Bichos.
Por lo general no es algo que se te antoje comer.
Si es que piensas en insectos, probablemente piensas cómo mantenerlos fuera de tu comida.
Al menos esa la norma en la cultura occidental, en donde los insectos son implacablemente desterrados de nuestras premisas y no tienen un lugar en nuestra cocina ni en nuestros platos. Sin embargo, en muchas culturas del mundo, los bichos y los insectos tienen un rol importante en la dieta y la cocina desde ser fuentes de proteína a ser bocadillos ocasionales, desde escorpiones fritos a hormigas cubiertas de chocolate.
¿Qué dice el judaísmo sobre comer insectos?
En general, está prohibido. De hecho, la Torá menciona la prohibición de comer insectos en cinco lugares diferentes, asegurándose de dejar muy claro que no son kasher, al igual que el cerdo o los mariscos, algo que muchas personas desconocen.
Sin embargo, el desafío para evitar a los insectos es su tamaño. Muchos insectos son diminutos, apenas visibles, y pueden fácilmente pasar sin ser detectados en los dobleces y pliegues de ciertas verduras, especialmente las de hoja, o entre granos o legumbres, como el arroz y los frijoles. Por eso que la ley judía requiere un proceso de lavado y revisión de todos los alimentos que tienen una alta probabilidad de contener insectos.
Personalmente, en varias ocasiones encontré insectos durante el proceso de revisión, especialmente en alimentos como lechuga y brócoli, en donde hay muchos lugares donde pueden esconderse los insectos. A lo largo de los años he encontrado uno o dos gusanos dentro de dátiles. Por eso que siempre los abro primero para revisarlos, porque nunca se sabe.
Aunque esto agrega tiempo al proceso de preparación de comida, para alguien que cuida el kashrut, es tan importante como asegurarse de no comprar jamón por accidente en el supermercado.
Por esta razón, hay algunas compañías agricultoras, específicamente en Israel, que desarrollaron formas de cultivo certificadas como libres de insectos, especialmente lechuga y otras verduras de hoja. Esto lo hace más fácil para el consumidor y probablemente agrega más comida saludable a la dieta de aquellos que podrían no querer tomarse la molestia del proceso de revisión.
Pero a pesar de todo el estigma en contra de los insectos en el judaísmo, en realidad hay insectos que la ley judía permite comer.
Los Rabinos del Talmud identificaron ocho especies de insectos kasher, incluyendo langostas, saltamontes y grillos. Entonces, ¿por qué no has visto estos insectos servidos en un evento en la sinagoga o en una cena de Shabat? Además del hecho de que la mayoría de las personas no están interesadas en comer insectos, incluso si son kasher, el mundo askenazí perdió la tradición de identificar cuáles son las especies exactas que son kasher. Y, como sabemos, la tradición es muy importante.
Habiendo dicho esto, ciertas comunidades en el mundo sefaradí, específicamente de Marruecos y Yemen, mantienen esta tradición intacta y, por lo tanto, si lo desean pueden comer las especies de insectos kasher. Personalmente nunca he visto a un judío sefaradí comiendo un saltamontes como bocadillo.
Sin embargo, eso podría empezar a cambiar.
Aunque la mayoría de las personas en los países occidentales tienen una actitud negativa hacia comer insectos, hay beneficios de comerlos. Uno tiene relación con la salud, ya que los saltamontes contienen un 70% de proteínas, así como aminoácidos esenciales y minerales que nuestros cuerpos necesitan. Y no tienen colesterol ni grasas saturadas.
Otro beneficio es ecológico. Con las crecientes preocupaciones sobre el impacto perjudicial que tiene sobre el ambiente la crianza animales para comida, su contribución al cambio climático, así como la crueldad que los animales mismos experimentan, los insectos pueden servir como una alternativa. Criarlos para alimento requiere mucho menos recursos que la agricultura animal tradicional. Para producir un kilo de proteínas de saltamontes, comparado con un kilo de proteína de res, hace falta 1.000 veces menos agua, 1.500 veces menos terreno y libera 98% menos emisiones de gases de efecto invernadero.
Con los saltamontes y otros insectos similares creando una fuerte competencia para las fuentes de proteína tradicionales, algún día pueden entrar en las dietas de los países occidentales. Ya hay compañías trabajando para hacer que ocurra este cambio monumental.
La verdad es que en el mercado de los Estados Unidos ya hay productos como barras energéticas que contienen polvo de grillos. Incluso puedes comprar polvo de grillos en Amazon. Para aquellos que cuidan el kashrut, estos productos aún están prohibidos ya que ninguna organización grande de certificación kasher les dará su sello de aprobación. Pero si se logra superar este obstáculo, y hay quienes dicen que ocurrirá, entonces estos productos podrían ingresar también a los supermercados y restaurantes kasher.
Dado que me importa la sustentabilidad y proveer seguridad alimenticia para la creciente población mundial, puedo apreciar el rol que estos alimentos pueden tener en un futuro mercado alimenticio global. Sin embargo, siendo vegano, no me veo participando en ese futuro.
A veces la gente me pregunta si comería saltamontes si recibieran la certificación adecuada de kashrut. Cortésmente respondo que me quedo con mi arroz y frijoles.
Después de revisarlos para asegurar que no tengan insectos, por supuesto.
En Oaxaca es una tradición comer Chapulines y la verdad son deliciosos y nutritivos.
El gusano de maguey es otra delicia también.