Geografía
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Historia, etimología, aspiraciones y raíces del movimiento sionista, así como sus muchos detractores.
Sionismo es la idea de que el pueblo judío debe vivir en Israel. Esta es una idea que forma parte integral de la creencia judía y se menciona por primera vez en la Torá en el Libro de Génesis 12:7: "Dios se apareció a Abram y le dijo: 'A ti y a tu descendencia daré esta tierra". Límites más específicos se mencionan en Génesis 15:18: "En ese día Dios hizo un pacto con Abram, diciendo: 'A tu descendencia he entregado esta tierra desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates…".(1)
El pueblo judío vivió en Israel durante el período bíblico, y muchos hallazgos arqueológicos lo confirman. La mención más antigua del nombre "Israel" se encuentra en la estela Merneptah, atribuida al faraón egipcio Merneptah, quien gobernó entre 1213-1203 AEC. El pueblo judío también era considerado el pueblo nativo de la tierra durante la era clásica. En esa época, la tierra era llamada "Judea" y la palabra "judío" atestigua esa asociación hasta la actualidad.
Fue durante la era clásica (un período en el que la población judía de Israel fue por momentos soberana y en otros estuvo sujeta al dominio colonial griego y luego romano), cuando se incorporaron a la liturgia diaria (y a una serie de días de ayuno y actos conmemorativos) los ideales sionistas largamente defendidos como la centralidad de la tierra para la observancia judía, y la importancia de vivir en ella.
Durante el largo exilio judío y la diáspora, un período que comenzó en los primeros siglos de la era común, el pueblo judío ha rezado, soñado y anhelado regresar a la Tierra de Israel. Algunos judíos lo hicieron. Algunos judíos nunca se fueron. Israel cuenta con una presencia judía casi continua desde la época romana, que fluctuó en función a las realidades geopolíticas de la época, incluso después de que se establecieran nuevos centros de vida y erudición judía en otros lugares.
El movimiento sionista moderno, particularmente su enfoque nacionalista, político y cultural, comenzó a fines del siglo XIX. Este tuvo un rol clave impulsando la independencia israelí, que fue declarada en 1948, después de 28 años del proyecto colonial británico, tras siglos de disfuncional y corrupto dominio otomano.
En este artículo:
La palabra Sion o Tzion (ציון) se menciona por primera vez en el Libro Samuel II, 5:7, en referencia a la conquista de Jerusalem por parte del rey David. "Y David conquistó la fortaleza de Sion, que es la Ciudad de David". La ciudad de David, o Sion, se encuentra al sur del Monte del Templo (Monte Moriá, que hoy es el lugar donde está la mezquita de la Roca y la mezquita Al-Aqsa), justo fuera de las murallas de lo que hoy es la Ciudad Vieja de Jerusalem (y el lugar de una extensa e impresionante excavación arqueológica), y no debe confundirse con lo que hoy se llama "Monte Sion", que es la montaña fuera de la Puerta de Sion de la Ciudad Vieja.
Pero Sion es más que sólo un lugar físico. Se lo menciona numerosas veces en los libros de la Biblia, particularmente en los libros de Isaías y Salmos, en un sentido poético o inspirador, y en referencia a la Torá y al Templo como el punto central de la vida espiritual judía, como dice en Isaías 2:3: "Y vendrán muchos pueblos que dirán: 'Venid, subamos la montaña de Dios, a la Casa del Dios de Iaakov, y Él nos enseñará Sus caminos y andaremos en Sus senderos'. Porque la Torá saldrá de Sion y la palabra de Dios de Jerusalem".
Judíos rezando en el Muro de los Lamentos en Jerusalem, por Johann Martin Bernatz (Archivo otomano, 1868)
En otras palabras, Sion es un concepto que entrelaza los más elevados ideales de la creencia judía junto con Jerusalem y la Tierra de Israel. También se lo menciona muchas veces en el servicio diario de plegarias judías, lo que refuerza esta conexión. Dicho esto, en 1880, cuando en respuesta a los pogromos en Rusia algunos activistas judíos dedicados a promover la inmigración judía a lo que se convertiría en el estado de Israel decidieron unir sus fuerzas, llamaron a su nuevo grupo "Amantes de Sion" (Jovevei Tzion- חובבי ציון). Esa era la elección intuitiva.
