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Una activista de las redes sociales habla con niños israelíes directamente afectados por la brutal masacre, revelando una fortaleza y resiliencia que la mayoría ni siquiera podríamos imaginar.
No es fácil ver los horrores que vivieron los niños el 7 de octubre del 2023, el día en que Hamás lanzó un ataque horrendo y brutal contra israelíes inocentes. Pero es imperativo ser testigos. Ese día devastador, 37 niños fueron asesinados a sangre fría, y otros 36 fueron secuestrados y llevados a Gaza.
The Children of October 7 (presentado por MTV Documentary Films) incluye testimonios de ocho de los niños cuyas vidas nunca volverán a ser las mismas. Montana Tucker, activista en las redes sociales y nieta de sobrevivientes del Holocausto, es una guía compasiva que los ayuda a compartir sus historias, una tarea delicado que debía manejarse con sumo cuidado.
Ella Shani tenía 14 años el 7 de octubre. Con Montana a su lado, Ella caminó por la casa de su padre, subiendo al ático donde él se escondió. Allí, junto a las manchas de sangre en el suelo, leyó en voz alta el emotivo mensaje que le envió a su padre el día que supo que había sido asesinado. Ella dice que quiere comenzar a procesar lo que ocurrió, pero su mente no se lo permite.
“Creo que lo que más extraño de él es su risa, porque tenía una risa muy especial”, dijo Ella.
Yael Idan tenía 11 años el 7 de octubre. Cuando los terroristas entraron a su casa, ella se escondió bajo la cama con su hermana Maayan. Maayan fue a ayudar a su padre a sostener la puerta del cuarto seguro, tratando de mantener alejados a los terroristas. Fue asesinada.
Yael Idan
Yael y su madre fueron llevadas a la cocina, donde los terroristas usaron el teléfono de su madre para filmarlas en una transmisión en vivo por Facebook. Luego Yael vio a su padre, Tzahi, con las manos atadas a la espalda, antes de que se lo llevaran en un coche hacia Gaza. Yael explica: “Es como si todo lo que era seguro para ti ya no lo fuera”.
Cinco meses después de concluir la filmación, Yael se enteró de que su padre fue asesinado en cautiverio.
Alona y Yella Rousso tenían 11 y 9 años el 7 de octubre. Ellas recuerdan que su padre recibió un mensaje avisando que había terroristas en el kibutz. Él salió de inmediato, su primer instinto fue proteger a su familia y a su comunidad. Las niñas permanecieron en el cuarto seguro todo el día. Su padre, asesinado por los terroristas, nunca regresó. Ellas sueñan que su padre vuelve… Cuando intentan abrazarlo, él desaparece.
Rotem Mathias tenía 16 años el 7 de octubre. Él se escondió en su dormitorio (el cuarto seguro) con sus padres, su madre acostada sobre él. Los terroristas entraron en la habitación disparando armas automáticas. Lanzaron una granada y su padre gritó que había perdido un brazo. Vio caer a su padre y supo de inmediato que su madre estaba muerta. Él recuerda: “Cuando se fueron, se reían. Después de matar a mis padres”.
Rotem esperó bajo el cuerpo sin vida de su madre durante unos 45 minutos, hasta que notó humo en la habitación y decidió que debía moverse. Sólo entonces se dio cuenta de que le habían disparado. Llegó a un lavadero externo, donde se escondió durante unas tres horas. Escuchó pasos y voces en árabe, incluyendo a una persona justo detrás de él. Pensó que iba a morir.
Más tarde, cuando estuvo seguro de que ya no había nadie en la casa, envió un mensaje de voz al grupo de chat de su familia: “Ahora puedo decir con certeza que mamá y papá no están vivos. Lo siento muchísimo”.
Montana le preguntó a Rotem qué lo había mantenido con vida. Él dijo: “Mis padres me salvaron. Literalmente me dieron una segunda oportunidad de vida. Y para mí sería una falta de respeto desperdiciarla. Definitivamente habría muerto si no fuera por ella y por mi papá”.
