Pensé que ser flaca me haría feliz

03/11/2024

4 min de lectura

Bajé 13 kilos y por fuera me veía increíble, pero por dentro seguía sintiéndome gorda, fea y torpe.

Si me parara ahora sobre una balanza, el número sería el más alto que he alcanzado en mi vida. En el pasado, eso me habría devastado. Pero ahora no me afecta, porque soy lo más feliz que he sido en mi vida y finalmente tengo una visión positiva de mi cuerpo.

Hace unos pocos años no podía imaginar sentirme de esta forma, porque toda mi vida pensé que estaba gorda… Y eso hacía que yo no valiera nada. Pensaba que si tan solo pudiese bajar esos “kilos de más”, estaría satisfecha con mi aspecto. Finalmente sería feliz.

En la escuela primaria comprendí que tenía sobrepeso y me puse seriamente a dieta después de mi bat mitzvá, cuando estaba en séptimo grado. Estaba en el aire. Otras niñas de mi edad lo hacían. Pensé que era normal. También pensaba que era normal ver mi cuerpo de forma negativa, pensar que estaba gorda y que no era linda.

Pensaba que era normal ver mi cuerpo de forma negativa, pensar que estaba gorda y que no era linda.

Llevaba un diario de alimentos en donde anotaba cada cosa que entraba a mi boca. Me levantaba de la cama a las 6 de la mañana para correr antes de ir a la escuela. Pensaba constantemente en dietas y ejercicio. Por fuera me veía increíble, al comenzar el octavo grado había bajado 13 kilos y usaba un pequeño talle 34. Pero por dentro nada había cambiado. Seguía sintiéndome exactamente igual que siempre, gorda, fea y torpe. Asumí que el problema era que no era suficientemente flaca. O quizás era inherentemente fea y estaba condenada sentirme así toda la vida.

Seguí intentando bajar más de peso, esforzarme más, comer alimentos insípidos y castigándome cuando comía “comida chatarra” o si me quedaba dormida y me perdía mi carrera matutina. Honestamente, tuve suerte de no desarrollar un trastorno alimentario más grave.

Cuando decidí ponerle fin

Una mañana, cuando tenía 17 años, estaba en la cocina midiendo la leche desgrasada y vertiéndola sobre copos de maíz sin azúcar, y decidí ponerle fin a toda esa locura. No podía seguir viviendo así. No estaba viviendo. Me estaba torturando.

Empecé a comer de forma intuitiva, enfocándome en alimentos que me daban energía y me hacían sentir bien. Dormía todo lo que necesitaba y hacía ejercicio porque mejoraba mi estado de ánimo y era divertido. No me castigaba cuando subía un talle de ropa. Me sentía bien y eso se notaba. Estaba radiante.

Esta experiencia no sólo me enseñó cuán importantes es querer a mi cuerpo y quererme a mí misma, sino que entendí que también otras mujeres estaban sufriendo. Entendí que los mensajes que recibían de las marcas de ropa no ayudaban. Si no eras delgada, no merecías verte bien. No había ropa bonita para mujeres que usaran a partir del talle 42. Yo quería cambiar la moda y hacer que ir a comprar ropa fuera una experiencia menos estresante y traumática para las mujeres que no cabían en el molde, como yo.

Así fue que cuando tenía veinte y pocos años, comencé a diseñar ropa recatada. Llamé a mi compañía Impact Fashion y ahora ofrecemos prendas desde talle 30 a 56 (XS a 3X). Son prendas hermosas y de alta costura, porque las mujeres merecen sentirse preciosas sin importar su talle.

La idea de que la belleza se acaba con el talle 40 está tan arraigada que para algunas de mis clientas fue un shock verse bien.

Una y otra vez escuché a mis clientas decir lo mismo: “Nunca me sentí linda. Nadie me dejó sentirme linda. Tu ropa me demostró que eso es posible”. La idea de que la belleza se acaba con el talle 40 está tan arraigada que para algunas de mis clientas fue un shock verse bien. Las mujeres a las que yo visto ahora, antes tenían muy pocas opciones. Me siento honrada de proveerles más y también de tener un impacto positivo en la industria de la ropa.

En mis mensajes de marca me aseguro de hablar sobre mi historia personal y mostrarles a las mujeres de todas las tallas que no tienen que sentirse mal con sus cuerpos. Hay un camino diferente que pueden tomar. Pueden quererse a sí mismas, sin importar lo que digan los números de la balanza.

Tardé un tiempo en aprenderlo. Pero ahora que lo sé, espero difundir esta lección por el mundo, y al mismo tiempo volverlo un poquito más hermoso con mis diseños y mis mensajes cariñosos.


Rivky Itzkowitz es la fundadora de Impact Fashion, una línea de ropa recatada en tallas 30 a 56 (XS a 3X). También es la anfitriona de Be Impactful, un podcast (en inglés) sobre las mujeres que marcan una diferencia en sus propios rincones del mundo.

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