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Sam Fried responde a las preguntas más frecuentes de quienes lo odian.
Después del 7 de octubre, Sam Fried, un judío norteamericano, sintió un fuerte deseo de contribuir protegiendo al pueblo judío. Su abuelo había luchado con el ejército de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, durante la Batalla de Normandía, para liberar a otros judíos de la devastación nazi. Sam quiso seguir sus pasos.
El abuelo de Sam se puso tefilín cada mañana, sin perder ni un día, incluso en tiempos de guerra. Hoy, Sam usa el mismo par de tefilín, también decidido a usarlos cada día, especialmente mientras hacía su servicio.
"Los usé en Gaza, así que el mismo par de tefilín estuvo en dos grandes guerras por el pueblo judío".
Cuando Sam regresó a los Estados Unidos se sorprendió y consternó al ver que muchos norteamericanos expresaban sentimientos de odio hacia Israel y los judíos. "Acusan a Israel y a las Fuerzas de Defensa de Israel de crímenes que no hemos cometido ni cometeríamos nunca, prácticamente sin que haya oposición. Sentí que tenía que hacer algo, pero no sabía qué".
Entonces se le ocurrió una idea. Sam y unos amigos se instalaron en Central Park y en el Washington Square Park con un cartel que decía: "Fui soldado de las FDI y luché en Gaza. Pregúntame lo que quieras".
Normalmente se reunían multitudes, y aunque Sam respondía a personas individuales, él cree que la verdadera magia ocurre con los espectadores. "No me dirijo necesariamente a la persona que se acerca a nuestra mesa insistiendo que 'Israel está cometiendo un genocidio'. En realidad me dirijo a las 20 o 30 personas que me escuchan mientras le respondo a esa declaración. No puedo llegar a la persona que me odia por ser un soldado o un judío orgulloso, porque ella ya está muy metida en su madriguera. Pero tengo la sensación de que logro avanzar con los espectadores que nos observan para ver cómo reacciono cuando lanzan esas acusaciones".
Sam ha hablado ante audiencias de todo el mundo, participando en decenas de discursos, paneles, manifestaciones, talleres y, su favorito, debates.
Su trabajo viene con un elemento de peligro personal. Sam fue perseguido y acosado por hablar claro. Una noche, estaba en Boise, Idaho, a punto de pronunciar un discurso en una reunión interreligiosa en una iglesia, cuando recibió una llamada del departamento de policía.
"Tuve que volver al hotel donde me alojaba. Cuatro personas que llevaban kefiot, martillos y llaves inglesas, llegaron al Hilton aparentemente con la intención de lincharme. Gracias a Dios yo no estaba allí. Hicieron un cartel de 'buscado' con mi cara, me pintaron equis sobre los ojos y escribieron: 'Sam Fried es cómplice de genocidio'. Los agitadores terminaron causando miles de dólares en daños al hotel, simplemente porque permitieron que se alojara allí un soldado de las FDI".
La respuesta que recibe sigue creciendo. "Incluso recibí mensajes de gente en Irán diciendo que apoyan a Israel, y que no están de acuerdo con lo que hace la República Islámica. Ellos me piden a mí, a un soldado de las Fuerzas de Defensa de Israel, que vaya a liberarlos del régimen islámico".
Sam cree que si uno sale de un lugar de humanidad y compasión, el cambio es posible. Aquí están las cinco preguntas o comentarios más habituales que recibe, y su sólida y sucinta respuesta.
La definición de genocidio es la destrucción intencional de personas. Si observamos lo que Israel, ha hecho la intención es más bien la opuesta. Estamos tratando intencionalmente de salvar personas, ¿Quiénes son los que están tratando de cometer genocidio? Hamás, y afortunadamente fracasaron.
Otra declaración que escucho a menudo es: "Bueno, tal vez no están cometiendo genocidio, pero están asesinando innecesariamente a demasiadas personas inocentes".
Trágicamente, en cada guerra mueren personas inocentes. Los palestinos no son algo único en esta tragedia. La diferencia es que esta guerra no tendría que haber ocurrido. Hamás la instigó, sabiendo que los palestinos sufrirían terriblemente.
Las Naciones Unidas dicen que la tasa promedio de víctimas civiles-combatientes en las guerras urbanas modernas es de 9 a 1. Eso significa que el 90% de la gente que muere en las guerras urbanas modernas son civiles, en gran medida debido a la naturaleza de luchar una guerra en densos territorios civiles. De acuerdo con los números informados por Hamás sobre esta guerra, Israel ha matado a 45.000 personas y, de acuerdo con Israel, las Fuerzas de Defensa de Israel han eliminado aproximadamente a 20.000 terroristas. Estas cifras dan un promedio de 1,25 a 1 en la tasa de muertes civiles-combatientes. Una tasa tan baja es algo que simplemente no se conoce, dadas las condiciones en las que trabaja el ejército de Israel. La evidencia empírica prueba que Israel está haciendo un trabajo mejor en circunstancias difíciles para proteger a civiles inocentes (palestinos) que nadie más en la historia.
