Después de procesar la noticia de que no llevaría a los Benei Israel a la tierra de Canaán debido a que él y Aharón pecado en Mei Merivá, Moshé le pide a Dios que designe un sucesor. En su dialogo con Dios, Moshé se dirige a Él con un apelativo extraño: Elokei HaRujot – Dios de los espíritus. Dos versículos más adelante, Dios le dice a Moshé que tome a Iehoshúa, un hombre que tiene rúaj, y lo nombre como líder. El rol del rúaj claramente es esencial en la narrativa, pero no queda claro exactamente qué es ni por qué es tan importante.

En el Tanaj, dependiendo del contexto, el término rúaj puede significar diversas cosas, incluyendo viento, aliento, espíritu, sentimientos o voluntad. Aquí, Rashi entiende el término como una referencia a la personalidad general de las personas. Dios es un Dios de rúaj, esto significa que la personalidad de cada individuo queda revelada ante Él. Él debe nombrar un líder que sea capaz de tolerar a cada persona basado en su propia constitución. Iehoshúa es una persona que tiene rúaj, es decir que puede conducirse de una manera que sea adecuada con cada individuo.

La descripción de Rashi de las habilidades necesarias para ser un líder es sorprendente en dos aspectos. Por un lado, el cuidado y la preocupación que el líder debe tener por TODOS sus seguidores. Rashi enfatiza la importancia de entender las innumerables diferencias entre cada individuo y la obligación de adaptarse a cada uno. El líder no sólo decide una política para las masas y deja que algunos se caigan entre las gradas. El líder debe tener en cuenta a cada persona.

El segundo aspecto pareciera ser paralelo a las construcciones de inteligencia social y emocional. En términos generales, la inteligencia emocional incorpora la capacidad de leer y manejar las emociones, tanto en uno mismo como en los demás. La inteligencia social abarca habilidades verbales y auditivas, una profunda comprensión de las situaciones sociales y la capacidad de insertarse efectivamente en esos contextos. La descripción de rúaj de Rashi resalta la necesidad de comprender las profundidades de la personalidad del otro y manejarse a sí mismo y a los demás de forma acorde. La investigación de la psicología educativa, así como de la psicología industrial y organizacional, demuestra cuán importantes son estas habilidades para los líderes y educadores, pero la pregunta es: ¿Cómo se obtienen estas habilidades?

Una respuesta es que tener rúaj simplemente es un regalo de Dios. Uno lo tiene o no lo tiene. Todo lo que podemos hacer es rezar y esperar que Dios nos otorgue esas habilidades. De hecho, un precedente de esta idea la encontramos cuando Hashem tomó parte del rúaj de Moshé y lo colocó sobre los ancianos hasta que ellos lo absorbieron (Bamidbar 11:17).

Sin embargo, el Alshij señala que este no fue el mismo procedimiento que tuvo lugar con Iehoshúa. Aparentemente Iehoshúa ya contaba con estas cualidades por lo que no necesitó que se las otorgaran con intervención Divina. Por eso, de acuerdo con el Abarbanel, en referencia a Iehoshúa Dios le dijo a Moshé: Kaj lejá – toma para ti, como diciendo; no vengas a Mi para que Yo lo nombre y de una vez prepáralo para el liderazgo. Ieshoshúa ya contaba con las habilidades porque había pasado años observando el comportamiento de Moshé y modelando su propio comportamiento de acuerdo a lo que veía en su maestro.

La mayoría de las personas de alguna forma, ya sea en casa, en el trabajo o en la escuela, adoptamos el puesto de líder. De esta narrativa aprendemos que necesitamos ser una persona de rúaj, cuidarnos y preocuparnos por cada persona que guiamos, tratar de entender su psicología interna usando nuestra inteligencia emocional y social y relacionarnos con cada uno de forma acorde. La buena noticia es que esta habilidad se puede enseñar y aprender, lo que hace que valga la pena invertir nuestro tiempo y recursos si queremos llegara ser líderes más efectivos.