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¡Buen día! ¿Alguna vez leíste que hay personas que desean que su seguro médico proteja a su perro como si fuera su compañero? Amamos a nuestros animales, pero… ¿qué es lo que diferencia a un ser humano de un animal? ¿Cuánto utilizamos estas distinciones para desarrollar nuestro potencial como seres humanos?
La ciencia llamó a los seres humanos “homo sapiens” y definió que el ser humano tiene una capacidad cerebral promedio de 1392 centímetros cúbicos, depende del lenguaje y crea y utiliza herramientas complejas. “Homo” es un género que incluye a los monos, gorilas, orangutanes, chimpancés y mandriles. “Sapiens” se refiere al intelecto.
En su libro “Twerski on Spirituality”, Rav Abraham Twerski escribió que además del intelecto hay ciertas cualidades que son singulares de los seres humanos y que nos distinguen de los animales. Algunas de estas cualidades que abarcan la definición de un ser humano son:
1) La capacidad de aprender de la historia previa. Una rata aprenderá a no presionar una palanca si al hacerlo recibe una descarga eléctrica, pero no tiene la capacidad de aprender eso a partir de la experiencia de su abuelo.
2) La capacidad de pensar sobre el objetivo y el propósito de su existencia. A pesar de que algunos seres humanos no lo hacen, todos tienen la capacidad de hacerlo.
3) La capacidad de mejorarse a sí mismo voluntariamente. Es poco probable que una vaca se pregunte a sí misma: “¿Qué puedo hacer para ser una vaca mejor?”. Sólo los seres humanos pueden reflexionar respecto a mejorarse a sí mismos.
4) La capacidad de postergar la gratificación. Sí, un perro esperará hasta que le den permiso para comer su alimento, pero sólo un ser humano puede postergar la satisfacción de un deseo por un objetivo más elevado o hasta un momento más adecuado.
5) La capacidad de reflexionar sobre las consecuencias de sus actos.
6) La capacidad de controlar el enojo. Si un animal se enoja, atacará. Un ser humano puede evaluar el acto provocativo y concluir que no hay ninguna razón para enojarse. Puede tratarse de un acto accidental o sin intención.
7) La capacidad de perdonar. Los animales pueden olvidar, pero es sumamente dudoso que sean capaces de perdonar. Los seres humanos pueden perdonar y olvidar (Pero como me dijo alguien: “mi esposa perdona y olvida… ¡pero nunca olvida lo que perdonó!”).
8) Libre albedrío. Los animales están bajo el dominio absoluto de sus cuerpos y no pueden tomar una decisión con libre albedrío. Si tiene hambre, debe buscar comida. No puede decidir que ese día ayunará. Si un lobo ve que un tigre come una carcasa, se mantendrá alejado por miedo a que lo ataque. Sólo un ser humano puede estar en una posición que no tenga ninguna posibilidad de detección o retribución y de todas maneras decidir no robar porque es algo incorrecto moral y éticamente.
Rav Twerski escribe: la suma total de estas cualidades que son singulares de los seres humanos comprende el espíritu que nos distingue como humanos. No importa si uno cree que el espíritu fue imbuido en el hombre por Dios o que de alguna manera se desarrolló durante el proceso de evolución humana; el hecho de que los seres humanos tienen un espíritu es independiente de la creencia personal.
Si alguien busca espiritualidad, debe ejercer sus capacidades humanas singulares. La espiritualidad por lo tanto no es nada más que la implementación de estas capacidades. Por eso la espiritualidad puede considerarse como un sinónimo de la humanidad. De acuerdo con el grado que a una persona le falte espiritualidad, en ese grado carece de humanidad.
Sin incluir a la religión en la definición de espiritualidad, la definición previa se refiere a una espiritualidad genérica. Sin embargo, para la espiritualidad judía es necesario buscar en la Torá la dirección respecto a cómo debe ejercer un judío sus singulares capacidades humanas.
Metzorá, Levítico 14:1 – 15:33
La Torá continúa con las leyes de pureza física y espiritual. El foco de esta porción es la tzaráat, una aflicción física sobrenatural que llegaba para advertirle a la persona que se cuidara de hablar mal de los demás. La enfermedad afectaba progresivamente la casa, la ropa y luego la piel, a menos que el individuo corrigiera sus actos y siguiera el proceso de purificación que establece la Torá.
