La BBC repite las mentiras de Hamás


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La poderosa historia de vida de un héroe caído redefine cómo enfrentamos las batallas más difíciles de la vida.
La semana pasada, en el funeral del soldado Moshé Shmuel Noll, un rabino de la Ieshivá de Kfar Zeitim compartió muchas cosas sobre este joven tan especial, pero hubo una en particular que me conmovió profundamente.
Moshé tenía inimaginables dificultades de aprendizaje: no sabía leer ni escribir cuando llegó a la Ieshivá. Sin embargo, nunca se dio por vencido. Pedía prestados libros para niños para practicar la lectura, sin vergüenza, sólo con una determinación pura. Memorizó todo el servicio de plegarias durante un año, sección por sección, repasando hasta aprendérselo de memoria.
Y este fue el punto crucial: a pesar de todas sus dificultades, Moshé siempre estaba feliz y sonriendo. Cuando el rabino le preguntó cómo lograba mantenerse tan positivo, la respuesta de Moshé fue profunda:
“Las cosas ya son bastante difíciles para mí tal como son. ¿Acaso debo añadir también el desafío de la tristeza?”.
La mayoría atravesamos la vida haciendo exactamente lo que Moshé se negó a hacer. Tomamos nuestros desafíos inevitables (enfermedad, estrés financiero, dificultades en las relaciones, fracasos profesionales) y luego les añadimos capas adicionales de sufrimiento. Nos ponemos tristes por estar tristes, frustrados por nuestras limitaciones, enojados por nuestras circunstancias.
Pero Moshé entendía que la tristeza es una elección, un desafío adicional que podemos aceptar… o no.
Cuando enfrentamos una situación difícil, ¿cuánto de nuestro sufrimiento proviene realmente del problema en sí, y cuánto de nuestra respuesta emocional? ¿Cuánta energía gastamos en estar molestos por estar molestos?
Moshé comprendió que, aunque no podía controlar sus dificultades de aprendizaje, sí podía decidir no añadir el peso de la desesperación a su ya pesada carga. Él entendió que las emociones negativas no eran consecuencias inevitables de los tiempos difíciles, sino cargas opcionales que sólo harían que sus verdaderos desafíos fueran aún más difíciles de sobrellevar.
Podemos santificar nuestras luchas mediante la actitud con la que las enfrentamos. El Talmud nos enseña que la presencia Divina reposa sólo sobre quien sirve a Dios con alegría, no con tristeza.
Pero, ¿cómo encontrar alegría en una dificultad genuina? Moshé nos mostró el camino. Él no fingía que sus desafíos no eran reales ni minimizaba su impacto. En cambio, eligió conscientemente no agravarlos con un sufrimiento emocional innecesario.
Cuando enfrentamos un desafío, podemos verlo como una carga que nos aplasta o como una oportunidad que nos eleva. Moshé eligió lo segundo. Él transformó sus dificultades de aprendizaje de una fuente de vergüenza en un camino hacia una determinación extraordinaria y un profundo desarrollo de carácter.
El enfoque de Moshé representa una reformulación completa de cómo pensamos sobre la adversidad. En lugar de preguntarse “¿Por qué a mí?” o “¿Cómo puedo estar feliz cuando todo es tan difícil?”, él se hizo otra pregunta: “Dado que ya tengo este desafío, ¿cuál es la forma más sabia de responder?”
Este cambio de perspectiva lo cambia todo. Cuando vemos la tristeza como un desafío adicional en lugar de un resultado inevitable, recuperamos el poder de elegir nuestra respuesta. Reconocemos que, si bien no siempre podemos controlar lo que nos sucede, sí podemos controlar lo que añadimos a eso.
Imagina aplicar la sabiduría de Moshé a tu vida diaria:
Cuando estás en un embotellamiento de tráfico, en lugar de añadir frustración al inconveniente, puedes elegir aceptación. Cuando enfrentas un desafío de salud, en lugar de añadir desesperación al dolor físico, puedes elegir esperanza. Cuando tratas con una persona difícil, en lugar de añadir enojo a la interacción, puedes elegir compasión.
Esto no significa ignorar los problemas reales o fingir que todo está bien. Significa reconocer que nuestras respuestas emocionales son elecciones, no consecuencias inevitables. Significa entender que podemos enfrentar dificultades reales con fuerza real, en lugar de agravarlas con sufrimiento innecesario.
Moshé Shmuel Noll cayó defendiendo a su pueblo y su tierra. Pero su mayor victoria no fue en el campo de batalla, sino en su decisión diaria de enfrentar obstáculos abrumadores con alegría en lugar de desesperación. Él nos mostró que el heroísmo no se trata sólo de grandes gestas; también se trata de la tranquila y constante elección de la fortaleza sobre la debilidad, de la esperanza sobre la desesperación, de la alegría sobre la tristeza.
Podemos elegir enfrentar las dificultades inevitables de la vida con el mismo coraje y alegría que Moshé mostró cada día.
En un mundo que con frecuencia parece abrumado por los desafíos, la sabiduría de Moshé Shmuel Noll nos marca un camino a seguir. Que su memoria sea una bendición, y que su enfoque ante las dificultades de la vida nos inspire a elegir la alegría, incluso —especialmente— cuando las cosas son difíciles.
Que su alma esté ligada al lazo de la vida eterna.
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Q lindo dejar esta huella de inspiración. Gracias Moshe
Estas historias enseñan una verdad tan profunda! Y más aun cuando los protagonistas son gente común y corriente, que sus logros están dentro de nuestro margen y a nuestro alcance. Este joven nos presentó un auténtico legado, ese positivismo y ganas de salir adelante. ¡Admirable anécdota y más aún, admirable mensaje!
Una gran lección
Baruj Dayan HaEmet 💔