Los peligros de la rigidez

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Ki Tisá (Éxodo 30:11-34:35 )

A riesgo de sonar demasiado rígido, debemos declarar firmemente que la inflexibilidad se encuentra en el eje de las dificultades de salud mental. La rigidez cognitiva, o la incapacidad de adaptar el pensamiento a nuevas demandas o situaciones, se conecta con la ansiedad, la depresión, las fobias y el trastorno obsesivo-compulsivo. Incluso ante la ausencia de un trastorno diagnosticable, ser rígido, terco e inflexible puede llevar a diversos resultados personales y sociales negativos. Aprender a adaptarse de manera apropiada y con flexibilidad a nuevas situaciones, sin quedarse atascado en viejos e inútiles paradigmas de pensamiento y acción, constituye el eje de varios enfoques terapeúticos, como por ejemplo la terapia racional emotiva conductual (TREC), la terapia dialéctica conductual (DBT) y la terapia de aceptación y compromiso (ACT).

Rav Simja Zissel Ziv señala que después del grave pecado de crear y adorar una imagen esculpida, la principal crítica de Dios hacia los Bnei Israel fue que eran un pueblo de "dura cerviz", un "am kashei oref" (Shemot 32:9), y en consecuencia merecían ser destruidos. La depravación y la blasfemia de la idolatría pasó a segundo plano ante este defecto de carácter. Rashi, al explicar la expresión "dura cerviz", escribe que vuelven la nuca ante quienes los reprenden, negándose a ofrecer un oído receptivo. Este rasgo impide cualquier capacidad de admitir errores, de escuchar críticas o arrepentirse. Dios puede perdonar un pecado atroz, pero sólo después de que lo reconozcamos y sintamos contrición, dos cosas que no existen para los de "dura cerviz".

El concepto de Rashi de ser de "dura cerviz", incorpora dentro de la terquedad un elemento de seguridad en uno mismo. En una interpretación ligeramente diferente, Rav Abraham ben HaRambam entiende que ser de dura cerviz es una metáfora de mantenerse firme en su propio camino. No se trata de ser arrogante sino de estar estancado en el hábito. Los Bnei Israel estaban inmersos en una cultura de idolatría y no pudieron adaptarse a un nuevo paradigma de pensamiento y existencia. Este punto es particularmente convincente cuando lo consideramos en su contexto psicológico. Ellos pensaron que Moshé se demoraba demasiado y en ese momento de nerviosismo retornaron a sus viejos hábitos. Las personas de dura cerviz son criaturas de hábitos, y esos hábitos se vuelven especialmente rígidos en momentos de estrés.

El Abarbanel ofrece una tercera interpretación del simbolismo de ser de dura cerviz. Él escribe que Dios nos creó a propósito con la capacidad de ser flexibles y girar nuestro cuello de un lado a otro, permitiéndonos ver cualquier peligro que pueda acercarse por detrás. Las personas de dura cerviz no pueden dar vuelta la cabeza para ver el peligro que se les acerca. El Abarbanel dice que esto es una metáfora de no ser capaces de anticipar las consecuencias de los propios actos. Los Bnei Israel actuaron sin pensar en las ramificaciones de lo que hacían. Ser flexibles implica ser capaces de prever lo que puede llegar a ocurrir en el futuro y modificar nuestro comportamiento de forma acorde.

Cada uno de estos enfoques nos brinda importantes lecciones para nuestras vidas.

Tener dura cerviz, ya sea que signifique estar cerrado a las críticas, estancado en el hábito o no prever las consecuencias de nuestros actos, es pernicioso para nuestro bienestar. Ser flexibles y poder adaptarse a los cambios es esencial para que podamos prosperar social, emocional y espiritualmente.

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