La porción de esta semana continúa con el proceso de purificación para el metzorá, la persona afligida con tzaráat y de la casa afligida con tzaráat. La porción culmina con el proceso de purificación por las descargas de la carne.
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Devar Torá
Basado en Grow Through Torah por el Rav Zelig Pliskin
La Torá dice:
“Cuando lleguen a la tierra de Canaán que Yo les doy por posesión, y Yo ponga afección de tzaráat sobre una casa en la tierra de su posesión, el dueño de la casa vendrá y anunciará al cohen diciendo: ‘Algo como afección de tzaráat ha aparecido en la casa’” (Levítico 14:34-35).
El Talmud enseña que la afección en la casa puede ser un castigo por no querer prestar las cosas a los demás o hacerlo a regañadientes (Arajin 16b). La palabra hebrea tzaráat puede leerse también como tzar ain, un ojo estrecho, opresivo, en referencia a la negación a compartir nuestros bienes con otros. “Una persona puede pedirle un objeto prestado a su vecino y el vecino le dice que no tiene ese objeto. La afección en la casa requiere que el dueño de la casa deba sacar afuera todo lo que tiene y de esta manera quedará revelado que no es cierto que no tiene el objeto que le pidieron” (Vaikrá Rabá 17:3).
También es posible tener tzar ain incluso si presta sus pertenencias o da tzedaká. Uno puede hacerlo con una actitud despectiva que provoca que el que lo recibe se sienta humillado. No es poco habitual considerar a quienes reciben tzedaká como schnorrers (mendigos). Incluso si uno da tzedaká, puede llegar a hacerlo con una actitud condescendiente.
La gente que necesita ayuda a menudo se siente quebrada por tener que depender de los demás. Es una gran mitzvá alentarlos e inspirarlos. Debemos recordar que cuando damos tzedaká recibimos mucho más de lo que damos (Vaikrá Rabá 34:10). Si damos tzedaká de mala gana, el dolor que provocamos a quien la recibe puede superar el bien que hacemos por él.
La Torá dice: “Cuando prestes dinero a Mi pueblo, al pobre que está contigo” (Éxodo 22:24). Los comentaristas remarcan que todo lo que hay en el mundo le pertenece a Dios. Con Su infinita sabiduría, Él dio más a algunos y menos a otros. El rico debe saber que su riqueza se le otorgó solamente para que la cuide y que debe darle de ella al pobre.
“’Al pobre que está contigo’ significa que el dinero del pobre lo tiene el rico, quien debe saber que debe dárselo al pobre, porque a él le pertenece. Por eso la Torá enfatiza: ‘la tierra de Canaán que te doy como posesión’. Recuerda que esta es Mi tierra y que te la entregué con el entendimiento de que compartirás tu porción con el necesitado. Rabí Ishmael cita el versículo: ‘aquél a quien pertenece la casa’, es decir el que piensa que la casa le pertenece de forma exclusiva y no que es un regalo de Dios que debe compartir con los menos afortunados” (Arajin 16b).
Si entendemos que la tzedaká que damos es simplemente aquello que le pertenece por derecho al pobre, no la daremos a regañadientes.
¡ALIMENTA A LOS POBRES DE ISRAEL!
En Israel, cientos de familias no pueden cubrir los gastos de Iom Tov (la festividad). Este grupo les da cupones que pueden cambiar sólo por alimentos. Ellos llegaron a un acuerdo con un supermercado que les da un 10% adicional por cada dólar que pagan. Yo sé que es un emprendimiento legítimo y también les doy dinero. Envía tu contribución, de la que puedes deducir impuestos, a:
Keren Y&Y
805-A Roosevelt Ct.
Far Rockaway, NY 11691
http://www.kerenyehoshuavyisroel.com/
¡Cumple con la especial mitzvá de Maot Jitim ayudando a los pobres para Pésaj!
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12 de abril
(O consultar: www.aishlatino.com/sh/hedv/109619944.html)
Jerusalem 6:26
Barcelona 8:09 – Bogotá 5:45 - Buenos Aires 6:16
Caracas 6:20 - Ciudad de México 7:35 - Guatemala 5:57
Los Ángeles 7:05 – Madrid – 8:32 PM
Miami 7:24 - Montevideo 6:06 – Nueva York 7:14
Panamá 6:09 - San José (Costa Rica) 5:28 – Santiago 6:05
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