Fundamentos
8 min de lectura
11 min de lectura
Muchos pilares de la creencia judía son imposibles de entender sin estudiar la Cábala. Entonces, ¿por qué es tan incomprendida?
La Cábala, de la palabra hebrea mekabel (מקבל) 'recibir', es el conocimiento o la sabiduría que fue recibida. De acuerdo con la tradición judía, la sabiduría cabalística es tan antigua como el judaísmo, y sus misterios están incrustados dentro del texto de la Torá. Sus secretos fueron conocidos por los patriarcas judíos (1) que aparecen en el Libro de Génesis, y Moshé transmitió sus lecciones a sus alumnos. Las experiencias cabalísticas se mencionan en todos los libros de la Biblia, y se discuten, aunque de forma oblicua, en escritos rabínicos posteriores.
En el Talmud, la sabiduría cabalística es llamada Maasé Merkabá (מעשה מרכבה), 'la Obra de la Carroza', en referencia a la visión de Ezequiel (Ezequiel 1:1-28) y Maasé Bereshit (מעשה בראשית), 'la Obra de la Creación', que explica las ideas y secretos profundos aludidos en los primeros libros de Génesis. La Cábala también se considera el nivel más elevado del 'Huerto' o Pardés (פרד׳ס), que es una sigla que alude a los cuatro niveles de sabiduría judía (2), siendo el nivel más alto el de los 'Secretos' o Sod (סוד) en hebreo.
La Cábala es el estudio de cómo entender a Dios y relacionarse con Él, cómo Él creó y mantiene el mundo, y la paradoja de la existencia finita pero independiente a pesar de Su omnipotencia; y es vital para comprender muchos de los mandamientos de la Torá; los fundamentos de la creencia judía y la organización, disposición y los aspectos meditativos de la plegaria judía formal.
La sabiduría cabalística se divide en tres categorías generales: teórica, meditativa y práctica.
La Cábala teórica, que es la más estudiada y conocida, como ya mencionamos trata sobre las bases de cómo Dios, que es totalmente incognoscible, creó, sostiene y dirige el universo; el proceso por el que llegó a ser y una comprensión de cómo usar esa información al contemplar tu lugar en el mundo y tu relación con Dios.
La Cábala meditativa, que usa diversas herramientas y recursos, es un sistema de liberación espiritual (3), y especialmente desde el surgimiento del movimiento jasídico en el siglo XVIII, emplea diversas técnicas, en particular aquellas que giran en torno a la plegaria.
La Cabalá práctica en general ya no se estudia, y muchas de las principales figuras cabalísticas desalientan su uso. Ella se enfoca en cosas como la quiromancia, la fisionomía, la astrología, la escritura de amuletos y cosas similares; aunque también ahonda en misterios más profundos, y su uso está documentado en varios lugares del Talmud (4).
La palabra 'Cábala' viene de la palabra hebrea mekabel (מקבל), que significa 'recibir'. De acuerdo con la tradición judía, la Cábala es una parte esencial de la sabiduría que la nación judía recibió de Dios en el Monte Sinaí (como está registrado en Éxodo 19 y 20).
En un nivel profundo, la persona que estudia Cábala es llamada un mekubal (מקובל), que significa 'el que recibió'. El estudiante de Cábala, como cualquiera que estudia la Torá, debe manifestar gran humildad, porque él es un recipiente abierto para recibir información nueva y pura, sin verse influenciado por sus tendencias innatas, sus prejuicios o un ego exagerado.
La Cábala es fundamental para la creencia y la práctica judía, y es esencial para entender muchas ideas judías primordiales.
De acuerdo con el gran pensador medieval, Rabí Moshé ben Maimón, más conocido como Maimónides, el nivel más alto de sabiduría es llegar a comprender la unicidad de Dios. Más que saber que Dios existe, y más que no creer en otro poder, se trata de comprender que la existencia de Dios es la única existencia. No existe nada aparte de Dios.
Esta no es sólo una idea interesante, sino que es la esencia del judaísmo, tanto que se nos ordena meditar y contemplar esta idea por lo menos dos veces al día.
Esta meditación se llama el Shemá (Deuteronomio 6:4): "Escucha, Israel, Hashem es nuestro Dios, Hashem es uno". Se espera que lo digamos cada mañana y cada noche. También está escrito en la mezuzá, que se fija en las jambas de las puertas de una casa judía; y está escrito en el pergamino que está dentro del tefilín. Esta es una de las primeras cosas que debes enseñarles a decir a tus hijos, y son las últimas palabras que se espera que digas antes de morir.
El concepto de la unicidad de Dios es imposible de entender sin la Cábala. En el pensamiento judío, Dios no cambia (5). En relación con Dios (o desde la perspectiva de Dios), la creación del mundo no cambió nada (6). Dios es el que es. Lo que cambió fue el concepto de "perspectiva". En realidad, la creación del mundo es simplemente la habilidad de los habitantes del mundo (es decir, tú) de percibirte como separado o independiente de Dios (7).
