Las lágrimas no son en vano

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Eyal, Naftali y Gilad, hace unas semanas nadie sabía nada de ustedes, sin embargo hoy, todos lloramos juntos.

Las lágrimas no dejan de caer mientras escribo esto... Fue sólo ayer en la tarde que todavía teníamos la esperanza de que nuestros tres jóvenes iban a regresar, sin embargo, unas horas más tarde todo el pueblo judío fue golpeado con la terrible noticia: Nuestros tres jóvenes: Eyal, Naftali y Gilad fueron asesinados por manos terroristas. 

Hace menos de 3 semanas, nadie sabía nada de estos 3 jóvenes ni de sus familias, hoy, todo Am Israel está de duelo por ellos. 

En estos 18 días sin nuestros jóvenes, Am Israel cambió. Por 18 días no hubo sectores políticos, no hubo gente más o menos religiosa, no hubo jasidim, jaredim, o religiosos nacionalistas... hubo sólo un pueblo: Am Israel.

¡Cómo rompimos el cielo con tefilot! ¡Cómo rompimos el cielo con lágrimas! sin embargo, Hashem natán veHashem lakaj. ‘Dios dio y Dios quitó’. Hashem tenía otros planes y quiso que estas tres almas puras estén junto a Él en el Gan Edén.  

No hay palabras para describir la unión que hubo estos 18 días en nuestro pueblo. No sólo acá en Israel, sino que judíos de todas partes del mundo se unieron en tefilot y mitzvot para pedirle a Hashem que tuviera misericordia. 

Teníamos tanta fe, tanta seguridad de que iban a volver. Sin embargo, no volvieron físicamente, sino que sólo espiritualmente. 

Las noticias dicen que probablemente fueron asesinados unas pocas horas después de que fueron raptados. Tal vez cuando Am Israel empezó las tefilot, ellos ya estaban sentados al lado de Hashem viendo todo lo que estaba pasando.... 

Es imposible poner en palabras todo el Kidush Hashem que estas familias hicieron. Lamentablemente, ellas y sus hijos fueron los korbanot ‘sacrificios’ de Am Israel. Hashem nos quiso dar un mensaje a través de ellos: "Únanse. Recen como un solo pueblo, lloren como un solo pueblo, mírense a sí mismos y dense cuenta que son un solo pueblo, am ejad”.

Estas madres, ¡cuánta fuerza! ¡Cuánta fe! ¡Cuánto Kidush Hashem! Una noche antes que encontraran los cuerpos, en Tel Aviv se hizo un acto en donde las tres madres estuvieron presentes. Una de ellas le dijo a toda la audiencia: “Aunque escuchemos lo que no queremos escuchar, hoy estamos todos unidos, todos juntos por nuestros hijos, nuestros hermanos”. 

El ambiente acá en Israel es de duelo, todos con la cabeza baja, en la radio sólo se escuchan más y más noticias sobre los jóvenes, más canciones en su recuerdo y más reflexiones de lo que pasó. 

No sé si tengo rabia, o si estoy enojada, o triste, o una mezcla de todo. Siento que de todo esto, el para nosotros mensaje es: aprendamos a querernos, aprendamos que está bien tener diferencias, pero que no soy mejor o peor por tenerlas, aprendamos que cuando no escuchamos los mensajes que Hashem nos manda, Hashem se lleva a su lado a niños y jóvenes, que son tan puros y tan tzadikim que merecen estar al lado de Él.

Ahora tengo sólo una pregunta, ¿se nos olvidará esto? ¿Habremos aprendido la lección? ¿Tendremos que pasar nuevamente por una tragedia así, Dios no lo permita, para que nos demos cuenta de las cosas realmente importantes? ¿O seremos capaces de permanecer unidos, de seguir queriéndonos unos a otros?

El funeral de los tres jóvenes es hoy, alrededor de las 17 hrs. de Israel. Nuestros tres jóvenes, Eyal, Naftali y Gilad van a ser enterrados uno al lado del otro, como tres hermanos. ¿Por qué? Las madres de ellos declararon: “Después de toda la unión que nuestros hijos generaron, después de todo lo que pasó, después de todas las veces que Am Israel se juntó para pedir por ellos, ¿cómo vamos a hacer que nuestros hijos estén separados?”.

El lugar donde estos jóvenes yacerán juntos será un símbolo eterno de ‘unión’, de ajdut. Un símbolo eterno de cómo un pueblo —con setenta formas de ver cómo funciona el mundo— se une bajo un mismo objetivo: saber que Hashem controla el mundo y que sólo Él puede ser el Guardián de sus hijos.

Eyal, Naftalí y Gilad: Hace unas semanas nadie sabía nada de ustedes, sin embargo hoy, todos lloramos su partida. Siempre estarán en el corazón de nosotros, de todo un pueblo que rezó por ustedes, que lloró por ustedes, que consoló a sus familias y que hoy, seguirá con ustedes en el recuerdo. Lamentablemente, ustedes fueron los enviados de Hashem para darnos el mensaje de la unión, gracias por enseñarnos a fijarnos en las cosas importantes de la vida, gracias por hacer que todo un pueblo se una...

Hagamos que la partida de estos tres hermanos nuestros no sea por nada, cada vez que los recordemos pensemos en que ellos nos recordaron lo que es ser realmente un solo pueblo, Am Israel... y así tal vez, todas nuestras lágrimas y tefilot no fueron y no serán en vano.

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