El término "sionismo" fue acuñado en 1890 por Nathan Birnbaum,(2) que era un ex activista estudiantil (cofundador de la organización estudiantil judía con sede en Viena, Kadima, en 1883), y que publicó "¡Autoemancipación!" ("¡Selbstemanzipation!"), donde escribió muchos de los artículos (firmando con diferentes nombres) y también ideó otras iteraciones del término, como "sionista" y "sionismo político".
El movimiento sionista, dependiendo de a quién se le pregunte, fue un movimiento político, cultural, religioso o nacional, o más probablemente una combinación de todos esos ideales, que capturó la imaginación popular cuando Theodor Herzl publicó en 1896 "El estado judío" (Der Judenstaat). Esto se convirtió en una fuerza política al año siguiente con el Primer Congreso Sionista, organizado por Herzl en Basilea (Suiza).
El movimiento sionista moderno no es monolítico, los distintos grupos sionistas hacen hincapié en diferentes cuestiones que consideran importantes, ya sea nacionales, religiosas o de otra clase, pero el común denominador es la importancia y la centralidad de vivir en Israel.
Las raíces del sionismo como un movimiento nacionalista moderno se esbozaron por primera vez en el panfleto "Autoemancipación" (Selbstemanzipation), publicado por el médico y activista de origen polaco León Pinsker en 1882. Pinsker había defendido los valores de la Ilustración y la igualdad de derechos durante gran parte de su vida (nació en 1821), pero en la década de 1880, tras sucesivas oleadas de violentos pogromos antijudíos en Rusia, se convenció de que el antisemitismo era una fuerza demasiado grande para vencerla, y que la única alternativa era el autogobierno judío. La idea prendió y se convirtió en el ideal sionista.
El renacimiento del hebreo como lengua hablada fue otro aspecto importante del sionismo. A lo largo de los siglos, el hebreo se mantuvo vivo como un idioma de estudio y plegaria, pero pocas personas lo hablaban, y su pronunciación variaba de acuerdo con la comunidad. Eliézer Ben Iehuda, lingüista y periodista de origen lituano, lideró el esfuerzo por estandarizar la pronunciación, creó un grupo que creaba nuevos términos hebreos para las palabras modernas y comenzó a trabajar en un diccionario de hebreo que su esposa completó y publicó tras su muerte.
Otras corrientes importantes del pensamiento sionista incluyen al sionismo religioso, que hace hincapié en la base teológica del retorno de los judíos a Israel; el sionismo cultural, que considera a Israel como el centro espiritual de un renacimiento cultural judío global, y diversos movimientos socialistas que llevaron al establecimiento de asentamientos comunales o kibutzim
Como ya mencionamos, el pueblo judío vivió en Israel en los tiempos bíblicos. Después de años de conquistas y luchas, que incluyeron la destrucción de Jerusalem (tal como se describe en el libro de Reyes) muchos de esos judíos se reasentaron en Babilonia, en lo que hoy es Iraq. Babilonia cayó ante el imperio persa unos 50 años más tarde, y poco después algunos judíos regresaron a Israel. También por esta época se aplicó por primera vez el nombre "judío" aludiendo "al pueblo de la tierra de Judea" (lo que hoy es Israel) a todo el pueblo judío.(3)
Ese primer retorno a Israel, guiado por Ezra (tal como se lo describe en el Libro de Ezra, capítulo 8) se conoce como el "retorno a Sion", tomado de Salmos 126: "Cuando Dios traiga a los que retornan a Sion (שיבת ציון), será como si soñáramos".
Esa idea, que el pueblo judío no es una comunidad religiosa sin hogar, sino una nación con una patria específica y particular, es parte integral de la identidad y la creencia judía. Es la característica que define la vida espiritual judía y, además de una presencia judía constante en Israel desde los tiempos romanos, muchos judíos de la diáspora se esforzaron por retornar y establecer comunidades en Israel a lo largo de los años, con diversos grados de éxito.
