¡Me encantan tus aros!: La importancia de los elogios y por qué nos cuesta tanto darlos

3 min de lectura

Subestimamos terriblemente el poder de nuestra respuesta positiva.

Hace muchos años, con mis hijos nos unimos a un pequeño tour del museo de historia natural en Manhattan. La guía que nos acompañó nos explicó con paciencia los antecedentes y relató datos fascinantes. Ella hablaba con mucho entusiasmo sobre la época histórica y prehistórica, y se refirió apasionadamente a cada exposición.

Quince minutos después de haber comenzado la visita, mi hija Atara, que en ese momento tenía cuatro años, levantó la mano para formular una pregunta. La guía, con una sonrisa enorme, dispuesta a interactuar con una pequeña que se interesaba en el trabajo al que dedicaba su vida, le dijo: "Sí, pregúntame lo que sea"

Yo sentí mucha curiosidad respecto a lo que había fascinado a mi pequeña hija tanto y qué podía ser lo que quería preguntar. Mi hija la miró y le dijo: "Me encnatan tus aros. ¿Dónde los compraste?".

Aunque esa no era exactamente la pregunta que ella esperaba, la guía no pudo evitar sonreír ante el cumplido.

El 1 de marzo es el día mundial del elogio. Esta celebración comenzó en los Países Bajos en el año 2001, ganó popularidad y se difundió por todo el mundo, con las personas haciendo un esfuerzo consciente para ofrecer cumplidos, especialmente en este día. El fundador del Día mundial del elogio explicó por qué lo instauró:"Nada estimula más, da más energía, vuelve a las personas más felices; en lo que respecta a los negocios, incrementa la productividad y el compromiso rápidamente, tanto como ser sinceramente valorados. Entonces, ¿por qué no usarlos un poco más?

Elogiar y dar retroalimentación positiva no debe ser algo reservado para un día del año y no debería ser tan poco habitual como para ser la causa de una festividad. Los elogios son una parte crítica de nuestra vida.

Las palabras de aliento y elogio marcan una gran diferencia. Como señaló un artículo en el "Harvard Business Review":

La gratitud permite que las personas se sientan valoradas, y se ha corroborado que la retroalimentación positiva mitiga los efectos negativos del estrés sobre el funcionamiento de los empleados. Los neurocientíficos demostraron que el cerebro procesa las afirmaciones verbales de forma similar a las recompensas económicas.

Las investigaciones que se mencionan confirman algo que todos sabemos de forma intuitiva: que las personas disfrutan al recibir elogios y que esto trae beneficios. Pero hay algo increíble. A pesar de que sabemos el valor de los elogios, a menudo fallamos en darlos. El artícluo continúa:

¿A quién no le agrada cuando alguien elogia la forma en que maneja las situaciones tensas en el trabajo, la ropa que elige o sus habilidades para exponer un tema? De hecho, cuando se les pregunta al respecto, casi el 90% de las personas creen que deberían elogiar a los demás más a menudo. Sin embargo, tendemos a no dar elogios en la práctica. Sólo un 50% de las personas que participaron en un experimento y escribiron un cumplido a un amigo, realmente enviaron el elogio cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo, a pesar de que ya habían hecho lo más difícil: encontrar algo agradable para decir. Es decir, que a pesar del deseo general de dar más elogios, cuando enfrentamos la decisión, seguimos dejando pasar las oportunidades de bajo costo de hacer que otros se sientan valorados.

Entonces, ¿por qué no damos cumplidos? Las investigaciones sugieren que se debe a que dudamos de nuestra propia capacidad de hacerlo de forma adecuada, y desestimamos en gran medida el poder de nuestra respuesta positiva y el impacto que puede tener nuestro elogio. Tenemos algo que no nos cuesta nada, que tenemos en abundancia ilimitada, y que puede cambiar el día de una persona y a veces incluso toda su vida.

A veces, las personas más cercanas son aquellas a las que más damos por sentadas y no las reconocemos ni las elogiamos. No evites hacerlo porque estás nerviosos de que tu elogio no esté a nivel, y por cierto no te mantengas callado porque piensas que tu elogio no significa demasiado. Al reflexionar en una carta, Mark Twain escribió: "Cuando recibo un buen elogio, puedo vivir de eso sin comer nada más durante dos semanas".

Debes ser sincero en tus elogios, no exageres ni te excedas. Sé específico. "Admiro la forma en que enfrentaste esa situación". "Me impresiona tu paciencia y tu generosidad". "Aprecio la comida deliciosa que preparaste o la forma maravillosa en que interactúas con los niños". Sé creativo, busca oportunidades para elogiar y brindar una palabra positiva. Eso ayudará a que salga lo mejor de los demás y también tú te sentirás muy bien.

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