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Ser fiel a uno mismo. Es decir, a menos que seas mezquino, detestable e insufrible. Entonces, debes ser otra persona.
Por lo general, ser auténtico se considera una cualidad valiosa. Conocer tus pensamientos, emociones, creencias y valores, y actuar e interactuar con el mundo en base a esas características internas es un principio básico de muchos marcos psicoterapéuticos. Las investigaciones recientes han demostrado que elevados niveles de autenticidad están asociados con un incremento general en el bienestar y puede mejorar las relaciones personales y traer un nivel general de satisfacción laboral.
Aunque en la superficie la parashat Trumá presenta las medidas para los diferentes componentes del Tabernáculo, los comentaristas son sensibles y encuentran entre las instrucciones para la construcción diversos simbolismos ocultos que se refieren al desarrollo personal. El arca debía estar cubierta de oro puro: "Por dentro y por fuera la recubrirás" (Shemot 25:11). El Talmud (Ioma 72b) relata en nombre de Rava que de este versículo aprendemos la importancia de la autenticidad: "Un erudito de Torá cuyo interior no es igual a su exterior (tojó kevaro), no es considerado un verdadero erudito de la Torá".
Sin embargo, como sostiene Rav Norman Lamm, esta máxima no presenta toda la imagen de la ley y la ética judía. Hay grandes diferencias entre cómo nos comportamos interna y externamente. Conceptos tales como marit ain nos alientan a ser "no auténticos" y "actuar" externamente, incluso cuando sabemos que inherentemente no hay nada malo en nuestros actos. Profanar el Shabat o profanar el Nombre de Dios se consideran transgresiones más graves cuando se lo hace en público que cuando ocurre en privado. Entonces, ¿cómo debemos entender precisamente el valor de ser iguales por dentro y por fuera?
Si leemos atentamente la declaración de Rava, eso nos ayudará a descubrir los límites de su mensaje. Rava no sugiere que nuestro exterior debe ser igual a nuestro interior, sino que nuestro interior debe ser como el exterior. Hay parámetros respecto a cómo debemos comportarnos externamente. Existe una etiqueta adecuada y hay mandamientos que nos ordenaron cumplir, incluso cuando nuestro interior no esté al nivel. Si nuestro interior es "cruel, sucio y corrupto", en las palabras de Rav Lamm, de todos modos debemos proyectar una imagen "limpia y compasiva" hacia el mundo exterior. Si nuestro interior es deficiente, el mensaje de Rava no es que debemos ser auténticos y mostrarnos también deficientes en el mundo exterior. Debemos fingir y ser "limpios y compasivos" externamente, mientras trabajamos para transformar nuestro interior para llegar a ser también "limpios y compasivos".
Otra consideración a tener en cuenta cuando aspiramos a ser auténticos, es si realmente hay un ser estable y unificado que podemos expresar en todas las situaciones. Si bien este concepto es muy debatido en la filosofía y la psicología, y probablemente seguirá sin ser resuelto, hay una aplicación particular de esta discusión relativa a los utensilios del Tabernáculo, sobre la cual vale la pena reflexionar. Rav Itzjak Zilberstein cita a su suegro, Rav Iosef Shalom Eliashiv, quien resaltó que en el arca hay un segundo utensilio con el cual es comparado el erudito de Torá: la Menorá. Él sugiere que cada uno de estos utensilios representan una parte diferente de la personalidad y la responsabilidad del erudito. El arca está oculta, representando la parte privada e introvertida de su naturaleza, el anhelo por el estudio, la meditación y la introspección. La Menorá simboliza la necesidad de no sólo permanecer aislado, sino de brillar para otros, y la importancia de interactuar e influir públicamente. Si bien hay muchas lecciones importantes que podemos aprender a partir de esta idea, la que se conecta con el análisis de la autenticidad es que es normal, sano y garantizado tener diferentes partes de nuestra personalidad, a veces aparentemente conflictivas, que se manifiestan de forma diferente dependiendo del contexto.
En síntesis, si bien la autenticidad es una cualidad a la cual vale la pena aspirar, también tiene sus limitaciones. En primer lugar, no es una excusa para comportarse de forma inapropiada. Es mejor no ser autentico que ser cruel. La autenticidad tampoco implica que haya una sola forma fija de pensar, sentir y comportarse en todas las situaciones. Diferentes partes de nuestra personalidad pueden expresarse en diversas circunstancias.
Que todos nos esforcemos para lograr que nuestro interior y nuestro exterior sean auténticamente "limpios y compasivos".
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