Contrariamente a la forma simplista en que a menudo se enseña la historia judía, el pueblo judío no fue exiliado de Israel después de que los romanos destruyeran Jerusalem y el Segundo Templo en el año 70. La vida judía continuó en Israel durante siglos después de ese evento, aunque la mayoría de los líderes y eruditos de la época se encontraban en el norte de Israel, en la Galilea. La última gran revuelta contra el dominio romano fue la rebelión de Bar Kojba (en los años 132-136), que fue aplastada por los romanos. Como resultado, y en un esfuerzo por demostrar el dominio romano, los romanos rebautizaron a Judea como "Siria Palestina", y ese nombre se utilizó, con modificaciones, durante el resto del dominio romano (el emperador Adriano ya había cambiado el nombre de Jerusalem por el de Aelia Capitolina alrededor del año 130).
A pesar de esas dificultades, la vida intelectual judía en Israel prosperó en los primeros siglos de la era común. La Mishná, la obra básica de seis volúmenes de ley judía, fue compilada y redactada en la Galilea alrededor del año 200. Muchos otros importantes textos rabínicos fueron compuestos en Israel en ese período. Sin embargo, la vida bajo dominio romano era difícil, y para el siglo V el centro de la vida judía había pasado a lo que hoy es Iraq, con grandes academias en ciudades a lo largo de los ríos Tigris y Éufrates. Pero incluso con esos cambios, muchos eruditos seguían viviendo en la Galilea y el Golán, y como a menudo se señala en el Talmud de Babilonia (compilado y redactado en el siglo V), visitaban las academias en Iraq y les llevaban noticias de la vida y de las opiniones de los principales eruditos de Israel.
El próximo año en Jerusalem, Hagadá Barcelona
Fue también en estas obras donde se codificaron en la ley judía muchas de las herramientas destinadas a recordar la Tierra de Israel. Algunas de ellas son: cuatro días de ayuno en el año, el más importante en verano, el nueve del mes de av; plegarias diarias por la reconstrucción de Jerusalem y el retorno de los exiliados; terminar cada Séder de Pésaj proclamando: "el próximo año en Jerusalem"; romper una copa al final de cada boda como recordatorio de Jerusalem, y muchas más.
Los judíos persistieron en su conexión con Israel, no sólo en las plegarias sino también con su presencia física. Los judíos estuvieron en la tierra durante la conquista árabe del siglo VII, que incluyó el levantamiento de la prohibición a los judíos de entrar a Jerusalem. Fueron masacrados cuando los ejércitos cruzados cristianos capturaron Jerusalem en 1099. Vivían en Israel en el siglo XIII, incluso en ciudades costeras como Aco, cuando el sabio español Najmánides llegó en 1267 tras ser exiliado de España. Huyeron a Israel a fines del siglo XV, cuando estaba bajo dominio otomano, tras la inquisición y la expulsión de España. Fue incluso en Israel, en Gaza, a mediados del siglo XVII, donde comenzó a cobrar fuerza el movimiento del falso mesías liderado por Shabtai Tzvi.
Israel es un foco de vida judía, y los judíos siempre se han esforzado por vivir allí.
Para muchos, el retorno moderno a Sion comenzó en 1777 cuando Rav Menajem Mendel de Vitebsk, un líder jasídico y discípulo del Maguid de Mezritch (él mismo un alumno del Baal Shem Tov, el fundador del movimiento jasídico) emigró a Israel con 300 seguidores y se establecieron en la ciudad de Tiberias. En 1812, un grupo de unos 500 seguidores del gran sabio lituano conocido como el Gaón de Vilna (el Genio de Vilna), se instaló (tras algunos altibajos) en Jerusalem y sentaron las bases de una serie de prácticas legales judías que aún hoy se siguen en Israel.
