Los 10 errores más grandes que cometen los padres

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Errores, deslices y metidas de pata… y cómo evitarlas.

Ser padres es un ejercicio emocionante, repleto de altibajos, alegrías y desalientos. Los hijos te dan la oportunidad de seguir creciendo y desarrollándote como individuo, Crecer junto con tus hijos no sólo te vuelve un mejor padre, sino un mejor ser humano.

Veamos algunos errores que todos los padres corren el riesgo de cometer.

10. Querer controlar todo

Las personas que quieren controlar todos los detalles, son personas trabajadoras, que aman a sus hijos y desean que tengan éxito. El problema es que hacen demasiado por ellos, en consecuencia los niños siguen dependiendo de sus padres y les cuesta mucho pararse por sus propios medios; les cuesta dominarse, carecen de impulso y motivación y pese a su inteligencia, son emocionalmente inmaduros. En vez de tratar de controlar todo, brinda a tus hijos las herramientas para que puedan ser independientes y confiar en sí mismos. Mientras más éxito logren tus hijos sin tu intervención, más impulso tendrán para buscar triunfar por sí mismos.

9. Ser permisivos

Por lo general, los padres tienen buenas intenciones, pero ser permisivos es una de las tendencias más desastrosas en la paternidad. Cuando los padres satisfacen cada necesidad de sus hijos, los niños no tienen éxito en sus relaciones, porque esperan que los demás respondan siempre a sus necesidades. Se acobardan ante los desafíos, evitan esforzarse y trabajar duro, sin embargo siguen sintiendo que merecen recibir todo. Emocionalmente, sufren una extraña mezcla de baja autoestima y arrogancia. Para evitar caer en esta trampa, esfuérzate por generar en tus hijos responsabilidad personal; aliéntalos a lograr cosas por sí mismos. Comienza a darles fuerza y confianza en sí mismos.

8. Ser un mal modelo

La primera tarea de un padre, y la primordial, es ser un buen ejemplo a seguir. Sin embargo, hay muchos padres cuyos comportamientos son malos ejemplos para sus hijos. Los padres que estallan de enojo, que culpan a otros, que mienten, o que se hacen las víctimas subconscientemente les enseñan a sus hijos a hacer lo mismo. Culpar a tus hijos por los comportamientos y malos hábitos que tú mismo les has enseñado es como culpar al espejo por tu reflejo. Compórtate de la forma que deseas que se comporten tus hijos. Sé la persona que quieres que ellos sean. Sobre todo, antes de culpar a tus hijos por su conducta, trata de mejorar la tuya.

7. Intimidar

Los padres que intimidan tienden a ser fanáticos por tener el control. En vez de entender a sus hijos, los abruman con órdenes, directivas, amenazas violentas o verdadera violencia. Su objetivo es dar forma y definir a sus hijos a través de la intimidación, en vez de dejarlos desarrollar su propia individualidad. Lamentablemente, los niños que tienen padres que los intimidan sufren de baja autoestima, problemas de ansiedad y dificultad para confiar en otras personas. Estos padres pueden salirse con la suya, pero sus hijos sufren mucho.

6. Inconsistencia

Los padres inconsistentes enloquecen a sus hijos. Los padres que a menudo cambian de opinión, que no asumen una postura y tienen dificultades para tomar decisiones o proveer un fuerte liderazgo tienen muchas probabilidades de producir niños emocionalmente volátiles. Estos niños emergen con un eje inestable e identidades débiles. Tienen dificultades para definirse a sí mismos, y a menudo desarrollan comportamientos oposicionales o desafiantes para camuflar sus inseguridades. No siempre es posible proveer un hogar estable y consistente, pero siempre podemos ser padres estables y consistentes.

