no pueden enfrentar la verdad de que no son populares.
  • Algunos continúan intentando ser los mejores en su área de interés en lugar de aceptar el hecho de que no tienen esa habilidad.
  • Algunos apuestan todo su dinero creyendo que la próxima vez tendrán suerte.

En cada uno de estos casos, una persona se aferra a una falsedad porque enfrentar la verdad es demasiado doloroso. Aun así, es evidente que está cometiendo un error. Sería mucho mejor reconocer la verdad y vivir con las consecuencias. La razón es que, de este modo, conseguiremos más de lo que realmente nos importa. Rehusarse a enfrentar la verdad sólo añadirá más sufrimiento. Si una persona sigue creyendo que es popular, no hará los cambios necesarios para volverse realmente popular. Si no renuncia a sus sueños poco realistas, no se enfocará en desafíos que realmente puede afrontar.

En casi todos los casos, la mejor decisión es la que se basa en los hechos, en la verdad.

Esto es lo que suele suceder si se ignora la verdad: las cosas empeoran y nuestros objetivos se alejan aún más. La verdad es tan útil que (en casi todos los casos) ignorarla no es la mejor estrategia.

Podría haber excepciones. A veces, encontrar la verdad es demasiado costoso o peligroso. A veces, la decisión es tan insignificante que equivocarse no tiene importancia. A veces, enfrentar la verdad sería tan perturbador en este momento que es mejor posponerlo por un tiempo.

Aun así, en casi todos los casos, la mejor decisión es la que se basa en los hechos, en la verdad. Pongamos nombres a estas dos opciones:

  • Priorizar la verdad lo llamaremos "realismo".
  • Priorizar otras cosas que nos importan lo llamaremos "oportunismo".

Lo que hemos visto es que el realismo suele tener prioridad sobre el oportunismo.

Verdad y responsabilidad

Una de las cosas que pueden importarnos es cumplir con nuestras responsabilidades. Aquí también necesitamos la verdad.

Si soy responsable del bienestar de un niño, necesito conocer ciertos aspectos de medicina, nutrición, psicología y educación. Sin esa información, no puedo cuidar del niño de manera responsable.

Si tengo dinero para donar a la caridad, ¿a quién debería dárselo? ¿Quién presenta solicitudes honestas y quién es un impostor?

Conocer la verdad es necesario para cumplir con nuestras responsabilidades.

Aquí, nuevamente, podría haber excepciones. Supongamos que tengo que tomar una decisión en las próximas veinticuatro horas y que tardaré una semana en averiguar la verdad. En ese caso, esperar podría ser peor que equivocarse en la decisión.

Aun así, en circunstancias normales, encontrar la verdad es necesario para tomar buenas decisiones y actuar con responsabilidad.

Aquí, nuevamente, el realismo tiene prioridad.

Verdad y religión

La importancia de la verdad para el éxito de nuestras acciones y, en particular, para cumplir nuestras responsabilidades, se aplica directamente a la religión. ¿Por qué?

Muchas religiones cuentan historias. Estas historias describen de dónde vino el mundo, hacia dónde va y qué lo guía en su camino. Describen la verdadera esencia del ser humano. Registran eventos religiosos importantes: profecías, inspiración divina, milagros, el origen de conceptos y costumbres religiosas. También registran eventos humanos relevantes: el origen de pueblos y culturas, migraciones, guerras, asentamientos. Codifican leyes que han sido comunicadas a la humanidad desde lo divino.

Aquí está el punto clave. Típicamente, una religión basará sus instrucciones para la vida en su historia fundamental. La razón de sus leyes, costumbres, valores y creencias es que el mundo está construido de esta manera en particular y que estos eventos ocurrieron. Esto, por supuesto, depende de que la historia sea verdadera. Si la historia de una religión en particular es realmente cierta (y por lo tanto la religión comprende y describe con precisión la realidad en la que vivimos), entonces seguir sus preceptos llevará a una vida más exitosa y responsable. Si la historia no es cierta, entonces no se puede esperar que seguir su modo de vida conduzca al éxito. Dado que nos importa el éxito de nuestras acciones, incluida la responsabilidad de cumplir nuestras obligaciones, tenemos interés en seguir la religión que tenga la mejor base para ser verdadera. De lo contrario, corremos el riesgo de vivir vidas improductivas e irresponsables.

Supongamos, por ejemplo, que el Creador del universo se reveló al pueblo judío en el Sinaí y les ordenó cuidar el Shabat. En ese caso, cuidar el Shabat es una de las mejores cosas que un judío puede hacer. ¡No se puede esperar tener una vida mejor violando la voluntad del Creador de la vida misma!

