Perfiles
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Me quedé anonadado ante la muerte del comandante de mi compañía, Nati Alfasi, un hombre que ejemplificaba lo que es vivir con propósito. ¿Cómo puedo llevar eso a mi propia vida?
Una amarga tarde de enero, abrí mi teléfono y encontré una espantosa noticia. La cara que me miraba desde la página principal del Jerusalem Post era el rostro de mi amigo, Nati Alfasi. Un mensaje de Whatsapp lo volvió real: "Nati fue asesinado en Gaza". Mi teléfono cayó al suelo.
Hace cinco años, Nati fue el comandante de mi compañía en la Brigada de Paracaidistas 202. Para mí, él era invencible, una figura más grande que la vida. Ahora la muerte de Nati, el esposo de Shajar y padre de un niño pequeño, Eitán Iosef, era imposible de comprender.
Desde que comenzó la guerra el 7 de octubre, he enfrentado las consecuencias de mi decisión de partir de Israel y trasladarme a los Estados Unidos. Mientras mis amigos y familiares luchan en el frente en Israel, yo estoy a miles de kilómetros trabajando como educador en un campus universitario y preguntándome: ¿Cuál es mi rol en todo esto?
Constantemente reviso las noticias, llamo a menudo a mis amigos y hago todo lo posible por mantenerme positivo y presente. De todos modos, todo el tiempo me cuestiono: ¿Estoy en el lugar indicado? ¿Cómo puedo encontrar propósito como judío cuando estoy tan lejos?
Con la noticia de la muerte de Nati, estas preguntas se amplificaron. Al pensar en él cada día, me preguntaba qué podía hacer para mantener viva una parte de él en mi propia vida.
Nati Alfasi, de bendita memoria
Algo singular sobre Nati era su constante sentido de propósito. Como comandante de la compañía sobre más de 100 soldados, los desafíos y demandas que enfrentaba a diario eran enormes. Sin embargo, el mantenía la cabeza en alto, siempre mirando hacia adelante. Era un hombre que ejemplificaba lo que es vivir con propósito.
¿Cómo puedo llevar eso a mi propia vida?
De acuerdo con la jerarquía de necesidades de Abraham Maslow, la mayor necesidad de la persona es experimentar autorrealización, lo que él define como volverse "capaz de todo lo que eres capaz". Esta búsqueda de autorrealización a menudo se asocia con independencia y con el cumplimiento del propósito personal. Esto era lo que caracterizaba a Nati. Él era una persona que vivía su vida a pleno.
Pero esa no es toda la historia. Al final de la vida de Maslow, él cambió de idea y se retractó respecto a que la autorrealización fuera la necesidad más elevada, declarando que eso era hiriente e incorrecto. En cambio, propuso que la mayor necesidad de la persona es la autotrascendencia, lo contrario de la autorrealización. La autorrealización se enfoca exclusivamente en el yo, la autotrascendencia nos pide que miremos más allá de nosotros mismos y consideremos el mundo que nos rodea. No se basa en el principio de independencia sino de interdependencia, la idea de que estamos unidos y nos necesitamos los unos a los otros para sobrevivir. Nos pide que nos preguntemos no "¿cómo puedo desarrollar mi potencial?", sino "¿quién me necesita ahora mismo?".
Consideremos esta declaración de Viktor Frankl, autor de El hombre en busca de sentido:
"El verdadero objetivo de la existencia humana no puede encontrarse en lo que se llama autorrealización. La existencia humana es en esencia autotrascendencia más que autorrealización. La autorrealización no es una meta posible en absoluto, por la simple razón de que mientras más una persona aspira a lograr, más le faltará. Porque sólo en la medida que las personas se comprometen consigo mismas a cumplir el sentido de su vida, en esa medida logran autorrealizarse. En otras palabras, la autorrealización no puede lograrse si se convierte en un fin en sí mismo, sino sólo como un efecto secundario de la autotrascendencia".
Creo que lo que Frankl está diciendo es que el propósito no se encuentra a través de la búsqueda de propósito, sino que se define por la búsqueda de qué debo hacer en el presente. Es decir: cuanto más se esfuerce una persona por estar presente y satisfacer las necesidades de quienes la rodean, más claro será su propósito.
Esto es lo que tenía Nati. Él sabía por qué se levantaba cada mañana. A través de su compromiso con el presente, respiraba propósito.
Esta idea es central en el judaísmo.
En cada esquina de Israel hay un cartel que dice: יחד ננצח 'juntos venceremos'. Juntos seremos fuertes.
Llegó el momento de desechar la pregunta "¿Cuál es mi propósito?" y en cambio unirse al pueblo judío preguntando: "¿Quién me necesita ahora mismo?"
Israel es un país lleno de gente como Nati que dedica su vida al servicio de los demás. Personas que no tienen en cuenta sus propios objetivos sino las aspiraciones y los sueños colectivos. Personas que entienden que la victoria sólo se logra cuando nos unimos como un solo pueblo, como una gran familia.
Y estas personas no están sólo en el ejército, también las encuentras en las calles, llevando a cabo pequeños actos de bondad que pasan inadvertidos.
Es el estudiante universitario que juega beisbol con el niño que perdió a su padre. El hombre de la verdulería que paga la cuenta de una familia que no llega a fin de mes. La adolescente que se ofrece a cuidar a los niños de una madre cuyo esposo está en la reserva. Esos son los héroes silenciosos de Israel.
Esto también responde mi pregunta respecto a la decisión de regresar a los Estados Unidos. Aunque en este momento no puedo estar en Israel, fui reclutado para otra misión: la misión del momento presente, la misión de la autotrascendencia. Se me pide que sea un padre, un esposo, un director educativo y un miembro de la comunidad dedicado. Se me pide que me comprometa a servir a las necesidades que hay en mi entorno inmediato.
Llegó el momento de desechar la pregunta "¿Cuál es mi propósito?" y en cambio unirme al pueblo judío preguntando: "¿Quién me necesita en este momento?".
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