Mira quien habla

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Koraj (Números 16-18 )

Ya sea como una crítica a la persona o al puesto que ocupa, todos hemos visto atacar a otros de alguna manera. Kóraj era hijo de Itzhar, el segundo hijo de Kehat, y sintió que merecía recibir un rol más significativo. En un intento por adquirir el puesto de gran sacerdote, él atacó a Moshé, el líder del pueblo judío, porque pensó que Moshé podía darle lo que deseaba.

Kóraj y sus seguidores desafiaron a Moshé y a Aharón: "¡Demasiado es para ustedes (rav lajem)! Pues la asamblea entera, todos son santos… ¿Por qué se exaltan ustedes por encima de la congregación de Hashem?" (Números 16:3). Rashi explica que este ataque estaba dirigido a su abuso de poder, en lo que ellos asumieron era adjudicarse a sí mismos mucha más grandeza de la que ameritaban (Rashi sobre Números 16:3). Esta es una acusación extraña, teniendo en cuenta que "el hombre Moshé era muy humilde, más que cualquier otra persona sobre la faz de la tierra" (Éxodo 6:12, 6:30).

Cuando alguien quiere derrocar a un líder, sus debilidades son escudriñadas y explotadas. De acuerdo con Moshé mismo, él tenía defectos objetivos en su liderazgo porque no era un orador elocuente. Kóraj podría haber aprovechado este punto débil o, alternativamente, tomar prestada la calumnia de los hermanos de Moshé (Números 12:1-3). Ningún ser humano es perfecto y Moshé no era una excepción. ¿Pero por qué Kóraj eligió la cualidad personal en la cual Moshé sobresalía por encima de todos los demás? ¿Y por qué Kóraj tuvo el mérito de que haya una parashá con su nombre si claramente se comportó como un villano?

A veces, antes de mirar a aquél de quien se habla, debemos mirar quién es el que habla. En una discusión en la que se declaran deficiencias de los demás, el Talmud declara: "quien invalida (a otros) … lo hace con sus propios defectos" (Tratado Kidushín 70a). En psicología, esto se llama proyección, un mecanismo de defensa en el cual uno niega sus atributos personales y los atribuye a otras personas.

De todos los potenciales defectos que tenía a su disposición, quizás la razón por la que Kóraj acusó a Moshé de un complejo de superioridad fue que él poseía un complejo de inferioridad. Él proyectó en Moshé su propia búsqueda de honor. Moshé respondió sutilmente con la misma sintaxis que Kóraj utilizó para acusarlo, invirtiendo los términos de Kóraj e insinuando que tal vez su acusación representaba sus propios defectos: "¡Es demasiado para ustedes (rav lajem), hijos de Levi!" (Números 16:7).

En una sociedad donde a menudo la mejor forma de llegar a la cima es sobre la espalda de los demás, debemos ser pensadores críticos y considerar al que calumnia, no sólo la calumnia. Cuando percibimos defectos en otras personas, sean o no verdaderos, debemos analizar cuidadosamente si nosotros mismos poseemos esos defectos. En definitiva, el puesto clave de Kóraj como un sabio y levita no le resultaba suficiente y él quería más. Si bien Moshé poseía ciertos defectos, buscar honor no era uno de ellos. La clave para la yuxtaposición de la Torá de los dos principales protagonistas es que mientras que Kóraj necesitaba tener lo que deseaba, Moshé deseaba lo que tenía. La diferencia entre estas dos posiciones es la clave para la satisfacción.

Quizás la razón por la que esta parashá lleva el nombre de Kóraj es para enseñarnos que debemos tener mucho cuidado con la porción de Kóraj que hay dentro nuestro. Si nos enfocamos en nosotros mismos y estamos felices con lo que somos, entonces podemos aspirar a corregir nuestros defectos y no a proyectarlos en otras personas.

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