Las razones por las cuales lloramos este año a medida que se acerca Tishá BeAv

05/08/2024

3 min de lectura

Ahora es el momento de reconocer y reparar el dolor de la desconexión en nuestras vidas.

Este año, al comenzar los nueve días previos a Tishá BeAv, la guerra en Israel sigue escalando y las imágenes de lo ocurrido desde el 7 de octubre pasan constantemente ante nuestros ojos.

Los atroces asesinatos de hombres, mujeres y niños inocentes en sus hogares en esa espantosa mañana. Los videos de los rehenes suplicando por sus vidas. Las desgarradoras fotos de los heroicos soldados israelíes que murieron luchando por nuestro pueblo. Las viudas, los huérfanos y las familias que aún se preguntan si su esposa, su esposo, su hija, su hijo o su hermano volverá algún día a casa. Los atentados terroristas y el violento antisemitismo. El caos de las protestas en los campos universitarios y el inquietante silencio del mundo ante nuestro sufrimiento. Los cientos de cohetes que llueven sobre Israel y los carteles con las fotos de los rehenes que son arrancados en todo el mundo.

Por todo esto lloramos al acercarnos a Tishá BeAv, el día más triste del calendario judío. No se trata sólo del día en el que fue destruido nuestro Templo en Jerusalem, también es el día en el que perdimos el punto de conexión y el centro del corazón de nuestra nación. El espacio que nos conectaba con nosotros mismos, con nuestros semejantes y con Dios. Y el dolor de la desconexión forma parte de cada una de nuestras vidas desde aquel día.

Estamos desconectados de nosotros mismos

Muchos ya no sabemos quiénes somos ni lo que realmente valoramos. Nos distraemos de cientos de maneras cada día. Adormecemos el dolor con malos hábitos y sustancias que nos prometen evasión. Alejamos los objetivos realmente importantes de nuestras vidas y nos perdemos en las interminables minucias de la vida cotidiana. Nos preguntamos por qué nos aburrimos y nos sentimos inquietos con tanta facilidad.

Los días previos a Tishá BeAv son un momento oportuno para reflexionar sobre quiénes somos y qué queremos de la vida. Es el momento para enfrentar el dolor de sentirnos desconectados para poder comenzar a reconectarnos con nuestras metas y valores. Es el momento de aprender más sobre nuestra identidad judía y cómo ella encaja en nuestra vida.

Estamos desconectados de los demás

Estamos solos, incluso en salas repletas de personas. Olvidamos cómo pedir ayuda cuando la necesitamos. Y también olvidamos cómo ofrecer ayuda a quienes nos rodean.

Nos enfocamos en nuestras diferencias en vez de ver lo que nos une. Nos juzgamos duramente los unos a los otros y nos cuesta perdonar. Nos enviamos mensajes en vez de hablar. A menudo, ni siquiera nos damos cuenta de la presencia de los demás porque vivimos a toda velocidad.

Esta semana, antes de Tishá BeAv, es un momento para hacer una pausa y tomar conciencia de lo desconectados que estamos los unos de los otros. Es el momento de centrarnos en lo que nos une como nación y no en lo que nos divide. Es el momento de pedir ayuda si la necesitas. Es el momento de dejar de juzgar y perdonar a quienes nos han hecho daño. Es el momento de ver a quienes nos rodean, hablar con ellos más a menudo. Es el momento de pensar en lo aislados que podemos llegar a estar si no nos esforzamos por reconectarnos con los demás.

Estamos desconectados de Dios

No sabemos cómo encontrar inspiración en nuestra vida. Nos sentimos en la "bancarrota espiritual" y somos desagradecidos incluso en medio de la abundancia. Nos sentimos perdidos en un mundo que se vuelve cada día más caótico y violento. Nos preguntamos si hay algo más en la vida y cómo buscarlo. No conocemos las palabras para pedir lo que necesitamos. Nos sentimos abandonados y confusos.

Esta es la desconexión más dolorosa de todas: la desconexión de nuestro Creador. Las murallas alrededor de nuestro corazón que no lo dejan entrar. La duda y la ira que lo alejan cuando más lo necesitamos.

Este es el momento de encontrar un espacio para volver a rezar. Es el momento de aprender a encontrar inspiración y un camino hacia la fe. Es el momento de traer nuevamente la espiritualidad a nuestras vidas y encontrar las palabras para pedir lo que necesitamos. De volvernos hacia nuestro Creador en vez de alejarnos de Él. De reconectarnos con el Templo en miniatura que hay dentro de cada uno de nuestros corazones, donde nos sentimos cerca de Dios y del propósito de nuestra vida.

No es difícil llorar este año al acercarnos a Tishá BeAv. Cuando las imágenes del último año pasan ante nuestros ojos, lloramos. Y también lloramos por la dolorosa desconexión que es el eje de todo nuestro dolor.

Este es el momento de volver a conectarnos con nosotros mismos, con nuestros semejantes y con nuestro Creador para poder reconstruir ese espacio que es el centro del corazón de nuestra nación.

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Jaime Alberto Levy
Jaime Alberto Levy
5 meses hace

Muy profundo el mensaje además de inspirador hacer una reconección con Hashem es muy gratificante y hacer lo mismo con el prójimo y con nosotros mismos es saludable mentalmente, GRACIAS!

Othon Bojorquez
Othon Bojorquez
5 meses hace

El mundo tal vez lo sienta apático al dolor y la desgracia que han estado sufriendo más a partir del 07 de octubre, pero también me gustaría decirle que toda la propaganda de tanto medio antisemita puede ser el culpable de ese falso sentimiento. Falso en parte por que creo que habemos muchos no judios que hemos estado sufriendo demasiado con todo lo que les pasa en Israel, y que pedimos casi a diario por ustedes, que nos da coraje como los juzgan y como no valoran el sacrifico de ustedes. No sientan que están solos.

Miriam
Miriam
5 meses hace

Es una gran realidad lo que se describe en el artículo se vive como Robots, como sonámbulo, se ha perdido la sensibilidad, humana. Pero al menos, hay unos pocos que siguen conectados a la fuente de Luz de nuestro Creador, para alumbrar al mundo. Y que la justicia venga de HaShém. Mientras los entendido rezamos.
Shalom.
Un saludo de agradecimiento desde Cuba

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