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Durante cientos de años los eruditos buscaron a los misteriosos creadores del alfabeto. ¿Acaso la respuesta estuvo siempre frente a sus ojos?
El alfabeto es una parte básica de nuestras vidas (lo estás utilizando en este mismo momento), algo que la mayoría damos por sentado. Pero el alfabeto no existió siempre y su ausencia complicó enormemente la transmisión el conocimiento.
En su lugar había complejos sistemas de escritura que sólo unos pocos privilegiados podían dominar, lo que garantizaba que la mayor parte del conocimiento permaneciera dentro de una esfera muy reducida de escribas profesionales y consejeros reales.
Entonces, hace casi 4.000 años, ocurrió algo radical que difundió la alfabetización por todo el mundo. Se creó el alfabeto, que eventualmente terminó sustituyendo a la mayoría de las otras clases de escritura.
Aunque los mesopotámicos y los egipcios usaban la escritura desde hace mucho tiempo, ellos utilizaban sistemas enrevesados (jeroglíficos y cuneiforme) que empleaban alrededor de mil símbolos. A pesar de la complejidad de estas escrituras, sólo servían para transmitir mensajes sencillos.
La escritura cuneiforme, uno de los primeros sistemas de escritura conocidos, utilizaba marcas en forma de cuña sobre tablillas de arcilla. Se utilizó por primera vez en Sumeria (actualmente Irak), hacia el año 3.500 AEC y hasta el comienzo de la Era Común. La escritura cuneiforme no tiene "letras" sino que utiliza unos 800 caracteres impresos en arcilla para deletrear palabras dividiéndolas en sílabas.
En el antiguo Egipto, los jeroglíficos conformaban el sistema formal de escritura. Se trata de una combinación de elementos logo-gráficos, silábicos y alfabéticos, con alrededor de 1.000 caracteres distintos. La primera sentencia descifrable escrita en jeroglífico data del año 2700 AEC.
Pero después de más de mil años de jeroglíficos sumamente complejos y escritura cuneiforme, fue creada una nueva forma más simple de escritura que revolucionó la comunicación, permitiendo por primera vez en la historia que la persona común pudiera aprender a leer y a escribir.
La idea de un sistema de escritura alfabético sólo se concibió una vez en la historia, y todos los alfabetos conocidos derivan de esa escritura seminal. El método de creación del alfabeto fue bastante sencillo. Hay unos 1.000 jeroglíficos egipcios o imágenes que denotan palabras o sílabas. Los creadores del alfabeto tomaron 22 de estas imágenes, pero en vez de conectarlas con sus palabras egipcias, utilizaron la primera letra de la palabra semítica correspondiente y la convirtieron en una sola letra. El lector de hebreo moderno a menudo puede distinguir la conexión entre el jeroglífico y la letra hebrea. Por ejemplo, el jeroglífico que sirve de base para la letra hebrea Ain es un ojo humano. El símbolo de una casa (bait) se convirtió en la letra hebrea Bet, el símbolo de una serpiente (najash) se convirtió en la letra Nun y el símbolo del agua (maim) se convirtió en la letra Mem.
Este nuevo sistema de escritura es un notable golpe de genio. En vez de utilizar cientos de signos, ahora había que memorizar menos de 30, y estos servían para indicar sonidos individuales. Pero este pequeño número de caracteres bastaba para representar todas las palabras de la lengua. Además, en vez de aplicar un complejo conjunto de reglas de lectura, el alfabeto ofrecía un método de lectura fijo. Aunque sólo contenía una fracción de los símbolos de los jeroglíficos y los cuneiformes, el alfabeto también permitía frases mucho más complejas.
¿Cómo sabemos cómo fue creado el alfabeto? En el año 1905, Sir Flinders Petrie, el padre de la arqueología egipcia, junto con su esposa Hilda, descubrieron varías inscripciones jeroglíficas en antiguas minas egipcias de cobre y turquesa situadas al sur de la península del Sinaí.
En un principio, Petrie pensó que se trataba de textos egipcios normales. Pero dado que comprendían el uso repetido de un repertorio muy reducido del número total de jeroglíficos, él identificó esos signos torpes como una escritura alfabética derivada de símbolos egipcios. Sin embargo, fue incapaz de leerlos.
Unos diez años más tarde, la escritura fue descifrada por el principal lingüista de la época, el famoso egiptólogo inglés Sir Alan Gardiner. Él identificó la lengua como "cananea" semítica primitiva. La escritura pasó a llamarse "proto-sinaítica" y consideraron que correspondía a finales de la Edad de Bronce Medio. Posteriormente descubrieron que se utilizaba entre el 1800 y 1500 AEC.
