Mindfulness al estilo judío

12/12/2022

3 min de lectura

Vaieshev (Génesis 37-40 )

Mindfulness (conciencia o atención plena) se convirtió en una palabra de moda, y por buenas razones. Quedó corroborado que practicar mindfulness ayuda a la salud psíquica y física. Esto desempeña un papel central en diversas terapias efectivas como MBSR, mindfulness basada en la reducción del estrés; ACT, terapia de aceptación y compromiso; y DBT, terapia dialéctica conductual. Aplicaciones como Calm y Headspace lideran la creciente industria del mindfulness, valuada en más de 1.200 millones de dólares.

Esta moda actual de mindfulness en el mundo occidental tiene sus raíces en las religiones orientales. El concepto fue popularizado en los campos de la psicología y medicina por Jon Kabat-Zinn, quien fue entrenado por maestros budistas zen. Para ampliar el atractivo a una cultura más amplia, Kabat-Zinn liberó al mindfulness de sus raíces religiosas, enfocándose en cambio en los mecanismos psicológicos subyacentes. Tal como la define Kabat-Zinn, mindfulness es "la conciencia plena que surge al prestar atención, con intención, en el momento presente y sin juzgar". La pregunta para el consumidor judío es: ¿cómo encajan estos conceptos, ahora secularizados, dentro de la perspectiva de la Torá?

Para quienes están familiarizados con las obras de los maestros jasídicos y del musar, el concepto de mindfulness no es nuevo. Esto queda claro en el libro de Rav Dr. Benjamin Epstein, "Living in the Presence: A Jewish Mindfulness Guide for Everyday Life", donde elucida profundas enseñanzas de la Torá que giran en torno a muchas técnicas importantes de mindfulness. Sin embargo, a pesar de muchas de las superposiciones, es importante resaltar algunos puntos distintivos entre una práctica de mindfulness judía y una de mindfulness secular u oriental. Una de estas diferencias queda en evidencia al comienzo de la parashat Vaieshev.

Después de años de exilio con arduo trabajo, angustia emocional y dolor físico, Iaakov finalmente regresa a su hogar: "Iaakov se asentó en la tierra donde había vivido su padre". En hebreo, la primera palabra de la parashá es "vaieshev", "y se asentó". Rashi, elaborando sobre un Midrash, ve en esta palabra no sólo una descripción física del lugar, sino un anhelo de serenidad ("shalvá"). Dios no responde con afinidad a este estado mental. El Mundo Venidero es para la recompensa y la relajación, no este mundo. En el momento que Iaakov pensó que finalmente podría experimentar tranquilidad, comenzó a desarrollarse el desafío terriblemente doloroso de la pérdida de Iosef.

¿Por qué el anhelo de paz y calma de Iaakov encontró tanta resistencia? En las respuestas de los comentaristas, encontramos una distinción fundamental entre el enfoque de mindfulness judío y un mindfulness con raíces seculares o en conceptos orientales. Rav Ierujam Levovitz sostiene que el propósito de este mundo no es la serenidad, sino el crecimiento espiritual que surge de los desafíos. El Sefat Emet sugiere algo similar, que el objetivo de la vida es esforzarse constantemente por amor a Dios, aspirando continuamente a lograr la perfección. La mentalidad de alguien que desea vivir tranquilo, dice Rabí Mordejai Iosef Leiner (el Ishbitzer), por lo general lleva a evitar situaciones desafiantes, lo que da como resultado una complacencia que surge del miedo.

El resultado de estas respuestas es que para el judaísmo, la tranquilidad y la paz mental nunca pueden ser una meta en sí misma. Como dice elocuentemente Rav Dr. Tzvi Hersh Weinreb: "El ideal de la Torá es una vida de acción y participación en los asuntos mundanos. La Torá rechaza la actitud de desapego y pasividad implícita en las enseñanzas de las religiones orientales. La Torá no puede imaginar una vida buena si esa vida no tiene desafíos. Lograr la paz interior no es el máximo valor, en especial no si es el resultado del aislamiento y de evitar actuar con responsabilidad dentro de la sociedad".

Una de las expresiones religiosas más cercana a mindfulness es ishuv hadaat, a menudo mal interpretada como "paz mental". Rav Dr. Epstein sugiere que ishuv hadaat no significa paz mental, sino que es el acto de "establecerse (unificarse con) la conciencia del momento presente". Él escribió que "al cultivar ishuv hadaat, no pretendemos como algunas religiones orientales… alejarnos de cualquier predicamento, situación o condición en la que nos encontremos. Más bien, nuestro objetivo es entrar de lleno en lo que ocurre en nuestra vida y afrontarlo con plena presencia".

Ese fue el error de Iaakov. Este mundo es para al resiliencia y el crecimiento, no para la paz mental, la serenidad o la tranquilidad. Mindfulness judía no trata de desprenderse de los problemas de este mundo, sino de enfrentar de forma activa esas dificultades e involucrarse cognitiva y emocionalmente con ese momento. Al hacerlo, estaremos mejor preparados para enfrentar y crecer a partir de los desafíos, mejorarnos a nosotros mismos y trabajar activamente para mejorar la sociedad.

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