¿Qué es shomer neguia, abstenerse de tocar al sexo opuesto?

31/03/2025

7 min de lectura

No tocar a personas del sexo opuesto suena muy extremo. Pero, ¿lo es realmente?

Shomer neguia es un término hebreo que se refiere a las personas que observan la ley judía que prohíbe todo contacto físico entre miembros del sexo opuesto, con la excepción de la persona con la que estás casado (y algunos otras excepciones, como padres, hermanos y similares).

Eso significa nada de apretones de manos, abrazos ni ningún otro contacto, hasta que haya un anillo de por medio.

En la cultura popular —donde los abrazos y apretones de manos son algo común— ser shomer neguia probablemente suena muy extremo.

Pero, ¿lo es realmente?

Para responder a eso, primero necesitas entender el concepto de shomer neguia en su contexto, lo que implica enfrentarte a las definiciones judías del amor, las relaciones, el compromiso, la intimidad y la trascendencia.

Amor
Relaciones
Compromiso
Intimidad
La intimidad es sagrada
Cuidar el contacto
Preguntas frecuentes
¿Cuáles son las fuentes de shomer neguia?

Amor

En el pensamiento judío, el amor se entiende como “el placer emocional que sientes cuando aprecias las virtudes de otra persona” (1). El amor es una elección. Tú eliges —y haces el esfuerzo— de pensar en las cualidades positivas de otra persona, y eso transforma cómo te sientes respecto a ella.

El amor no es magia. Es algo en lo que trabajas, y cuanto más esfuerzo pones en enfocarte en las virtudes, más fuerte es tu amor.

En otro nivel, el amor también está arraigado en el dar. La palabra hebrea para 'dar', hav (הב), comparte raíz gramatical con ahava (אהבה), 'amor'. La idea judía es que el dar lleva al amor: cuando te doy algo, he invertido una parte de mí en ti.

Por eso los padres sienten un amor tan fuerte por sus hijos. Un niño pequeño es indefenso —y también egoísta, y se despierta llorando toda la noche, o le están saliendo los dientes, o lo que sea— y aun así sus padres le dan. Dan incondicionalmente, el niño no sabe decir —ni puede decir— “gracias”. Sin embargo, a pesar de eso, sus padres lo aman, y eso es porque el dar incondicional lleva al amor incondicional.

Relaciones

Pero según nuestra definición el amor es unilateral, es que tú aprecies las virtudes de otra persona. Ahora bien, una relación es cuando ese amor es recíproco, y la fortaleza de esa relación está determinada por la persona que menos la desea (2). Si yo te amo, pero tú solo me gustas, no estamos enamorados, estamos en “me gustas”.

Una relación sana es cuando cada miembro hace de su responsabilidad amar, lo cual significa: a) enfocarse en las virtudes del otro (y revisarlas, profundizar, y lograr una comprensión y apreciación aún mejor y más sofisticada de tu pareja), y b) dar incondicionalmente.

El amor tiene un precio, y ese precio es el compromiso.

En un mundo donde se da por hecho que vas a enfocarte en las cualidades positivas de tu pareja —no que seas ciego a sus defectos, sino que eliges no hacer de ellos tu foco de atención a menos, por supuesto, que haya un problema— y estás dando incondicionalmente, te estás preparando para una relación exitosa, duradera e increíble.

Pero hay un detalle.

Solo un entorno permite ese nivel de enfoque y entrega, donde es seguro bajar completamente la guardia, y ese entorno es donde has asumido un compromiso total.

Compromiso

El amor tiene un precio, y ese precio es el compromiso.

El compromiso, en su mayor parte, te permite ser vulnerable. Puedes entregarte libre y abiertamente, sin temer que tu pareja un día simplemente decida que ya ha tenido suficiente.

El compromiso también es la razón por la cual los padres y hermanos, y las familias en general, se aman, a pesar de tener personalidades, intereses, temperamentos y formas de ver el mundo diferentes, porque en la familia, el compromiso se da por hecho.

El compromiso no es perfecto, obviamente, algunas personas son malas, o perezosas, o se sienten tentadas y son débiles, y tomarán decisiones muy malas a pesar de sus compromisos, pero es lo mejor que tenemos.

A un nivel místico, el esposo y la esposa no se consideran simplemente socios; más bien, sus almas están unidas, fusionándose en un todo mayor.