Por lo tanto, se vuelve crucial averiguar la verdad:

  • ¿El Creador realmente ordenó cuidar el Shabat en el Sinaí? Si lo hizo, entonces nuestras vidas deben reflejar esa verdad.
  • ¿Ordenó realmente respetar a los padres? Entonces esa verdad influirá en nuestra relación con ellos.

Una religión es más que una historia. Las religiones incluyen principios morales, ceremonias, poesía, música, instituciones sociales y prácticas como la plegaria y la meditación. Todo esto tiene valor. Pueden lograr inspirar a las personas y enfocar sus vidas en metas realmente importantes.

Si la verdad existe y la ignoramos, es probable que desperdiciemos toda nuestra vida escalando el árbol equivocado.

Aun así, no perdamos de vista el punto esencial: si la historia de una religión no es verdadera, los beneficios de la verdad que mencionamos antes se pierden. Además, a menudo se presenta la historia como la razón para aceptar los principios morales y el resto. Si la historia no es verdadera, la razón se pierde. Vivir según una historia falsa resultará en un esfuerzo desperdiciado e improductivo.

La prioridad de vivir con la verdad significa que tenemos que averiguar cuál es la verdad. Si la verdad existe y la ignoramos, es probable que desperdiciemos toda nuestra vida escalando el árbol equivocado. Por lo tanto, el primer paso al pensar en religión es ser realista: averiguar si existe una verdad religiosa y, de ser así, cuál es. Esto debe guiar nuestras decisiones.

Cómo encontrar la verdad

Las religiones cuentan historias sobre el mundo. Queremos saber si hay verdad en esas historias. ¿Cómo podemos averiguarlo?

En principio, podemos hacerlo de la misma manera en que descubrimos si cualquier otra cosa es cierta. Buscamos evidencia, comparamos alternativas y juzgamos cuál es la más probable. Así como hacemos esto en otros aspectos de la vida, podemos y debemos hacerlo al tratar de descubrir la verdad religiosa.

Habrá dos objeciones a este enfoque:

1 - Se dirá que la religión es especial. La religión trata temas que no pueden descubrirse buscando evidencia. ¿Qué clase de prueba decidirá si hay un Creador infinito y espiritual, una vida para el alma después de la muerte o si vendrá un Mesías?

La respuesta a esta objeción es recordar el contenido de las historias que queremos examinar. Sí, parte de la historia trata del Creador, la vida después de la muerte, el Mesías y normas morales. Esa parte puede estar más allá de la evidencia directa. Sin embargo, otra parte de la historia trata de eventos históricos que pueden investigarse con métodos convencionales. Por ejemplo, la historia judía relata una experiencia de revelación nacional y profecías individuales, milagros nacionales como las plagas en Egipto y la travesía del Mar Rojo, la vida de los patriarcas y matriarcas, y las experiencias del rey David. No hay razón para que no podamos encontrar evidencia de estas descripciones.

2 - La segunda objeción será que este proyecto es inherentemente intolerante. Si buscamos —y encontramos— la verdad religiosa, ¿no tendremos que etiquetar como falsas otras ideas religiosas? Algunos dirán que esto es sectario. ¡Seguramente todas las religiones son igualmente buenas, verdaderas, válidas, valiosas y merecen el mismo respeto!

Aquí, creo que tenemos que aceptar la realidad. Sí, buscar la verdad significa que habrá que rechazar alternativas falsas. Y dado que las religiones se contradicen entre sí, no pueden ser todas completamente verdaderas. Por ejemplo:

  • Muchos grupos cristianos creen que cierto hombre era Dios.
  • El islam rechaza esa idea y sostiene que Mahoma fue el mayor profeta.
  • El judaísmo rechaza ambas ideas.

Y así sucede con todas las principales religiones del mundo.

Buscar la verdad implica que habrá que rechazar alternativas falsas. Y dado que las religiones se contradicen entre sí, no pueden ser todas completamente verdaderas.

Esto significa que, dado que estamos buscando la verdad en la religión, algunas ideas de algunas religiones tendrán que ser rechazadas. Si alguien está realmente comprometido con la idea de que todas las religiones son igualmente buenas, verdaderas, valiosas, etc. incluso antes de comenzar la investigación, entonces debería detenerse ahora mismo.

Sin embargo, observa lo que arriesga. Si, de hecho, hay buenas pruebas de que algunas ideas religiosas son verdaderas y otras falsas, entonces perderá la verdad por su negativa a examinar la evidencia. Sabemos que ignorar la verdad casi siempre nos impide lograr lo que nos importa, incluida la responsabilidad. Esto se aplica a las verdades que afirman las tradiciones religiosas, al igual que a cualquier afirmación de verdad (como brindar atención médica adecuada, planificación financiera, etc.).

