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Para encajar con mis amigos, hablo de una forma que me hace sonar más tonto de lo que realmente soy.
Querida Lauren,
Hablo de una forma que me hacer sonar más tonto de lo que realmente soy. Sé que lo estoy haciendo para encajar con los otros chicos de mi clase, pero a mis padres no les gusta. ¿Qué debo hacer?
RESPUESTA DE LAUREN ROTH
“Elocuente” significa “que habla hermosamente”. Desde ahora te apodo “Elocuente” y te libero de la excesiva preocupación sobre lo que tus pares piensan de ti, y te doy la libertad de estar orgulloso de tu propia verdad.
No te preocupes tanto por lo que otros piensan de ti. Tan sólo sé tú mismo. Descubre qué y quién eres realmente, y sé eso con confianza. No trates de ser algo que no eres sólo para encajar. Te sentirás mejor contigo mismo y probablemente incluso le caerás mejor a tus pares si eres auténticamente tú.
Eso significa: si eres inteligente, siéntete libre de actuar como un individuo inteligente. Si te gustan las flores, ten confianza en tu amor por las flores, incluso si el resto no considera que sea algo de hombres. Si te gusta leer o actuar o cantar o la esgrima o incluso el equipo de remo, ten confianza en tus sentimientos. Independientemente de qué actividades disfrutes, ten confianza sobre tu pasión y amor por ellas (¡a menos que sean ilegales, peligrosas, malas prácticas o injustas! Yo no respaldo asesinato, tortura, empujar viejitas… se entiende a lo que me refiero, ¿verdad?).
No niegues quien eres para comprar el amor de otras personas.
Y si puedes hablar con la pronunciación correcta y utilizando un nivel de vocabulario alto, ten confianza en tus talentos también en esa área. Recuerda siempre que Dios te creó, con intereses y tendencias particulares. No niegues quien eres para comprar el amor de otras personas. Perderte a ti mismo para gustarles a otros hace que no quede nadie "en casa" para recibir ese amor.
Sobre cómo hablar: Me haces recordar una extensa investigación que hice sobre jóvenes afroamericanos en áreas pobres. Los niños afroamericanos que viven en áreas urbanas pobres y a quienes les va realmente bien en la escuela son capaces de avanzar y sacarse a sí mismos de la pobreza y crear una mejor vida para ellos, lejos de las guerras de pandillas y la violencia inducida por las drogas. Sin embargo, aquellos niños afroamericanos a quienes les va bien en la escuela sufren por sus buenas calificaciones: los otros niños se burlan de ellos, los molestan, se mofan de ellos… “¿Por qué estás tratando de actuar como ‘blanco’? ¿Estás tratando de ser mejor que nosotros? ¿Te crees un ‘blanco’?” (Esas son citas reales de la investigación). La investigación mostró, una y otra vez, que los otros niños negros trataban de mantener a los inteligentes “abajo”. Cualquier niño que quisiera mejorar y salir de esa situación tendría que luchar contra un corriente de “¿Quién te crees que eres, por qué actúas como si fueras mejor que nosotros?”.
Incluso si sientes que tus “amigos” pueden tener la actitud de “¿Quién crees que eres? ¿Acaso crees que eres mejor que nosotros?”, tienes que ser fuerte y mantenerte firme en tu verdad y ser todo lo que eres capaz de ser. Te debes eso a ti mismo.
Sé fuerte y mantenerte firme en tu verdad.
La razón por la que a tus padres no les gusta que hables de esa forma que te hace sonar menos inteligente de lo que eres es porque el lenguaje determina cómo nos presentamos ante el mundo. Si hablas como un joven inteligente, las personas van a percibirte como alguien que tiene algo inteligente que contribuir y te ofrecerán oportunidades para contribuir con tu conocimiento, habilidades, opiniones y talento al mundo. Si hablas como una persona humilde de la calle, las personas te percibirán de esa forma, y te tratarán de esa forma. Estoy segura que tus padres quieren que te des cuenta de tus capacidades en la vida, y que esa es la razón de por qué no les gusta que te presentes a ti mismo como menos inteligente y menos capaz de lo que realmente eres.
Si hablas bien y elocuentemente (en vez de balbucear y gruñir), y aún así hablas de una forma amistosa, divertida y cálida para los jóvenes de tu edad, entonces probablemente: (A) les caerás bien y (B) te respetarán por tu dominio del idioma. La clave es ser tú mismo, pero al mismo tiempo ser cálido y amistoso. Es verdad que si actúas como un profesor de literatura arrogante entonces tus pares sentirán que estás tratando de mostrar que eres mejor que ellos. Pero si eres tú mismo, auténtico, inteligente, de buen hablar con un espíritu generoso y un aire amistoso, entonces tus pares se sentirán aceptados por ti y probablemente te respetarán a ti y a tu sabiduría y se sentirán honrados de estar en la presencia de alguien tan real, sabio y amistoso y confiado como tú.
Un punto más. Ayer tuve una experiencia extraordinaria. Desde que tuve 8 hasta los 13 años, siempre fui una atleta de primera categoría en gimnasia competitiva (¡Ay, mis huesos adoloridos, eso fue hace mucho tiempo!). Ayer, mientras bailaba con música (mi forma favorita de hacer ejercicio cada día), me vino repentinamente una idea: “¡Ey! ¿Por qué no bailas tu rutina de 1982?”. Riéndome de mi tonta idea, pensé en intentar recordar la rutina, pero dudé que realmente recordaría todos los pasos. Para mi completa sorpresa, fui capaz de realizar toda la rutina sin fallas (sin las ruedas, volteretas y volteretas invertidas por supuesto. ¡1982 fue hace muuuuucho tiempo!).
Me hizo darme cuenta del enorme poder de la práctica. Mientras más practicamos algo, cualquier cosa, más profundamente queda grabado en nuestro cerebro el patrón conductual o de pensamiento. Mientras más le grito a mi familia, más probable será que caeré automáticamente en gritarles cuando algo me moleste. Y, alternativamente, si practico y practico bondad, compasión y paciencia, esos rasgos se convertirán en mi forma automática de actuar. Mientras más hables bien, más natural se hará para ti. Y por el contrario, si actúas como un tonto con tus pares, puede que realmente pierdas un ápice de tu elocuencia.
Lo que practicamos se queda con nosotros para siempre. ¿Qué quieres practicar tú?
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