El hebreo fue declarado por primera vez como el alfabeto más antiguo del mundo en la década de 1920 por el profesor alemán Hubert Grimme, experto en lenguas semíticas. Posteriormente W. F. Albright, padre de la arqueología bíblica, popularizó la idea de que estos escritos semíticos eran obra de esclavos israelitas.
A pesar de que en un principio se reconoció el primer alfabeto del mundo como hebreo, con el tiempo se rechazó esta interpretación en favor de un origen fenicio. Durante la época del Imperio Medio de Egipcio hubo seis pueblos semitas viviendo en la zona cananea: los israelitas, los fenicios, los amoritas, los amonitas, los moabitas y los edomitas. Los fenicios (actual Líbano) eran conocidos como mercaderes marítimos que viajaban entre Canaán y muchas otras tierras, incluido Egipto. Por tanto, los jeroglíficos egipcios podían estar conectados con las palabras cananeas.
La Enciclopedia Británica dice que el fenicio es "el probable antepasado de todos los alfabetos occidentales". Y las Naciones Unidas afirman que el alfabeto fenicio fue «el prototipo de todos los alfabetos del mundo».
Pero esto es extraño, porque los ejemplos más antiguos de la escritura proto-sinaítica son significativamente anteriores a la existencia de la cultura fenicia y no proceden de Fenicia. Además, los expertos no lograron encajar palabras fenicias en el texto. Y como ninguna otra lengua semítica (que no fuera el hebreo) fue capaz de ofrecer traducciones significativas, estas inscripciones históricamente vitales languidecieron ilegibles durante más de un siglo.
Por cierto, el hebreo ni siquiera fue considerado como una opción. Los expertos sostenían que los israelitas de Egipto, si es que existieron, no pudieron haber estado allí tan temprano. También dijeron que la brecha entre el primer alfabeto y la escritura hebrea más antigua encontrada en la Tierra de Israel es demasiado grande. La escritura hebrea más antigua, el Ostracón de Khirbet Keiyafa, hallado cerca de la ciudad de Beit Shemesh, en el centro de Israel, data del año 1.000 AEC. La creación del alfabeto tuvo lugar por lo menos 500 años antes. Si estaban relacionados, ¿por qué no se descubrieron escrituras hebreas anteriores?
La tablilla de plomo de la maldición, Michael C. Luddeni - Associates for Biblical Research (ABR)
Hace apenas tres años, el arqueólogo Scott Stripling, que estaba trabajando en el Monte Ebal, al norte de la ciudad de Shejem en Samaria, hizo un descubrimiento asombroso. Su equipo encontró una antigua tablilla de maldición hebrea (defixio) hecha de una lámina de plomo doblada de unos dos centímetros y medio de alto por dos centímetros y medio de ancho. La inscripción de la tablilla dice: "Maldito, maldito, maldito. Maldecido por el Dios Yahvé" Sorprendentemente, la tablilla se encontró junto a lo que algunos creen que es el altar de Iehoshúa (Josué), en el lugar donde la Biblia nos dice que Dios ordenó al pueblo judío maldecir a quienes violaran los mandamientos divinos. Este nuevo hallazgo fue fechado alrededor del año 1400 AEC. Los escarabajos egipcios encontrados en el sitio datan del mismo período. En contraste, ninguna inscripción existente en alfabeto fenicio es anterior al 1050 AEC. Esto hace que la conexión sea por mucho la más cercana.
El texto proto-sinaítico más antiguo data de alrededor del 1800 AEC y el más reciente del 1500 AEC. Después de eso, el alfabeto dejó de aparecer en Egipto y de repente apareció en Canaán. ¿Qué pueblo semita sabemos que vivió en Egipto y luego se trasladó a la Tierra de Israel? Los eruditos se quedaron perplejos. En Canaán, el alfabeto se impuso rápidamente entre los diversos pueblos que vivían allí y evolucionó hasta convertirse en las escrituras paleo-hebrea y paleo-canaanita más conocidas por los eruditos.
Para poder crear el alfabeto, el inventor tuvo que dominar dos campos de conocimiento muy diferentes. Por un lado, debía tener una comprensión del lenguaje escrito en general y de los jeroglíficos en particular, como sólo la tendría un egipcio de la realeza. Por otro lado, debía ser un hablante semita nativo con una fuerte identidad semítica, para tener tanto la capacidad como el deseo de crear un alfabeto semítico. Esta combinación es tan extraordinaria que parece casi imposible y, sin embargo, la Biblia describe exactamente a una persona así: el hijo de Iaakov, Iosef (José), que acabó convirtiéndose en virrey de Egipto, y sus dos hijos, Efraim y Menashe.
La concepción del alfabeto también requería un alto nivel de creatividad, algo que el pueblo judío ha demostrado con creces.
