Definiciones
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La plegaria tiene un papel importante en la vida judía. ¿Qué es y cuál es la mejor forma de usarla?
La plegaria es una herramienta que refina y afirma lo que queremos de la vida. De acuerdo con la Torá, la plegaria es una oportunidad diaria e informal de hablar con Dios, y una manera de ver Su mano en nuestras vidas. La plegaria judía fue formalizada para mantenerla significativa al tener que enfrentar los largos años de diáspora y una población menos erudita. Pero eso no alteró su esencia, que en definitiva es mantenernos enfocados en nuestro propósito espiritual y articular (con nuestras propias palabras) nuestros verdaderos pensamientos y deseos.
La Torá menciona la idea de la plegaria diaria en Éxodo 23:25: "Servirán a Dios",(1) y nuevamente en Deuteronomio 11:13: "…y para servirle a Dios con todo el corazón". De acuerdo con el Talmud,(2) la plegaria es el "servicio" que se realiza con el corazón.
De acuerdo con el gran pensador y teólogo medieval, Rav Moshé Maimónides,(3) la Torá no menciona con qué frecuencia debemos rezar, el lenguaje de la plegaria ni momentos específicos para rezar. Estas cosas fueron dejadas a nuestra discreción. Desde esta perspectiva, de acuerdo con la Torá, la obligación básica de rezar incluye:
La alabanza es una herramienta para reconectarnos con Dios. Dios es omnipotente y todopoderoso. Él no necesita nuestras alabanzas. La alabanza es para nosotros. Es una forma de internalizar y entender a Quién le estamos hablando.
Los pedidos son una forma de articular nuestras aspiraciones y objetivos.
El agradecimiento, que deriva de la palabra hebrea modé (מודה), también implica admitir. Dios nos da la oportunidad, así como la independencia, para desarrollar nuestro potencial espiritual. Pero esto tiene un costo: la gratitud. Un aspecto esencial de la plegaria es admitir que, a pesar de nuestro esfuerzo y trabajo, no podemos hacer nada sin Él.
Durante gran parte del período bíblico (1312-422 AEC), la plegaria judía siguió las pautas generales, un poco informales, derivadas de la Torá (ver más arriba). En esa época, los judíos en general hablaban hebreo bíblico, que por ser el lenguaje de la profecía se consideraba un idioma rico, espiritual, y se expresaban de una forma que tenia una profunda resonancia espiritual.
Pero al fin de esa era, y el subsecuente exilio y el comienzo de la diáspora judía, a medida que los judíos comenzaron a usar otros idiomas, como arameo y griego, los líderes judíos de la época, preocupados por la posibilidad de que se perdiera el arte de la plegaria, compusieron el sistema de plegarias formal, estandarizado, que seguimos usando hasta la actualidad. Las plegarias formalizadas también sirven de recordatorio respecto a nuestras prioridades, objetivos y preocupaciones como judíos, brindando valiosas ideas y conducción a nuestras plegarais personales.
Además de numerosas bendiciones, súplicas y breves meditaciones, así como momentos fijos para rezar, y plegarias compuestas específicamente para el Shabat y las festividades, la parte central de este sistema estandarizado de plegaria es el Shemoná Esré (שמונה עשרה), las Dieciocho Bendiciones, también conocido como la Amidá (עמידה), o "Plegaria de pie".
De acuerdo con Maimónides,(4) esa innovación (las Dieciocho Bendiciones) implicaron que todos, incluso las personas más simples y poco educadas, tuviesen la oportunidad de expresarse de una manera profunda, espiritualmente significativa, que incluía elementos esenciales de la plegaria y en un lenguaje que era tanto articulado como conciso.
El cuerpo principal de la plegaria judía fue compuesto por la Gran Asamblea. La Gran Asamblea, que duró aproximadamente desde 410-310 AEC, era un grupo inusual de personalidades judías que, además de ser la autoridad que gobernaba a Israel en esa época, también jugó un rol esencial en estandarizar la práctica judía y asegurar la transmisión fiel de las tradiciones jurídicas y místicas del judaísmo. La Gran Asamblea contaba con 120 miembros, entre los que se encontraban los últimos profetas del período bíblico, y sirvió de inspiración para el actual Parlamento israelí, que adoptó tanto su nombre (la Kneset) como el número de sus miembros.
