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6 datos poco conocidos sobre los judíos y la industria de los diamantes.
La industria mundial de diamantes ha sido considerada un campo intensamente judío. Aquí hay 6 datos poco conocidos sobre los judíos y la industria de los diamantes.
Un judío belga (foto cortesía de Violet’s Journey)
La Torá describe un bello accesorio que vestía el Sumo Sacerdote, el Cohen Gadol, al servir en el antiguo Templo en Jerusalem. Antes de llevar a cabo sus deberes santos, él se ponía una hermosa pechera de oro con 12 piedras preciosas incrustadas. Cada una de esas piedras representaba a una de las 12 tribus de Israel. El diamante (en hebreo iahalom) representaba a la tribu de Zevulún (Éxodo 28:18).
En épocas más modernas, el Baal Shem Tov (1704-1772), quien fundó la rama jasídica del judaísmo, comparó al pueblo judío con un diamante. Los paralelos son muchos: así como el diamante es resistente y firme, así también lo es el pueblo judío, aferrándose a su fe y a su forma de vida a pesar de todas las dificultades. Tal como un diamante necesita ser pulido para poder brillar, también cada persona necesita trabajar duro para sacar su diamante interno y dejarlo brillar.
Las menciones más antiguas de comercio de diamantes se encuentran en libros en Sánscrito del siglo IV AEC. Los diamantes fueron descubiertos en un primer momento cerca del rio Golconda en la India y durante cientos de años fueron comerciados localmente como un bien muy costoso. Dos de los primeros comerciantes de diamantes registrados fuera de India fueron los hermanos judíos Abraham ben Yashar y Abu Nasr Jesed. También conocidos por sus nombres en árabe Abu Sa’D Al-Tustari y Abu Nasr Fadl, aparentemente ellos provenían de la gran comunidad judía de Persia. Está registrado que en el siglo XI trabajaban en Egipto, proveyendo a la familia real lujosas mercancías, incluyendo diamantes.
En Europa durante la Edad Media, los judíos estaban bien posicionados para convertirse en comerciantes de diamantes. Restringidos en muchas áreas a ser prestamistas, los judíos se convirtieron en los banqueros de facto y daban préstamos a los ricos, a menudo recibiendo gemas y otros objetos preciosos como pago cuando debían pagar las deudas. Algunos judíos comenzaron a enfocarse en pulir y comerciar gemas.
Las herramientas para fabricar joyas son un equipo relativamente pequeño y portable, lo que posibilitaba a los judíos empacar y mudarse cuando las autoridades locales se ponían más estrictos con las comunidades judías locales. Los comerciantes judíos también se beneficiaron de conexiones familiares a lo largo de Europa y el Medio Oriente, facilitándoles hacer negocios en numerosos países.
Las ciudades de Venecia y Brujas, en lo que hoy es Italia y Bélgica, emergieron como los primeros centros de comercio de diamantes de Europa. Ambas ciudades contaban con grandes comunidades judías y los judíos se convirtieron en los primordiales jugadores en la industria y el comercio de diamantes en la época Medieval.
Los diamantes pulidos tal como los conocemos fueron posibles sólo en el siglo XV gracias a un invento de un judío comerciante de diamantes llamado Lodewyk van Bercken. Él nació en la ciudad de Brujas en Bélgica, y se mudó a una ciudad cerca de Amberes, que es donde se desarrolla la historia de la serie de Netflix, Diamantes Turbios.
Monumento a Lodewyk van Bercken en Amberes
Los diamantes son la gema más dura y es extremadamente difícil cortarlos. Van Bercken inventó una rueda para pulirlos cubierta de polvo de diamante mezclado con aceite de oliva. Llamada scaif, esta rueda pulidora transformó por completo la industria de los diamantes. En vez de ser piedras duras y apagadas, los diamantes de repente se convirtieron en objetos resplandecientes. Los diamantes se volvieron mucho más populares y las compañías judías de comercialización de diamantes en Amberes (que mantuvieron como un cuidado secreto profesional su tecnología de pulido de diamantes) se volvieron todavía más centrales para la creciente industria de diamantes.
Los personajes de Diamantes Turbios sin duda conocen a Lodewyk van Bercken. Hasta la fecha, en el corazón del distrito de diamantes de Amberes, hay una estatua de van Bercken sosteniendo un diamante pulido en la mano.
En la década de 1730 descubrieron diamantes en Brasil, agregando al abastecimiento mundial de esta gema cada vez más popular. Sin embargo, el mundo de comercio de diamantes cambió irrevocablemente en 1867 con un gran descubrimiento en lo que hoy es Sudáfrica.
Una escena de Diamantes Turbios de Netflix
Dutch Boers se había asentado poco tiempo antes en el Cratón de Kaapval, cerca de la confluencia de los ríos Orange y Vaal. Desterrando a los nativos Griqua de allí, los Boers comenzaron a sembrar y se dieron cuenta que su suelo estaba salpicado con rocas blancas grisáseas. En 1867 un granjero llamado Schalk Nierkerk recogió una linda roca con la que su hijo pequeño estaba jugando y la pasó sobre un cristal. La roca dejó una marca, un signo seguro de que esa piedra era un diamante.
La roca resultó ser un diamante de 21,25 quilates, que luego fue llamado Eureka y ayudó a iniciar la fiebre de diamantes en la zona, cerca del actual pueblo de Kimberly.
El diamante Eureka
En medio de la locura de miles de buscadores de diamantes, comenzaron a formarse sindicatos de diamantes. Un minero prominente previamente había sido un judío pobre de la zona este de Londres donde se hablaba en ídish, que había navegado hasta Sudáfrica para probar suerte. Nacido como Barnett Isaacs, él solía actuar como payaso de malabares en los salones de música de Londres y era presentado con el lema: “¡Y Barney también!”. Muy pronto cambió su nombre a Barnato, que sonaba similar a su presentación.