También existe una conexión gramatical única entre los jeroglíficos egipcios y el hebreo. Los jeroglíficos utilizan la partícula definida (como "el" en español) para hablar de un objeto específico. El Dr. Brian Rickett, del Laboratorio de Investigación Mikra, señala que de todas las lenguas semíticas, sólo el hebreo utiliza también la partícula definida ("ha"). Ninguna de las demás lenguas semíticas tiene este elemento.
Esta bulla lleva la inscripción "a Natan-Melej, siervo del rey". Está escrita en hebreo antiguo, data del siglo VI AEC y posiblemente se refiere al funcionario de la corte mencionado en Reyes II 23:11 - Crédito: Eliyahu Yanai / Dominio público
Aunque los círculos académicos han sostenido durante mucho tiempo que fueron los fenicios quienes crearon el alfabeto, un grupo de eruditos modernos ha cuestionado recientemente esta suposición. Ellos afirman que la suposición original del hebreo era correcta. Entre estos estudiosos se encuentran el egiptólogo de renombre mundial David Rohl, el profesor Douglas Petrovich y el experto en lengua hebrea antigua Rabino Michael S. Bar-Ron. Petrovich incluso escribió un libro sobre sus descubrimientos, "Hebrew – The World's Oldest Alphabet" de Editorial Carta de Jerusalem. Pero Petrovich y Bar-Ron no se limitaron a identificar la lengua como hebrea, sino que descifraron los textos. Lo que revelaron fue asombroso.
Petrovich encontró referencias a varias personas mencionadas en la Torá. Entre ellas, Osnat, esposa de Iosef, Jovav, hijo de Itró, y Ajisamaj, padre de Aholiab, que ayudó a dirigir la construcción del tabernáculo y el arca sagrada.
Por ejemplo, de acuerdo con Petrovich, la inscripción SINAI 375a nombra a Ajisamaj, un maestro artesano de las minas de turquesa, "El supervisor de minerales, Ajisamaj". Esto encaja perfectamente con el texto bíblico, ya que su hijo Aholiab, también un maestro artesano, habría aprendido sus habilidades de su padre. El versículo bíblico correspondiente dice: "Y he aquí que yo mismo he puesto con él [Betzalel] a Aholiab, hijo de Ajisamaj, de la tribu de Dan; y en el corazón de todo sabio de corazón he puesto sabiduría, para que hagan todo lo que Yo he ordenado..." (Éxodo 31:1-11).
Lo más increíble de todo fue el descubrimiento de una inscripción con una referencia directa a Moshé en una losa de piedra denominada SINAI 361. En ella se lee: "Nuestra servidumbre había perdurado. Moshé provocó entonces el asombro". Fechada en 1446 AEC, esta inscripción escrita por los mineros hebreos de Serabit el-Jadim, en el Sinaí, hace referencia a la opresión de Israel bajo los faraones de la XVIII dinastía y a las diez plagas de Egipto.
Cuando Bar-Ron tradujo la inscripción SINAI 249, encontró una polémica contra el ídolo Baalat y los judíos que lo adoraban.
¡He aquí que derribo la puerta del Maldito!
¡Los [pertenecientes a] Baalat no valen nada!
Respondan a nuestros hermanos:
"¡Avergüéncense de haber cometido esta desgracia!".
¡Han cometido pecado! ¡Han cometido pecado!
Baalat es el nombre semítico occidental de Hathor, la diosa vaca dorada de Egipto y diosa del Amor. Serabit el-Jadim, en el Sinaí, donde se encontró la inscripción, era el emplazamiento de un importante templo de Hathor. Se encuentra a sólo tres días a pie de la ubicación tradicional del monte Sinaí. El egiptólogo David Rohl señaló que Baalat encaja perfectamente con el Becerro de Oro que los israelitas adoraron en el Sinaí.
El "Himno a Hathor", circa 1500 AEC, incluye estas palabras:
Ven, oh Dorada, que comes de alabanza, porque el alimento de su deseo es la danza,
Que brilla en el festival a la hora de la iluminación, que se contenta con el baile de la noche.
¡Ven!
La procesión está en el lugar de la embriaguez, esa sala de viajar a través de los pantanos.
Observen hasta qué punto esto coincide con la descripción del Libro del Éxodo:
Éxodo 32:3: - Entonces todo el pueblo se quitó sus pendientes (de oro) y se los llevaron a Aharón. Él los tomó e hizo un becerro de fundición. Ellos dijeron: "¡Estos son tus dioses, Israel, que te sacaron de Egipto!".
Éxodo 32:19 - Al acercarse al campamento, vio el becerro y las danzas; la ira de Moshé se encendió, y arrojó de sus manos las tablas y las quebró al pie de la montaña.
Incluso el alfabeto español que usamos en la actualidad se originó con el mismo alfabeto primordial creado por los judíos en Egipto hace casi 4000 años. Futuros descubrimientos seguirán arrojando luz sobre este tema fascinante.
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