Esto no es una ilusión. Es real. Te percibes a ti mismo como independiente, tienes libre albedrío para elegir y la capacidad de actuar de acuerdo con esas elecciones. Pero eso es sólo desde tu perspectiva. Desde la perspectiva de Dios, nada ha cambiado (8).
Dios hizo esto para permitirle al hombre ganarse un placer eterno, y el máximo y único placer eterno es apegarse a Dios (9). Dios es todo lo que existe. Sin embargo, Dios dio una apariencia de autonomía al hombre. Tienes tu propia mente, y eso te da la oportunidad de descubrir tu verdadera fuente (Dios) y recibir placer de tu consciencia de la presencia de Dios. El desafío de ser un ser humano físico es ver más allá de esa percepción de autonomía y discernir la verdad de la existencia de Dios.
Esa idea es expresada en la Torá (10). La Cábala hace posible que entendamos y valoremos su profundidad. Más que eso, el Shemá (antes mencionado) es un mandamiento, se nos ordena "saber que Dios es uno", y eso es imposible de hacer sin la Cábala.
La necesidad del entendimiento cabalístico también es verdadera para muchas otras ideas judías importantes.
La Cábala no es un libro, sino un área de estudio con miles de textos que se refieren al tema. Estos textos fueron escritos y compilados durante un período de más de 2.000 años, y continúa hasta la actualidad. Las obras más importantes y conocidas de Cábala son:
Séfer Ietzirá: o el Libro de la Creación, este antiguo texto trata sobre el alfabeto hebreo, permutaciones de letras y los diferentes nombres de Dios, y explica algunos de los profundos misterios del proceso creativo. La tradición rabínica atribuye la autoría de este libro al patriarca bíblico Abraham (11). Otras fuentes indican que puede haber sido trabajado o reestructurado por el sabio talmúdico Rabí Akiva (que murió en el año 135) y sus contemporáneos (12).
Bahir: atribuido al sabio del siglo I, Rabí Nejunia ben HaKana y su escuela, su texto trata sobre importantes conceptos cabalísticos, como las 10 sefirot, los misterios del alfabeto hebreo, y otros temas significativos. A menudo es citado en otros textos cabalísticos.
Zóhar: la principal obra de Cábala, y una fuente importante para la mayoría del pensamiento cabalístico. Su autoría se atribuye al sabio del siglo II, Rabí Shimon bar Iojai, pero es importante señalar que Rabí Shimon bar Iojai no escribió el Zóhar. Fueron sus estudiantes quienes compilaron sus enseñanzas, que más tarde fueron arregladas por las generaciones siguientes.
"La verdad es que Rabí Shimon bar Iojai no escribió estas palabras del Zóhar en un libro y él no acomodó las palabras de acuerdo con la secuencia de las lecturas de la Torá tal como lo tenemos en la actualidad… El Zóhar fue escrito varias generaciones después de Rabí Shimon bar Iojai con lo que estaba escrito y fue transmitido en su nombre y en el de otros de sus colegas contemporáneos y sus estudiantes. Incluso esto incluye muchos agregados en las generaciones posteriores después de que fuera escrito y entregado para ser copiado… Encontramos (de) los escritos del Arizal que (él dice que) muchas secciones no son en absoluto del Zóhar. La verdad es que quien lo observe adecuadamente, tenga experiencia y sea experto, entenderá la diferencia entre lo que viene de Rabí Shimon bar Iojai, de sus colegas y estudiantes, y lo que fue agregado en generaciones posteriores… La disposición del sagrado Zóhar de acuerdo con la secuencia de las lecturas de la Torá tuvo lugar mucho más tarde en el período de los Gueonim (13) tal como escribieron los cabalistas" (14).
El Zóhar fue publicado por primera vez en el siglo XIII por Rav Moshé de León de España.
Comentario a la Torá de Rabí Moshé Najmánides: esta obra, que se completó hacia el final de su vida (él murió en 1270), es un comentario sobre los versículos de la Torá, y a menudo se inspira en la Cábala para explicar diversos conceptos e ideas.
Pardés Rimonim: Escrito por Rabí Moshé Cordobero de Tzfat en 1548, esta obra, junto con otras obras del autor, organiza y ayuda a sistematizar muchas ideas cabalísticas.
Los escritos del Arizal: Rav Itzjak Luria (1534-1572), conocido como el "sagrado Rabí Itzjak de sagrada memoria" (האריז׳ל), es considerado uno de los más importantes e influyentes pensadores cabalísticos. Sus enseñanzas fueron compiladas y publicadas por sus estudiantes, más notablemente por Rabí Jaim Vital y Rabí Israel Sarug.
La Cábala trata sobre miles de ideas y conceptos, los más conocidas son las 10 sefirot, "el quiebre de los recipientes", y los partzufim.
