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El período del Omer se caracteriza por el luto debido a las trágicas muertes de los 24.000 alumnos de Rabí Akiva. El Talmud explica que fueron castigados porque no se honraron debidamente entre ellos.(1) Sin embargo, el Midrash ofrece una explicación diferente y dice que murieron porque no estaban dispuestos a compartir su Torá con los demás. ¿Cómo se pueden reconciliar estas dos fuentes rabínicas aparentemente contradictorias?
En verdad, es posible que ambas fallas provengan de la misma fuente: ambas surgieron a raíz de una ligera falta de apreciación por la importancia de la Torá.(2) La raíz de su error al no atribuir suficiente honor a sus compañeros eruditos de la Torá fue en cierta medida una falla en apreciar la importancia de la Torá y el honor correspondiente que se debe dar a quienes la estudian.
Aparentemente la crítica del Midrash respecto a que no compartieron su Torá, también podría derivar de una falta de respeto por la importancia de la Torá. Esto se confirma en el siguiente pasaje del Talmud, tal como lo explica el Maharal. En Shelaj, la Torá, al describir a quien adora ídolos, dice que "despreció la palabra de Hashem". El Talmud en Sanedrín asigna esta descripción degradante a otras formas negativas de comportamiento, como negar que la Torá proviene de Dios. El Talmud agrega: "Rabí Meir dice: quien estudia Torá y no la enseña está incluido en la categoría de 'despreció la palabra de Hashem'".(3) Es muy difícil entender por qué estudiar sin enseñar se puede colocar en la misma categoría que pecados realmente terribles, como negar que la Torá es Divina.(4) El Maharal explica que el honor de la Torá se ve enormemente incrementado cuando uno difunde la palabra de Hashem a los demás. Quien no lo hace impide que otros aprendan Torá. Por lo tanto, deshonra la palabra de Hashem porque, por su inacción, obstaculiza el aumento del honor de Dios.(5) Vemos a través del Maharal que el no enseñar a otros es indicativo de una falta de verdadera preocupación por el honor de la Torá.(6)
Con este entendimiento, parece que el Talmud y el Midrash no están en desacuerdo: ambos coinciden en que los estudiantes de Rabí Akiva carecían, en alguna medida, de la apreciación adecuada por la Torá. Las consecuencias de estos pecados fueron tan significativas que todos estos grandes hombres murieron, y como resultado, el Talmud nos dice que el mundo quedó desolado de Torá. Esto parecería ser un castigo proporcional a su incapacidad de difundir la Torá a los demás; dado que no enseñaron Torá, fueron castigados para que, con sus muertes, la continuación de la Torá estuviera bajo una seria amenaza.
Este no es el único ejemplo en el que vemos que la falta de enseñanza de la Torá fue la causa de una gran desolación. El Talmud en Avodá Zará describe los primeros dos mil años de existencia como años de desolación.(7) Este período terminó cuando Abraham comenzó a enseñar Torá al mundo. En ese momento, comenzó el "período de la Torá". Rav Moshé Feinstein señala que hubo individuos que estudiaron Torá antes de Abraham, por lo que se pregunta cómo se puede describir este período como uno de desolación espiritual. Él explica que, como estos hombres no salían a enseñar a los demás, era imposible que la Torá se extendiera por todo el mundo. Por eso, aunque había individuos que estudiaban Torá, fue un tiempo de gran desolación. La desolación sólo terminó cuando Abraham comenzó a enseñar al mundo.(8)
Hemos visto cómo el hecho de no honrar y no difundir la Torá condujo a la devastadora tragedia de la muerte de 24.000 eruditos de la Torá. No es de extrañar que la rectificación del pecado fuera que los nuevos estudiantes difundieran la Torá. En consecuencia, el Midrash nos informa la exhortación de Rabí Akiva a sus nuevos estudiantes. Rabí Akiva les dijo: "No sean como los primeros estudiantes". El Midrash continúa diciendo que, cuando escucharon esto, "inmediatamente se levantaron y llenaron toda la tierra de Israel con Torá".(9)
Basado en todo lo anterior, tenemos una nueva perspectiva sobre las razones de la práctica de lamentar las muertes de los 24.000 estudiantes antes de Lag B’Omer. Algunos comentaristas han señalado que no lamentamos la muerte de las personas por más de doce meses, sin importar cuán grandes sean. En el Ómer, no lamentamos las muertes de los estudiantes, sino la devastadora pérdida de Torá que ocurrió como resultado de sus muertes. Al lamentar esta pérdida de Torá, podemos, con suerte, aumentar nuestra apreciación por la Torá y la necesidad de difundirla a todos los judíos.
Ievamot 62b.
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