Los secretos del éxito de Rabí Akiva

08/05/2023

3 min de lectura

La historia de Rabí Akiva derriba ideas erróneas respecto a lo que hace falta para tener éxito en la vida.

A veces me atrae la mentalidad norteamericana de hacerse rico rápidamente y asumir que el talento, una genética favorable y buenas condiciones ambientales son los factores que determinan el nivel de éxito que una persona puede lograr en la vida. La historia de la vida de Rabí Akiva destruye ideas erróneas respecto a lo que hace falta para tener éxito.

Rabí Akiva fue uno de los más grandes líderes de Torá y sirvió como un eslabón fundamental en la transmisión de la tradición oral que se remonta hasta Moshé. La forma en que Rabí Akiva llegó a la grandeza fue totalmente atípica. Su historia no habla de alguien que nació en un ambiente privilegiado ni de un individuo dotado de una brillantez obvia.

Rabí Akiva tenía tantos factores en su contra que fácilmente podría haber adoptado una “mentalidad de víctima” y darse por vencido incluso antes de intentarlo. Estas son algunas de las cosas que podrían haberle impedido alcanzar su máximo potencial:

1. Sabía demasiado poco

Aunque uno podría asumir que Rabí Akiva nació en una familia con un gran linaje de rabinos, en realidad él fue el hijo de un converso al judaísmo, quien desafortunadamente no pudo proveerle una educación judía básica. Antes de que Rabí Akiva comenzara a estudiar, él trabajaba como pastor y ni siquiera sabía leer hebreo.

2. Era demasiado tarde

A la madura edad de 40 (bastante después de que se cerrara la ventana oficial de aprendizaje de idioma y lectura), Rabí Akiva se unió a una clase de niños pequeños para aprender el Alef Bet (alfabeto) en hebreo.

Aunque enfrentar un nuevo currículo, un nuevo idioma y una perspectiva nueva a su edad le resultó un poco desalentador, él perseveró. El Midrash cuenta que un día Rabí Akiva pasó por un manantial y vio que allí había una piedra con un hoyo. Les preguntó a las personas del lugar cómo pudo hacerse un hoyo en la piedra y le respondieron que el agua que goteaba del manantial con el tiempo erosionó parte de la roca. Al oír eso, Rabí Akiva se emocionó y dijo: “Si el agua que es suave puede penetrar en una roca dura, entonces la Torá también puede penetrar en mi corazón de piedra”.

2. Era demasiado difícil

Rabí Akiva y su justa esposa Rajel sufrieron de extrema pobreza. El padre de Rajel era una persona erudita y muy rica. Rajel intuyó el potencial latente de Rabí Akiva y decidió casarse con él. Cuando su padre supo que Rajel escogió casarse con un ignorante en vez de las decenas de propuestas más apropiadas que tenía, la desheredó y se negó a darle a la pareja ningún apoyo económico. Akiva y Rajel carecían de necesidades básicas. Rajel se cortó el cabello y lo vendió para que Rabí Akiva pudiera seguir estudiando.

A diferencia de la típica imagen del héroe que se eleva de repente a la gloria y la fama a través de un acto valiente, el crecimiento de Rabí Akiva fue gradual. Sólo después de 24 años de intenso estudio fue reconocido como un líder de Torá y tuvo 24.000 alumnos.

4. Entonces… la tragedia

Rabí Akiva ya tenía una edad avanzada y, como quien escaló el monte Everest, estaba parado en la impresionante cima tras un arduo camino. Entonces ocurrió una tragedia: todos sus alumnos murieron en una plaga. Cualquier persona menos elevada hubiera levantado los brazos y se hubiese rendido diciendo: “Dios, se acabó. Lo intenté”. Pero Rabí Akiva no dejó que este terrible contratiempo lo desanimara. Él se levantó y comenzó a enseñar de nuevo desde el principio. Rabí Akiva reunió otros cinco alumnos, uno de ellos fue el famoso Rabí Shimon Bar Iojai, quien reveló las partes ocultas de la Torá. Estos cinco alumnos se convirtieron en los futuros líderes y transmisores de la Torá al pueblo judío.

Rabí Akiva poseía toneladas de coraje y eso lo ayudó a alcanzar sus logros.

En su libro Grit: El poder de la pasión y la perseverancia, Angela Duckworth evidencia cómo el coraje y la fuerza de carácter predicen éxitos a largo plazo casi en todos los ámbitos de la vida. La pasión por la meta que uno tiene, la perseverancia, la determinación y cómo uno escoge responder ante el fracaso son elementos que superan al talento, al cociente intelectual y a las condiciones ambientales favorables. El gran Rabí Akiva es un testimonio del poder que tiene la voluntad humana por encima de todos los obstáculos.

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