Yael y Eitan Yahalomi tenían 10 y 12 años el 7 de octubre. Ellos fueron secuestrados y transportados en motocicleta hacia Gaza, junto con su madre y su hermana menor. Su padre, Ohad, quedó herido en la casa y más tarde, ese mismo día, fue llevado a Gaza por otro grupo de terroristas.
A Yael, su madre y su hermana las llevaban en una motocicleta que se averió y cayeron en un campo. Yael relata: “Escapamos. Caminamos cuatro horas, descalzas”. Tuvieron que detenerse para que su hermanita descansara, cuando se toparon con más terroristas. Fingieron estar muertas. Yael dice sobre la experiencia: “Pensé que era un sueño”.
A Eitan lo llevaban solo en otra motocicleta.
Eitan: “Cuando llegué a Gaza, había unas 40 personas afuera esperándonos. Oímos disparos y gritos en árabe, luego me golpearon”.
Montana: “¿Quién te golpeó? ¿Eran ciudadanos normales en Gaza? ¿Eran de Hamás? ¿Sabes quiénes eran?”
Eitan: “Civiles”.
Montana: “¿Estabas asustado?”
Eitan: “Sí. Estaba completamente solo”.
Montana: “¿Te dijeron lo que estaba ocurriendo en Israel?”
Eitan: “Sí, me mostraron videos de ellos matando gente. Estaban felices”.
Montana: “¿Y trataste de no mirar?”
Eitan: “No, porque no me dejó. Y vi cosas peores. Vi cómo eso ocurría de verdad”.
Amit Cohen tenía 12 años el 7 de octubre. Él y Eitan Yahalomi son amigos. Los terroristas dispararon a través de la puerta del cuarto seguro, hiriendo a su padre y a su perro. Luego prendieron fuego a la casa. Su padre abrió la ventana del cuarto seguro y les dijo: “Corran lo más rápido que puedan”.
Se ven filmaciones de Amit sosteniendo carteles de Eitan y Ohad… Un niño abogando por la liberación de otro, su amigo, de manos de los terroristas de Hamás. Cargado de emociones, Amit dice: “Quiero verlos de vuelta en casa. No tengo nada más que decir, sólo quiero verlos otra vez”.
Eitan fue liberado en un acuerdo de alto el fuego temporal después de 52 días en cautiverio. Montana le preguntó cuál fue su primer sentimiento al llegar a casa. “Alivio”, dice.
La hermana de Eitan, Yael, le cuenta a Montana que le preguntó a Eitan si estaba bien. “Él dijo que no está bien”.
“Está en mi mente todo el tiempo”, dice Eitan.
Cinco meses después de concluir la filmación, Eitan y Yael supieron que su padre, Ohad, fue asesinado en cautiverio.
Montana le pregunta: “Después de todo lo que has vivido, ¿te sientes más fuerte? ¿Te sientes más resiliente?”
“Hago cosas que antes no haría y tengo menos miedo”, responde Eitan.
“¿De qué manera crees que esto te hizo menos temeroso?”
“Porque ya pasé por lo peor, y ya está”.
Estos niños deberían estar pensando en terminar sus tareas y pasar tiempo con sus amigos. En cambio, están intentando procesar atrocidades que la mayoría de nosotros ni siquiera podemos imaginar.
Hay una cosa que me llamó la atención al escuchar sus historias. Al presentar a cada niño, se menciona su edad. No la que tienen en el momento de la filmación, sino la que tenían el 7 de octubre del 2023. Es como si estuvieran congelados en el tiempo, habiendo experimentado un trauma tan grande que para siempre será la marca más significativa en la línea temporal de sus vidas.
Ruego que no lo sea.
Ruego que el tiempo cure sus heridas.
Ruego que, de ahora en adelante, sólo encuentren amor, no odio.
Ruego que vivan simjá tras simjá para contrarrestar estos horrores.
Ruego que encuentren la paz, en todo el sentido de la palabra.
Ruego que la historia de sus vidas no sea una de trauma y dolor, sino una de resiliencia y fortaleza. Porque eso es lo que somos, esa es la historia de nuestro pueblo.
Ruego que estén bien.
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