La Gran Asamblea compuso, editó, y redactó el cuerpo principal de la plegaria judía, pero eso no incluye todo. Algunas plegarias, de acuerdo con la traición rabínica, son varios cientos de años anteriores a esa época, y otras, incluyendo muchos poemas litúrgicos, súplicas y pedidos, se escribieron mucho más tarde, dependiendo de diversos factores y circunstancias.
La plegaria es una oportunidad para refinar y afirmar lo que queremos en la vida. Es una forma de expresar tus deseos, y una extensión de tu libre albedrío. En el pensamiento judío, Dios es considerado infinito, omnisciente y todopoderoso. Él sabe lo que quieres y lo que necesitas. Todavía más que eso, Él tiene la capacidad de brindártelo. La plegaria, obviamente, no es para Dios.
Es para ti.
Dios responde a todas las plegarias, pero eso no significa que siempre obtengamos lo que deseamos. A veces, la respuesta es "no". Si Dios te diera todo, tu vida sería simple y cómoda, pero seguirías siendo superficial y sin desarrollarte. No crecerías como persona ni desarrollarías tu potencial espiritual. Los desafíos que enfrentas, y el trabajo que haces, es lo que te permite aprender a valorar y apreciar tu vida. La plegaria te da un rol activo en ese proceso. Inicia una conversación con Dios y te obliga a preguntar: "¿Qué es lo que Dios trata de decirme?".
La plegaria no es para Dios. Es para ti. Como dijimos antes, Dios ya sabe lo que tú deseas. Tu necesitas revisarlo. Estos cinco pasos son un enfoque práctico para obtener lo máximo de la plegaria judía:
El pueblo judío le reza a Dios, y sólo a Él. Los judíos no rezan a Dios a través de intermediarios, ángeles, las estrellas, las almas de los justos o de parientes muertos, ni a ningún otro poder espiritual o fuerza metafísica. La plegaria judía se dirige exclusivamente a Dios.
La plegaria judía incorpora diferentes nombres de Dios, pero esos nombres simplemente son descripciones de diversas maneras de relacionarse con Dios. Por ejemplo, Sus nombres nos ayudan a enfocarnos en Su bondad, o Su capacidad de mostrar misericordia, o de verlo como nuestro Padre en los Cielos, o como el Creador de la realidad… Pero de ninguna manera son descripciones de poderes separados. Dios es infinito, ilimitado, omnisciente y todopoderoso, y el único a quien dirigimos nuestras plegarias.
Tradicionalmente, los judíos rezan tres veces al día, y esos servicios de plegarias son llamados:
Estos tres servicios se basan en las tres expresiones de tiempo con que se menciona la plegaria en el libro de Génesis, en referencia a las plegarias de los patriarcas bíblicos, Abraham, Itzjak y Iaakov.(5) También son paralelos a los sacrificios diarios(6) que se ofrendaban en el Templo en Jerusalem (El Muro de los Lamentos o Kótel, es parte de lo que queda del muro de contención que rodeaba el complejo del Templo en la antigüedad).
Un servicio adicional llamado Musaf (מוסף), se agrega en Shabat y en las festividades.
En las plegarias judías, Dios a veces es llamado nuestro "Padre en los Cielos",(7) y podemos (y debemos) rezar a Él literalmente por todo. En el libro tradicional de plegarias judías (Sidur), no encontrarás plegarias para cosas como encontrar tu pareja, tener éxito en los negocios o cuando estás asustado, aunque muchas personas leen el libro de Salmos como inspiración. Algunas personas dicen Salmos específicos para necesidades específicas. Sin embargo, es importante señalar que recitar Salmos, si bien es meritorio no es un encantamiento mágico. Los Salmos te elevan y pueden ayudarte a sentirte mejor, alentándote a pronunciar tus plegarias sinceras y con la intención adecuada. Si los Salmos te ayudan a lograrlo, maravilloso. Pero si su lenguaje te resulta complicado y poco inspirador, entonces es mejor que simplemente hables con Dios usando tus propias palabras.
La plegaria "Ajeinu" fue compuesta en la Edad Media, cuando los ejércitos de los cruzados asesinaban comunidades judías al dirigirse a "liberar" la Tierra Santa. Se trata de un recordatorio eterno de que todos los judíos, sin importar en dónde vivamos, somos un mismo pueblo, y es una poderosa herramienta para mantener en tu mente y en tu corazón a tus hermanas y hermanos.