En un matrimonio judío ese compromiso es para siempre, y es distinto de otros compromisos, como compañeros de cuarto o socios, que son más fáciles de romper. A un nivel místico, el esposo y la esposa no se consideran socios, y su matrimonio no es una mera formalidad legal, sino que se ve como si sus almas estuvieran unidas, fusionándose en un todo mayor.

Cuando estás en lo profundo de una relación comprometida, generosa y amorosa, como un matrimonio judío, das el 100 por ciento y no esperas nada a cambio, pero recibes mucho más de lo que imaginabas.

Y es solo en un entorno como este donde es seguro hablar de sexualidad o intimidad.

Intimidad

La intimidad, dentro del contexto de una relación generosa y amorosa, es más que una forma de fortalecer la relación. Puedes amar a cualquiera, pero no puedes —o al menos no deberías— amar a cualquiera con el mismo nivel de intimidad que a tu cónyuge. La vulnerabilidad que implica la intimidad requiere del compromiso que solo el matrimonio puede proporcionar, y esa es una de las razones por las que la Torá solo permite la intimidad dentro del matrimonio.

Y eso es algo bueno, y por eso el secreto de una gran vida íntima es el compromiso. Si quieres una vida sexual activa e increíble, lo mejor que puedes hacer es comprometerte de por vida.

En la vida judía esto es algo deseable y esperable —incluso se estipula en la ketubá, o contrato matrimonial judío— pero solo dentro del contexto de un compromiso de por vida.

Eso puede sonar anticuado, o al menos pasado de moda, a los oídos contemporáneos. Pero, ¿lo es? En el modelo judío, sabes dónde estás parado, y cuando inviertes en la relación, lo haces para siempre.

La intimidad es sagrada

Pero la intimidad es más que una conexión poderosa (o la forma de tener hijos). En el pensamiento judío, la intimidad es sagrada. Eso se insinúa en la palabra hebrea para la ceremonia de matrimonio, kidushin (קדושין), que proviene de la palabra kadosh (קדוש), sagrado (3).

Usar la intimidad como una forma de expresar tu amor más profundo con tu cónyuge toma un acto físico poderoso y lo transforma en algo elevado, o espiritual.

A un nivel simple, la santidad se logra al elevar —o replantear la manera en la que te relacionas con— las experiencias físicas. Usar la intimidad como una forma de expresar tu amor más profundo con tu cónyuge toma un acto físico poderoso y lo transforma en algo elevado, o espiritual.

Pero va más allá.

Según el Talmud (4), el libro bíblico Cantar de los Cantares, que en apariencia es una canción de amor algo sugerente entre un hombre y una mujer, es llamado "el libro más sagrado de todos". Eso es porque el amor es una metáfora poderosa, excepto que aquí no solo se describe un anhelo por amor: también se habla de tu anhelo por Dios.

Ese anhelo se alude específicamente en el versículo (Cantar de los Cantares 6:3): “Yo soy de mi amado, y mi amado es para mí”, que se refiere a un anhelo de unidad o conexión con Dios.

Tu impulso íntimo, tu anhelo de una conexión profunda, es extremadamente poderoso. Es una manifestación física de tu anhelo espiritual más profundo: un deseo intenso de sentir una conexión con Dios.

Por eso también usamos las mismas palabras —como intimidad, unidad y cercanía— para explicar tanto la espiritualidad como la intimidad, porque describen el mismo tipo de conexión. Un matrimonio judío es una expresión de unidad, y la intimidad dentro del matrimonio es una experiencia de unidad, lo cual es otra razón por la cual la Torá solo permite la intimidad dentro del matrimonio. Literalmente estás fomentando la unidad: tu unión refleja tu deseo de conectarte con Dios mismo.

Cualquier otro tipo de intimidad fuera de este contexto pierde su propósito.

Cuidar el contacto

Y una vez que aceptas eso, shomer neguia tiene todo el sentido del mundo.

Si crees que la intimidad es sagrada, que es una manifestación física de tu impulso espiritual más profundo, que requiere un compromiso, y que no estás interesado en ella fuera de ese compromiso, entonces, ¿por qué harías otra cosa?

El impulso íntimo es poderoso. Reconoces y respetas su poder, y cuando practicas shomer neguia, estás usando tu sentido común. Simplemente estás diciendo: “no voy a tocar a nadie por quien pueda sentirme atraído”, para mantener ese impulso bajo control.

