Messi otra vez campeón: Una historia de esfuerzo, constancia y fe en Dios

17/07/2024

4 min de lectura

Aunque él mismo probablemente no lo sepa, en su comportamiento hay un nexo innegable con un concepto básico en el judaísmo: la ‘hishtadlut’.

La emoción que Lionel Messi transmitía al momento de levantar la Copa América 2024 era casi contagiosa. El triunfo de la Selección Argentina en el campeonato continental no sólo es parte de una racha ganadora que comenzó hace 3 años, sino también una suerte de “principio de despedida” para el que, para muchos, es el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos.

Messi, que es un ícono del deporte a nivel internacional, es hoy un ídolo indiscutido en Argentina. Sin embargo, esto no siempre fue así. Su carrera es un ejemplo de constancia, esfuerzo y, singularmente, de fe en Dios. Y, aunque él mismo probablemente no lo sepa, en su carrera hay también una conexión innegable con un concepto básico en el judaísmo: la 'hishtadlut'.

Pero vamos de a poco.

El fútbol en la Argentina es mucho más que un deporte, es casi un estilo de vida. Es algo que identifica enormemente a la población a tal punto que saca a relucir un nacionalismo poco frecuente en otros países. Por ejemplo, en muchas naciones hay personas que, además de ser aficionados a algún club local, suelen tener cierta afinidad por un equipo europeo. En Argentina hay una especie de “nacionalismo implícito” en el que sólo interesa el fútbol local. No se es “hincha” de un equipo de Europa. Esta misma razón hace que la Selección nacional sea lo máximo para un fanático del fútbol.

El fanatismo por la “albiceleste” hizo que Messi fuera rechazado por una buena parte de la población durante la mayoría de su carrera. Algunos hoy querrán negarlo, pero todo aquel que tenga memoria sabe que, mientras el joven futbolista se cansaba de cosechar éxitos como jugador del Barcelona FC de España, en la Argentina se lo miraba de reojo porque no lograba ganar ningún título con la Selección.

Los números no mienten: Messi debutó como jugador de la Selección mayor en 2005. Su primer título llegó recién en 2021. Durante 16 años seguidos, el que para muchos era la estrella más grande del deporte, era vilipendiado y repudiado en su propio país.

Lo peor era que, por más que Messi se esforzaba y dejaba todo por jugar en la Selección, parecía que nada era suficiente. A todo esto, las críticas tanto de los medios como de muchos espectadores, se multiplicaban.

El momento más duro ocurrió en el año 2016. La Selección Argentina con Messi como figura había llegado a la final de la Copa América 2007, a la del Mundial 2014, a la de la Copa América 2015 y a la de la Copa América Centenario 2016 y había perdido todas. A la salida del vestuario del último torneo mencionado, un Lionel Messi quebrado anunció: “Es increíble, pero no se da. Hoy nos pasó otra vez y otra vez los penales. Son cuatro finales las que me toca perder, las que nos toca perder, tres seguidas... La verdad que es una lástima, pero tiene que ser así. No se da, lo intentamos, lo buscamos, pero ya está. Se terminó para mí la Selección". Messi renunciaba a la Selección. En ese momento, para sorpresa de muchos, hubo un clamor popular y finalmente Messi revirtió su decisión. Allí pareció cambiar el vínculo: la Argentina le demostraba un amor casi incondicional al capitán. Ya no importaban tanto los resultados, era cuestión de disfrutar al futbolista.

Messi devolvió el amor con trabajo. Siempre estuvo a disposición de la Selección e, incluso tras la temprana eliminación del Mundial 2018, Messi parecía obsesionado con darle una alegría al pueblo que lo había respaldado.

A pesar de competir contra el reloj biológico, las ganas fueron más fuertes y finalmente en 2021, tras 16 años de derrotas, Messi logró su primer campeonato con la Selección Argentina: la Copa América.

Sin embargo, para ser un verdadero ídolo en el país sudamericano hay que ganar el Mundial. Messi, a sus 35 años, entrenó como un veinteañero más y finalmente se le dio en la Copa del Mundo de Qatar de 2022.

Ahora festeja un nuevo título, pero sólo él sabe cuánto trabajo físico y mental le ha costado. Es posible verlo no sólo en sus gestos de alegría, sino en los que tienen sus compañeros hacia él. Ellos saben cuánto sudor y lágrimas invirtió el que para todos era el mejor del mundo, para ser reconocido en su propio país casi sobre el fin de su carrera.

El concepto judío de ‘hishtadlut’

Volvamos al concepto judío mencionado al principio: hishtadlut suele ser traducido como “esfuerzo”, pero en realidad es mucho más que eso.

Hacer hishtadlut implica que uno debe dar lo mejor de sí pero que, incluso si logra el resultado deseado, debe recordar que ese resultado fue gracias a la ayuda Divina y no producto directamente de su esfuerzo.

De alguna manera, el esfuerzo que realizamos es como el “permiso” o el "pago" que hacemos para recibir la ayuda de Dios. Este es uno de los principios del judaísmo: la convicción de que Dios siempre quiere ayudarnos, pero también espera que nosotros hagamos lo que está a nuestro alcance. Esa es la ishtadlut, el 'esfuerzo' que se espera de nosotros y que siempre debemos hacer para recibir la ayuda Divina.

Interesantemente, Messi demuestra esta convicción cada vez que obtiene un logro importante. De hecho, el mejor del mundo, el futbolista más admirado por todos, lo primero que hizo al ganar la Copa del Mundo en Qatar fue afirmar que “Sabía que Dios en algún momento me lo iba a regalar”.

La palabra "regalar" en este contexto tiene una connotación muy interesante. Regalo implica algo que uno recibe gratuitamente, no gracias al esfuerzo. ¿Acaso a Messi se le olvidó todo el esfuerzo que hizo para llegar allí? Bueno, así precisamente funciona el concepto de hishtadlut en el judaísmo. Nosotros nos esforzamos, pero ese esfuerzo no está conectado directamente al resultado, el resultado al final depende únicamente de Dios.

Messi tiene muy claro esto y lo demuestra cada vez que anota un gol y levanta sus manos al cielo en agradecimiento.

Eso sí que es tener los pies sobre la tierra o, en su caso, sobre la pelota.

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José Daniel
José Daniel
9 meses hace

Messi un agradecido a Dios, reconoce que EL todopoderoso le dio el regalo, don y a él le tocó esforzarse, es admirable su humildad, su poder de control con sus enemigos detractores, que terminan reconociendo su virtud y gracias a DIOS que lo a premiado y usado para traer brisas de alegria a ARGENTINA

Abel Adrian Antonietti
Abel Adrian Antonietti
9 meses hace

hermosa metafora....de alguien q no tiene verguenza de mostrar su fe en Dios...

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