Las citas y la confianza en uno mismo

4 min de lectura

Consigue la seguridad en ti mismo que necesitas para lograr una intimidad verdadera con otra persona.

Para lograr una conexión real, felicidad e intimidad con otra persona debes exponer tus vulnerabilidades y sacarte la máscara. ¿Por qué hay tanta gente que le tiene miedo a abrirse e invertir en una relación? Porque les falta confianza en sí mismos.

La confianza en uno mismo es un ingrediente vital para una relación exitosa. El mandamiento de la Torá de “ama a tu prójimo como a ti mismo” implica que no puedes amar a “tu prójimo” hasta no “amarte a ti mismo”.

El amor propio y la confianza en uno mismo son habilidades que se pueden practicar y aprender. Un prerrequisito para amarse a uno mismo es reconocer que la aceptación no puede venir de nadie más, sino que debe emanar de nosotros. Una forma de practicarlo es hablándote a ti mismo. Recordarte que "eres suficiente, eres excelente, eres especial" puede mejorar mucho tu confianza en ti mismo.

Otra forma de mejorar el amor propio de manera inmediata es cuidándose. Satisfaciendo tus necesidades espirituales, emocionales y físicas lograrás, instantáneamente, sentirte mejor contigo mismo. Muchas personas pasan tanto tiempo enfocándose en las necesidades de los demás que olvidan cuidarse a sí mismas. Decirles no a los demás y a ti mismo es, en ocasiones, una capacidad muy valiosa.

Actúa hasta que lo seas

Imagina a un atleta que gana una maratón. ¿Cómo se ve cuando cruza la meta? Amy Cuddy, una profesora de la universidad de Harvard, observó que en los momentos de victoria, como ganar una maratón, asumimos naturalmente lo que ella denomina una "pose de poder": los brazos arriba y el cuerpo abierto. Cuando nos sentimos confiados o seguros abrimos nuestro cuerpo, cuando sentimos timidez o vulnerabilidad emocional asumimos posturas cerradas.

Investigaciones pasadas demostraron que nuestro lenguaje corporal refleja nuestra cognición, pero la profesora Cuddy quería saber si nuestro lenguaje corporal podría cambiar la forma en que pensamos: ¿Puedes engañar a tu mente para sentirte más seguro?

Para hallar la respuesta, realizó un estudio sobre si adoptar una pose de poder puede cambiar las respuestas químicas y conductuales de nuestra mente, produciendo poder real. Descubrió que las personas que adoptaban una pose de poder durante unos minutos tenían niveles menores de cortisona (una hormona relacionada con el estrés) y niveles elevados de testosterona (una hormona que causa una sensación de poder). La pose de poder es una forma científicamente probada de aumentar la confianza y disminuir el estrés (1). Es una herramienta fácil y rápida para utilizar antes de una situación estresante, como una entrevista laboral o una primera cita. Tu lenguaje corporal tiene una influencia directa en tu mente.

Encontrando el balance

Nuestras acciones físicas tienen la capacidad de cambiar la forma en que sentimos y pensamos. Podemos actuar hasta convertirnos en ello. Construir la confianza puede comenzar por adoptar una actitud exterior que eventualmente genere una mayor confianza en uno mismo. Caminar recto, con la cabeza erguida y los hombros hacia atrás, te hará sentir más seguro de ti mismo.

No te estoy recomendando que te despojes de todas las defensas y que te abras por completo en tu primer encuentro con alguien. Compartir demasiado y hacerlo demasiado pronto es como encandilar a un conductor que maneja hacia nosotros. Esa forma de compartir en exceso puede ser nociva para una relación.

Entonces, ¿cómo te quitas la máscara de manera saludable? La vulnerabilidad real es compartir, poco a poco, con una persona que se ha ganado tu respeto y amor. Está bien usar alguna clase de máscara al principio, pero deberías quitártela poco a poco hasta que quedes al descubierto frente a quien se haya ganado el derecho de escuchar tu historia y quien pueda tolerar su peso.

La pareja con quien contraigas matrimonio deberá ayudarte a soportar tu carga. La palabra hebrea para matrimonio es nisuín, que deriva de la raíz nosé, cargar. El matrimonio es un compromiso de cargarse uno a otro, sin importar cuán difícil se torne. El matrimonio es una relación en la que eres libre para ser tú mismo con la persona que te ayuda a soportar tu carga (y viceversa).

La vulnerabilidad y el ser real, honesto y abierto son esenciales en la construcción de una relación significativa y de largo plazo. Sin embargo, es un arma de doble filo. Compartir demasiado y hacerlo demasiado pronto no es productivo y arruina algo que tiene buen potencial. Al mismo tiempo, ocultar todo puede evitar el desarrollo del amor y de una conexión real. La clave es encontrar el balance correcto, que es diferente para cada persona. Encontrar ese balance es algo que toda persona se debe a sí misma, ya que todos anhelamos ser amados por lo que somos.

Repasemos las sugerencias prácticas que pueden ayudar a desarrollar la seguridad para ser real en una relación:

  1. Ámate a ti mismo. Si quieres que alguien te ame por lo que eres, tú también debes hacerlo. “Ama a tu prójimo como a ti mismo” implica que amarse a uno mismo es necesario para tener una relación saludable. Hablarte a ti mismo y cuidarte pueden transformar tu confianza en ti mismo para mejor. Recuerda: eres especial.

  1. Actúa hasta que lo seas. Actúa con seguridad y muévete con seguridad. Incluso si al principio no se siente como algo natural, eventualmente se internalizará y comenzarás a sentir más confianza en ti mismo.

  1. Alguien que puede soportar el peso de tu historia. Encuentra tu balance y tu ritmo apropiado para ir retirando la máscara. Las relaciones se desarrollan con el tiempo; en el comienzo, mantener cierta distancia o recurrir a otro sistema de defensa es normal. La máscara puede caer de manera natural, poco a poco, con alguien que haya probado valer lo suficiente como para oír tu historia.

Este artículo está basado en una clase dada por Sara Pachter.


Notas:

(1) Carney, D. R., Cuddy, A. J. C., & Yap, A. J. (2010). Power posing: Brief nonverbal displays cause changes in neuroendocrine levels and risk tolerance. Psychological Science, 21, 1363–1368.

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