Las 10 sefirot son las piedras básicas de la terminología cabalística. Sus nombres derivan de Proverbios 3:19-20, "Con sabiduría (חכמה), Dios estableció la tierra, y con entendimiento (תבונה), Él estableció los cielos, y con Su conocimiento (דעת), fueron quebradas las profundidades". Y de Crónicas I 29:11: "Dios, Tuya es la grandeza (גדולה), la fuerza (גבורה), la belleza (תפארת), la victoria (נצח), y el esplendor (הוד), para todo (כל) en el cielo y en la tierra; Dios, tuyo es el reino (ממלכה)" (15). La mayoría de los sistemas usan también otro nivel, "Corona" (כתר), como la sefirá más elevada y no incluyen Conocimeinto (דעת) (16).
Las 10 Sefirot son:
Cuando se excluye Keter y en cambio se incluye Daat (דעת), Conocimiento, este se ubica entre Biná y Jésed.
El "quiebre de los recipientes" es un concepto complejo y detallado que describe las complejidades del proceso creativo. Es análogo a una semilla que tras ser plantada se pudre, pero luego se reconstruye y se reorganiza, y crece hasta convertirse en un árbol floreciente (17). Esta idea se utiliza también para explicar muchas otras situaciones creativas o generativas.
Partzufim, o en singular partzuf (en hebreo rostro, פרצוף), se refiere a la idea de la reconstrucción de los bloques básicos separados en una nueva entidad, pero aquello que emerge de la reconstitución es una realidad mucho más grande que la suma de sus partes.
Por ejemplo, un rostro es la combinación de diversos elementos como una nariz, ojos, orejas y una boca. Cada uno de estos elementos puede entenderse y analizarse como una entidad individual, pero cuando se combinan juntos, forman algo nuevo, un rostro. Uno no miraría una nariz y pensaría: "rostro"; sin embargo una nariz es integral a un rostro. La combinación de esos elementos diferentes es lo que crea una nueva entidad, lo cual, en esencia, es algo más grande que el total de sus componentes individuales (18).
La práctica cabalística más común es el estudio consistente y regular de los textos cabalísticos. Muchas de las obras más importantes fueron editadas, anotadas, y corregidas, y se publican nuevas ediciones basadas en las investigaciones que comenzaron con el análisis de manuscritos de cientos de años de antigüedad. Muchas obras cabalísticas importantes fueron traducidas al hebreo moderno, al inglés y a otros idiomas.
La aplicación práctica más común de las ideas cabalísticas es aplicarlas en el servicio diario de plegarias. Esta aplicación varía desde tener un significado más profundo, un mayor entendimiento de la estructura y el orden de la plegaria, a tener mayores intenciones o enfoque al rezar, hasta usar los nombres divinos y unificaciones, hasta los aspectos profundamente meditativos de la plegaria, tal como los presenta la tradición jasídica.
La Cábala aborda algunos de los misterios más profundos de la Torá, y para la persona que no está familiarizada con las bases del estudio de la Torá, esto puede parecer confuso y abrumador. Sin embargo, muchos de los principios más importantes de la Cábala, especialmente los relacionados con cosas como la comprensión de la unicidad de Dios y otras bases de la creencia judía, son accesibles casi a todo el mundo a través de los escritos de personas como Rabí Moshé Jaim Luzzatto (1707-1746), los primeros maestros jasídicos, Rav Aryeh Kaplan (1934-1983) y otros.
La Cábala, de la palabra hebrea mekabel (מקבל), es conocimiento o sabiduría que fue recibido. Es el estudio de cómo entender y relacionarse con Dios, y es vital para comprender muchos de los mandamientos de la Torá. La Cábala no es un solo libro, sino un área de estudio, con miles de libros que tratan sobre conceptos cabalistas. Algunos de ellos son las 10 Sefirot, el "quiebre de los recipientes" y los Partzufim. La Cábala se practica a través del estudio y la plegaria, y si bien sus secretos más profundos son difíciles de comprender sin una rigurosa educación de Torá, muchas de sus ideas importantes fueron hechas accesibles para las personas comunes.
La Cábala no es un solo libro sino un área de estudio. Miles de libros tratan sobre ideas cabalísticas y la mayoría de ellos fueron escritos o compilados durante los últimos 2.000 años. Los textos más significativos incluyen el Séfer Ietzirá, el Bahir, el Zóhar, el Comentario a la Torá de Rabí Moshé Najmánides, Pardés Rimonim, y los escritos del Arizal que fueron compilados por sus estudiantes.
El hilo rojo (en ídish roite bendel) es una práctica "judía" que no es muy judía. No hay ninguna fuente antigua conocida que lo mencione y si tiene algún poder cabalístico, no hay ninguna obra de Cábala que lo mencione.
Notas:
Nuestro newsletter está repleto de ideas interesantes y relevantes sobre historia judía, recetas judías, filosofía, actualidad, festividades y más.