Pero el asesinato del zar Alejandro II en Rusia en 1881 provocó un aumento significativo de la violencia y los disturbios antisemitas y un éxodo masivo de judíos rusos (se estima que dos millones y medio de judíos emigraron a los Estados Unidos), lo cual también impulsó el movimiento sionista moderno, o la idea de que sólo el autogobierno judío podía proporcionar una salida al ciclo aparentemente interminable de violencia antisemita.
Algunos de los primeros pensadores y líderes sionistas de ese período incluyen a León Pinsker, que participó en la fundación oficial de Jovevei Tzion en 1884; Nathan Birnbaum, que acuñó el término sionismo en 1890; Asher Hersch Ginsberg, que escribió con el seudónimo de Ajad Haam (uno del pueblo) y fue un importante líder espiritual; Eliézer ben Iehuda, considerado el padre del hebreo moderno; importantes filántropos como el Barón Edmond James de Rothschild y Sir Moses Montefiore, y muchos otros. Sin embargo, el momento decisivo para la causa sionista fue la publicación de "Der Judenstaat" ("El estado judío") de Theodor Herzl en 1896, lo que más que ninguna otra cosa galvanizó el apoyo popular a un estado judío.
Eliézer ben Iehuda
A fines del siglo XIX y comienzos del XX también hubo una significativa inmigración judía a Israel. A pesar de las dificultades y la renuencia otomana, llegaron a la tierra sucesivas olas de judíos. La Primera Aliá (subida o ascenso) trajo a Israel unos 300.000 judíos entre 1882 y 1891. La siguiente ola, llamada la Segunda Aliá, que tuvo lugar tras el brutal pogromo de Kishinev (en lo que hoy es Moldova) en 1903, trajo a Israel otros 40.000 judíos entre 1904 y 1914. Siguieron otras olas, aunque en ocasiones restringidas por las autoridades otomanas y británicas, hasta la fundación del estado en 1948.
La inmigración judía a Israel creó una dificultad a los terratenientes árabes y otomanos, muchos de los cuales no estaban presentes en el lugar. Los nuevos colonos judíos compraron las tierras en las que se asentaron, y los terratenientes locales no pudieron resistirse a venderlas a precios exorbitantes (y los judíos pagaron esos precios). Pero simultáneamente, no podían tolerar la idea de que los judíos dhimmi (de segunda clase) obtuvieran lo que parecía ser el poder. Este problema se complicó cuando los fellahin locales (campesinos árabes) acudieron en masa a las áreas de asentamiento judío buscando nuevos empleos, salarios más altos y el fin al ciclo de pobreza, servidumbre, corrupción y abusos que los terratenientes otomanos ausentes infligieron durante siglos a la región. Por desgracia, esos trabajadores árabes, muchos de ellos también nuevos inmigrantes a la región, también tenían prejuicios similares contra lo que consideraban judíos dhimmi.(4)
Esa paradoja, que dependían de la inmigración judía (y el concomitante dinero y puestos de trabajo), pero a la vez despreciar la inmigración judía, en muchos sentidos preparó el terreno para más de un siglo de derramamiento de sangre y violencia.
Theodor Herzl no fue el primer sionista moderno, pero fue la publicación de su libro "El estado judío" (Der Judenstaat), en 1896 lo que encendió al mundo judío. Herzl creció como un judío asimilado y consideraba que los valores de la ilustración eran la solución para siglos de animosidad contra los judíos. Pero al cubrir como periodista el infame Caso Dreyfus en 1894 (el juicio contra un oficial judío francés acusado de ser espía, que resultó ser una falsa acusación)se sorprendió por los gritos de "Muerte a los judíos" en lo que consideraba ser la moderna, ilustrada y civilizada Francia. Eso lo convirtió en un activista, un ardiente sionista.
Theodor Herzl
La publicación de "El estado judío" fue sólo el comienzo. Herzl estaba bien conectado, era rico, carismático y un gran líder con capacidad de organización. Él organizó el Primer Congreso Sionista en 1897 en Basilea, Suiza, donde se reunieron muchos de los principales pensadores sionistas, y dio como resultado una plataforma sionista oficial, la fundación de la Organización Sionista, comenzando el proceso que llevó al establecimiento de diversas instituciones financiera sionistas (incluyendo un banco y el Fondo Nacional Judío), y más. También se reunió con líderes mundiales, visitó Israel, viajó y dio discursos. Y presidió otros encuentros sionistas antes de morir prematuramente en 1904 a los 44 años.