En cualquier caso, no podemos adoptar esta actitud “tolerante” y no crítica de manera generalizada. Hay personas que niegan el Holocausto. ¿Sus opiniones son dignas de respeto? ¡Obviamente no!

¿Por qué no? Porque ignoran toda la evidencia. Bueno, si hay pruebas suficientes de la verdad de alguna religión, entonces es irracional ignorarlas. Afirmar que todas las religiones son igualmente buenas, etc., a pesar de la evidencia, es tan irracional como negar el Holocausto. Los hechos, la verdad, son un valor en sí mismos. Buscar la verdad es valioso tanto por los muchos beneficios que conlleva como por su propia esencia.

Seamos honestos y responsables y busquemos evidencia de la verdad religiosa. Esto parece un proyecto muy grande. Hay ocho grandes religiones en el mundo: judaísmo, cristianismo, islam, hinduismo, budismo, confucianismo, taoísmo y sintoísmo. Para ser justos, ¿no deberíamos darles una oportunidad a todas? Eso significaría que tendríamos que aprender sobre cada una y examinar las pruebas de cada una, ¡un proyecto muy largo! En teoría, sí, eso es lo que requeriría el proyecto.

Sin embargo, en la práctica, es mucho más fácil. La razón se hará evidente cuando veamos cómo se encuentra la evidencia.

Cómo reunir evidencia

Estamos tratando de descubrir si alguna historia religiosa es verdadera. Para ello, observamos la evidencia y evaluamos qué tan bien respalda las diversas historias. El primer paso en este juicio es asegurarnos de que cada historia tenga alguna prueba a su favor. Para tomar una idea en serio, debe haber alguna evidencia positiva.

No es suficiente con que la idea pueda ser verdadera. Muchas ideas podrían serlo. ¿Existen perros con alas en alguna parte del universo? Nadie puede probar lo contrario. Podría ser verdad. Pero esa no es una razón suficiente para creer en perros con alas. Necesitamos alguna evidencia positiva de su existencia antes de aceptarlos.

La razón por la que necesitamos evidencia positiva es que vamos a usar la verdad como guía para actuar. No podemos actuar según cada idea que pueda llegar a ser verdadera. Hay demasiadas ideas de esta clase, y algunas requieren acciones que entrarían en contradicción con las acciones requeridas por otras. Por lo tanto, actuamos según lo que la evidencia indica que es probable que sea cierto.

Sorprendentemente, hay religiones que no poseen ninguna evidencia de que sus historias sean verdaderas. Entre ellas se encuentran las religiones del Lejano Oriente, como el confucianismo y el taoísmo. Estas religiones se presentan como formas de vida hermosas, inspiradoras y nobles. Prometen ciertas cualidades de sentimiento e introspección. En otras palabras, apelan a algunas de las cosas que nos importan. Sin embargo, ni siquiera pretenden ofrecer pruebas de que sus historias sean verdaderas. Dado esto, nuestro proyecto de búsqueda de la verdad no se aplica a ellas.

Ten en cuenta que, por lo que sabemos, sus historias podrían ser verdaderas. Nuestra razón para omitirlas no es que sepamos que son falsas. Tampoco podemos probar que no hay perros con alas. Nuestra razón para omitirlas es que no nos dan ninguna razón para pensar que son verdaderas.

La necesidad de evidencia selectiva

El segundo paso es asegurarnos de que la evidencia sea selectiva, es decir, que la evidencia presentada a favor de la historia de una religión cuente en contra de las historias de las demás religiones. Este es un punto complicado. Siempre que buscamos la verdad, hay alternativas que debemos considerar. Aunque nuestro entendimiento es limitado y nunca podremos conocer la verdad completa, queremos alcanzar la mejor comprensión posible de la verdad. En otras palabras, queremos saber cuál de las alternativas es la más probable. Queremos que la evidencia funcione a favor de algunas y en contra de otras. Si la evidencia que encontramos respalda todas las alternativas, no nos ayuda a decidir cuál aceptar.

En la ciencia, esto se llama un experimento crucial. Queremos un experimento en el que las teorías en competencia predigan resultados diferentes. Luego, cuando realizamos el experimento, algunas teorías serán respaldadas y otras refutadas. Si todas las teorías predicen los mismos resultados, entonces el experimento no nos dice cuáles son superiores.

En las religiones, tenemos que verificar que otras no puedan aceptar la evidencia presentada para una. Si pueden, entonces no nos dice cuáles son más probablemente verdaderas.

