Los límites de la consciencia

31/05/2023

2 min de lectura

Behaalotjá (Números 8-12 )

Para investigar y entender mejor los diferentes tipos de personalidades, los psicólogos por lo general se refieren a lo que se conoce como los cinco grandes rasgos de personalidad. Estos cinco rasgos incluyen conciencia (organización, control de los impulsos, orientación al objetivo), amabilidad (cooperación, bondad, altruismo), neuroticismo (tristeza, ansiedad, cambios de estado de ánimo), apertura (imaginación, creatividad) y extraversión (sociabilidad, emotivo, expresivo). Se supone que estos cinco rasgos resumen y engloban todas las otras subcategorías de personalidad.

De los cinco rasgos, el que se destaca constantemente por ser importante para tener éxito en diversos aspectos de la vida, tanto en la escuela, el trabajo como en las relaciones, es la conciencia. Las personas que son muy conscientes son organizadas y ordenadas. Ellas crean rutinas exitosas y prosperan en medios estructurados. Sin embargo, a veces, cuando se ven privadas de horarios consistentes y previsibilidad, puede resultarles difícil. En un estudio, encontraron que las personas con un nivel alto de conciencia tenían más problemas de salud mental ante el desempleo. La falta de rutina era muy difícil para su bienestar psicológico.

Probablemente, para los israelitas con personalidades conscientes, la experiencia del desierto debe haber sido muy difícil. En la parashat Behalotjá leemos cómo los hijos de Israel acampaban y seguían viaje de acuerdo a lo que Dios les ordenaba a través del movimiento de las nubes. Sin embargo, no había ninguna advertencia anticipada ni ningún patrón previsible, "a veces la nube estaba sobre el Tabernáculo durante varios días… y a veces la nube permanecía de la tarde hasta la mañana… o por un día y una noche… o por dos días, o por un mes, o por un año" (Bamidbar 9:20-22). Todo dependía del mandato de Dios. El Rambán (Bamidbar 9:19) explica cuán desafiante debe haber sido este proceso, tanto física como psicológicamente. A veces acababan de terminar un largo viaje y apenas habían desempacado, pero tenían que volver a empacar y comenzar a viajar nuevamente. ¿Qué propósito tenía este sistema?

Rav Shimshon Rafael Hirsch explica su importancia diciendo que "esta fue la escuela de entrenamiento en el desierto, en donde debíamos aprender para toda la historia a seguir las órdenes de Dios con devoción y confianza, sin importar cuán incomprensibles pudieran resultarnos". Seguir las órdenes de Dios es sencillo cuando estas nos parecen lógicas. El desafío es servir a Dios con todo el corazón cuando la vida no parece tener sentido y es impredecible.

Asimismo, Rav Eliahu Dessler ("Mijtav MeEliahu" 4:230) escribe que es fácil vivir una vida impregnada de los valores de la Torá cuando todo es pacífico. Sin embargo, si sólo podemos seguir nuestra rutina de plegaria, estudio y actos de bondad cuando hay estructura y estabilidad, nos disponemos al fracaso. Por lo general, la vida es impredecible, y nuestras responsabilidades varían. Sin ninguna duda, el mundo que nos rodea va a cambiar y fluctuar. Los erráticos campamentos en el desierto sirvieron para entrenarnos y darnos un modelo de vida en el cual cumplimos con la voluntad de Dios, a pesar de la falta de consistencia externa.

Aunque por lo general una personalidad consciente es muy valiosa, la experiencia en el desierto constituye un contrapunto crítico. Esforzarse por mantener la rutina puede ser loable, pero es importante ser flexible y poder adaptarse cuando la voluntad de Dios así lo requiera.

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