Todo lo contrario. Yo, como soldado de las FDI, personalmente escolté a civiles de Gaza para que estuvieran a salvo, e incluso arriesgué mi vida al hacerlo. Israel ha lanzado millones de panfletos con advertencias, hackea emisoras de radio civiles para anunciar hacia dónde deben escapar y hace llamadas telefónicas individuales para advertir a los civiles que se alejen antes de que las FDI ataquen una zona infestada de túneles y operativos de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina. El ejército va de edificio en edificio evacuando y buscando terroristas, en vez de disparar masivamente desde el aire.
Estamos haciendo lo mejor que podemos para lograr nuestros legítimos objetivos de guerra y mitigar la pérdida de vidas civiles. Hamás no dio ninguna advertencia el 7 de octubre. Israel hace lo mejor que puede con los enemigos que la rodean.
Israel tiene restricciones respecto a quién o qué entra y sale de Gaza. Pero la clave aquí es buscar por qué es así.
En el 2005, Israel salió unilateralmente de Gaza y desarraigó por la fuerza a 10.000 israelíes de unas 22 comunidades judías en nombre de la paz. El resultado fue que Hamás llegó al poder y comenzaron los constantes ataques con cohetes y atentados suicidas de la Segunda Intifada.
¿Por qué restricciones tan estrictas? Porque cuando no las teníamos la gente estallaba en cafés y autobuses, indiscriminadamente.
Podríamos decir que Egipto tiene restricciones más estrictas en su frontera que Israel. Ellos no han dejado entrar ni a un solo refugiado, Gaza no recibe alimentos ni ayuda de Egipto, tampoco refugio político. ¿Por qué nadie exige que Egipto brinde ayuda? Por no mencionar los 54 países musulmanes que no han hecho nada por ayudar a sus "hermanos y hermanas".
No existe ningún precedente en ningún país de que un ejército enemigo brinde a 1,26 millones de toneladas de ayuda a aquél contra quien está peleando. Pero Israel lo hizo, y siguen considerando que eso no es suficiente. Claramente aquí hay un doble estándar.
Muchas fuentes muestran que fue el liderazgo árabe, incluyendo al Gran Mufti de Jerusalem, quienes dijeron a los árabes que partieran para poder destruir a Israel.
El primer ministro de Siria y los oficiales electos le dijeron a la gente que se fuera porque "los ejércitos árabes iban a llegar y a destruir el estado de Israel recién nacido y matarían a los judíos". Ellos prometieron que eventualmente podrían regresar.
Terminaron perdiendo la guerra que ellos comenzaron, y entonces se sintieron molestos por no poder regresar a sus hogares. ¿En qué mundo tienes derecho de luchar contra un grupo y luego quejarte de haber perdido y en consecuencia ser desplazado?
En esa época, en los países árabes vivían 900.000 judíos. En Irán, Siria, Líbano, Yemen, Egipto, etc. Cada uno de ellos tuvo florecientes comunidades judías durante cientos de años. En el segundo que fue creado el estado de Israel, fueron expulsados o asesinados.
Si te preocupa la nakba palestina, ¿por qué no te preocupa también la nabka judía de las tierras árabes?
Es muy irónico que alguien pueda hacer esta declaración absurda, dado que nadie tiene más derechos en todo el Medio Oriente como los tiene en Israel. En Israel viven dos millones de árabes, con absolutos derechos bajo la ley. Tienen libertad de movimiento, absolutos derechos de voto, pueden protestar libremente, hablar contra el gobierno y practicar su religión como les plazca. Pueden vestir la ropa que desean y construir sus mezquinas donde quieren. Incluso pueden servir en las FDI. De hecho, yo serví con muchos árabes israelíes durante mi servicio y hubiera muerto por ellos tal como lo hubiera hecho por cualquier otro. Decir que Israel es un estado apartheid no sólo diluye a las víctimas verdaderas del apartheid, sino que invalida por completo los avances que los árabes israelíes han hecho en la sociedad israelí.
Si buscas un verdadero apartheid, sólo pregúntate cuántos judíos viven en Gaza o cuántos judíos viven en el área A de la Franja Occidental. Y antes de que alguien diga que la Autoridad Palestina acepta el derecho de Israel a existir, busca el presupuesto anual de nuestro "socio para la paz". Anualmente invierten 350 millones de dólares para incentivar a los palestinos a cometer ataques terroristas contra los israelíes. Hablando de verdadero racismo.
Sigue a Sam Fried en Instagram @Samfried26
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