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El Libro de Iona se lee al acercarse la culminación de Iom Kipur, durante el rezo de Minjá. La conexión obvia entre Iom Kipur y Iona es que el concepto de teshuvá es un tema central en la historia. Sin embargo, además de este enfoque general en la teshuvá, hay valiosas lecciones que se pueden aprender del comportamiento de Iona, las cuales profundizan nuestra comprensión de la Torá en general y de la teshuvá en particular.
El Rabino Yitzchak Zev Soloveitchik (conocido como el Brisker Rav) una vez estaba hablando con alguien que culpaba a otras personas de los problemas del pueblo judío. El Brisker Rav argumentó, y respaldó su opinión con un incidente del Libro de Iona: Iona había dejado la Tierra de Israel en un barco para evitar tener que advertir a la gente de Nínive sobre su necesidad de arrepentirse. Mientras estaba en el barco, una terrible tormenta comenzó a azotar, y los marineros idólatras le preguntaron a Iona qué debían hacer. Él respondió que lo arrojaran al mar, "porque sé que es por mí que esta tormenta ha caído sobre ustedes" (1). El Brisker Rav señaló que Iona era un profeta de Dios. Sí, cometió un error al intentar evadir su misión, pero seguía siendo un gran tzadik. Todos los demás en el barco eran idólatras. En la situación de Iona, fácilmente podría haber culpado a los marineros por la drástica situación. Sin embargo, no lo hizo. Reconoció que él era el culpable y asumió la responsabilidad. El Brisker Rav continuó: "Por eso leemos la historia de Iona en la tarde de Iom Kipur. Siempre habrá personas a nuestro alrededor a quienes podamos identificar como la causa de la tormenta, y es muy fácil hacerlo. Sin embargo, Iona nos enseña que sería mejor reconocer nuestro propio papel en el asunto, ya que eso es algo que podemos corregir" (2).
La lección práctica aquí es obvia; cuando suceden cosas malas a nuestro alrededor, siempre es fácil atribuir la culpa a otros, y puede ser que en realidad tengan algo de culpa. Sin embargo, el Brisker Rav nos enseña que eso no es asunto nuestro. En lugar de buscar culpables, debemos centrarnos en nuestra propia responsabilidad en la situación y enfocarnos en ello. Este es un componente vital de la teshuvá, porque si uno no aprende de los eventos que lo rodean, entonces está fallando en escuchar los mensajes que Dios le está enviando.
Una segunda historia sobre el Brisker Rav (3) enseña otro punto clave en los fundamentos del arrepentimiento. Una vez le preguntó a un hombre: "¿A qué te dedicas?". Suponiendo que el Rav se refería a su ocupación, el hombre respondió acorde. Sin embargo, el Rav hizo la misma pregunta de nuevo. Pensando que no lo había escuchado bien, el hombre volvió a responder. Cuando el Rav repitió la pregunta por tercera vez, el hombre se dio cuenta de que no lo había malentendido. El Brisker Rav explicó que no estaba preguntando cuál era su trabajo, sino por qué vivía. Continuó diciendo que la única respuesta verdadera a la pregunta se encuentra en las palabras del profeta Iona, cuando le preguntaron cuál era su oficio. Él respondió: "Soy hebreo y temo a Hashem, el Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra" (4). El Brisker Rav nos enseñaba que, independientemente de las actividades en las que uno esté involucrado, estas no constituyen su 'razón de ser'. Nuestro propósito es temer a Dios y cumplir Su voluntad.
El rabino Immanuel Bernstein (5) agrega un punto fascinante basado en las palabras de Iona: señala que Iona no estaba respondiendo solamente a la pregunta de "¿A qué te dedicas?", sino que los marineros le hicieron varias preguntas: "Dinos ahora, ¿por qué nos ha sobrevenido esta desgracia? ¿Cuál es tu oficio? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra? ¿Y de qué pueblo eres?" (6). Aunque Iona claramente responde a algunas de las preguntas, parece que no abordó las preguntas iniciales sobre la desgracia que les había sobrevenido. Entonces, ¿cómo respondió Iona de manera satisfactoria a todas sus preguntas? El rabino Bernstein explica: "Aquí se nos enseña una lección fundamental: La respuesta a la mayoría de las preguntas de la vida sobre cómo debemos responder a cualquier situación comienza afirmando quiénes somos. Una vez que eso se establece, las otras respuestas seguirán naturalmente".
El mensaje de Iona nos enseña que el fundamento del arrepentimiento se construye sobre el hecho de que debemos establecer quiénes somos y con qué acciones nuestras del último año nos identificamos. Esto tendrá un efecto dramático en cómo actuaremos a lo largo del año, una vez que la inspiración de las Altas Fiestas haya pasado. Al enfrentarnos a las dificultades de la vida, si recordamos la idea fundamental de 'Soy judío', entonces será mucho más fácil encontrar la claridad para reaccionar correctamente ante los desafíos que enfrentaremos.
Notas:
(1) Iona 1:12.
(2) Citado en ‘Teshuva’, pp.256-257, por Rav Immanuel Bernstein.
(3) Esta historia tambien ha sido citada en nombre del abuelo del Brisker Rav, el Beit HaLevi.
(4) Iona 1:9.
(5) ‘Teshuva’, pp.257-258.
(6) Iona 1:8.
(7) ‘Teshuva’, pp.257-258.
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