Tras el Primer Congreso Sionista, Herzl escribió en su diario: "En Basilea he fundado el estado judío. Tal vez en cinco años, pero sin duda en 50 todos lo sabrán" (Se equivocó por nueve meses).
Tras la muerte de Herzl, Jaim Weizmann, un químico nacido en Rusia, se convirtió en el nuevo líder del movimiento. En 1917, en medio de la Primera Guerra Mundial, él convenció al secretario de asuntos extranjeros británico, Arthur Balfour, para que prometiera ayudar a la formación de un Hogar Nacional Judío tras el inevitable colapso del imperio otomano tras la guerra. Ese apoyo se conoce como la Declaración Balfour, que fue formalmente aprobada por la Liga de Naciones en 1922. El territorio original designado como el "futuro hogar del pueblo judío" incluía todo lo que hoy es Israel y Jordania, pero en 1921 los británicos crearon Transjordania de aproximadamente el 77% del territorio, o toda la tierra al este del río Jordán. La tierra fue regalada a la dinastía hachemí, una monarquía absoluta que aún gobierna la zona.
David Ben Gurión
En Israel mismo, el líder sionista más significativo fue David Ben Gurión. Originalmente de Polonia, Ben Gurión llegó a Israel en 1906, donde trabajó como granjero y activista socialista. Los turcos lo exiliaron y pasó algunos años en Nueva York. Él regresó a Israel en 1919, donde fue el líder del movimiento laborista sionista. En 1935 se convirtió en director de la Agencia Judía, que era la principal organización sionista que los británicos reconocieron como representante de los intereses judíos. En 1948 se convirtió en el primer Primer Ministro de Israel.
Los antisionistas originales eran judíos religiosos que vivían en el área de Jerusalem bajo el dominio otomano. Ellos construyeron algunos de los primeros barrios fuera de la Ciudad Vieja de Jerusalem, incluyendo Mea Shearim, donde algunos siguen viviendo en la actualidad. Se llaman a sí mismos Neturei Karta (Los guardianes de las puertas), rechazan la inmigración de sionistas seculares a Israel, y sostienen que el establecimiento de un estado judío forma parte de la era mesiánica, que todavía no tiene lugar. Antes de la Segunda Guerra Mundial, tenían mucho apoyo del mundo judío religioso. Sin embargo, con el establecimiento del estado en 1948, gran parte del mundo jaredí cambió su perspectiva y hoy participan en la sociedad israelí, votan en las elecciones y envían representantes a la Kneset. Los últimos que quedan y siguen usando el nombre Neturei Karta, son considerados un grupo extremista marginal y no representan al mundo judío religioso.
El antisionismo occidental moderno es una ideología de izquierda que trata de ocultar su antisemitismo utilizando un lenguaje que hace hincapié en Israel y el sionismo en vez de hablar del judaísmo y los judíos. El antisionismo es una teoría orwelliana en la que los judíos son "nazis" y los árabes son "judíos". Los antisionistas presentan sus posturas como críticas a las políticas del gobierno israelí, pero en realidad demonizan a los judíos, sin importar dónde vivan estos judíos ni en qué creen, y recurren a toda clase de tropos, calumnias y acusaciones ancestrales; aprueban el vandalismo y la violencia, racionalizan los ataques terroristas, la toma de rehenes y restan importancia a las pruebas de violaciones y otros horrores; presionan a las empresas, universidades, artistas y gobiernos para que apoyen campañas de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) contra Israel. Esta clase de acusaciones descabelladas y a menudo desquiciadas cruzan una línea. No son críticas válidas y razonables a las políticas del gobierno israelí, sino claramente antisemitismo.
