Procrastinación: Primero lo peor

08/11/2022

2 min de lectura

Vaierá (Génesis 18-22 )

¿Alguna vez tuviste que hacer algo que realmente no deseabas hacer? ¿Lo postergas, posponiéndolo hasta el último minuto posible? Por lo general, esto lleva a no cumplir con nuestras obligaciones y a perder oportunidades. Sin embargo, incluso si completas con éxito la tarea, ¿el temor a trabajar en ella y la culpa de no hacerlo se ciernen sobre ti como una neblina sombría y una nube tempestuosa a lo largo de todo el proceso?

Para evitar la ansiedad de la dilación o procrastinación, el psicólogo social Dr. Ilan Newby-Clark sugiere que coloquemos "primero lo peor". Al dar prioridad a aquello que no queremos hacer y haciéndolo al comienzo del día, hacemos un trabajo mejor y aprovechamos nuestra fuerza de voluntad matutina (que se va gastando a lo largo del día), evitamos ese sentimiento negativo y amenazante, y generamos un impulso más positivo para las tareas posteriores.

Abraham es un paradigma de celeridad y productividad. Al ser un pilar de bondad, nos asombra, pero no nos sorprende, la rapidez con la que atiende a las necesidades de sus invitados. A pesar de estar recuperándose de su brit milá, su circuncisión, los versículos reiteran cómo "corrió" para atenderlos "rápidamente". Los Sabios también aprenden de esta escena que los justos dicen poco pero hacen mucho (Talmud, Bava Metzía 87a).

Rabí Ierujam Levovitz (Daat Torá, págs. 117-118), sugiere que los Sabios no están simplemente elogiando a aquellos que cumplen con su palabra. Más bien, están enfatizando la importancia de no perder tiempo hablando sobre los logros. Discutir, deliberar y debatir sobre los actos, en esencia es dilación. Los justos no hablan sobre lo que van a hacer, simplemente lo hacen. Ellos "hablan" a través de sus actos.

Una cosa es ser rápido, proactivo y productivo cuando haces lo que te gusta. Un desafío completamente diferente es cuando se trata de una tarea que te desagrada. Después de ver a Ishmael comportarse de forma inadecuada, Sará le dijo a Abraham que no quería que Ishmael tuviera relación con Itzjak. Abraham se sintió terriblemente dolido por el hecho de que Sará deseara que alejara a Ishmael de su casa (Ver Bereshit 21:11, y Rashi). Sin embargo, a pesar de sus reservas, Dios le dijo que escuchara a Sará.

Abraham amaba profundamente a Ishmael, y si bien iba a cumplir el mandato de Dios, eso seguía siendo para él sumamente difícil. Sin embargo, leemos que "Vaiashkem Abraham babóker" – Abraham se levantó temprano por la mañana para despedir a Ishmael. Rav Israel Meir Kagan señala que a pesar de la dificultad, Abraham actuó con celeridad para cumplir su tarea (Jafetz Jaim al HaTorá, pág. 62). Él no esperó hasta después de haber desayunado o hasta el fin del día. Primero hizo lo peor.

De Abraham podemos aprender a no dedicar demasiado tiempo a hablar sobre lo que vamos a hacer, sino a producir de forma proactiva, especialmente en aquellas cosas que valoramos y disfrutamos. Pero él también nos sirve como un modelo de cómo podemos lograr y concretar las tareas que son importantes pero molestas. Al hacer primero lo peor, nos aseguramos de no caer en la atractiva trampa de la dilación.

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