Los judíos y el ajedrez

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Los judíos en la historia del ajedrez.

"Gambito de dama", la popular miniserie de Netflix, dirigió la atención pública al clásico juego de ajedrez. Durante muchos años, el ajedrez fue un juego popular del mundo judío, y los judíos ayudaron a darle forma desde sus comienzos. Aquí hay siete datos poco conocidos sobre los judíos y el ajedrez.

¿Ajedrez en el Talmud?

El juego de ajedrez se originó en la India en el siglo VI EC, superando la fama de otros juegos de mesa populares en la época. Probablemente el precursor del ajedrez es el juego indio chaturanga, nombre que en sánscrito significa "cuatro ejércitos", y que recrea una batalla épica descripta en un poema indio épico, el Mahabharata. Desde India, el juego llegó al norte de Persia, donde el nombre del "rey" fue cambiado de la palabra Rajá en sánscrito, al persa Sháh. En esa época, los juegos de mesa eran populares en el Medio Oriente, pero esta nueva versión tenía algunas características distintivas que lo asociaban con el ajedrez moderno: capa pieza tenía poderes y habilidades distintivas, y la victoria dependía de la supervivencia de una pieza: el rey.

El Talmud menciona un juego llamado Naradshir (Ketuvot 59a). Rashi, el Sabio judío medieval que vivió en Francia, tradujo Naradshir como Ishakiush, un anciano nombre francés para el ajedrez. Sin embargo, los historiadores concluyeron que el Naradshir más probablemente era un juego de mesa que se jugaba con dados, quizás uno de los juegos populares que luego dieron forma e influyeron en el surgimiento del ajedrez que se desarrolló en el Medio Oriente.

El ajedrez en el mundo

Las primeras formas del ajedrez se volvieron muy pronto populares y se difundieron desde Persia hacia todo el mundo medieval. Los comerciantes que viajaban por la Ruta de la Seda llevaron el ajedrez a China, donde se convirtió en el xiangqi, también llamado "ajedrez chino". Este se juega con discos tallados sobre un tablero con líneas que se cruzan en vez del conocido tablero de ajedrez.

El ajedrez se abrió camino hacia el occidente a través del imperio bizantino y llegó a Europa, donde se extendió como la pólvora. Muy pronto jugaban al ajedrez desde India e Islandia hasta el occidente, como España y en el oriente de Rusia. Incluso encontraron un juego de ajedrez perfectamente conservado del 1100 en la remota isla Lewis de las Hébridas de Escocia, conocido como el "ajedrez de la isla Lewis".

En hebreo, el ajedrez se llama shajmat, que suena parecido a los términos persas sháh o sheik (rey) y a la palabra persa (y hebrea) met, muerto.

Durante el medioevo se desarrollaron muchos de los términos actuales del ajedrez. Por ejemplo, la torre en inglés se llama "rook", una palabra que suena parecido a la palabra persa para carroza. En la Persia antigua, las carrozas de guerra eran construidas como una mini fortaleza, rodeadas de muros de piedra y torres, similares a las torres actuales del ajedrez. En hebreo, el ajedrez se llama shajmat, que suena parecido a los términos persas sháh o sheik (rey), y a la palabra persa (y hebrea) met, muerto. También en alemán el ajedrez lleva el mismo nombre: Shajmat.

Rabí Iehudá HaLevi: ajedrez y espiritualidad

En 1140 en España, el gran poeta y filósofo judío Rabí Iehudá HaLevi, escribió "El Kuzari", una serie de cartas al rey de los Khazars, en donde Rabí HaLevi discute la condición humana y explica de forma muy bella las creencias judías. El ajedrez se estaba volviendo muy popular entre la realeza en toda Europa, y se lo comenzaba a llamar "El juego de los reyes". Este desafiante y real juego de mesa le brindó a Rabí Iehudá HaLevi una bella metáfora para explicar el libre albedrío.

"El hombre tiene dentro de su alma la capacidad de hacer el mal o abandonarlo, utilizando aquellas medidas que están a su alcance", explicó Rabí HaLevi. Una persona sabia ejercita esta habilidad, trabajando duro para desarrollar el potencial que Dios le dio. Cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino es una prueba destinada a fortalecernos y refinarnos.