En Sudáfrica, Barnato comenzó a trabajar con los judíos alemanes Alfred Beit y Ernest Oppenheimer para consolidar su trabajo minero. En 1888, eventualmente formaron una sociedad con Cecil John Rhodes, un inglés con mucho dinero que luego se convirtió en primer ministro de Colonia del Cabo. La sociedad se llamaba De Beers Consolidated Mines Ltd.
Barney Barnato
Aunque ya no pertenece a las familias fundadoras, De Beers sigue siendo la mayor compañía de comercio de diamantes en el mundo. La mayoría de los diamantes extraídos hoy vienen del sur de África, incluyendo Botsuana, Sudáfrica y Namibia. Las compañías que pertenecen a judíos siguen teniendo un rol importante en la minería de la zona y exportando piedras a Europa, Israel, India y otros lugares para pulir y reexportar.
Durante el Renacimiento, los principales centros de comercio de diamantes coincidieron con los centros de mayor población judía. Los diamantes se enviaban primero a Londres, luego a Amberes y Ámsterdam para ser pulidos. Los judíos controlaban la mayor parte de este comercio. Durante el siglo XIX, Amberes eclipsó a Ámsterdam como el centro de pulido y comercio de diamantes, convirtiéndose eventualmente en la capital mundial de los diamantes. La vida judía floreció allí. El show de Netflix Diamantes Turbios da una idea del urbano y hermoso mundo jasídico de Amberes.
Con el ascenso del nazismo en la década de 1930, muchos de los principales comerciantes de diamantes de Bélgica escaparon, llevándose con ellos su experiencia y sus conexiones comerciales. Cuba, Nueva York y la tierra de Israel emergieron como grandes centros del comercio mundial de diamantes.
En mayo de 1940, cuando Alemania invadió Bélgica, vivían en Amberes, el centro de los diamantes, alrededor de 50.000 judíos. Los nazis llevaron a prisión a los judíos no belgas que intentaron huir hacia Amberes para salvarse, pero durante meses dejaron tranquilos a los que tenían pasaporte. Los comerciantes judíos de diamantes fueron incluso alentados a continuar trabajando bajo control nazi. La situación se deterioró más el 10 de abril de 1941, cuando los belgas locales, alentados por la propaganda Nazi, comenzaron violentos pogromos en el barrio judío de Amberes. Para 1943, los nazis a cargo de Amberes decididieron que todos los judíos serían deportados a campos de exterminio.
Grupos juveniles sionistas lograron sacar a algunos judíos a un lugar seguro en España y Suiza. Aproximadamente 3.000 judíos estuvieron escondidos en Amberes durante el Holocausto. El 60% de los judíos de Amberes fallecieron. En total, 28,000 judíos belgas fueron asesinados durante el Holocausto.
Judíos belgas en el distrito de diamantes.
De las cenizas, los judíos belgas comenzaron a reconstruir sus comunidades destruidas. Hoy en día, hay aproximadamente 20.000 judíos que viven en Amberes, muchos de ellos jasídicos. Amberes ha sido llamada el ultimo shtetl (pueblito en el que se habla Idish) en Europa. Diamantes Turbios destaca muchos de los verdaderos desafíos que enfrenta allí la comunidad judía hoy en día, incluyendo el descenso de las ganancias en el comercio de diamantes. Sin embargo, esta porción de vida judía con siglos de antigüedad continúa, con comerciantes judíos de diamantes importando piedras en bruto, puliendo los diamantes en talleres locales antes de exportarlos, tal como lo han hecho durante generaciones.
Hoy en día, los comerciantes y pulidores de diamantes en India han eclipsado a los judíos. India es por lejos el mayor exportador mundial de diamantes pulidos. En el 2021, India exportó diamantes por un valor de $24.700.000 millones de dólares. Estados Unidos quedó en segundo lugar, exportando diamantes por un valor de $14.800.000 millones. Bélgica exportó $12.500.000 millones de diamantes e Israel, también una pieza importante en la industria, exportó $8.800.000 millones en diamantes pulidos (el siguiente gran exportador, Rusia, exportó sólo la mitad de ese valor).
Distrito de diamantes en Nueva York
En muchos países, la industria de diamantes sigue siendo intensamente judía. Un artículo en el periódico "New York Times" describió el distrito de diamantes en Nueva York, el destino del 90% de todas las importaciones de diamantes a los Estados Unidos:
El distrito de joyas en Nueva York surgió en el siglo XIX como un grupo de tiendas en Downtown Manhattan. Más adelante, los comerciantes judíos de diamantes que escaparon de Europa antes de la Segunda Guerra Mundial comenzaron a instalarse en la calle 47. Gran parte de las raíces judías ortodoxas del este de Europa se ven reflejadas en el vocabulario propio de la cuadra, en gran medida en ídish. Un “strop” es una piedra de segunda clase que no se venderá; es “jazeray” o “shlok” – basura…
Este mundo secreto se revelado en los pisos superiores sobre las salas de exposición con un panal de estrechos talleres, puestos de venta y oficinas anónimas. Aquí trabajan duro los pulidores, clasificadores, tasadores, graduadores y joyeros… Las piezas lujosas que terminan vendiéndose en Tiffany y Harry Winston a menudo comienzan su vida aquí como material en bruto…
Durante generaciones, los comerciantes y artesanos de diamantes judíos han definido la industria, creando hermosas joyas. A medida que la industria cambia hacia nuevos trabajadores y países, vale la pena tomarse un momento para aprender sobre la rica historia de los trabajadores de diamantes judíos y observar los negocios familiares judíos que siguen trabajando en el comercio de diamantes hoy en día.
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