Ser padres
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¿Qué pasó con el hombre de mis sueños?
Pregunta:
Querida Rebetzin Faige:
Hace cuatro años me casé con el hombre de mis sueños. Puedo asegurar confiadamente que en ese momento yo era la mujer de sus sueños. Ahora ya no estoy tan segura. Siento como si nuestras vidas se estuvieran distanciando lentamente, y la peor parte es que pareciera no importarle. Me siento infeliz y vacía en mi matrimonio – él por otra parte parece bastante satisfecho. Yo anhelo su amor y cuidado, y hago lo mejor que puedo para ser una esposa dedicada y atenta, pero me siento menospreciada casi todo el tiempo… siento que él no está involucrado en mi vida, y que no le importa lo suficiente como para involucrarse.
Cuando se lo menciono, siempre contesta: ‘¡Te amo, y me importas!’ Pero no le creo. Las mujeres somos intuitivas, y sus palabras no me consuelan.
¿Cómo puedo ayudarlo a entender mis necesidades, y cómo puedo modificar mi comportamiento para provocar un cambio en él? Hablar con él no ha sido muy efectivo. Muchas gracias.
La respuesta de la Rebetzin:
Querida lectora, te felicito por hablar de tu situación antes de que sea demasiado tarde. Quisiera compartir contigo algunas ideas básicas que aprendí después de muchos años de matrimonio y asesoramiento.
Contrario al pensamiento popular, el matrimonio no es una nave espacial propulsada hacia su destino por un único impulso al momento del despegue. El matrimonio es un trabajo constante, necesita reabastecimiento todo el tiempo.
En nuestros rezos diarios, nos dirigimos a Dios como el que “renueva y recrea nuestro mundo a diario”. La existencia continuada del mundo, al igual que su desarrollo, requiere de energía nueva para seguir funcionando. Similarmente, nuestro mundo personal en microcosmos, requiere que nosotros, sus creadores – modeladores y formadores – invirtamos en él energía nueva para satisfacer las necesidades del nuevo día.
El matrimonio requiere renovación y atención constante.
A menudo los matrimonios sufren por la idea equivocada de que las parejas perfectas de las películas viven “felices para siempre”. Sí, podemos vivir felices para siempre, pero tenemos que saber que el matrimonio requiere renovación y atención constante. Como todo lo emocionante en la vida, existe el riesgo de que con el tiempo el aburrimiento tome el control y le robe al matrimonio la pasión y vitalidad que tenía en un comienzo. Se puede convertir en algo añejo y trivial.
Para evitar que ocurra dicha situación y mantener el sueño – ser la mujer de sus sueños y que él sea el hombre de los tuyos – es imperativo un cambio de orientación. Debemos olvidar nuestras expectativas frustradas, dejar de comparar cada momento con lo que imaginamos que sería. Debemos darnos cuenta de que nuestros sueños son sólo pensamientos arbitrarios, que no son realidad objetiva.
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Abandonar el Pensamiento Negativo
Todo el tiempo que nos aferremos a ese pensamiento estaremos perdiendo muchas posibilidades inherentes a la situación. Una buena forma de abandonar los pensamientos negativos es negarse a pensar en ellos, alejarnos, distraernos, etc. Si logramos eliminar de nuestra mente nuestras tendencias y programación previas, haremos lugar para una percepción diferente y nuestra mente estará abierta a una cantidad de posibilidades y opciones para explorar e incorporar, siempre con el objetivo de mejorar y restaurar la relación.
Piensa en Jana, que nunca escuchaba a nadie cuando le sugerían que su esposo era una persona refinada que se preocupaba por ella y deseaba hacerla feliz. Ella insistía en que era despistado, que estaba completamente ensimismado y que se contentaba con vivir en un mínimo nivel de interacción e intimidad. Su relación vacilaba entre la frustración absoluta y la tolerancia a regañadientes.
Finalmente entendió que dependía de ella asumir la responsabilidad por la naturaleza y la definición de su relación. Podía elegir la realidad de su vida. Si continuaba permitiéndose seguir con sus ideas previas sobre lo que su esposo debía darle al matrimonio, estaría eligiendo una vida miserable. Si renunciaba a ellas y se comprometía a contenerse cuando se viera cayendo en los viejos patrones de pensamiento, encontraría tesoros escondidos. Vería y apreciaría a su esposo por la valiosa persona que era (aunque no perfecta, por supuesto).
Hace poco, cuando conocí a su esposo, le pregunté cómo les estaba yendo. Él sonrió de oreja a oreja y remarcó, “Siempre supe que ella era maravillosa”.
Necesidades Vs. Quejas
También podría ayudar, querida lectora, mencionarle tus necesidades a tu esposo. Hacer comentarios generales oscuros no ayuda mucho, como: “No me siento feliz ni realizada, y tú tampoco”. Necesitas tomarte un tiempo e identificar necesidades específicas: “Me gustaría que saliéramos juntos a caminar 10 minutos por día. Me gustaría salir a almorzar una vez por semana. Apreciaría que vinieras a casa un poquito más temprano, o que me llamaras desde el trabajo más seguido. Me gustaría que me trajeras flores de vez en cuando, o algún otro gesto que me muestre que estás pensando en mí. Por favor apaga tu celular y mírame cuando me estás hablando”, etc. Sé cuidadosa de no expresar tus pedidos en forma de crítica, por ejemplo: “Tú nunca…” No empieces las oraciones con “tú”. En general eso es percibido como una condena, y ningún esposo, ni nadie, reacciona bien al ser atacado. Las quejas que son aceptables son, por ejemplo “no salimos mucho” en lugar de “nunca me llevas afuera”.
Ofrece retroalimentación positiva por cada movimiento en la dirección correcta.
En lugar de albergar resentimiento por lo que no es, imagina cómo te gustaría que fuera, y presenta los detalles, qué hace falta para llegar a eso. Luego ten paciencia y ofrece retroalimentación positiva por cada movimiento en la dirección correcta. Recuerda que nada motiva más que los cumplidos (sólo los verdaderos). Todos disfrutamos una palabra linda y una palmada en la espalda.
En conclusión, mi querida lectora, si tu esposo ocupó alguna vez la privilegiada posición de “el hombre de tus sueños”, ciertamente puede volver a hacerlo. En la mayoría de los casos (salvo, por supuesto, cuando existe una relación extramarital o adicciones a la pornografía, que pueden comprometer seriamente un matrimonio), sólo hace falta que adaptes tu percepción y tus pensamientos para hacerle lugar a una realidad positiva.
Que tú, y todos los que buscamos enriquecer nuestros matrimonios (la relación más importante de nuestras vidas), seamos bendecidos con claridad y ayuda del cielo.
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