La energía mental necesaria es similar a la que hace falta para destacarse en el ajedrez: "Por esta razón, la persona de mente débil no es capaz de vencer a la de mente fuerte en el juego del ajedrez. No podemos argumentar que en este juego la buena o la mala suerte sea un factor, como podemos llegar a decir en una guerra real entre dos reyes. Esto se debe a que en el ajedrez, todas las causas (para la victoria) se encuentran dentro del individuo. El jugador sabio ganará al ejercer constantemente esas causas…". En la vida, como en el ajedrez, es crucial elegir con sabiduría nuestro curso de acción. (Kuzari 5:20-52).

La leyenda del Papa judío

Durante años, se transmitió una leyenda fantástica sobre un Papa judío que redescubrió a su padre en una partida de ajedrez. Si bien lo más probable es que esta sea una historia ficticia, el cuento tiene un pequeño elemento de un evento trágico verdadero.

Rav Shimon ben Eljanán HaGadol era un destacado rabino que vivía en el pueblo de Mainz, Alemania, en el siglo X. Su hijo Eljanán fue secuestrado por los cristianos, bautizado en contra de los deseos de su familia, y educado por sus secuestradores en la fe católica. La angustia de Rav Shimon fue terrible y nunca dejó de buscar a su hijo. Él escribió una bella plegaria que se sigue recitando hasta la actualidad en Rosh Hashaná, y que contiene una plegaria dentro de una plegaria: con la primera letra de cada una de las oraciones de la plegaria se forma una súplica a Dios por "mi hijo, Eljanán".

Con el tiempo, se creó la leyenda ficticia de que habían secuestrado al hijo de un gran rabino de Mainz, a quien le cambiaron el nombre y le pusieron Andreas, y que fue criado como cristiano. En la leyenda, Andreas creció, se convirtió en un gran erudito, y eventualmente fue elegido Papa. En algunas versiones de la historia, el Papa Andreas ansiaba encontrar a su padre, por lo que emitió una orden expulsando a todos los judíos de Mainz. El rabino principal de la comunidad pidió una audiencia con el Papa Andreas, sin comprender que era su hijo, para suplicarle que tuviera misericordia. En otras versiones, el gran rabino fue quien llegó a pedirle ayuda a Andreas, ya fuera para que lo ayudara a encontrar a su hijo o para aliviar los decretos antijudíos. La historia dice que cuando se encontraron, jugaron una partida de ajedrez. Mientras charlaban sobre las piezas, quedó en evidencia que el Papa Andreas era el hijo del rabino. La historia judía ilustra la terrible situación de los judíos en la Europa medieval, y también el papel central que desempeñaba el ajedrez en el tiempo libre de los judíos.

Poemas judíos sobre el ajedrez

Uno de los sabios judíos más coloridos de la época medieval fue Rav Abraham Ibn Ezra, quien nació en 1089 en Tudela, España, y falledió a mediados del siglo XII, probablemente en Francia. Durante su larga vida, el Ibn Ezra escribió profundos comentarios bíblicos, también escribió libros sobre matemáticas y astronomía, escribió por lo menos una novela y muchos bellos poemas.

El Ibn Ezra viajó por toda Europa y fue uno de los primeros entusiastas del ajedrez. Tres de sus poemas que sobrevivieron al tiempo son elogios del juego en hebreo. En uno de estos poemas, él describe a los ejércitos contrarios como los kushim (etíopes) y los edomim (europeos):

Los reyes están con sus campamentos

Para luchar, y hay espacio entre ellos.

Sus rostros están preparados para la guerra.

Salen y acampan continuamente

Pero no sacan espadas en esta guerra

Porque esta es una guerra de pensamientos…

Los kushim extienden su mano en batalla

Los edomim siguen a continuación.