El Kadish de duelo a menudo es llamado "la plegaria judía por los muertos", pero en verdad allí no se menciona la muerte ni las almas de los fallecidos. Más bien se trata de una súplica inspiradora para que Dios revele Sus caminos, y para que Su propósito para la creación se revele y sea obvio para todos. Aquí puedes encontrar una guía al duelo de acuerdo con el judaísmo y una traducción del Kadish.
La liturgia judía estándar incluye una serie de plegarias de protección, tanto para uno mismo como para otras personas.
La Amidá, o "Dieciocho Bendiciones", termina con una súplica de protección: "En cuanto a los que planean el mal contra mí, anula rápidamente su consejo y desbarata sus pensamientos". El énfasis está en frustrar sus planes y no en desear que les ocurra una desgracia.
Una parte de la plegaria que muchos judíos dicen antes de irse a dormir, llamada el "Shemá a la hora de dormir", así como una parte de las plegarias vespertinas de cada día, incluye un párrafo en el que le pedimos a Dios: "Sálvanos por Tu causa, protégenos, aleja de nosotros a nuestros enemigos, la enfermedad, la guerra, el hambre y la desgracia; aparta al acusador delante y detrás de nosotros, y danos sombra al abrigo de Tus alas. Protege nuestra salida y nuestra llegada, para la vida y la paz, ahora y siempre".
La plegaria del viajero, que muchos rezan al comenzar un viaje, incluye una súplica: "rescátanos de nuestros enemigos, de emboscadas, bandidos y animales salvajes [que podamos encontrar] en el camino…"
La plegaria es una herramienta para refinar y afirmar lo que queremos de la vida. Es aludida en la Torá y su estructura básica e informal es una fórmula que incluye alabanzas, pedido y gratitud. El cuerpo principal de la plegaria judía fue compuesto en el siglo IV AEC por la Gran Asamblea como una forma de asegurar que la plegaria siguiera siendo relevante a pesar de la diáspora, y como una manera de preservar su fuerza mística. La plegaria judía está diseñada para ayudarnos a ver la mano de Dios en nuestra vida, y para ayudarnos a asumir responsabilidad personal por nuestro crecimiento espiritual y por nuestro éxito. La plegaria judía se dirige exclusivamente a Dios. En general, los judíos rezan tres veces al día.
Sí. La plegaria judía puede decirse en cualquier idioma, siempre que entiendas ese idioma.(8) La excepción es el hebreo. El hebreo tiene una tremenda fuerza espiritual y hubo profetas judíos entre quienes compusieron las plegarias regulares, lo que implica que decirlas en hebreo, incluso si no entiendes las palabras, sigue teniendo un impacto. Sin embargo, si eso no significa nada para ti, o si sientes que estás perdiendo el tiempo, entonces tienes que rezar en un idioma que entiendas.
La plegaria judía fue formalizada para ayudarnos a rezar mejor. Las "Dieciocho Bendiciones" son un esquema básico. Puedes usarlo como una herramienta para enfocarte en tus necesidades personales, así como en las necesidades comunitarias del pueblo judío. Dedica tiempo a leer la liturgia estandarizada (tal como la compuso la Gran Asamblea). Notarás que cubre prácticamente todos los temas, y a menudo lo hace en un lenguaje mejor que tus palabras naturales.
Sí. Dios responde a cada plegaria, el 100 por ciento de las veces. Pero a veces la respuesta es "no". Nuestra tarea es tratar de entender lo que Él intenta decirnos.
Dios nos dio libre albedrío, y la libertad para elegir lo que consideramos las mejores opciones para mejorar nuestra vida y la de quienes nos rodean. Parte de esto incluye la plegaria. Dejar la elección en manos de Dios (para que haga lo que Él piensa que es mejor) es como tener un campo y esperar que Él haga que algo crezca. Dios dirige el mundo, pero nos da la oportunidad de ser participantes activos para hacerlo funcionar.
Muchos judíos se balancean hacia delante y hacia atrás cuando rezan. En idish, este movimiento se llama shuckling, que significa "sacudir". Se dan muchas razones, pero la más común se encuentra en el Código de la Ley Judía: "La costumbre de balancearse al leer la Torá, similar a cómo los judíos se sacudieron cuando recibieron la Torá [en el monte Sinaí], y esto también se aplica a las plegarias, se basa en el versículo (Salmos 35:10): "Todos mis huesos dirán: 'Dios, ¿quién es como Tú?'".
Notas:
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