El sionismo es la creencia de que el pueblo judío debe vivir en Israel. Durante milenios, y especialmente desde la época de los romanos, los judíos han vivido en Israel, compraron tierras, construyeron comunidades, mantuvieron una presencia pequeña pero vibrante, y lucharon para mantener vivo el sueño. En la era moderna, los judíos se organizaron y movilizaron un importante capital financiero para establecer un estado judío independiente en Israel. Ese esfuerzo, que llevó a la fundación del estado de Israel en 1948, aportó significativos recursos, innovación, inversión y progreso a la región. Convirtió a Israel en una nación del primer mundo y mejoró la suerte de sus habitantes, incluídos los numerosos árabes que acudieron a la región en los primeros días del proyecto sionista así como sus innumerables descendientes.
En otras palabras, a pesar de toda la oposición y los baches en el camino, el sionismo es bueno.
Lo malo es la reacción al sionismo. La intolerancia a la soberanía judía, la incapacidad de aceptar a los judíos dhimmi como iguales o como plenamente humanos, las caracterizaciones erróneas y la desinformación fabricada contra Israel, la demonización de los judíos como ocupantes colonialistas ilegítimos, así como los perezosos tropos antisemitas lanzados contra los judíos, contra Israel y el proyecto sionista. Ese es el verdadero problema.
Incluso más: esos líbelos sólo refuerzan la necesidad de un estado judío independiente y fortalecen la determinación judía.
El sionismo es la idea de que el pueblo judío debe vivir en Israel. Es una idea tan antigua como el judaísmo, la primera vez que se lo menciona es en Génesis 12:7 cuando Dios le promete la tierra a Abraham y sus descendientes. Los hallazgos arqueológicos confirman que los judíos vivían en Israel en el siglo XIII AEC, y en épocas romanas, los judíos eran considerados el antiguo pueblo nativo de la tierra. Con los siglos, el centro de la vida judía pasó a otras comunidades, pero los judíos siempre mantuvieron una presencia en Israel, y hoy una vez más es el punto focal de la vida judía. Aproximadamente la mitad de los judíos del mundo viven en el moderno estado de Israel. El movimiento sionista moderno comenzó a fines del siglo XIX, con el Primer Congreso Sionista que se realizó en 1897, y el estado judío soberano fue declarado en 1948. En el último tiempo, los antisemitas han tratado de usar el sionismo como una manera de ocultar su odio hacia los judíos. Pero a pesar de la mala prensa y las dificultades, Israel, junto con el proyecto sionista, resultó ser una buena red para el mundo.
El sionismo es la creencia de que el pueblo judío debe vivir en Israel, lo cual es una idea judía básica. La Torá, el texto principal del judaísmo, contiene 613 mandamientos, 342 de ellos sólo pueden cumplirse en la tierra de Israel (porque están relacionados a la agricultura, los ciclos agrícolas, el establecimiento del calendario y diversos servicios que sólo se llevan a cabo en el Templo en Jerusalem). De hecho, la palabra "judíos" deriva del nombre "Judea", que era el nombre que tenía Israel a fines de la época bíblica y durante la era clásica, lo que indica la importancia de la tierra para la creencia y el servicio judío. El judaísmo no es un sistema religioso universal, sino nacional y ligado a un lugar geográfico específico.
Aunque la palabra "Sion" se refiere a un lugar especifico en el área de Jerusalem, su uso (particularmente en los libros de Isaías y Salmos) es inspirador y poético, y entrelaza los ideales más elevados de las creencias judías con Jersualem y la Tierra de Israel. En el uso moderno, se refiere a la creencia (ya sea política, religiosa, cultural o de otra clase) de que el pueblo judío debe vivir en Israel.
El movimiento sionista moderno comenzó a fines del siglo XIX, pero se volvió una fuerza política tras la publicación de "El estado judío" de Theodor Herzl en 1896 y el Primer Congreso Sionista un año más tarde.
Notas:
Foto del título: Kidron Wind, por Yoram Raanan. Visita su sitio en https://www.yoramraanan.com/
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Siempre me mantengo informada con ustedes...tocan diversos temas muy claros y amenos...el tema del sionismo lo sabia, pero ahora se su génesis y también el por que de la hostilidad árabe hacia los judíos..
Excelente artículo. Muchas graciss.