Es interesante que hay algunas diferencias entre el ajedrez al que jugaba el Ibn Ezra en el medioevo, y el juego contemporáneo. En el relato del Ibn Ezra, los peones son llamados ragli, y se mueven primero. La reina en el poema del Ibn Ezra es la pieza masculina, y sólo puede avanzar cuatro espacios en cualquier dirección. El alfil es llamado pil, elefante, y "está en un costado para emboscar", y el rey "camina por los costados, en todas las direcciones, y ayuda a sus siervos".

Campeones mundiales

El ajedrez ganó popularidad, pero sólo en el siglo XIX surgió el concepto del título de campeón mundial de ajedrez, tal como lo conocemos hoy en día. Esto surgió gracias a un increíble jugador judío, Whilhem Steinitz (1836-1900).

Whilhem Steinitz

Steinitz creció en una familia religiosa de Praga e inicialmente planeó convertirse en rabino. De niño, era demasiado pobre para poder comprar un juego de ajedrez, así que talló las piezas en madera y pintó un trapo para usarlo como tablero. En unos pocos años llegó a ser reconocido como el mejor jugador de ajedrez de todo Praga. Después de estudiar matemática en la universidad, Steinitz viajó a Londres, que en esa época se consideraba el centro mundial del ajedrez, para participar en un campeonato internacional. Steinitz terminó en sexto lugar en el primer campeonato que participó en 1862. Para el año 1866 había mejorado, llegando a ser el número uno, título que defendió durante 28 años.

Steinitz se quedó en Londres prácticamente durante el resto de su vida y ayudó a dar forma al juego moderno. Él inventó el gambito Steinitz (un poderoso movimiento de apertura), editó un periódico de ajedrez y contribuyó al diccionario estándar del ajedrez. Su juego era menos extravagante que el de algunos de sus predecesores, y Steinitz estableció la moda que todavía continua, de que los maestros del ajedrez jueguen partidas cuidadosas y deliberadas, asegurándose una serie de pequeñas ventajas, en vez de buscar movimientos más extravagantes. Steinitz fue también el primer jugador de ajedrez que estipuló las reglas bajo las cuales jugaría para defender su título. Su encuentro contra Joann Zukertort en 1886, fue el primer "campeonato mundial" de ajedrez, un título que Steinitz insistió en ponerle.

Más de la mitad de los campeones de ajedrez fueron judíos.

Steinitz perdió su título de campeón de ajedrez en 1894 frente a Emanuel Lasker, otro judío.

Más de la mitad de los campeones de ajedrez fueron judíos

Después de Steinitz, más de la mitad de los campeones mundiales de ajedrez (el 54%) fueron judíos (o tenían algún ancestro judío). Esa fue la conclusión a la que llegó un popular sitio de internet (que excluyó el período entre 1993-2006, donde dos campeones compitieron por el dominio). Entre ellos se encuentran Wilhem Steinitz, que mantuvo el título desde 1886 a 1894, Emnanuel Lasker (1894-1921), Mijael Botvinnik (1948-1957, 1958-1960, 1961-1963); Vasily Smyslov (1957-1958): Mijael Tal (1960-1961); Bobby Fisher (1972-1975) y Garry Kasparov (1985-1993).

Garry Kasparov

Dada la dominancia de los jugadores judíos, no es sorprendente que en la actualidad Israel sea uno de los principales centros del ajedrez. De acuerdo con la federación Internacional de Ajedrez, Israel ocupa el décimo quinto lugar en el ranking global, a pesar de su tamaño mucho menor comparado con otros países importantes en el mundo del ajedrez, como Rusia e India, y cuenta con 212 grandes maestros y maestros internacionales de ajedrez. La ciudad de Beersheva cuenta con el mayor porcentaje de grandes maestros del ajedrez en comparación al resto del mundo, un gran maestro cada 22.875 residentes.

En Israel, los niños comienzan a aprender a jugar al ajedrez desde muy pequeños. En el 2020, se estimó que más de 10.000 niños de jardín de infantes y primer grado jugaban al ajedrez. Con la popularidad de la serie "Gambito de dama", es posible que incluso más niños y adultos del mundo descubran este juego clásico, y que se incrementen sus aficionados.

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