Algunas religiones ofrecen evidencia que no es selectiva en este sentido. Por ejemplo, algunas fuentes musulmanas consideran la rápida conquista de Arabia y el norte de África como evidencia de la ayuda de Alá. Pero un no musulmán podría aceptar que los ejércitos musulmanes fueron muy exitosos en la guerra. Su religión o su punto de vista secular le permiten explicar las conquistas musulmanas del mismo modo en que explicamos las conquistas de los griegos o los romanos. Dado que otros pueden aceptar el hecho de la conquista musulmana dentro de su propia visión no musulmana, esa conquista no demuestra que el islam sea más probablemente verdadero que las demás religiones.

De manera similar, algunos ven la expansión del cristianismo a todos los rincones del mundo como prueba de que debe ser verdadero. Pero un no cristiano dirá que muchas ideas falsas han sido creídas por una gran cantidad de personas, como el politeísmo, por ejemplo. E incluso hoy, la mayoría de las personas no son cristianas.

Muchas fuentes musulmanas afirman que cualquiera que aprenda bien árabe verá por sí mismo que el Corán solo pudo haber sido escrito por Dios. El lenguaje y las ideas claramente son divinas. Los no musulmanes señalan que todas las religiones tienen seguidores que “ven” que sus escrituras son divinas. Además, hay numerosos eruditos del árabe que conocen bien el Corán y no se convierten al islam. Ellos no están convencidos de que esta "evidencia" pruebe la verdad del islam en detrimento de otros sistemas de creencia.

Algunas religiones ofrecen evidencia de su veracidad basada en la experiencia personal. Prescriben un régimen de dieta, ejercicio y meditación. Predicen que, si sigues ese régimen, experimentarás ciertas sensaciones. De hecho, muchas personas que lo intentan afirman que las predicciones se cumplen. ¿Acaso eso es evidencia de que esas religiones son verdaderas?

Para nada. Sólo demuestra que poseen cierto conocimiento físico o psicológico. Saben cómo se sentirán las personas si siguen el régimen. Esto no está relacionado en absoluto con la historia de su religión. La prueba de ello es que otras religiones, con historias muy diferentes, pueden aceptar su predicción sobre esas sensaciones. (Por ejemplo, sí, la meditación suele reducir el estrés y hacer que una persona se sienta "conectada", pero eso es irrelevante para determinar si la historia de una religión específica que promueve la meditación es o no verdadera). Dado que diferentes religiones, con historias distintas, pueden aceptar la misma predicción (que la dieta, el ejercicio y la meditación tendrán efectos beneficiosos), esa predicción no favorece una historia por encima de las demás. La evidencia no es selectiva y, por lo tanto, no hace que una religión sea más probablemente verdadera que las otras.

La única evidencia que ofrecen el hinduismo y el budismo está basada en ciertas sensaciones personales. Como esta evidencia no es selectiva, no hay ninguna razón para pensar que sus historias sean más probablemente verdaderas que las de otras religiones.

La necesidad de una evidencia evidente

Este siguiente punto puede parecer obvio, pero considerémoslo de todos modos, por el bien de la exhaustividad. Supongamos que alguien dice que la historia de su religión es verdadera y ofrece como prueba los milagros que realizó el fundador de su religión. Por ejemplo, los musulmanes afirman que Mahoma ascendió al cielo en una carroza de fuego. Ese milagro demostraría que era un verdadero profeta y que el Corán proviene de Dios.

En este caso, el crítico es libre de negar la "evidencia". Sólo los musulmanes creen que Mahoma ascendió al cielo en una carroza de fuego. No hay evidencia independiente de que esto haya sucedido. Los no musulmanes rechazan los mismos hechos que los musulmanes citan como prueba. Para que una evidencia cuente, debe ser aceptada por todas las partes. Debe ser realmente evidente, como lo implica la palabra misma.

Los cristianos suelen citar los milagros descritos en sus escrituras o experimentados en generaciones posteriores como evidencia de la veracidad de la historia de su religión. Sin embargo, los no cristianos no estarán convencidos de que esos milagros hayan ocurrido en absoluto.

Este requisito invalida toda evidencia ofrecida por diversas religiones que no sea aceptada de manera universal como verdadera. Si no es universalmente aceptada, entonces no puede usarse como prueba para demostrar que sus historias son más verdaderas que las de otras religiones.

La única religión que ofrece evidencia selectiva es el judaísmo. Nuestro proyecto de búsqueda de la verdad para guiar nuestras acciones nos lleva a considerar esa evidencia.


Tomado de "Reason to Believe", de Rav Dr. David Gottlieb.

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Alejandra
Alejandra
4 meses hace

Gracias, me vino justo.❤️

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