El secreto está en el nombre. Shomer neguia (שומר נגיעה) significa 'cuidar el contacto', excepto que la palabra para contacto, neguia (נגיעה), también significa 'sesgo'. Cuando tocas a alguien, se crea un sesgo. Rompes una barrera y te sientes más cercano. Según la Escuela de Medicina de Harvard (5):

“El simple acto de tocar parece aumentar la liberación de oxitocina [la oxitocina es una hormona que, entre otras cosas, regula aspectos del comportamiento humano]. Dar un masaje, acurrucarse o dar un abrazo lleva a mayores niveles de esta hormona y a una mayor sensación de bienestar.”

Eso no significa que vas a querer tener intimidad con cada persona con la que te das la mano, o con cada persona que te da una palmada en la espalda. Es solo que bajas la guardia, aunque sea un poco. Practicar shomer neguia mantiene esa guardia en su lugar y, con base en tus valores y creencias, para ti, eso es una prioridad.

Shomer neguia pone la responsabilidad en ti. No estás pidiéndole a otros que cambien cómo se visten o cómo se comportan. Estás diciendo: “Mis valores son mi responsabilidad, y esto es lo que estoy dispuesto a hacer para mantener los altos estándares que me he fijado”.

La responsabilidad personal es un sello del pensamiento judío. Eres responsable de tu felicidad y tu éxito, y practicar shomer neguia es una forma de tomar el control.

Preguntas frecuentes

¿Cuáles son las fuentes de shomer neguia?

Según el gran pensador y erudito medieval, el rabino Moshé Maimónides (1135-1204), cuando la Torá (Levítico 18:6) dice: “[Nadie debe] acercarse para descubrir la desnudez” (6), significa: “No te acerques a las cosas que te llevan a descubrir la desnudez”, y prohíbe específicamente abrazar, besar o cualquier otro contacto físico placentero que pueda llevar a la excitación (7).

Shomer neguia no es una barrera rabínica, sino que se deriva de la Torá. El alcance de hasta dónde aplica eso es —como la mayoría de las cosas en el judaísmo— debatido por las autoridades posteriores. Pero todos están de acuerdo: la intimidad es sagrada, y no es algo para llevar a cabo fuera del matrimonio; y si eso es importante para ti, es tu responsabilidad mantenerlo bajo control.


Notas:

  1. Maimónides, Libro de los Preceptos, Precepto Positivo n.° 3: “Meditar [o pensar profundamente sobre alguien] te ayudará a comprender a esa persona, te dará placer y, en última instancia, llegarás a amar a esa persona”.
  2. Escuchado del rabino Motty Berger
  3. Esta sección está adaptada de aquí: https://aish.com/48960331/
  4. Mishná Yadaim 3:5: “Todos los escritos bíblicos (Ketuvim) son sagrados, pero el Cantar de los Cantares es el santo de los santos.”
  5. https://www.health.harvard.edu/mind-and-mood/oxytocin-the-love-hormone ver también aquí: https://my.clevelandclinic.org/health/articles/22618-oxytocin
  6. Según el rabino Aryeh Kaplan en su traducción de la Torá (The Living Torah), “descubrir la desnudez” también puede traducirse como “cometer una falta de tipo íntimo”.
  7. Mishné Torá, Leyes de Relaciones Prohibidas, 21:1, basado en Sifra, Ajarei Mot, 13:15. También ver Shulján Aruj, Even HaEzer 20:1.
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raquel c. reich
raquel c. reich
16 días hace

Sinceramente me parece exagerado, todo tiene un límite, no poder darle la mano a un desconocido, tenga la religión que tenga, raya en la mala educación, de antes, de ahora y de siempre. También me parece horrible que se tenga relación sexual con su propia mujer tapando el cuerpo de ella con algo así como una sábana con un agujero en el medio para que el marido se pueda desahogar, pero la mujer pasa a ser un simple pedazo de carne con un agujero y si le sale bien al hombre podrá parir un vez más, no importa cuantas veces, total es sólo una mujer para nada sirve fuera de eso.
Por hoy nada más, soy judía observante, pero no soy fanática, amo abrazar a mis hijos. a mi marido, a mis amigos sean ellos femeninos o masculinos.
No es D' el exagerado, son los hombres.(Masculinos)

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