5. Críticas y comparaciones

A nadie le gustan las críticas y las comparaciones. Sin embargo, muchos padres critican y comparan compulsivamente a sus hijos de forma cotidiana: “¿Por qué no puedes ser más como…?” o “¿Por qué eres tan…?”. Esta es una manera segura de dañar la autoestima de tus hijos y lastimar su frágil ego. Los niños que son criticados crecen pensando que su rendimiento es bajo. No celebran sus puntos fuertes, porque nunca les enseñaron a hacerlo, un resultado directo de haber internalizado las voces negativas de sus padres. Sólo hace falta un instante para lastimar a tus hijos con críticas y comparaciones, pero recuperarse lleva toda una vida.

4. Poca estructura, límites y márgenes

Proveer una estructura equilibrada, con límites claros, es esencial para ser un buen padre. ¿A qué nos referimos exactamente? Estructura implica horarios y rutinas; límites implica poner freno a los comportamientos destructivos o riesgosos y engendrar un buen juicio; márgenes implica honrar y respetar el espacio físico y emocional entre las personas. Algunos padres son demasiado estrictos con los límites; otros no proveen suficiente estructura o márgenes. Esfuérzate por encontrar el equilibrio adecuado para tus hijos, y ellos estarán mejor preparados para sus relaciones, para sus trabajos y para el mundo exterior.

3. Negligencia

Los padres no deciden ser negligentes y descuidar a sus hijos, pero muchos lo hacen. Los adultos se ven absorbidos por su trabajo, delegan responsabilidades paternas en los hijos mayores o en los abuelos, no participan de eventos importantes de las vidas de sus hijos o todavía peor, se vuelven muy malos oyentes… Todas estas son formas de negligencia emocional que socaban la autoestima sana de un niño. Los niños emocionalmente descuidados siempre sufren de problemas de conducta y cambios de humor. El simple acto de escuchar a tu hijo tiene un efecto curativo que remedia muchos dilemas paternos. Los niños que sienten que sus padres los entienden no se portan mal para llamar su atención y es menos probable que caigan en comportamientos destructivos. Dedica tiempo para escuchar, entender e identificarte con tus hijos. No cuesta nada y te ahorrará una fortuna en terapias futuras.

2. No dar importancia a los problemas de aprendizaje

Muchos problemas académicos y de comportamiento son resultado directo de dificultades de aprendizaje no diagnosticadas. Los padres impacientes que rápidamente rotulan a sus hijos de perezosos, no motivados o apáticos, a menudo no consideran lo que puede ser la verdadera razón de la actitud de sus hijos hacia el aprendizaje. Incluso niños excepcionalmente inteligentes sufren dificultades con la velocidad de procesamiento, funcionamiento ejecutivo, deficiencias sensoriales o de memoria. Estas complicaciones que pasan bajo el radar a menudo no emergen hasta los últimos grados o en la escuela secundaria. Estas dificultades llevan a que el estudio sea una experiencia dolorosa y agotadora. Por lo tanto, ahorra tu dinero. La psicoterapia no ayudará en absoluto a resolver estos problemas. Si tu hijo tiene la mínima dificultad en el estudio, el primer paso para encontrar una solución es efectuar una evaluación educacional.

1. Invalidar sentimientos

Cuando tus hijos te revelan sus sentimientos o inseguridades, no los contradigas, no los corrijas, no ofrezcas consejos no solicitados ni aproveches la oportunidad para dar una charla sobre tus propias experiencias. Recuerda que ellos se arriesgan a contártelo; por lo tanto es imperativo que te muestres sensible. Los niños desean sentir que los entienden; quieren que sus padres validen sus sentimientos. Muchos síntomas de hiperactividad, desafío y problemas de cambios de humor se generan en niños cuyos padres invalidan sus sentimientos.

Ser padres es un trabajo de tiempo completo, sin entrenamiento ni supervisión. Todos cometemos errores, sobre todo durante los caóticos primeros años. Pero no temas: ser padres es un proceso de evolución. Uno crece día a día, año a año. Esfuérzate por aprender de tus errores y mejorar; tu travesía como padre se verá menos afectada por tus propias dudas y preocupaciones y será mucho más feliz para ti y para tus hijos.

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