La vida —y muerte— de Sarah Milgrim nos obliga a ser judíos más orgullosos y visibles

“Me preocupa ir a la sinagoga, ahora también tengo que preocuparme por mi seguridad en la escuela. No debería ser así”.

Esas fueron las palabras de Sarah Milgrim, de 18 años, en el condado de Johnson, Kansas, en el año 2017. La semana pasada, el 21 de mayo de 2025, Sarah y su novio Yaron Lischinsky fueron asesinados a tiros frente a un evento del Comité Judío Americano en el Museo Judío de la Capital en Washington D.C., en un crimen de odio antisemita que conmocionó al mundo.

Años antes, la vida de Sarah ya había estado marcada por el antisemitismo. Su forma de resistir fue enfrentarse al odio y abrazar su identidad judía.

El antisemitismo en Kansas

Sarah estaba en la escuela secundaria en Kansas City cuando la ciudad fue sacudida por tiroteos antisemitas.

En abril de 2014, un supremacista blanco condujo hacia un área judía de Kansas City “con el propósito específico de matar judíos”. Se detuvo frente a un Centro Comunitario Judío lleno de niños y adolescentes. Disparó muchas veces contra el edificio. En el estacionamiento, vio a Reat Underwood, de 14 años, y a su abuelo, William Corporon, de 69 años, que lo llevaba a un concurso de talentos en el edificio. El asesino disparó a quemarropa, y ambos murieron en el acto.

Luego, el asesino condujo una breve distancia hasta un hogar de ancianos judío llamado Village Shalom y disparó a Terri LaManno, una mujer de 53 años que estaba visitando a su madre. “Quería asegurarme de matar (insulto) judíos o atacar a los judíos antes de morir”, declaró más tarde el asesino. Aunque ninguna de sus víctimas era judía, logró su repugnante objetivo de hacer sentir inseguros a los judíos de Kansas City —y del mundo. “Por lo que hice, los judíos se sienten menos seguros”, se jactó durante su juicio.

Los asesinatos tuvieron un efecto profundo en Sarah Milgrim. Cuando asistía a la escuela hebrea y a la sinagoga con su familia, le preocupaba su seguridad. Luego, cuando estaba en su último año de secundaria, alguien pintó esvásticas en su escuela. “Es tan ignorante usar un símbolo así, que causa tanto dolor”, declaró Sarah a los reporteros. “Sabes, me preocupa ir a la sinagoga y ahora también tengo que preocuparme por mi seguridad en la escuela. No debería ser así”.

Si quienes pintaron símbolos antijudíos pensaban que podrían intimidar a Sarah o hacer que ocultara su fe, estaban equivocados. Sarah abrazó su judaísmo, empezó a aprender más sobre el judaísmo e Israel.

Sarah fue miembro del pequeño grupo de estudiantes judíos de su escuela secundaria, alrededor de media docena de estudiantes. Ella se dedicó a enseñar a sus compañeros sobre el judaísmo. “Ayudó a educar tanto a los estudiantes como a los padres sobre el antisemitismo”, recordó el asesor del club. “Era algo que le apasionaba”.

“Estaba muy comprometida”

“Sarah estaba muy involucrada en la vida judía del campus”, explicó Rav Zalman Teichtel, quien dirige el centro Jabad del campus, en una entrevista con Aishlatino.com. “Era muy apasionada, muy decidida. Quería tener un impacto, como se puede ver en su carrera”.

Sarah solía asistir a cenas de Shabat y festividades en Jabad y en Hilel. Se unió a la Junta Directiva de Hilel de la Universidad de Kansas y ella y su hermano viajaron a Israel con Birthright.

“Cuando estuvo en Israel, tuvo un momento de conexión donde comprendió que ese lugar era uno de los pilares fundamentales de su identidad”, recordó Ethan Helfand, director de Hilel en la Universidad de Kansas. “Parece que entendió que eso era lo que debía estar haciendo, eso era lo que debía priorizar”.

Sarah, a quien su padre describió como una persona que amaba a todos, que recogía animales callejeros, que ni siquiera mataba un insecto porque amaba la vida, nunca dejó de profundizar su vínculo con Israel. Completó una maestría en la American University en Washington D.C., donde investigó la “construcción de la paz” entre judíos y árabes en Israel, y luego obtuvo un certificado en desarrollo sostenible en la Universidad para la Paz en Costa Rica. Sarah también trabajó un año en Israel fomentando la cooperación entre judíos y árabes en el sector de alta tecnología.

Sarah estaba comprometida a usar sus habilidades y talentos para fortalecer el estado judío, sin importar el costo en su vida social.

Cuando regresó a los Estados Unidos, Sarah descubrió que su apoyo público a Israel la convertía en persona non grata en los círculos de izquierda de muchos de sus compañeros. Le confesó a una amiga que todos sus amigos de la Universidad para la Paz la habían dejado. Aun así, Sarah se mantuvo firme en su compromiso de fortalecer el estado judío, sin importar el costo social. Aceptó un trabajo organizando eventos en la embajada de Israel en Washington D.C.

“Sarah nunca se alteraba”, recordó una figura local que trabajó con ella en varios eventos. “Actuaba con mucha clase y calma”.

Un ambiente cada vez mayor de odio antijudío

Sarah comenzó a trabajar en la embajada de Israel en noviembre del 2023, apenas unas semanas después de que terroristas de Hamás invadieran Israel, matando a más de 1.200 israelíes y tomando como rehenes a más de 240 personas. Incluso antes de que Israel lanzara una operación militar para eliminar a Hamás del poder en Gaza y recuperar a los rehenes, gran parte de la opinión mundial ya se había volcado contra Israel. En los días previos a los asesinatos en Washington, el ambiente se había tornado aún más tenso.

Un día antes, el subsecretario general de la ONU, Tom Fletcher, anunció erróneamente que 14.000 bebés en Gaza estaban a punto de morir de hambre en las próximas 48 horas. La declaración era completamente falsa, como reconoció luego la ONU; parecía basarse en un informe que estimaba el número de personas que podrían enfrentar desnutrición si los combates duraban otro año. Aun así, la incendiaria declaración de Fletcher tuvo un efecto inmediato. El Reino Unido rompió de inmediato las negociaciones para un acuerdo comercial con Israel. La Unión Europea pidió detener las negociaciones para un nuevo tratado comercial con el estado judío.

El asesino que disparó contra Sarah y Yaron publicó en las redes sociales “Escalada por Gaza, traigan la guerra a casa” y pidió una “acción armada”, compró un arma y un pasaje a Washington D.C.

Encender nuestra propia pasión

Sarah sabía lo que era sentirse tensa y asustada; también sabía cómo luchar. Incluso siendo adolescente, comprendió que la mejor manera de combatir el antisemitismo es vivir aún más intensamente como judíos. Ser judíos orgullosos es la única respuesta ante quienes quieren destruirnos.

En su corta vida, ella nos mostró cómo hacerlo: aprendiendo sobre la vida judía, participando en celebraciones de Shabat y festividades, viajando a Israel y trabajando para hacer del mundo un lugar mejor. Su vida es un modelo para estar más comprometidos, más informados y más orgullosos como judíos.

Esta semana, en memoria de Sarah Milgrim y Yaron Lischinsky, comprometámonos a hacer algo en su honor. Participar en una cena de Shabat. Leer un artículo o un libro judío. Aprender sobre Israel. Tal vez incluso planear un viaje allí, como ellos tanto anhelaban. El asesino que arrebató la vida y el futuro a Sarah y Yaron no puede robar su legado. Aprendamos de su resiliencia y continuemos llevando adelante sus pasiones.