Pasaje Secreto

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El resplandor flourescente de la vida moderna va desapareciendo a medida que descendemos hacia el interior de los túneles.

El resplandor flourescente de la vida moderna desaparece. Ahora estamos dentro de los túneles, y sentimos inmediatamente que estamos en otro mundo. Rodeados por el aura fresca y oscura de este antiguo lugar, tienes una sensación de expectativa y descubrimiento…

Nos trasladamos lentamente hacia un área conocida como el Pasaje Secreto. Este nombre viene de una leyenda medieval de un pasillo subterráneo utilizado por el Rey David, según la cual el Rey lo habría utilizado para viajar, sin ser visto, desde su palacio en la Ciudadela (al oeste de aquí) hasta el Monte del Templo.

Pero esta leyenda no es cierta.

Hoy sabemos que la Ciudadela fue en realidad un castillo de los cruzados, y que estas bóvedas se originaron con los árabes a finales del siglo 12 EC. Este sistema de bóvedas fue construido para elevar el nivel de la ciudad y permitirles a los residentes musulmanes el acceso directo al Monte del Templo.

El espacio debajo de las bóvedas fue cerrado por secciones y fue convertido en cisternas de agua.

Observa las aberturas en el techo. La gente de aquella época bajaba baldes hacia un almacenamiento de agua que estaba situado directamente bajo sus casas. ¡Era muy práctico tener tu agua exactamente bajo tus pies!

A medida que nos vamos moviendo en este lugar, comienzas a sentir una suave sensación de sobrecogimiento. El ruido de nuestras pisadas es amortiguado por la tierra y por los miles de años que han pasado, siglo tras siglo, conquistador tras conquistador… y siempre los judíos permanecieron, y retornaron a su casa eterna.

Hay tanto para ver, y tanto para entender, pero tenemos mucho trecho por recorrer y no podemos demorarnos. Este pasillo termina abruptamente en una inesperada pila de escombros, un monumento silencioso de lo que esto fue por cientos de años antes de la excavacion.

Avanzamos varios metros hacia la izquiera, bajamos unos cuantos escalones hacia una cámara; damos la vuelta… y súbitamente escuchamos el sonido de las plegarias desde el Kotel.

Te acercas para ver mejor. A través de un portón de hierro se puede divisar una amplia cámara, colmada de todo tipo de personas rezando; algunas en grupos, algunas solitariamente, todas volcando sus corazones a Dios. Sientes un silencio expectante en la gente que te rodea; ellos también están captando esta visión tan tranquila y conmovedora.

El techo de este calmo lugar está dominado por un gran arco…

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